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lunes, 7 de mayo de 2012

EL GIRO SIONISTA DE MARINE LE PEN



 
"Después de todo, el Frente Nacional siempre ha sido sionista y siempre defendió el derecho de Israel a existir" (Marine Le Pen)
  
ISRAEL PRESENTE
El vicepresidente del Frente Nacional (FN) francés, Louis Aliot, realizó una visita a Israel, según confirmara a la prensa Marine Le Pen, mientras era candidata a la elección presidencial de 2012, quien es hija del fundador de ese partido de ultraderecha Jean-Marie Le Pen.
Explicó Marine Le Pen a la radio RMC que Aliot "se fue a Israel porque algunos franceses que viven allí quieren reunirse con él (...), quieren conocer mejor el programa" (de las elecciones que se realizaron este mes de mayo de 2012).
La visita de Aliot se produjo un mes después de un viaje de Marine Le Pen a Estados Unidos, donde tuvo un encuentro con el embajador de Israel en la ONU, Ron Prosor, calificado por el ministro israelí de Relaciones Exteriores de "error".
Según Israel, Prosor creía ir a una reunión de la legación francesa en la ONU, algo que niega el FN.
Marine Le Pen quería mejorar sus relaciones del FN con la comunidad judía y la mala imagen del partido en la prensa, acusado en varias ocasiones de antisemitismo.
Jean Marie-Le Pen, líder histórico de la extrema derecha francesa, se enfrentó en los últimos años a varios juicios por declaraciones de “connotaciones antisemitas”.
En febrero de 2011, menos de un mes después de acceder a la presidencia del FN, Marine Le Pen dijo que lo que "pasó" en los campos nazis fue "el súmmum de la barbarie", en un intento de distanciarse de su padre.

 EL GIRO SIONISTA DE MARINE LE PEN

Julio Román/Grupo Intereconomía.-
Sobre Jean-Marie Le Pen y su partido cae frecuentemente la etiqueta de “antisemitas”. Algunos de los derrapes dialécticos del que ha sido durante años el mascarón de proa del partido podrían confirmar el juicio. Y aunque en el FN ha habido críticos con el judaísmo o con el Estado de Israel, las cosas son más complejas.

En realidad, tan complejas como lo que suele denominarse “extrema derecha” en Francia. Si el sentimiento antijudío estuvo muy extendido en el Hexágono, no solo fue patrimonio de la derecha más dura. Porque la izquierda tampoco hizo ascos al odio al judío. Y durante los primeros momentos de la Segunda Guerra Mundial la xenofobia llegó a tales extremos que incluso la propia comunidad judía francesa se mostró contraria a los judíos ‘no asimilados’ procedentes del este de Europa.

Lo cierto es que la extrema derecha francesa, y el propio Front National no pueden comprenderse sin un factor clave en su desarrollo en el siglo XX: los procesos de descolonización, en particular el de Argelia. Aquello abrió las puertas a un público que no solo no procedía de los ambientes habituales de ese sector, sino que incluso venía de los opuestos. En el caso de la guerra de Argelia, el enemigo común, el ‘frente árabe’, tejió lazos importantes con otra comunidad amenazada: la judía.

Y no solo en la tierra argelina, donde la presencia de activistas judíos en las filas de los contraterroristas está más que documentada, sino incluso a nivel internacional. De hecho, una de las soluciones propugnadas por sectores de la Organisation de l’Armée Secrète (OAS) consistió en copiar el modelo de Israel: aislar a la población de origen europeo en torno a la región de Orán y configurar la OAS como un ejército popular al estilo del Haganah o el Irgún israelíes. Era el colofón a una admiración que se había fraguado en una lucha común contra el nacionalismo árabe, personificada en la acción conjunta contra el Egipto nasseriano de 1956 -en la que, por cierto, tomó parte Le Pen como teniente- llevada a cabo entre Reino Unido, Francia e Israel.

