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domingo, 8 de julio de 2012

UN SACERDOTE “CATÓLICO” ASEGURA QUE “EL DIABLO NO EXISTE, SOLO ES UNA IMAGEN PARA DISTRAER A LA GENTE”.




En la foto: Cura trucho Adolfo Huerta Alemán, alias "Gofo", párroco de "Nuestra Señora de Atocha" en Coahuila, Saltillo, México. Puede observarse su mirada, su gesto, su apariencia... nada de paz, menos la Paz de Jesucristo. Su prédica se encuentra completamente alejada de la Tradición. ¿Quién informará de su desvío a este "sacerdote"? ¿Dónde está su Obispo? ¿Qué hacen los Obispos en México? El modernismo está hoy tan vigente como en tiempos de San Pío X.
 
Por Emilio Nazar Kasbo

En una nota publicada en México (Coahuila, Saltillo), el sacerdote “católico” dijo: “Creo que el diablo es un concepto que no está respondiendo a nada o no me ayuda a mí en nada a crecer como persona y a trabajar mi plenitud, que yo creo que es lo que nos debe importar en la Iglesia, que el ser humano viva plenamente su vida”.

ALIAS “GOFO”
Le dicen padre “Gofo”, y el sacerdote pone en duda la posesión diabólica de personas y los exorcismos. Luego de que las cámaras de la televisión local transmitieran en vivo un presunto exorcismo, el padre “Gofo” afirmó que esto responde a asuntos de rating y distracciones para la gente.
Adolfo Huerta Alemán, alias “Gofo”, es el sacerdote que asegura: “Yo creo que hay cosas más importantes que tenemos que solucionar en nuestro país, en nuestra ciudad que estar hablando del diablo… Eso me distrae a la gente, todo mundo va a traer eso, cuando hay cosas más urgentes en la ciudad”, afirmó en una entrevista periodística el párroco de “Nuestra Señora de Atocha”, en Lomas de Lourdes.
¿Quién ha ordenado a semejante presbítero? ¿Podrá llegar a Obispo de la Iglesia Católica con semejante contradicción no solo del Magisterio sino de la misma Biblia y de la Tradición integral de la Iglesia?

AMIGOS DEL DIABLO
“A lo largo de la historia, hablar del diablo sirvió para asustar a la gente, ahorita ya nadie se asusta, pero sí sirve para distraer la gente”, cuestiona el sacerdote, dando a entender que el Diablo no existe, que los ángeles son un invento, mostrando su completo escepticismo, tal como ocurre en la película: “El Rito”.
“Gofo” siempre se ha caracterizado por una visión poco conservadora de la Iglesia Católica, lo que ha causado la empatía y el rechazo entre algunos feligreses, consigna la nota. Es lógico que la empatía se produzca con modernistas materialistas que buscan la “calidad de vida” y el “goce” mundano, en tanto que el rechazo será producido entre quienes conservan todavía algunos criterios tradicionales. “Visión poco conservadora” es la herejía modernista condenada por el Papa San Pío X en la Encíclica Pascendi.
“Yo creo que el diablo hace referencia al mal… si vemos a nivel histórico, el ser humano es muy complejo y siempre ha batallado en asumir su responsabilidad y cuando hacemos actos de los que no nos queremos hacer responsables, recurrimos al diablo o a satanás”, explica el sacerdote que suele vestir de negro y usar el cabello largo. Esto no es más que una herejía, que coloca al sacerdote fuera de la Tradición de la Iglesia ¿La Comunión y la Transubstanciación también serán un “cuentito” imaginario?

¿QUIÉN TENTÓ A EVA?
Si el Diablo no existe ¿Quién tentó a Eva? ¿Una serpiente que habla? ¿Es eso creíble entonces? Siguiendo el razonamiento, Eva no fue tentada por el Diablo… es más, lo de Eva es un cuento, y la Biblia entera es un cuento. El pueblo elegido es un cuento, y el Mesías también. Y siguiendo más, el cura que dice eso es un cuento: NO ES CURA.
“Para mí no existe el diablo como tal, como un personaje, un ente fuera de mí que me está provocando”, asegura. Sin embargo, esta frase muestra el juicio propio desviado de la Iglesia. En la Tradición no existe el “para mí”, sino la fiel transmisión de la enseñanza íntegra de Jesucristo por medio de la Iglesia Católica. Y si el diablo no existe fuera de él… ¿lo tiene dentro?
Jesús, respecto de los fariseos, pedía a sus seguidores que respecto de los malos pastores aceptaran sus consejos y sus dichos, pero que no siguieran sus malos ejemplos. En el caso de estos sacerdotes, no se puede seguir ni su ejemplo ni su enseñanza, porque ambos son malos.

