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jueves, 23 de febrero de 2012

DIÁLOGO ACERCA DE LA VOCACIÓN, EL NOVIAZGO Y LA VIDA CONSAGRADA




Por Emilio Nazar Kasbo
Suscitóse recientemente un diálogo entre la Doncella Lady Mary y Aulo Agerio, cuando fue abordada la cuestión de la vocación. A continuación, reproducimos el diálogo:

Doncella Lady Mary: Una persona que no sabe cuál es su vocación, ¿puede ponerse de novia? Es mi situación, no sé a qué me llama Dios... pero, se ha presentado un joven…
Aulo Agerio: ¿Habéis leído, Doncella Lady Mary, el libro del Padre Horacio Bojorge, La Casa sobre Roca? ¿Habéis podido ver los videos del Padre Jorge Loring sobre Noviazgo y sobre la Virginidad?
Doncella Lady Mary: Algo leí, sí
Aulo Agerio: Veamos, entonces: ¿por qué querríais poneros de novia y casaros, y por qué no querríais hacerlo?
Doncella Lady Mary: Querría ponerme de novia y casarme porque veo que se puede hacer mucho bien, teniendo una familia católica como Dios manda. Siendo, digamos, como un apóstol en medio del mundo... teniendo hijos, que si Dios quiere, pueden ser vocaciones para la Iglesia... porque veo que desde la profesión que uno ejerza (si se da  la de trabajar) puede hacerse mucho bien. Siendo madre... Es lo que veo en familias católicas, el bien que hacen con solo "ser" una familia católica, y digamos que me atrae. Y no querría ponerme de novia... en realidad no es que no querría, porque no es que no quiero ponerme de novia y casarme, sino que ante eso se me presenta como otra vocación mejor, más perfecta, otro posible camino, y viene la duda de si no será que ese sea mi camino, que también me atrae. Así como veo familias y quisiera tener una así, así veo religiosas, y quisiera ser una
Aulo Agerio: Si es por hijos, siendo por ejemplo monja o hermana, siempre fiel a la Tradición Católica, tendrás muchos más y salvarás más almas que si estuvieses casada... porque el ciento por ciento de tu tiempo sería para Dios, y todo eso incluso si la vocación es contemplativa. Siendo casado, también el ciento por ciento del tiempo es para Dios, pero no hay tanto tiempo para la contemplación, y existen urgencias en la vida que hay que llevar adelante, que hay que sortear, y aunque la acción sea para Dios, secundariamente la atención está puesta en las creaturas que son las más próximas: la propia familia. El tema de la vocación no pasa por "me gusta" o "no me gusta", porque toda vocación tiene algo de ambas, o momentos de ambas
Doncella Lady Mary: Sí es cierto
Aulo Agerio: Y es ahí donde ataca el Demonio Meridiano que hace caer las vocaciones: al casado, le hace pensar "y si yo hubiese sido cura", o "y si me hubiese casado con tal otra persona"; y al cura le hace pensar "y si yo me hubiese casado". Lo mismo para una mujer
Doncella Lady Mary: ¡¡¡Síiii!!! ¡¡Eso es lo que pienso!! Veo mi futuro casada y pienso que pensaré: ¿"y si hubiese sido religiosa?" y lo mismo al revés
Aulo Agerio: Entonces: tenés que ser lo que habrías querido ser en el futuro. La respuesta a esas preguntas tenés que darlas antes de optar en la vocación, no después. Una vez casada, no podés estar pensando en lo que hubieses sido si hubieras entrado a ser "Monja Carmelita". Y una vez que sos “Monja Carmelita”, no podés estar pensando en lo que hubieses sido si hubieses estado casada. En esa situación, son tentaciones que vienen directamente del Diablo, y el tentador tiene nombre: el Demonio Meridiano. Pero entonces surge la pregunta: y ¿cómo puedo discernir mi vocación? ¿Por lo que me gusta? NO. ¿Por la felicidad que obtendré? NO (es más, en el camino que uno elige, a veces puede tocar el dolor e incluso el martirio... así que "felicidad del mundo" NO). Porque lo que hay que elegir es lo que sea para mayor Gloria de Dios. La pregunta