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viernes, 1 de junio de 2012
GUILLERMO MORENO: “ESTAMOS CERCA DE LA REVOLUCIÓN”
Por Emilio Nazar Kasbo
“Cerca de la Revolución, el pueblo pide sangre” (Charly García)
En una charla organizada por el grupo Maure el último día de mayo de 2012, Guillermo Moreno, el secretario de Comercio Interior, hizo declaraciones sobre diversos temas. Pero nos concentraremos en sus dichos en tanto implican un análisis político.
Corralito desde el 2011
Moreno reconoció que el Gobierno detuvo una corrida bancaria a fines de 2011.
“Paramos la corrida bancaria del año pasado, que fue una corrida en serio, y no esta estupidez que tenemos ahora”, expresó, relatando cómo consiguió frenar el retiro de depósitos bancarios que se produjo en noviembre de 2011. Particularmente, sus dichos marcan una endeble situación bancaria, que esconde un descalabro financiero.
También dijo que la discusión sobre la 125 fue una pelea “con la oligarquía”, y que “esta pelea sigue”.
Mientras semejante discurso era pronunciado, el Gobernador bonaerense Daniel Scioli aprobaba el revalúo del impuesto Inmobiliario y los diputados el mismo día aprobaban el paquete impositivo oficialista.
Amontonados en el afano
“Decimos que estamos unidos y organizados. Por ahora estamos unidos y amontonados. Organizados dependerá de los compañeros. Pero estamos bastante más organizados que en la 125. La verdad que estamos menos organizados de lo que estaba el peronismo en la década del 50 e incluso en los 70. Quizás seamos muchos menos los que heredamos esta doctrina y esta ideología, pero yo creo que nunca estuvimos más cerca”, declaró.
Ahora bien, ¿qué es lo que “une” el modelo oficialista? La corrupción, la prebenda y la compra de militancia, a costa del trabajo de quienes no participan de tales vicios.
El “chupamedismo”, la obsecuencia y sumisión de los aduladores son los elementos que “suman” el modelo que pretende ser “popular”, cuando en realidad carece de la espontaneidad del libre patriotismo nacionalista.
Moreno no desconoce esto. Por eso dice “estamos unidos y amontonados”. Los une el “afano”, la complicidad delictiva, tal como resulta de muestra el “caso Schoklender”. Están amontonados, porque son una masa corrupta, no son un grupo de personas ordenadas jerárquicamente en pos de la virtud. Y evidentemente, la “fidelidad” del mercenario dura lo mismo que la paga.
Economía desencajada
Por otra parte, la economía nacional (que permite la corrupción gubernamental que carcome el trabajo de la población honrada), también se encuentra desencajada. La producción agropecuaria tiene un costo que es igualado o superado por su mero transporte.
Así dijo a continuación Moreno: “El precio del gasoil define finalmente el precio de la leche”. Por eso, llega a su ilógico silogismo falto de verdad material en sus premisas: “si la energía define estructuralmente el precio de la logística, entonces, la gran pregunta es: ¿a qué precio de barril de petróleo la Argentina consigue que el conjunto de sus trabajadores trabajen? …El precio del barril del petróleo define finalmente nuestra tasa de desocupación”, concluyó.
Tales preguntas corresponden a una economía stalinista. ¿Quién es el que define los precios? El Estado desvinculado de la producción, y manipulado por un grupo de funcionarios que desde su criterio de laboratorio establecen qué es lo que quieren y desde allí elaboran presupuestos que los llevarán a conclusiones antinaturales.
Es más, la pregunta de Moreno no involucra a los trabajadores y a los gremios, a los empresarios y cámaras empresarias, a los profesionales y colegios o consejos profesionales, sino que los excluye de plano. La pregunta de Moreno es del Estado para el Estado, y la respuesta es la del Gobierno en base a su arbitrario criterio.
Cuestión de número venal
“Los imperios están distraídos. No hay partido de oposición. No hay partido militar. Están desordenados. Y nosotros somos estos que somos. Pero somos muchos más que ellos. Y encima tenemos un líder. Teniendo líder, sabemos lo que hay que hacer y del otro lado están bastante desordenados. Estamos bastante cerquita de la revolución”, arengó el secretario de Comercio Interior.