SUBVERTIDOS
Por lógica, además, una sociedad antinatural e invertida, necesariamente ha de tener trato con la fuente de la subversión en su máximo grado: el Diablo. Ese trato implicará que hay “familiaridad” con los ángeles caídos. La sociedad se va satanizando, y estos “curas” lo alientan con su pecado de omisión.
“Yo creo que el leguaje de la Iglesia tiene que actualizarse, tiene que evolucionar también (…) este lenguaje ya no sirve, ya no responde a las necesidades de nuestra gente”, recomienda el clérigo. ¿Qué lenguaje quiere enseñar este “cura” que sea verdadero y que la Iglesia no haya enseñado en 1960 años de Tradición y sus 50 años de plus? ¿Está hablando de un Meta-Concilio Vaticano II superevolucionado donde haya un lenguaje que responda a las necesidades de la gente: adaptado a la lujuria y a las ambiciones humanas propias de Baco y de Baal-Mammon? ¿Tan “actual” tiene que ser la evolución que nos lleve a la adoración del Becerro de Oro? Lamentablemente, los modernistas infiltrados llaman “evolución” a la actitud de Judas Iscariote traicionando a Jesucristo siguiendo a Luzbel que traicionó a Dios para convertirse con sus seguidores en Lucifer.
Los “evolucionados” modernistas quieren algo que ya existe: libre interpretación de la Biblia, derogación del celibato, aprobación del divorcio y de las uniones antinaturales, y extinción de la figura del Papa, a lo cual se llama protestantismo. Además, por lo visto, quieren la inmanentización del mensaje espiritual, la vida materialista al máximo y la negación del Diablo para poder adorarlo con total “libertad” en el pecado (noción que también quieren derogar, porque da “sentimiento de culpa”).

VIVIR “SU VIDA”
“Creo que el diablo es un concepto que no está respondiendo a nada o no me ayuda a mí en nada a crecer como persona y a trabajar mi plenitud, que yo creo que es lo que nos debe importar en la Iglesia, que el ser humano viva plenamente su vida”, afirmó.
Sucede que no vive plenamente su vida este sacerdote, porque la figura del Diablo le llama la atención, le recuerda que el Infierno existe (tal cual lo enseñó Jesús y lo mostró en Parábolas, en sus dichos y exorcismos). Este descreído sacerdote llama “mi plenitud” al confort y a la vida hedonista, y “crecer como persona” al relativismo social indiferente a la salvación de las almas.
Con autoridad de Antipapa, el presbítero afirma que “Habría que estudiar cada caso de supuesta posesión y servirnos de las ciencias, de la psicologías, de la medicina para que realmente compruebes si realmente esta poseído”, recomienda. Es decir, el “cura” dice que todo se reduce a un problema psicológico (y para mayor coherencia en la corriente materialista, seguramente considera todo como un problema neurológico biológico, ya que la psique remite a un alma que el cura jamás ha visto, y que por tanto no debe existir al igual que los ángeles que niega).

CURA RIDÍCULO
“A mí me parece ridículo que el diablo esté jugando a eso, o sea, ¿es un juego entre Dios y el diablo a ver quién tiene mayores adeptos? Yo creo que no va por ahí la cosa”, cuestiona. Así que el parecer (juicio propio) del sacerdote está por sobre toda la Tradición y por sobre los Papas. No hay juego entre Dios y el Diablo: Dios ha creado a los ángeles y al Universo entero, Dios es Amor, y los ángeles rebeldes junto con las almas condenadas tienen una vida perdurable sin la presencia de Dios, es decir, sin Amor. Eso es el infierno, con penas espirituales y corporales en el caso de las almas condenadas.
“Le echan la culpa al diablo o al mal y resulta que el mal está ahí (…) En el fondo hay cosas más gruesas que hay que arreglar”, explica el padre “Gofo”. Lo más “grueso” que hay que arreglar, es la manga de curas que deben estar fuera de la Iglesia ocupando el lugar que les corresponde, porque su doctrina y su vida no son las que Jesucristo pidió.

“DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS…”
Se predican a sí mismos, a sus propias pasiones, a su propio vientre, a su propio hedonismo, y ahí acaba su prédica. No están unidos espiritualmente a la Iglesia, y hay que rezar por su conversión. Pero mientras tanto, deben ser apartados del sacerdocio, ya que están confundiendo a los feligreses, predicando incluso contra el más básico Catecismo de Primera Comunión. Cualquier niño sabe más que este cura “trucho”.
“Gofo” comenta que en una ocasión lo llamaron para atender una presunta posesión diabólica en una muchacha, “decían que se le aparecía el mal en forma de serpiente”, cuenta el sacerdote. “Estuvimos acompañando a la familia y resulta que el papá estaba abusando de ella, llevaba cuatro años haciendo eso –y agrega–: Es lo que te digo, no hay un diablo, el mal lo provoca uno mismo, nuestra voluntad”.
No cualquier sacerdote puede llevar a cabo un exorcista, y no puede ser exorcista un sacerdote que no crea en la existencia del Diablo (no se explica cómo ha llegado a ser sacerdote). Es más, un sacerdote que no crea en el Diablo, queda expuesto a ser poseído, a mostrar su peor rostro, desgarbado, descuidado, en un remedo de su alma que en el futuro tal vez sea condenada… al Infierno en el que hoy no es capaz de creer.

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