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domingo, 2 de diciembre de 2012

NOS DIRIGIMOS HACIA LA “MARCHA SOBRE BUENOS AIRES”



Por Emilio Nazar Kasbo
Nadie está contra el Gobierno, y parece que el Gobierno no lo interpreta. La gente, el pueblo, no tiene interés en que las autoridades cambien puestos o que sean sustituidos por otros rostros del mismo sistema. El diagnóstico es simple, estamos acostumbrados a hacerlo, es siempre el mismo nada más que cada vez está algo más degradado… y los “oficialistas” dirán que es el argumento de una “proclama”, cuando la sintomatología de la enfermedad democratística es sólo la determinación de sus males, no la solución.
¿Qué es lo que reclama la gente? Simple: el cambio de actitud y de medidas gubernamentales. En el aspecto material, ningún plan económico dura más de 5 años sin medidas correctivas, porque indefectiblemente el plan comenzará a resquebrajarse y hundirá la economía. Y ello no se debe solamente a cambios tecnológicos o problemas estacionales, sino a ciclos económicos de mediano y largo plazo, nuevas problemáticas que surgen y que anteriormente no existían, y una diversidad de factores tanto locales como internacionales que vuelven imprevisible en cierta medida todo tipo de planificación. Todo el resto es una consecuencia de considerar al Estado como un “botín de guerra” del que gana las elecciones partidocráticas… La realidad indica que no existe plan económico alguno, y que se actúa improvisadamente según los dictados y tendencias del mercado. Pero eso es sólo en el plano material… del cual iremos ascendiendo de lo inferior a lo superior.
En lo cultural, la banalización y la ridiculización de los trabajadores, de la gente honrada “de bien”, es acompañada por la formación de los niños y adolescentes en un clima que promueve la homosexualidad entre ellos, junto a la precocidad sexual, a lo cual se llama “cultura”, todo ello en base a los dictados de la Escuela de Frankfurt. Hoy se llama “cultura” a la lujuria exacerbada. En realidad, el pueblo exige el cese de la contracultura, que se ponga fin a la fealdad impuesta por todos los medios de comunicación, lo cual es más que una obviedad, aunque el gobierno se complace y ufana de ello. La cultura es un negocio del oficialismo, y de todos los que cobran haberes desproporcionados de manos del Gobierno, sobre todo quienes difunden lo feo y los vicios con aspectos poéticos o musicales, mientras que los grupos de folklore tradicionales son ocultados y despreciados.
La educación queda rebajada así a los niveles instintivos de la animalidad, sin posibilidad de elevar a la persona a la intelectualidad de la ontología y la metafísica, reduciendo a la persona a situaciones degradantes que eliminan todo sentido y finalidad trascendente en la vida, para sumir a cada persona en un egoísmo individualista que aísla socialmente. Y esta es la política educativa del Gobierno, con malos sueldos docentes que están pésimamente formados (o más bien, excelentemente deformados), en que utiliza computadoras abonadas por los haberes de los jubilados para repartir ideología entre los menores de edad, en medio de establecimientos que se caen a pedazos por no tener un presupuesto digno.
La inseguridad campea en el país, de la mano del abolicionismo, de los delitos sin sanción, de inculpar a la sociedad de la delincuencia en las calles y en todas las esferas. Tal inseguridad es política de Estado, y el Gobierno no parece interesado en erradicar sus causas, porque además utiliza esta ideología como fuente de votos: el voto del delincuente vale igual que el de una persona honrada y sin antecedentes penales. A los docentes malpagos, siguen los integrantes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad malpagos, y encima sin los más mínimos recursos materiales. La Salud y la Justicia, van por el mismo camino.
La política se ha convertido en un maquiavelismo absoluto, una pugna por ocupación de cargos superiores que otorguen una mayor posibilidad de enriquecimiento ilícito con mayor impunidad. Ocupar un cargo político permite convertir al Estado en un “botín de guerra” de donde se puede tomar lo que se desee sin que haya consecuencias… mientras siga el mismo gobierno en el poder, encubriendo todas y cada una de las irregularidades, desprolijidades y actos corruptos de sus “súbditos” chupamedias, obsecuentes y lamebotas.
En el aspecto Sobernatural, la Iglesia Católica resulta vilipendiada no sólo por los enemigos que dese el exterior buscan dañarla desde siempre, sino desde su mismo interior, con pastores que parecen no tener Fe, que no dicen con completa claridad las cosas que el momento exige, callando lo que deberían gritar desde las terrazas. Mientras tanto, desde el Gobierno es fomentada cuanta secta pueda haber pululando por el planeta, en el marco de la imposición de un sincretismo
Ante todos estos males, y muchos otros que quedan en el tintero, la población, el pueblo, ha comenzado a salir a las calles. Todos los opositores conocen los riesgos existentes. Todos asumen el riesgo, y todos comienzan a dar la cara, en un movimiento que es cada vez mayor, con verdades inocultables.
Los cacerolazos son una consecuencia. El pueblo pide ser escuchado, pide un giro en toda la gestión gubernamental, y sin improtar que quede o no el Gobierno, se solicitan medidas concretas.
Los cacerolazos nos están llevando hacia una posible “marcha sobre Buenos Aires”. Claro, algunos vendrán a cuestionar si se trata de una apología del fascismo, de la “marcha sobre Roma” que protagonizara Mussolini, encolumnando tras de sí a personas de izquierda y de derecha, con múltiples inquietudes, y que fueron unificados por “il Duce”. No importa lo que digan, simplemente se trata de un diagnóstico y de una evaluación de escenarios futuros.
El 6 y el 13 de diciembre de 2012 se producirán dos cacerolazos ¿servirán para algo? Sólo en la medida que los adherentes hayan facilitado sus datos.
Si el Gobierno no cambia, se desconcen las medidas que tomará la población para hacerse oír. Muchos temen el resurgimiento de una Guerra Civil que acabaría con la deposición del actual gobierno. Otros dicen que no llegará a tanto. En Venezuela, mientras tanto, está la oposición deosorientada mientras que también hubo grandes cacerolazos sin el éxito debido. Y en el medio, el conocimiento de la Argentina profunda, que nos señala la vuelta del “que se vayan todos”, a la espera de un gobernante serio, capaz y humilde.
Todo lo que hagamos los católicos, será al grito de Viva Cristo Rey. Y que lleguemos a la meta de un país verdaderamente unificado y encolumnado reconociendo la Realeza Social de Jesucristo, de modo que sean superados los obstáculos y que la “marcha sobre Buenos Aires” marque un “antes” y un “después en la Historia de la Argentina. Sólo con una Restauración Nacional será posible recuperar la Patria, con acuerdo sobre quién será el líder de la oposición que no será ni comprado ni vendido, para producir… “LA MARCHA SOBRE BUENOS AIRES”.

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