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sábado, 24 de noviembre de 2012

MONS AGUER DENUNCIÓ LOS MALES DEL DOGMATISMO DE LA REVOLUCIÓN SEXUAL



En su reflexión televisiva semanal, en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (América TV), MONS. HÉCTOR AGUER, Arzobispo de La Plata y miembro de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, compartió precisiones señaladas en el libro El Sexo Superado: El crepúsculo de la reproducción sexual en Occidente”,  de Roberto Volpi, recientemente publicado en Italia.

Explicó que el autor es “un estudioso italiano que se dedica a cuestiones de demografía y de estadística, es decir un hombre preocupado por los problemas de la población” que sin ser católico afirma que “es curioso que se acusa a la Iglesia y a Benedicto XVI de ser dogmáticos cuando los dogmáticos son los otros”.

Comentó que “el libro da para pensar, no solo por el problema de la natalidad sino, en general, por lo que significan programas de educación sexual engañosos, como los que se están aplicando en la Argentina. Contenidos de educación sexual en los colegios que, como enseña este estudioso, están reducidos a la problemática biológica de la sexualidad y no encaran el fenómeno humano, delicadísimo, bello, profundo, que el sentido común de antaño, la razón natural bien fundada en datos científicos y la Iglesia, siempre han defendido. Pero resulta que aquí no se trata de religión sino de ciencia. Esto lo muestra la ciencia. La ciencia muestra que las pretendidas soluciones no son tales”.

El prelado platense manifestó que “el punto de partida de su estudio registra cómo ha caído y sigue cayendo la natalidad en los países de Europa, y en general en occidente” donde se aleja la posibilidad de repones las actuales lo que conlleva “una cantidad de problemas. Podemos decir que la población europea sigue aumentando en cuanto que hay inmigrantes que se suman, pero con todas las consecuencias de carácter cultural, social y religioso que se puede imaginar. No obstante esto, el problema preocupa mucho a los gobiernos europeos, desde hace tiempo, solo que no dan con la solución, o mejor dicho que emprenden soluciones equivocadas”.

Indicó que Roberto Volpi, en este libro, sostiene que “lo interesante es que identifica como una causa principal de esta caída abismal de la natalidad, en los últimos 50 años, el hecho de la destrucción de la familia, de la destrucción del matrimonio, concretamente el divorcio. Es decir, las consecuencias del divorcio tomado como un remedio  y generalizado. Otra causa es la revolución sexual. Es decir, la sexualidad desglosada completamente de la procreación, de la comunicación de la vida. La sexualidad, dice este autor,  ha adquirido una valencia terapéutica universal. Es una actividad que se emprende  para sentirse bien, para pasarla bien. De allí su banalización”.

Mons. Héctor Aguer comentó que “hay constataciones de este libro” que lo “sorprendieron” como, por ejemplo, que ahora “una mujer tiene menos relaciones sexuales con un varón que cuando el matrimonio vivía su época dorada, se refiere al “matrimonio a la italiana” tal como aparecía reflejado en el cine de los años ´50 y ´60”. Ocurre “porque hoy la mujer tiene más libertad pero carece de la regularidad de la vida conyugal que era propia del matrimonio y que se reflejaba en el nacimiento de los hijos. Hoy día el bebé es un riesgo a evitar”.

Señaló que “hay otras constataciones interesantísimas que tienen que ver con el mismo fenómeno, es decir con la problemática antropológica, cultural, social que está detrás de este problema tan íntimo que es la relación sexual”. Y para fundarlo leyó un párrafo citó textualmente un párrafo: “Los datos nos demuestran, en escala prácticamente planetaria, que existe una fuerte correlación directa entre el uso del preservativo, y más en general de los anticonceptivos, y la tasa de natalidad y de abortos en edades adolescentes. Cuanto más crece el uso del preservativo más crecen aquellas tasas que, no por casualidad, alcanzan valores máximos en países como los de Escandinavia e Inglaterra y, en general, en la franja noroccidental de Europa, notoriamente la más avanzada tanto por los programas de educación sexual previstos desde la más tierna edad cuanto por la difusión de los medios anticonceptivos en general”.

Afirma Volpi que no se trata de teorías sino de hechos reales constatados estadísticamente y añade que “no hay eficacia alguna verdaderamente demostrable del preservativo contra la transmisión de enfermedades de origen sexual y contra los nacimientos y los abortos en la edad adolescente”.

El Arzobispo de La Plata precisó que en base a datos precisos el autor expone “la razón de este hecho” y que considera que “es que se ha encarado el sexo como una valencia terapéutica, y el propósito de evitar el bebé y la enfermedad a toda costa, pero en términos puramente biológicos, como si la sexualidad fuera nada más que una realidad biológica, cuando se trata de una realidad profundamente humana, que tiene dimensiones sentimentales, afectivas, racionales, libres, culturales, sociales”.

“Eso es lo que no se ha logrado hacer. Y se insiste, concluye Roberto Volpi, por un camino equivocado y se le da a este camino equivocado la consistencia de un dogma, de una creencia”, dijo.

