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lunes, 20 de agosto de 2012

LA DESARMONIA INSTITUCIONAL ARGENTINA.




Por Tcnl. (R) José Javier de la Cuesta Ávila (LMGSM 1 y CMN 73)

La ruptura entre lo pactado en la Constitución Nacional original con lo institucionalizado por las corrientes políticas circunstanciales, ha hecho perder el ámbito ambicionado de la libertad, conduciéndonos a la sumisión.

Cuando encontramos que el camino se llena de barreras y sentimos que las ataduras nos impiden avanzar, surge clara en la mente, la sensación de lo que es la libertad. La libertad, como hecho espiritual, está encerrada por la realidad física, que impide materializar lo que las ideas y los sueños sugieren. Por eso, cuando se pierde la libertad, se comienza a desfallecer, ante la exigencia de los esfuerzos, se hace a toda actividad una muestra de sacrificio y se evita al prójimo, que ya no es lo solidario, sino que se torna en el enemigo.  La pérdida de la libertad individual, que convierte a la persona en esclavo, es la esencia del virus, que lleva a su agotamiento en la sociedad, lo que hace que las comunidades pierdan su razón de ser y, al hacerlo, su voluntad de existir y progresar para el bien común.

Muchos pensadores, que han dejado sus obras como huellas de la evolución humana, nos hablan de lo que para ellos significa la libertad, podemos recordar, por ejemplo:

"Cuando hay libertad, todo lo demás sobra" (Gral.  José de San Martín)

"Si, pues, queremos ser libres, seamos antes dignos de serlo" (Juan Bautista Alberdi)

"La libertad es, en filosofía: la razón, en el arte: la inspiración y en la política: el derecho" (Víctor Hugo)

"La libertad, Sancho, es uno de los mas preciados dones  que a los hombres dieron los cielos, con ella no puede igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar. Por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida" ("El Quijote" de M Cervantes)

"No hay camino hacia la libertad, la libertad es el camino" (Mahatma Ghandi)

"El hombre libre es el que no teme ir hasta el final de su pensamiento" (León Blum)

"Renunciar a la individualidad es aniquilarse a si mismo". (Robert G. Ingersoll)

El problema actual, es que las acciones de cualquier origen olvidan la libertad en su accionar por el logro del poder, y, para ello, buscan legitimizarse ofreciendo futuros que alimentan las ansias de lograrlos y, así, ceden a sus derechos y niegan sus obligaciones, en una burda danza de irrealidades cómplices. Este tema adquiere dantescas dimensiones, cuando su escenario se proyecta en las sociedades modernas, en las que la resultante de la evolución material, ha hecho perder los valores de la individualidad. La tendencia del dominio, aparece como la más afilada acción, que con sus figuras floridas tiende a crear los lazos de interacción, en los que se cae, impulsados por las promesas o alentados por las supuestas ventajas. Este proceso, normalmente, aparece como una solución a los desvíos o un puente para superar problemas, a la que, la ingenuidad de la desesperanza, hace aferrarse. La trampa esta en la creación ficticia de la necesidad, violando los compromisos que sustentan las realidades y trazando derroteros, que se sugiere seguir, sin que hacerlo significa esfuerzo o sacrificio.

La libertad se pierde por la conformidad, que, a lo largo de su existencia, se transforma en sumisión, que es la acción individual y colectiva de aceptar el comportamiento general, impulsado intelectual o físicamente, hacia un objetivo determinado que, latentemente, tiene un cambio que se percibe o estima negativo. Es posible que la persona sienta la negación en su fuero interno y que no lo manifieste, por la presión directa o indirecta de su entorno, lo que hace que en su espíritu florezca rebeldía, pero, cuando se acepta interna y externamente, adquiere un compromiso, al que no puede luego eludir, que lo ata, lo condiciona y, en cierta medida, lo subordina. Esta situación conduce a la obediencia, que es cuando la persona y/o la comunidad, modifica su comportamiento a fin de adecuarse directamente a lo que se le impone. Es de señalar, sin embargo, que tanto la conformidad o su consecuencia como obediencia, constituyen formas de influencia social, política y/o económica. La cuestión es que, al correr del tiempo, las personas y/o las comunidades, idealizan la situación y aceptan sin dudas o análisis, lo que, históricamente, ha llevado a sistemáticas atrocidades (como las desarrolladas por las dictaduras) que  su logro solo proviene de la ignorancia o el desconocimiento.

