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jueves, 5 de julio de 2012

SIRIA: NUEVAMENTE TIERRA DE MÁRTIRES

 ¡Cristo Rey, defiende a tus hijos en Siria!
Por Muzzafer  al Shufíe
  • Los rebeldes sirios comienzan a mostrar las uñas
  • Expulsan y matan a cristianos de la provincia de Homs
  • Profanan la iglesia de Qusayr
  • De 80,000 cristianos, sólo quedan 400
 
 
"Cuando Turquía dominaba Siria, los cristianos teníamos que ceder el paso a los musulmanes en la calle". Tengo muy frescas en mi memoria estas palabras de mi abuelo que vuelven a ser realidad en la "Nueva Siria" planeada por los rebeldes. Porque la Siria que vio a San Pedro establecer su primera Sede en Antioquía antes de su partida hacia Roma, la que oyó por primera vez llamar Cristianos a los seguidores del Nazareno (He 12, 26), la tierra del gran San Ignacio, aquel Apóstol que encendido de amor a Jesucristo, fue a Roma para morir en las fauces de los leones, dejándonos el monumento patrístico de sus Siete Cartas Camino del martirio; esa Siria ha vuelto en nuestros días a ser tierra de mártires.

La Agencia Fides, Órgano Informativo de las Misiones Pontificias, nos informó que "Maurice Bitar ha sido asesinado en Qusayr, cerca de la ciudad de Homs", donde solo quedan un millar de los diez mil fieles que vivían allí antes del inicio de los actos de violencia. "El resto se ha visto obligado a huir, tras el ultimátum lanzado por una facción armada de las fuerzas de la oposición, liderados por el general Abdel Salam Harba".

El militar en cuestión había lanzado un ultimátum que venció el 8 de Junio y que incluso fue difundido desde los minaretes de algunas mezquitas: “los cristianos deben abandonar Qusayr en el plazo de seis días, que expiran este viernes”.

Maurice Bitar, junto a otros cristianos, decidió quedarse y soportar "el hostigamiento, como la prohibición de salir a la calle o la obligación de ceder el paso si se encuentran con un musulmán, como en los tiempos del califato Otomano". Siempre supe que mi abuelo decía la verdad, y que el fanatismo islámico no se aggiornaría, a pesar del diálogo interreligioso.

Maurice Bitar tuvo que salir a comprar pan para su familia y un francotirador le segó la vida junto a otros tres cristianos. Sepa Mons. Daniel Santiago Bitar, Obispo de Oberá, que tiene un mártir en su familia.

Sin embargo, ni las agencias de noticias ni los organismos multilaterales, que normalmente se rasgan las vestiduras defendiendo las minorías y muestran constantemente fotografías truculentas de niños asesinados, se hacen eco de esta situación insostenible.

Porque de trascender, seguramente jugaría en contra del nuevo paso que está dando el Poder Mundialista contra Cristo. No nos engañemos, la llamada Primavera Árabe, tiene como uno de sus objetivos desalojar de su sede a los gobiernos laicistas (es decir no religiosos) de aquella región, para instalar en su lugar el poder islamita, que es su agente en la persecución del Cristianismo.

Basta para eso ver lo que ha pasado en Irak, una nación en la que los Católicos vivían en paz (y este no es un juicio ni a favor ni en contra de Sadam Hussein), hasta que la "cruzada" del mesianismo yanqui logró lo impensado: la expulsión de la mayoría de los católicos caldeos ¡luego de miles de años de permanencia ininterrumpida en aquel suelo!

Y si nos nos bastara, miremos lo que pasa en Libia donde se ha instalado una guerra tribal interminable que no beneficia en nada a los escasos cristianos que viven allí.

O lo que está pasando en Egipto, lo cual se agravará seguramente si triunfan los Hermanos Musulmanes. Y es lo que, con toda probabilidad, ocurrirá en Siria si Al Assad es depuesto; pues si los rebeldes sirios han empezado a eliminar a los cristianos de los poquísimos lugares bajo su control, significa que pertenecen al ala más radicalizada del islam, como es el Salafismo.

En Siria conviven en paz un 75 % de musulmanes sunitas, un 15 % de alauitas (rama del Chiismo que ostentan la mayoría de los cargos gubernamentales), y un 10 % de cristianos, a quienes el actual régimen garantiza libertad y seguridad, dándoles inclusive lugar en el gobierno. No vamos a entrar aquí a analizar el largo reinado de los Assad, pero es evidente que si triunfa el Salafismo apoyado por Occidente,  nuestros hermanos se verán en una situación crítica. 

