Solicito a las autoridades que se declare PATRIMONIO CULTURAL a todas las campanas, campanarios y sonidos que de ellos emanen en los templos. Por motivos históricos y de acuerdo a la tradición del pueblo argentino.
Las campanadas, oteando el horizonte advertían si se acercaba un “malón”, en la capital de la Pampa, donde una jueza acaba de “sancionarlas”.
Las campanadas anunciaron a la población criolla el riesgo y desarrollo de las tres invasiones portuguesas al Río de la Plata, y la exitosa de la confrontación bélica nuestra contra la armada Anglo – Portuguesa.
Repicaron durante las invasiones inglesas, vieron tachonarse de proyectiles el frente de la Iglesia de La Merced, en uno de los combates decisivos de la recuperación de Buenos Aires. Llamaron a duelo en el sepelio de los padres de Manuel Belgrano, dentro de dicho convento. Y contemplaron después el mausoleo del héroe.
Esto es un alegato a los campanarios emblemáticos, más altos que las “casas de altos” de la Plaza fundacional de Buenos Ayres, que se emplazaron para advertir al Ayuntamiento las catástrofes venideras, por eso se comunicaron por “pasajes secretos” con el Fuerte, los hospitales y los conventos: para prevenir el “sitio o peligro” del puerto y la ciudad.
Habrán repicado en la fundación del Protomedicato de Córdoba, universidad más antigua que Harvard, en E.E.U.U.
Quiero que una ley de protección se convierta en “elegía” a las campanas que ya no están, porque fraguaron armas para conquistar nuestra independencia y a las que en un acto de necesidad superlativa apeló el Gral. José de San Martín.
Hoy la jueza Alicia Corral, de Santa Rosa, sienta jurisprudencia multando al sacerdote de la Capilla de Santa Rosa, por llamar tres veces al oficio religioso, en horario oportuno y diurno. ¿También esta jueza se opone al espectáculo majestuoso del repicar horario de la prodigiosa obra de relojería u “orologeria” de La Iglesia de San Marcos?
Este dictamen es contrario a tradiciones milenarias. No pretendo explicar si las campanas tienen nombres, qué función cumplen, si llaman al rezo del “Angelus” o a los oficios religiosos.
Solo señalar que esta medida judicial es arbitraria. Esta jueza milita contra la alegría.
No es progresista, ES INTOLERANTE.
Alejandra de Baldrich
D.N.I. 13. 806. 504
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