Entre la libertad y la sumisión, existe el escenario de la influencia o el entorno social. Las características de ello, conocido como socialización, son las que indican como algo normal y aceptado, acciones, actividades, etc. que la mayoría así lo ha considerado, pese que en sus raíces y efectos deberían ser repudiados. La socialización, de alguna manera, hace "natural" las formas y usos, como así también los comportamientos, que, finalmente, parecen como la muestra de la cultura o la identidad social grupal. En nuestro tiempo, esta influencia, algunas veces conocida como "moda", alcanza una dimensión creciente, debido al aumento de las capacidades y posibilidades de las comunicaciones. Aparece así, como un nuevo y diferente medio, para condicionar la libertad a la persuasión, que es llevar, intelectualmente, las ideas, motivar su aceptación y evitar la resistencia. Esta persuasión (propaganda, difusión, etc.) influye, suponiendo que la existencia de un cambio es irreversible, y que, aceptar lo innovado, es, realmente, contribuir a la estabilidad y, negarlo, es la ruptura entre el presente y el futuro. Sin embargo, la experiencia muestra, que se producen vacilaciones a la plena aceptación, que pueden preservar la tendencia o, al ser convencidas, reforzar la modificación.

La libertad también se deteriora por la idea de que priva el juicio de las mayorías, eludiendo, así, la búsqueda de criterios que logren el consenso. De esta suerte, desaparece la necesidad de comprobación, y se impone el error por el simple justificativo de los tamaños. En muchos casos, en mayor proporción en el presente, se observa que siempre existe la posibilidad de acordar, aun entre aquellos de orígenes dispares, cuando las bases del acuerdo son realmente verdaderas, ya que, es más efectiva la unión en los haceres que la lucha por las diferencias.

La sumisión es, finalmente, la negación a la acción y el impedimento de la rebelión, dado que reposa en la idea de una simulación de la conformidad, postergando las posibilidades de la reacción que, en ocasiones, es pensada tan lejana, que nunca llegara. Lo más grave es que, cuando no existen más posibilidades de corrección, se comienza a considerar los desvíos como algo natural y justo. Ello lleva a considerar, que se ha logrado la "paz social", ya que no hay brotes de rebeldía, pero, en realidad, lo que se ha instaurado es la resignación.

El problema es cómo se logra que la libertad no sea vulnerada, que no existan grupos que la vulneran "legalmente" y tornen caducos los esfuerzos anteriores realizados para su logro y consolidación. Es evidente que, lograr la posibilidad de la exteriorización, es decir la difusión pública de ideas, es uno de los más convenientes procesos, que pueden paliar, atemperar y, eventualmente, corregir, los desvíos deteriorantes de la libertad.

Los alcances de la libertad están dentro del "sentido común", que es el conjunto de enunciados fundamentales compartidos, sobre lo que se entiende ella, física y espiritualmente, conforme la cultura, las creencias y los conocimientos personales. En la actualidad, estos alcances, han adquirido la forma de "derechos" que, en su redacción, presentan la interpretación de los ámbitos, formas y modos de ser "libre. En el caso de nuestro país (Argentina), la Constitución Nacional, lo describe en varios de sus artículos, pero, históricamente, se destaca  su artículo 14, que señala los mismos, diciendo:
"Todos los habitantes de la Nación gozaran de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio, a saber: De trabajar y ejercer toda industria lícita,  de navegar y comerciar, de peticionar a las autoridades,  de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino, de publicar sus ideas por la prensa sin censura  previa, de usar y disponer de su propiedad,  de asociarse con fines útiles, de profesar libremente su culto, de enseñar y aprender". Tema que es complementado en otras disposiciones constitucionales, pero, por su profundidad, es interesante destacar el art  41 que dice así: "Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las  generaciones futuras, y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generara prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley. Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad  biológica, y a la información y educación ambientales".