Por eso el Arzobispo católico de Damasco, Mons. Elías Tabe, declaró hace un año por Radio Vaticana que la gran mayoría de la población siria está con el presidente Bashar Al Assad; denunciando, al mismo tiempo, que el país sufre un ataque externo e interno increíble; y destacando que la Iglesia Católica en Siria busca una vía democrática al conflicto para no caer en el fundamentalismo, cosa que Siria conseguirá sin sufrir presiones internacionales. Los Católicos, dijo el Arzobispo quieren una evolución y no una revolución;  y apoyan un cambio si tiene como objetivo un estado laico que busque el bien común, la igualdad, el derecho, y deseche la violencia como instrumento para conseguir tales objetivos.

En una entrevista concedida a la agencia italiana SIR esta semana, Mons Tabe culpa a los medios por desinformar sobre lo que pasa: "pedimos ver objetivamente lo que se está escribiendo y diciendo sobre la situación en Siria... A pesar de los satélites y de los medios de que dispone la comunidad internacional, ignora que aquí los más elementales derechos humanos están siendo pisoteados. 

Y responsabiliza a las potencias occidentales: "Sólo prestan atención a sus propios intereses políticos, desde una lógica colonialista. Los problemas de Siria se originan en el exterior... Todos los cristianos del mundo deberían presionar a sus gobiernos para que se comprometan en la protección de los derechos de los sirios, ya sean católicos, musulmanes o judíos".

La revista católica Croix, organismo semioficial del episcopado francés, ha publicado un reportaje al Obispo caldeo de Alepo, Mons. Antoine Audo, de visita en París por estos días, titulado: "Hay que evitar la guerra civil en Siria, cueste lo que cueste".

Al preguntársele qué pasaría si cae el régimen, contesta: "Nadie sabe lo que va a suceder. Pero somos realistas y es suficiente observar lo que sucedió en Irak, con el éxodo masivo de los cristianos; y los avances (del islamismo) en Tunez, Libia y Egipto que nos preocupan. Nosotros queremos revalorizar la tradición de coexistencia y respeto mutuo que existe en Siria".


Cuando estaba a punto de terminar este escrito, me enteré de que la Iglesia católica de San Elías en Qusayr,  cerca de la ciudad de Homs, ha sido profanada "por un grupo de milicianos de la oposición siria, que han establecido su base en ella. Según lo informado por testigos presenciales a la Agencia Fides, la mañana del 13 de junio. Los hombres, probablemente radicales islámicos, irrumpieron en la iglesia, forzando la puerta, haciendo sonar las campanas y realizando gestos de en demostración de desprecio que han suscitado preocupación entre los líderes cristianos locales. Pero el grupo, en lugar de abandonar el edificio, ha acampado dentro, en el aula litúrgica y está allí de forma permanentemente, efectuando todas sus actividades".

De los 80.000 cristianos que vivían en Homs, hoy quedan 400 los cuales “están en peligro de muerte real. No tienen nada, viven en el pánico, están en medio de bombardeos y combates”. Son rehenes de los musulmanes salafistas liderados por Abu Maan, que no aceptan la tregua propuesta por el gobierno de Damasco por razones humanitarias.

Occidente ha dejado de ser Cristiano, es más ya no existe la Cristiandad; pues si de verdad existiera esta agresión contra el Cristianismo sirio apoyada por las logias europeas no tendría lugar. ¡Misterios de la voluntad de Dios es que sea Rusia la que, en forma indirecta, esté defiendo a los Católicos de Siria!

Pero hay que saber que no toda la culpa la tiene el enemigo, no.  El agente mortal que aletarga y desmoviliza  al Catolicismo, está dentro de sus propias venas y más operante que nunca. Es el mismo que nos ha convencido de abandonar el proselitismo, de dejar la Militancia por el Peregrinar, es el mismo que ha cambiado el Sacrifico por un banquete y, finalmente, el que ha cometido el supremo pecado de insultar al Señor abominado de Su Reyecía temporal.

Roguemos a Cristo Rey para que, supliendo la traición de las naciones que una vez fueron católicas, corra en auxilio de sus hijos cuya sangre riega hoy el suelo en el que estuvo la Sede de San Pedro.

Fuente: Página Católica

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