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lunes, 5 de marzo de 2012

ANGUSTIADA Y EXTRAVAGANTE



por Carlos Berro Madero
carlosberro24@gmail.com


Hemos escrito tantas veces en estos años sobre ciertos rasgos de la personalidad de Cristina Kirchner, que solo su insistencia por ocupar los primeros planos a todo evento, nos provee material renovado para no resultar reiterativos.

Cuando la oímos -intentando descifrar qué hay más allá de la teatralidad y las rabietas sobre el escenario que se monta para oír sus "filípicas"-, confirmamos que se trata de una persona totalmente dependiente de sus emociones, que da vueltas una y otra vez a las mismas ideas, lo cual debe causarle, con seguridad, una enorme depresión que termina nublando su mente.

A esta altura de su mandato no se sabe si entiende lo que ocurre a su alrededor o le "fabrican" un libreto que repite de memoria sin analizar.

Su extravagancia y su soberbia intelectual no le permiten serenar su espíritu y, por lo tanto, se asemeja mucho a un pájaro incauto posado en una rama, que serrucha la misma en su unión con el tronco del árbol que la sostiene con total inconsciencia, sin advertir que la caída consiguiente podría ser mortal.

Hay personas que tienen un entendimiento "defectuoso" por naturaleza, y suelen "torcer" la realidad en un vano esfuerzo por moldearla a su antojo. Su discurso resulta así una lucha frenética para "satisfacerse" sin lograrlo. El hábito las domina de tal manera que son incapaces de reflexionar, cometiendo muchos desatinos con su conducta personal.

En su caso, sería interesante que recordaran un sabio consejo de Jaime Balmes, el gran filósofo catalán, quien dijo que "la primera regla que se ha de tener presente en la vida es no juzgar ni deliberar con respecto a ningún objeto, mientras el espíritu está bajo la influencia de una pasión relativa al mismo objeto".

Podríamos agregar además, que suele distinguir este estado una insufrible locuacidad seguida de grandes dificultades para hilvanar racionalmente cualquier discurso.

Nos parece importante reiterarlo para no alimentar hipótesis falsas sobre acontecimientos que por su turbiedad visual impiden ver muchas veces las verdaderas características del cimiento.

Está visto que la Presidente no puede relajarse. Nada es suficiente para acallar las preocupaciones que comienzan a convertirse en pensamientos inquietantes para ella y la llevan a adoptar posturas críticas permanentes sobre todo y sobre todos.

Sus alocuciones se caracterizan por el "ametrallamiento" verbal a quienes disienten con "su" versión de las cosas. La inauguración de sesiones ordinarias del Congreso fue un nuevo escenario para poner en evidencia esta mono-manía.

Solo EL, su difunto esposo, es principio, razón y fin de todo lo que la rodea. Ella sabe de la muerte más que nadie. Del martirio que significa no poder abrazarlo como antes. De su amargura porque no sepamos reconocerlo como un prócer de la talla de San Martín o Belgrano (aunque con mucho más dinero que el que éstos obtuvieron en su vida pública, claro está).

Según su parecer, ni quienes hemos perdido un ser muy querido e irremplazable podemos competir con la profundidad de su sentimiento.

Esta activación nerviosa es en ella de tal magnitud, que termina en frecuentes ataques de angustia y llanto que deben obligarla seguramente a recurrir a medicaciones específicas para equilibrar su sistema neurológico.

Un gesto de Cristina, cuando interrumpió el discurso de la intendente de Rosario en la efemérides de la bandera, musitando con voz audible "vamos por todo, por todo", mientras parafraseaba cánticos de los "arreados" de turno, indica que está perdiendo hasta las formas que corresponden a su investidura.
La cara de la Intendente Fein fue de una sorpresa tal que nos exime de mayores comentarios.

Todo esto que describimos, terminará INEXORABLEMENTE en accesos cada vez más profundos de cólera seguida de depresión y consiguiente angustia. Y en el caso de la Presidente puede llevarla a cometer algún desatino mayor: la situación del país pone a la vista la magnitud del descuido, la ineficiencia y el marasmo en el que nos han sumergido los Kirchner.

Estamos convencidos que el PROBLEMA NÚMERO UNO de este momento en la Argentina es que la "reina" está desolada, desorbitada, confundida y su gestión es como una lucha contra los molinos de viento de un Don Quijote posmoderno.

Los Sancho Panza que tiene a su lado no pueden con ella. Tratan de complacerla y no saben cómo. Solo atinan a sentarse, pararse y aplaudir una y otra vez cuando la oyen hablar, asintiendo con la cabeza en forma entusiasta, festejando cualquier cosa que diga.

¡Claro! ¡Faltan todavía cuatro años!

¿Cómo hacen para tapar las brechas que se van abriendo en la nave insignia?

La ansiedad de Cristina por conseguir un pequeño éxito fácil en medio de una seguidilla de catástrofes que la han expuesto a la "vindicta pública", puede llevarla a perder el hilo de su "reconstrucción cognitiva", con lo cual terminará por desconocer qué le sucede y por qué la realidad se empeña en enviarle señales que ella no reconoce.

La verdad de una falla emocional está siempre en la "forma" en que una persona dice algo y no en "aquello" que dice.

Eso es lo que se advierte claramente en cada mini discurso. Ese ejercicio de "bombardeo oral" que lo único que destaca es su facilidad para hilvanar incoherencias producto de una falta de "sintonía fina" interior.

No es casual que haya elegido esas mismas palabras para describir lo que quiere hacer con el futuro. Está reflejando tácitamente la búsqueda infructuosa que realiza para ella misma, sin comprender que la VERDAD no negocia con nadie: es simplemente un producto de la realidad.

No sería extraño que en el momento que lo advierta, tome su cartera y se vaya para no volver.

Si la dejan, por supuesto.
Fuente: Tábano Informa

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