Dado que la libertad es, en último análisis, las formas con las que el individuo convive con sus semejantes, ella significa el acuerdo público que asume aquel para con su grupo. Es importante señalar lo "público" del acuerdo, ya que, de alguna manera, puede ello no ser igual en lo "privado", pues en el fuero interno puede existir negativas o rechazos que, al no afectarlo directamente, no se siente en la obligación de expresarlo. Bajo estas circunstancias, surge la figura de la "obediencia", que es cuando se modifica "libremente" su propia posición a efecto de adaptarse y someterse a una voluntad diferente. De ahí surge un elemento clave de la libertad, por los efectos que sobre ella tiene la "autoridad",  o sea el nivel o jerarquía donde se resuelven las diferencias de las escalas menores que, por "obediencia", así lo deben aceptar. Pero, aun la autoridad y sus dependientes, pueden estar bajo lo que se conoce como la "influencia social", que se hace algo siempre "natural", lo que simplifica, lógicamente, la vida, ya que le da apariencia de racional, y permite saber como comportarse en las mas diversas situaciones, permitiendo, de esta manera, economizar esfuerzos y aventar dudas. En nuestro tiempo, la influencia social, quizás como "moda", tiene un valor creciente, particularmente en los mas jóvenes, que la aceptan normalmente, sin comparar o distinguir de su símil o parecido anterior, cosa que no se da en el adulto que, generalmente, crea rechazos, por que no lo considera hechos, sino que la sienten como apariencias sin, por ello, penetrar en sus orígenes y consecuencias.

El individuo dentro del grupo, ahora considerado como sociedad,  siente como algo natural los cambios de la "moda", sin que le motive a analizarlo, pues cuenta con su aceptación de origen. En la práctica, luego, aparecen las hegemonías, sean ellas  políticas, culturales, económicas, etc., que se acentúan por la costumbre, pero que se activan cuando surgen disensos o competencias. La sociedad (grupo) se presenta como de entidad física (la familia, el pueblo, la nación) siendo la resultante de la sumatoria de individualidades, que adhieren a algunas y rechazan otras, lo que conforma el perfil que las distinguirá. Si bien los aspectos morales, espirituales, etc. pueden ser los factores de amalgama, sin dudas, y al correr del tiempo, la economía ha pasado a ser la clave de la constitución grupal y junto con la geografía y la población, actúa como condicionantes de los ámbitos y alcances de la libertad. La economía, no es tan solo el dinero, sino la clara división entre el actuar manual no calificado y los alcances intelectuales calificados, lo que lleva a que la libertad este condicionada no tan solo por el contar no con recursos financieros, sino también por los desarrollos tecnológicos alcanzados. Este proceso de transformación hace que las leyes de funcionamiento, aquellas que condicionan los ámbitos y alcances de la libertad (derechos, garantías, etc.) no tengan vigencia aplicativa permanente, lo que lleva, indudablemente, a choques que solo se solucionaran con buena fe y honestidad. Este problema se hace tanto más difícil, como mas grande es el grupo (sociedad) en el que se produce, fundamentalmente, por la diversidad de intereses, fines y valores de cada uno de los sectores o partes que concurren a aquella. El éxito o los fracasos en la obtención de soluciones, se origina en la inteligencia o torpeza que puede unificar o desarticular, particularmente, cuando se los valore por su origen de confianza, esperanza o garantía que merecen aquellos que serán sus artífices ejecutores.