es: Con los talentos que Dios me ha dado, ¿cómo podré servirlo mejor, cómo podré agradarlo más, cómo podré multiplicar esos talentos, cómo podré amar más a Dios? ¿Cómo podré rendir el ciento por uno? Porque al casarse, la felicidad no estará jamás en el cónyuge o en los hijos, o en los logros familiares, sino que LA FELICIDAD SIEMPRE ESTARÁ EN DIOS. Por eso, cuando hay infidelidad, es infidelidad a Dios primero, y eso es lo más grave, y esa infidelidad la puede tener tanto el cura, la monja, o una persona casada. La FIDELIDAD es a Dios (Primer Mandamiento) y después al prójimo (Segundo Mandamiento). Esos son los parámetros para discernir la vocación. “Pero -puede decir un varón- "es que me gustan las mujeres"... Sin embargo, ese no es motivo para afirmar que uno no tiene vocación de cura, porque la naturaleza del varón es ser atraído por las mujeres. Ahora bien, esa atracción (que siempre existió, existe y existirá), puede ser dominada, como lo hizo por solamente dar un ejemplo, San Francisco, como muchos santos lo hicieron, evitando las ocasiones del pecado. Claro que exige algo que hoy se repudia: rechazar las ocasiones de pecado, tomar distancia de las personas, para evitar esas ocasiones. Hoy el que no manosea a una persona del sexo opuesto, es un "jansenista", un "puritano", un "agreta", y un "preconciliar"... palabras que se afirman sin saber que al menos hasta hace unos años, la vida de los cristianos en Medio Oriente era así. Es decir: no es la naturaleza humana la que determina la vocación, sino la vocación Sobrenatural. Saber a qué Dios está llamando. Siempre aparecerán personas, y a veces súper excelentes. Si un varón renuncia con el voto de celibato, todas las mujeres que aparecerán en su vida deberán ser tratadas con distancia (a no ser que busque las ocasiones de pecado), y hallará una mejor que otra, unas con más virtudes que otras, más bellas, más inteligentes, más buenas e incluso mujeres más santas ¿Ha de ser esto un motivo de caída para el cura, o un motivo de aprender por la vía de la santidad cómo se debe transitar el camino de Dios? Sucede lo mismo con un casado: renuncia a todas las mujeres por una. Pero en la vida, habrá siempre mujeres más inteligentes, más buenas, más lindas, más santas, y con el tiempo incluso más jóvenes... ¿no debe renunciar a todas ellas por motivo del Sacramento del Matrimonio, en esa fidelidad primera a Dios para cumplir con la propia misión encomendada, y después también cumplir con la fidelidad respecto del cónyuge y de la propia familia? Entonces: estamos en la misma. El parámetro, para elegir la vocación principal, es Sobrenatural, porque se trata siempre de un llamado Sobrenatural, de un llamado de Dios ¿A qué me llama? Esa es tu pregunta, y te estoy dando el extremo del ovillo enredado, para que siguiéndolo puedas dar vos la respuesta. Nadie podrá darla por vos...
Doncella Lady Mary: entonces, digamos que hay que conocerse bien a uno mismo, ¿no?
Aulo Agerio: Más bien, hay que conocer a Dios. Y mientras más se conozca a Dios, más podrá ver ese reflejo que es su "imagen y semejanza", y más se podrá distinguir a qué me llama personalmente
Doncella Lady Mary: ¿y puede un noviazgo ayudar a distinguir a qué llama?
Aulo Agerio: No. La decisión es previa. ¿Y si después de ser monja encontrás “a la persona de tu vida”? ¿Y si después de casada te encontrás “a la persona de tu vida”? Precisamente: la fidelidad a Dios es la primera, y entonces te casás con la Iglesia o con una persona, pero después no hay más cuestionamientos que valgan. O se es fiel, o se traiciona la promesa hecha a Dios, para Dios y ante Dios… ¿Acaso vas a ser monja, porque tuviste un noviazgo frustrado? ¿O vas a ser monja, porque no encontrás "a la persona ideal"? NO. Esa no es la respuesta.