El mito israelí continuó ejerciendo una profunda fascinación en el seno de ciertas franjas de la extrema derecha francesa. En 1967 numerosos militantes participan en manifestaciones a favor de Israel y la mayor parte de la prensa del sector defiende a Tel Aviv como bastión de Occidente frente al enemigo árabe apoyado por la URSS. El antisionismo en la ultraderecha, entonces, es una actitud exótica, reducida a sectores residuales del propio sector, como el neonazi, o intelectuales, como los representados por François Duprat y Maurice Bardèche.

Voluntario en Tsahal. Precisamente el sector antisionista de la extrema derecha francesa es uno de los que peor se ha tomado lo que denominan como “giro sionista” del Front National emprendido por Marine Le Pen, y que ya le valió sus iras a otro ideólogo de la ultraderecha, Guillaume Faye, que en 2007 publicó un ensayo, La nouvelle question juive, en el que se mostraba partidario de la alianza con Israel y las comunidades judías en Europa para frenar la expansión islámica.

La candidata también desató el odio de los llamados “antifascistas”, que, en un ejemplo de coherencia, pasaron de criticar las tomas de postura antisionistas de algunos miembros del FN a realizar la misma labor con la política de cortejo al voto judío. No fueron los únicos. Así, dentro de la comunidad judía, organismos como el Conseil Représentatif des Institutions Juives de France (CRIF) o la Union des Étudiants Juifs de France (UEJF) pusieron el grito en el cielo y llamaron al boicot ante la propuesta de una emisora judía, Radio J, de entrevistar a la candidata del FN.

Lo que dentro de la comunidad judía francesa es denominado como el ‘judaísmo establishment’ ha seguido cargando contra el Front, coincidiendo en las críticas con un histórico que se alejó del partido, Farid Shami. Claro que la coincidencia solo iba en eso, porque si el CRIF-UEJF agitaba la bandera del antijudaísmo, Shami explicaba su salida acusando al FN de estar financiado por Israel…

Lo cierto es que una buena parte del argumentario de campaña del Front despierta interés en la comunidad judía francesa por su crítica a la islamización de Francia. Lo había explicado, unos años antes, la consejera regional ‘frontista’ Sonia Arrouas, judía: “Muchos de mis correligionarios están de acuerdo con Le Pen, pero tienen miedo de reconocerlo en público. El antisemitismo avanza en Francia, y los responsables, en su mayor parte, son originarios del Magreb”.

El número dos del partido, Louis Aliot, recordaba que “se puede ser de confesión israelita y del FN”. El mismo Aliot, en diciembre pasado, aterrizaba en Tel Aviv acompañado por Michel Thooris, consejero en asuntos de seguridad de Le Pen, exsindicalista policial, candidato por la octava circunscripción de votos franceses en el extranjero -la que engloba a Israel-, judío y partidario de las colonias israelíes en Cisjordania.

Aliot también se encargó de reactivar el Cercle National des Juifs Français, creado en 1986 por Jean-Charles Bloch y Robert Hemmerdinger. Este último, miembro del Front, contaba con un currículo llamativo: combatiente en las Fuerzas de la Francia Libre durante la Segunda Guerra Mundial, responsable de la caza de criminales de guerra, en 1946 se alista en el entonces grupo terrorista judío Irgún y, década y media después, en las filas de la OAS. Claro que el FN ya llevaba años contando con otra asociación cercana, el Cercle d’Amitié Juive et Chrétienne, vinculado al líder de su sector nacionalcatólico, Bernard Antony, y que contaba en su directiva con el periodista Serge de Beketch, ya fallecido, que en 1967 había intentado presentarse como voluntario al Tsahal, el ejército israelí.

Además, personas del entorno de Marine Le Pen, para enfado de ciertos sectores de la extrema derecha, se adscriben a la comunidad judía, como es el caso de su consejero en asuntos económicos y fiscales, Jean-Richard Sulzer, del que los ambientes antisionistas destacan su participación en manifestaciones proisraelíes bajo protección de la Liga de Defensa Judía.

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