El "poder" o sea la capacidad, posibilidad y alcances que se aplican para realizar, conducir o transformar los ámbitos y alcances de la libertad, es el factor clave básico para consolidarla, fortalecerla y aplicarla, ya que el mismo es la esencia de capacidad sobre la cual se constituyen los hechos. El poder y la autoridad, de alguna manera, siendo diferentes, en su concreción son similares. En una familia el "poder" son los padres, en una empresa sus gerentes o en las instituciones los funcionarios y, consecuentemente, en un país, sus gobernantes. Toda sociedad crea en sus aspiraciones e intereses la figura de quienes serán sus autoridades, que se basaran, fundamentalmente, en los procesos que les han dado vigencia y las aspiraciones que anidan sobre el futuro. En nuestro caso (Argentina) los constituyentes del año 1853, tenían muy en claro este tema, y ello les llevo a la redacción del articulo 1ro, que dice así: "La Nación Argentina adopta para su gobierno la forma representativa republica federal, según lo establece la presente Constitución". Esta decisión esta claramente fundada en los  párrafos del Preámbulo que señala: "Nos los representantes del pueblo de la Nación Argentina, reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y elección  de las provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino, invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia: ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución para la Nación Argentina".

Constitucionalmente, la persona pierde su libertad individual , en su rol de ciudadano, en un tema tan importante como es la elección de autoridades y representantes, por mandato  la primera oración del art. 22 que dice así: "El pueblo no delibera o gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución", lo que significa que  esta condicionado  a ceder, otorgar y delegar en aquellos que sean electoralmente elegidos, las capacidades para ejercer el "poder" gubernamental. Es evidente que la representación política, así concebida, es fundamento del sistema democrático que vincula a la población con sus gobernantes. (Ver "La representación política" de Dr. Adolfo Saravia y "Crisis de la representación política en la Argentina" de Diego Miranda).  Ello lleva a considerar la importancia definitoria, en relación a la libertad, que adquiere la temática de la representación. La "representación" es la forma mediante la cual se asigna la capacidad de hacer, actuar, proponer y decidir a un tercero, con el mismo valor y responsabilidad con que lo hace uno en forma directa y propia. Es, esencialmente, un acto intelectual, por más que tenga efectos físicos, materiales o económicos, pues surge de la confianza, moral, ética y de capacidades que se entiende posee el representante. Es así, que la "representación política", es la asignación de una forma de querer y hacer ciudadana, orientada a la comprensión y dominio de efectos que pueden llegar a modificar la libertad, condicionar sus acciones y, bajo determinados supuestos, anularla. Se puede decir, cuando se designa un representante político, que el mismo expresa, en su personalidad, todos los aspectos comunes que surgen de las individualidades de quienes así lo eligen. Ya no se trata de un mandato para un acto determinado fijado claramente, sino una asignación amplia y sin medidas, que queda contenida en las virtudes de quien así lo asume. Si esta materia es difícil y compleja en las individualidades, se torna pesada y conflictiva cuando el tema es colectivo o grupal, en el cual las referencias habituales están influidas, permanentemente, por cambios, innovaciones o modificaciones en las relaciones dentro de la sociedad. La experiencia en Argentina, particularmente en el tratamiento de temas claves para la sociedad, muestra que existe un quiebre en la calidad de la representación política, ya que ellos responden mas a las orientaciones ideológicas de sus agrupamientos políticos, que a las peticiones, requerimientos, necesidades o aspiraciones de quienes han depositado electoralmente su voluntad en ellos. Esta figura de dependencia política/partidista ha encontrado marco legal en un nuevo articulo de la Constitución Nacional (reforma 1994) en el cual se instituye el rol fundamental de los partidos políticos, con los que se los equipara, enfrentándolos, con el que históricamente tienen las provincias con sus propias personalidades (CNA Art. 5).

Se puede, siguiendo el análisis presentado, señalar que la libertad, tal como es concebida universalmente, en el caso de nuestro país (Argentina), se ha deformado, modificando los elementos básicos condicionantes iniciales, por un proceso institucional, que ha creado un sistema que, en sus efectos prácticos, centraliza la autoridad, sustrayendo de esta manera el poder que democráticamente corresponde a las bases o sea los ciudadanos.

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