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lunes, 28 de enero de 2013

JUICIO A KLARÍN.




Por Carlos Belgrano

Amigos:

Nuestra corporación de Medios es monocorde, voluble, mediocre y guarda una consonancia tan simétrica entre sus propietarios y accionistas que nos impide, establecer un distingo singular, que nos habilite para acudir en el rescate de alguno de sus integrantes.

Porque todos tienen un pasado tan ominoso y medroso, por la complacencia a la que se prestaron en algún tramo de nuestra historia reciente.

Atrás quedó la etapa de las valentías manifiestas, como la de la familia Gainza Paz, cuando Perón les expropió La Prensa, por sus vibrantes editoriales contra el Régimen de aquéllos difíciles años.

Nunca se repitió ese gesto de estoicismo en el universo del periodismo.

En lugar de ello, tuvimos, tenemos y tendremos a Clarín, que para sintetizar a todo el resto, es la quintaesencia de trasvetismo mediático, que coqueteó con todos los gobiernos, hayan sido éstos civiles y/o militares por igual.

El abandono voluntario, malicioso y porque no también cobarde, de explotar la ciclópea capacidad de inserción en una opinión pública en estado catatónico, los hace tan responsables como a los K, de todos los desmanes en los que nos vemos involucrados como Sociedad.

Porque al fin de cuentas, Magneto y sus amigos, son cómplices necesarios en la idiotización de un Pueblo naif, al que en dosis cada vez más abundantes, le inoculan más de Tinelli.

Cuando en circunstancias extremas, como las actuales, mucho más nocivas que los más aciagos tiempos del peronismo de los cuarenta y cincuenta, por la inexistencia de una contrapropuesta de esa forma autocrática de gobernar, que con sus más y con sus menos, existía entonces, un Imperio como el que regentea este sujeto, tiene que anteponer su voracidad crematística, para otros menesteres.

Que deberían de principiar con una línea editorial, ácida, mordaz, que transforme a ese Medio, en una barricada, un estandarte, que de una forma muy singular, fuese la voz aleccionadora para "avispar" a esta Argentina, cada vez más adormilada e inconexa.

Este Señor Magneto, que es ya archimillonario, nada tiene que perder, salvo la inefabilidad de su deceso y sin embargo con una estructura física, digamos en etapa exánime no renuncia a la voracidad, que lo aleja de lo más trascendente que debería de guiar estos últimos tramos de su sinuosa existencia mortal.

He esbozado esta contracara de un panegírico, por la desbordante velocidad de influencia que el grupo Clarín malogra privilegiando sus fiducios.

Si dos ignotos periodistas del Washington Post, pusieron en fuga a un Todopoderoso como Nixon, a mitad del retiro de los yankees del sureste asiático, por mucho menos, este sujeto Magneto, si se lo propusiera y sin esfuerzo, haría caer a este malandroso gobierno.

Si desiste de hacerlo, es porque sus motivaciones, evidente es, que están en lo absoluto divorciadas del interés colectivo.

Y de ser así, ese renunciamiento volitivo a combatir abiertamente este tsunami de vulgaridades e indemnidades, con que nos inunda a diario la Presidente, ninguno de sus colegas tomará la iniciativa y esta latencia en el que reposa el Bien Común, será tan eterna como insondable en el tiempo.

Por ello creo que debemos de iniciar un

JUICIO A KLARÍN.

Atentamente Carlos Belgrano
lacuchillanacional@yahoo.com

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