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miércoles, 2 de mayo de 2012

“CONCORDIA”. UN DIÁLOGO IMAGINARIO, PERO POSIBLE

Cosme Beccar Varela contrapicada

Por el Dr. Cosme Beccar Varela

Buenos Aires, 02 de Mayo del año 2012 - 1102

Supongamos que el partido de los terroristas encaramado en el poder aceptara la concordia que les ofrece y les piden los Abogados por la Justicia y la Concordia. Imaginemos que un día los Abogados reciben un llamado de Zannini, por ejemplo, uno de los más poderosos integrantes del gobierno, que fue comunista revolucionario, que nunca repudió ese origen y que hoy es el Secretario Legal y Técnico de la Presidencia. Imaginemos el diálogo que puede entablarse entre él y uno de los máximos dirigentes de la Asociación de Abogados.

Zannini: Buenos días doctor, hemos decidido conversar con Uds. sobre vuestro ofrecimiento de concordia y como primera aproximación al asunto quisiéramos pedirles que nos indicaran en qué consistiría, cual es el punto en el cual Uds. ven la discordia y qué deberíamos hacer, ambas partes para que ella cese y se transforme en una nueva concordia.

Abogado: Buenos días Sr. Secretario, le agradezco el llamado. Sería mejor que nos encontráramos para conversar personalmente porque este asunto, por teléfono es un poco difícil de resolver.

Z: Es verdad, pero no creo que eso sea útil hasta que no sepamos por lo menos algo de lo que proponen. Hasta ahora lo único que sabemos es que Uds. piden concordia, pero no dicen en que tramo de la discordia nos encontramos ni cual es el punto esencial de vuestra posición en el que consideran que nosotros disentimos y cuál sería el lugar de encuentro entre Uds. y nosotros que dejara de lado esa discordia. Uds. no lo han dicho nunca, aunque podemos presumirlo ya que visitan todas las semanas a los militares presos y han sacado una serie de declaraciones contra diversos jueces, inclusive contra el Presidente de la Corte Suprema, acusándolos de violar la ley y de actuar contra esos militares por sumisión a la política de “derechos humanos” del Poder Ejecutivo. Pero lamento decirle que no está claro cual puede ser la concordia entre Uds. y nosotros en ese punto, si es ese el motivo de la discordia.

A: Efectivamente, Sr. Secretario, ese es el punto.

Z: Siendo así, me pregunto cual sería la política que esperan de nosotros, que tenemos todo el poder, y qué ofrecen Uds. a cambio, que no tienen ningún poder ni aspiran a tenerlo porque, que yo sepa, no disputan la legitimidad de origen democrático de nuestro gobierno votado por el 54% del país. Antes de combinar un encuentro con Uds. quisiera tener la oportunidad de conocer la respuesta a esta pregunta.

A: Nosotros creemos que la política de derechos humanos que Uds. han adoptado es unilateral. Persiguen a las FFAA pero no a los terroristas de los años 70, muchos de los cuales están en el gobierno, a pesar de que ellos son responsables de más de 18.000 víctimas.

Z: O sea, lo que Uds. quieren es que consigamos que la Corte Suprema resuelva lo contrario de lo que ya tiene resuelto, o sea, que la retroactividad de la ley penal que condena el terrorismo de Estado, pero no el terrorismo cívico, se aplique también a la juventud idealista que combatió la dictadura militar.

A: En realidad, podría decirse, en una primera aproximación al tema, que es eso lo queremos, pero no solamente eso sino que una vez declarado que todos son judiciables, se dicte una amnistía general por la cual todos sean exceptuados de pena, tanto militares como terroristas, lo cual implica la liberación inmediata de los presos políticos.

Z: Mire, doctor, creo que deberíamos adoptar una norma de lenguaje si queremos que este diálogo sea posible. Los jóvenes idealistas no pueden ser denominados “terroristas”.