Adjuntamos el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:
“Hoy quiero comentarles un libro que ha sido publicado en octubre de este año, y acabo de leer. Ha sido escrito por un estudioso italiano que se dedica a cuestiones de demografía y de estadística, es decir un hombre preocupado por los problemas de la población”.

“El punto de partida de su estudio registra este hecho: cómo ha caído y sigue cayendo la natalidad en los países de Europa, y en general en occidente. Explica que el umbral de reposición de una generación es el nacimiento de 2,1 hijos por mujer. Es un promedio. En los países europeos la tasa va del 1,3 al 1,8 o sea que está lejos de reponer la generación, es decir que nazcan más chicos que gente que se muere”.

“Esto implica una cantidad de problemas. Podemos decir que la población europea sigue aumentando en cuanto que hay inmigrantes que se suman, pero con todas las consecuencias de carácter cultural, social y religioso que se puede imaginar. No obstante esto, el problema preocupa mucho a los gobiernos europeos, desde hace tiempo, solo que no dan con la solución, o mejor dicho que emprenden soluciones equivocadas”.

“Es lo que enseña Roberto Volpi en este libro que se llama “El Sexo Superado: El crepúsculo de la reproducción sexual en Occidente”. Lo interesante es que identifica como una causa principal de esta caída abismal de la natalidad, en los últimos 50 años, el hecho de la destrucción de la familia, de la destrucción del matrimonio, concretamente el divorcio. Es decir, las consecuencias del divorcio tomado como un remedio  y generalizado. Otra causa es la revolución sexual. Es decir, la sexualidad desglosada completamente de la procreación, de la comunicación de la vida. La sexualidad, dice este autor,  ha adquirido una valencia terapéutica universal. Es una actividad que se emprende  para sentirse bien, para pasarla bien. De allí su banalización”.

“Hay constataciones de este libro que a mí me sorprendieron enormemente. Por ejemplo, señala basándose en datos que hoy día una mujer tiene menos relaciones sexuales con un varón que cuando el matrimonio vivía su época dorada, se refiere al “matrimonio a la italiana” tal como aparecía reflejado en el cine de los años ´50 y ´60”.

“¿Cómo se explica esto? Porque hoy la mujer tiene más libertad, ciertamente, pero carece de la regularidad de la vida conyugal que era propia del matrimonio y que se reflejaba en el nacimiento de los hijos. Hoy día el bebé es un riesgo a evitar”.

“Hay otras constataciones interesantísimas que tienen que ver con el mismo fenómeno, es decir con la problemática antropológica, cultural, social que está detrás de este problema tan íntimo que es la relación sexual”. Cito textualmente un párrafo:

Los datos nos demuestran, en escala prácticamente planetaria, que existe una fuerte correlación directa entre el uso del preservativo, y más en general de los anticonceptivos, y la tasa de natalidad y de abortos en edades adolescentes. Cuanto más crece el uso del preservativo más crecen aquellas tasas que, no por casualidad, alcanzan valores máximos en países como los de Escandinavia e Inglaterra y, en general, en la franja noroccidental de Europa, notoriamente la más avanzada tanto por los programas de educación sexual previstos desde la más tierna edad cuanto por la difusión de los medios anticonceptivos en general”.

“Afirma Volpi que no se trata de teorías sino de hechos reales constatados estadísticamente y añade: “No hay eficacia alguna verdaderamente demostrable del preservativo contra la transmisión de enfermedades de origen sexual y contra los nacimientos y los abortos en la edad adolescente”.

“Expone también la razón de este hecho. Es que se ha encarado el sexo como una valencia terapéutica, y el propósito de evitar el bebé y la enfermedad a toda costa, pero en términos puramente biológicos, como si la sexualidad fuera nada más que una realidad biológica, cuando se trata de una realidad profundamente humana, que tiene dimensiones sentimentales, afectivas, racionales, libres, culturales, sociales”.

“Eso es lo que no se ha logrado hacer. Y se insiste, concluye Roberto Volpi, por un camino equivocado y se le da a este camino equivocado la consistencia de un dogma, de una creencia”.

“Dice este analista que es curioso -y lo dice este hombre que no es católico- que se acusa a la Iglesia y a Benedicto XVI de ser dogmáticos cuando los dogmáticos son los otros”.

“El libro da para pensar, no solo por el problema de la natalidad sino, en general, por lo que significan programas de educación sexual engañosos, como los que se están aplicando en la Argentina. Contenidos de educación sexual en los colegios que, como enseña este estudioso, están reducidos a la problemática biológica de la sexualidad y no encaran el fenómeno humano, delicadísimo, bello, profundo, que el sentido común de antaño, la razón natural bien fundada en datos científicos y la Iglesia, siempre han defendido. Pero resulta que aquí no se trata de religión sino de ciencia. Esto lo muestra la ciencia. La ciencia muestra que las pretendidas soluciones no son tales”.

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