Doncella Lady Mary: No, pero una vez alguien me dijo q un noviazgo puede ser una preparación a la vida religiosa, Dios puede mostrar a través de un noviazgo que te quiere o no ahí…
Aulo Agerio: ¿Vas a ponerte de novia para ver si la parte sensible es más fuerte que la parte espiritual, y comprobar hasta dónde podés ceder? El compartir cosas en un noviazgo, te enseñará cómo es la psicología del varón, complementaria pero muy distinta de la femenina... y hasta seguramente tendrán desacuerdos en alguna cuestión. Hace falta mucha comprensión mutua y paciencia recíproca. Pero mirá: quien te dio ese consejo, es alguien que desalienta las vocaciones a la vida consagrada. He conocido varias personas que tenían vocación de verdad para ser sacerdotes, y como los veían con ese empuje, con esas garras de las cuales carecían los directivos del Seminario en cuestión,  los mandaban a institutos terciarios llenos de chicas, a ver "si se le bajan los humos", a ver "si consiguen novia y se dejan de molestar" ¿Así es el tema? Hay muchos tibios, incluso "con sotana" (que precisamente, son mayoritariamente quienes no la usan)
Doncella Lady Mary: ¡¡¡Fuaaa!!! No no, no tampoco así…
Aulo Agerio: Y a ellos, a los tibios, les molestan las vocaciones de verdad. Los seminarios y los noviciados se llenan de personas sin vocación... porque a los demás se los fleta para que “no molesten”… aunque hay algunos lugares donde abren las puertas a todos, tengan o no vocación, lo cual es el error contrapuesto. Inducir a una persona a una vocación a la cual Dios no la ha llamado no es correcto
Doncella Lady Mary: Claro...
Aulo Agerio: Pero repito: no es una cuestión de "sentimiento", es cuestión del discernimiento. Y  una vez emprendido el camino, no hay que amilanarse ante los obstáculos que puedan aparecer (y que seguramente aparecerán): Dios ayudará a concretar la vocación, si se confía en Él
Doncella Lady Mary: ¡¡Muchísimas gracias!! ¡¡¡¡De verdad!!! Os pido que recéis por mí, para que pueda discernir bien, qué y dónde
Aulo Agerio: ¿Te vas a poner de novia? Bueno: hay que pensar seriamente entonces. Noviazgo es noviazgo, no pasear, divertirse, charlar pavadas... Noviazgo es conocer la Fe de la otra persona (el noviazgo es para Dios también). Y si los dos comparten la Fe, y saben bien cómo es la Moral católica, y están seguros de que serán fieles "para toda la vida" a Dios y al cónyuge... entonces ¿en qué hay que pensar? En dónde ir a vivir, en los muebles, en los recursos económicos, en el nivel de vida que se aceptará, en que el varón trabaje y la mujer esté en la casa (aguantando al principio la soledad hasta que venga el primer niño, y después los demás), en cómo se educará a los hijos, en empezar a comprar los muebles, en empezar a ahorrar juntos... porque se afrontará la vida en el futuro también juntos. Para una familia, para los casados, los problemas en ese aspecto son mayores que los de un cura o de una monja. De hecho, sólo te contaré una anécdota de entre muchas: un amigo tenía una hermana que estaba de novia. Fuimos a un Retiro Ignaciano, y al regresar, primero él resolvió ingresar al Seminario. Después la hermana y su novio, resolvieron respectivamente ella entrar como novicia y él como seminarista. Hoy son una monja y dos curas...
Doncella Lady Mary: ¡¡¡Waw!!! Bueno, os agradezco de verdad, me habéis aclarado varias cosas. ¡¡Incluidme en vuestras oraciones!! La decisión es complicada...
Aulo Agerio: estaréis en mis oraciones, y en las de la familia
Doncella Lady Mary: Muchísimas gracias
Aulo Agerio: Recuerda que Dios no te va a mandar un telegrama para informarte qué tenés que hacer... Pero se encarga de hacértelo saber de algún modo
Doncella Lady Mary: Espero eso, y confío en que así será. Debo retirarme, pues los quehaceres cotidianos exigen de mis labores. ¡Hasta pronto!
Aulo Agerio: Hasta pronto, Doncella Lady Mary, y continuemos rezando por las vocaciones





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