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lunes, 21 de enero de 2013

EL MÉDICO DEMORADO- CUENTO



Un médico entró en el hospital muy apurado después de haber sido llamado a una cirugía urgente. Él contestó a la llamada lo antes posible, se cambió de ropa y se fue directamente a la sala de cirugía.
Antes de ingresar, se encontró con el padre del niño desesperado, yendo y viniendo en la antesala de espera para hablar con el médico, a quien ansiosamente estaba esperando. Una vez al verlo, el padre gritó:
- ¿Por qué tomaste todo este tiempo por venir? ¿No sabes que la vida de mi hijo está en peligro? ¿No tenés sentido de la responsabilidad?
El médico sonrió y dijo:
- Lo siento, yo no estaba en el hospital y vine lo más rápido que pude después de recibir la llamada... Y ahora, me gustaría que se calme para que yo pueda hacer mi trabajo
- ¿Que me calme? ¿Qué pasaría si fuera su hijo el que estuviera en esta habitación ahora mismo, estarías calmado? ¿Si tu hijo se estuviera muriendo ahora, qué harías? –cuestionó el padre enojado
El médico volvió a sonreír y contestó:
- Voy a decir lo que dijo Job en la Biblia: “Del polvo venimos y al polvo volveremos, bendito sea el nombre de Dios”. Los médicos no pueden prolongar la vida. Usted puede rezar y pedir a la Virgen que interceda por su hijo, nosotros vamos a hacer todo lo posible por la Gracia de Dios
- Dar consejos cuando no estamos en cuestión ¡es tan fácil! -murmuró el padre.
La cirugía se llevó a cabo algunas horas después, porque se necesitaban previamente los resultados de análisis y placas. Concluida la operación, el médico salió feliz, y comunicó gozoso al padre:
- ¡Gracias a Dios! ¡Su hijo se ha salvado!
Y sin esperar la respuesta del padre el doctor muy apurado mira su reloj y sale corriendo. Mientras se marchaba le dijo:
- ¡Si usted tiene alguna pregunta, pregúntele a la enfermera!
- ¿Por qué él es tan arrogante? ¿No podía esperar algunos minutos más para que para preguntarle más sobre el estado de mi hijo? La verdad… ¡me atendió muy mal personalmente, aunque le salvara a mi hijo la vida!

La enfermera respondió, con lágrimas por su rostro:
- El hijo del doctor murió ayer en un accidente de carretera, y el médico estaba en el cementerio cuando Usted lo llamó para que realizara la cirugía de su hijo. Y ahora que ya le salvó la vida a su hijo, déjelo ir. Él se fue corriendo para terminar el entierro de su propio hijo.
MORALEJA:
Nunca juzgues a nadie, porque nunca se sabe cómo es la vida de los demás, por qué problemas atraviesa, situaciones que le suceden…

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