¿A qué “imperios” se refiere Moreno? La Unión Soviética no existe más. Hoy sólo hay un “imperialismo” cada vez más concentrado. Las potencias que se ven es el neocomunismo capitalista de China y el actual Estados Unidos socialista de Barack Obama, junto a la Europa demócrata-socialista. Siempre es el mismo perro, aunque con distinto collar… todos tienen o implican la ideología de la lujuria subversiva propia de la Escuela de Frankfurt. ¿En qué están “distraídos” los “imperios”? ¿En la implantación de la homosexualidad y de toda perversión sexual a escala global?
En el sistema partidocrático, reconoció Moreno que “no hay partido de oposición”, y además, en ese marco, la “oposición” carece de sentido, pues en el gobierno haría lo mismo que el oficialismo. Se trata de una aporía partidocrática.
¿Cuál es la ventaja del oficialismo? Moreno dice: “somos muchos más que ellos”. Efectivamente, es una cuestión de número. Pero de un número comprado, de un número de mercenarios que se inclina a son del dinero.
Cerca de la revolución
Luego, si la partidocracia no es oposición… ¿La oposición dónde está? En la gran parte de la población argentina, que es antidemocrática y corporativista (es decir, partidarios de la democracia orgánica), y que es una oposición cualitativa. Es la partidocracia contra la meritocracia.
¿Por qué dice Moreno que “estamos bastante cerquita de la revolución”? ¿Acaso no están el Gobierno? ¿Acaso no han sancionado las leyes más antinaturales que se pueda alguien imaginar, en la avanzada de las naciones más degeneradas y sodomíticas del mundo? Por lo visto, esto no es suficiente.
El “modelo K” es revolucionario, y por tanto debe responder a su misma lógica disgregadora. Es un modelo de unión por casual yuxtaposición en base a intereses efímeros. ¿Qué le falta a esta “revolución” que según el funcionario no se ha concretado? Le falta aplastar a toda oposición real.
Gatopardismo
Evidentemente, la intención de provocar el mayor caos social (que por lo visto es política gubernamental), que aturde al ciudadano normal, es a fin de provocar una reacción, especulando con que la misma sea controlada y aplastada por el mismo gobierno. Una “revolución” aplastada (real o ficticia, digitada por el mismo gobierno o no), es un acto de propaganda que permite perpetuar el Gobierno.
Mirando los alrededores geopolíticos, se comprueba que Hugo Chávez también hizo lo mismo: armó una revolución que él mismo aplastó. El libreto está escrito, y así es aplicado sistemáticamente en cada país, incrementando la experiencia con los precedentes.
Una “ruptura constitucional”, habilitaría a una nueva elección de la presidente prosionista Cristina Wilhelm… ¿acompañada por Rokjés de Alperovich como vicepresidente públicamente prosionista?
La opción real
Pero ¿Qué sucedería si los planes oficialistas fueran sobrepasados por los hechos, y se les escapara de las manos? ¿Qué sucedería si se implantara un gobierno militar que diera paso a un gobierno civil, pero de Orden Natural y Sobrenatural?
El peligro de embarcarse en intentonas golpistas, lleva a digitar desde el poder y el gobierno el orden gregario que por naturaleza toda sociedad esconde. Es decir, que las decisiones “de arriba” queden como una cuestión “de arriba” y no involucren a cada persona como integrante de la sociedad en una familia como célula base que se integra en las instituciones vecinales y políticas de la Patria. El problema de todo “golpismo” es el “gatopardismo”, el cambiar todo para que nada cambie, la omisión del ciudadano virtuoso como parte de una política virtuosa.
Ningún nacionalista se plegaría a un movimiento espúreo por motivos politiqueros o meramente temporales, sino que el nacionalista argentino, católico por origen, raíz y esencia, es la restauración nacional. El nacionalista no es golpista, es restaurador. El nacionalista no busca el bien personal, sino el Bien Sobrenatural en el marco de la unidad de destino en lo universal.
El nacionalista argentino, que es católico, busca traducir la Doctrina Social de la Iglesia a las realidades políticas temporales.
La opción real es que haya un nuevo gobierno al estilo del Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas en la Argentina. Pero por el momento, a nadie se vislumbra con tales condiciones.
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