A: Entonces –arriesga el abogado- los militares tampoco pueden ser calificados como “genocidas”.

Z: Discúlpeme, doctor, pero esa calificación tiene el apoyo de una sentencia de la Corte Suprema y de la opinión mundial, de toda la prensa, inclusive del diario “La Nación” que Uds. veneran…

A: Está bien, admitamos para poder continuar con este diálogo, que el lenguaje sea ese. Pero lo hago bajo protesta.

Z: Su protesta queda anotada en mi memoria y en la grabación que estamos haciendo en la Casa rosada a los efectos que correspondan Fuera de eso, su protesta es algo privado. Lo que queda en pie es que Ud, acepta mi requisito de lenguaje. Sigamos. Esa amnistía que Ud. propone ya fue dictada por Alfonsín y por Menem y ambas han sido revocadas por una ley emanada del Congreso Nacional y por ciertos fallos de la Corte Suprema. Esta nulidad ¿puede ser saneada por otra amnistía que incurra en los mismos vicios?

A: Uds. tienen la mayoría en el Congreso, tienen la sumisión del Poder Judicial, ¿qué les impide dictar otra amnistía que políticamente sea inatacable?

Z: ¿Qué nos ofrece Ud. a cambio de semejante cosa? Ud. sabe que nosotros somos un partido que ha jurado acabar con los represores escarmentando para siempre a las FFAA para que no vuelvan a incurrir en un golpe de Estado y la gente de nuestro partido no comprenderá jamás que hubiéramos abandonado esa decisión ante una exigencia que no está respaldada por poder político alguno. ¿Qué ofrecen Uds. a cambio de semejante cosa?

A: Le ofrezco la paz de la República, la conciencia del deber cumplido, el progreso de la Nación basado en la Justicia…

Z: Muy lindas palabras, doctor. Lo felicito. Pero Ud. sabe que la política es otra cosa. Nosotros tenemos un plan que la señora presidente resumió en la consigna “¡vamos por todo!”. Sólo podríamos cambiar la línea que hemos adoptado y consolidado con gran esfuerzo usando los fondos del Tesoro y otros recursos cuya enumeración le ahorro, sólo si nos viéramos forzados a hacerlo. Ud. sabe bien que nuestra moral revolucionaria es muy distinta a la moral de Uds. Y también lo es nuestro concepto de legalidad. . Su sermón republicano no creo que conmueva a los jóvenes idealistas victoriosos que tienen ahora todo el poder.

A: Debería conmoverlos si son patriotas.

Z. Sí, son patriotas, pero no al estilo que Ud. supone. Ellos consideran –lo mismo que yo- que el patriotismo consiste en destruir esta república burguesa basada en la Constitución de 1853 e instalar un Estado marxista-leninista para lo cual es esencial acabar con las FFAA y con toda forma de oposición real. Tenemos la suma del poder público. ¿Por qué habríamos de retroceder en nuestros planes ya tan avanzados y exitosos? Los militares presos se irán muriendo uno por uno. Ya han muerto 200. Es cuestión de esperar un poco más y se morirán todos.

A: ¡Eso es una iniquidad! ¿Cómo puede pensar así, Sr. Secretario? ¿No le parece que sería más digno llegar a una paz concordada?

Z: Estimado doctor, se ve que Ud. no entiende nada de política. Política es poder. Uds. no tienen ninguno. Nosotros lo tenemos todo. ¿Por qué habríamos de cambiar el curso de nuestro invencible derrotero si no hay un motivo de poder que nos obligue? Uds. ni siquiera han conseguido convencer a la oposición para que se sume a vuestro pedido. ¿Qué motivo hay para que retrocedamos?

A: Considere al menos las razones humanitarias, los derechos humanos que Uds. dicen defender. ¿No le causan dolor esos viejos militares que cumplieron órdenes y que ahora, octogenarios, mueren en la cárcel injustamente, sin proceso legal, sin jueces imparciales?

Z: ¡Ay doctor, doctor! Ud. no ha entendido ni el ABC de nuestro “modelo”. ¿Ud. sabe que somos aliados y amigos de los Castro? ¿No saben que en Cuba se fusilaron más de 5.000 opositores? Nosotros no hemos fusilado a nadie. Sólo los hemos dejado morir en la cárcel, de muerte natural. ¿Ud. cree que esa jeremiada que me acaba de dirigir me conmueve? Ud. no sabe las cosas que yo he hecho. Le pondrían los pelos de punta Y esto se lo digo “off the record” y negaré haberlo dicho si Ud. me cita.

A: Bueno, bueno, Haré de cuenta que no oí nada, por amor a la concordia, ¿No hay alguna manera de conciliar la paz de los argentinos con esos objetivos marxistas de Uds.?

Z: Es claro que la hay. Consiste en una cosa muy simple. Que Uds. no se opongan políticamente a nosotros No les hagan caso a los golpistas que quieren organizar la resistencia política contra nosotros. Manténgase en esa especie de limbo político que han construido con la Asociación que Ud. representa y habrá concordia.

A:¿Y Uds. aceptarán que se haga una Justicia pareja entre militares y terroristas,,,, perdón, y jóvenes idealistas?

Z: ¡Por supuesto! Es claro que la Justicia que los juzgará será siempre la nuestra y que muy probablemente todos los jóvenes idealistas serán sobreseídos y los militares serían todo condenados.

A: ¡No! ¡Eso no es justo!

Z: ¿No? Eso es la consecuencia necesaria de lo que Ud. propone. Ud. sabe que la política de nuestro gobierno es acompañada por los jueces. ¿Qué sugiere? ¿Qué no influyamos a los jueces y que permitamos que ellos juzguen de acuerdo a la Constitución? O sea que Ud. propone que nosotros admitamos ser condenados por esos jueces. ¿Ud. está loco? Eso no es concordia. Sería nuestra derrota total. Para eso Uds. necesitan tener poder político que nos obligue a hacerlo pero no lo tienen, al menos deberían tener una intención política de poder que tampoco tienen. Señores, el diálogo es inútil. Sus militares morirán en prisión. ¡Cuanta ingenuidad1 ¡No lo puedo creer!

Zannini cortó el teléfono y así terminó el intento de concordia.

* * *

Tal vez este diálogo imaginario no refleje el pensamiento de mis amigos los Abogados por la Justicia y la Concordia. Sin embargo, "si non e vero, e bene trovato". No se me ocurre en qué otra cosa puede consistir la concordia entre gente de bien como son esos abogados y la banda de facinerosos marxistas-peronistas que nos tiraniza y que ha demostrado su inexorable decisión de acabar con la Argentina tradicional, con el Derecho, con las FFAA y con todas las garantías individuales. Ya lo dijo Kicillof: “la seguridad jurídica es un concepto horrible” (ver nro. 1101 de este periódico)..

Sugiero a mis amigos de la Asociación que concreten su propuesta de “concordia” y que traten de conseguir alguna fuerza política y, por lo menos, que la “oposición” deje de estar asociada a la persecución de las FFAA, como lo ha estado hasta ahora y lo seguirá estando porque consideran que es “politically correct” y porque, en el fondo, los “opositores” son astillas del mismo palo de la tiranía.

Y, dicho sea de paso, sería bueno que lo hicieran callar al Gral. Videla cuyas declaraciones al periodista Reato, resumidas por éste en un artículo publicado en “La Nación” (sección “Enfoques”, 15/4/2012), son de un cinismo fabuloso y no contribuyen en nada para la “concordia” en que mis amigos están empeñados. Videla les ha servido un argumento en bandeja a nuestros irreconciliables enemigos. ¡Es increíble!

Por Cosme Beccar Varela

e-mail: correo@labotellaalmar.com

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