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martes, 1 de enero de 2013

¿SABIAS? COMUNION EN LA MANO...



¿Sabías que el Concilio Vaticano II no se pronunció sobre la práctica de la Comunión en la mano? 

La aprobación vino después, en un periodo de abusos litúrgicos por los que el Papa Juan Pablo II pidió perdón en “Domini Cenae” (24-2-80).
Imitando las normas de la Antigua Alianza, San Sixto I (s. II) prohíbe que los laicos toquen los vasos sagrados, y San Gregorio Niceno (s. IV) que toquen el Altar. San Juan Crisóstomo (s. IV) advierte que el Serafín que purifica los labios de Isaías con un carbón encendido, tomado del Altar, lo hace mediante unas tenazas, mientras algunos fieles ignorantes reciben al Santísimo en la mano; y advierte: “Esta (la Eucaristía) es mucho más grande que la tocada por el Serafín”. Es otra incongruencia: Nosotros no somos más puros que los Serafines. San Cirilo presiente los peligros de la Eucaristía en manos de los fieles.
¿Sabías que NO EXISTEN FUNDAMENTOS BÍBLICOS para justificar el rito de la Comunión en la mano, sino más bien para denegarlo?
 DIOS revela el contenido litúrgico en el Antiguo Testamento de no tocar las cosas sagradas (Núm. 4, 15; II Sam 6, 1-9; Jdt 11, 13), se hace realidad en el nuevo Testamento cuando Cristo dice a la Magdalena (jn, 20, 17): ¡NOLI ME TANGERE! (No me toques), y se revalida cuando la Iglesia prohíbe la Comunión en la mano. 
Entonces se cumple también el Salmo 81: “Abre tu boca y Yo la llenaré”, en un pasaje en que DIOS promete alimentar a sus fieles con “flor de harina y miel de la Roca”.
 Es la correcta interpretación de los textos sagrados en el tema, por cuanto la Iglesia prohibió esta práctica durante tantos siglos.
 Corpus
 ¿Sabías que tampoco EXISTEN FUNDAMENTOS EN LA TEOLOGÍA TRADICIONAL para justificar la Comunión en la mano?
Ya San Sixto I, Papa (115-125) prohíbe a los laicos tocar los vasos sagrados (Mansi 1, 653). Con mayor razón hubo de prohibir la Comunión en la mano.
 En la época de San Justino (100-166) sólo los diáconos dan la Comunión a los fieles (Apología 1, 65,5). Este uso es confirmado por la Didajé (15,1) y por San Ignacio de Antioquia (+107).
 El Papa San Eustaquio (275-283) en su “Exhortación a los Sacerdotes” decreta que “nadie tenga la presunción de hacer llevar la Comunión por un laico o una mujer a un enfermo” (Patrol. La. 5, 165).
San Jerónimo (347-420), secretario del Papa San Dámaso, aplica la Doctrina Bíblica (Ex 19,5; ISam 21,5) para descalificar la Comunión en la mano: “Si quienes habían estado con sus esposas no podían comer los panes de la Proposición… ¿Cuánto menos podrá ser violado y tocado por ellos aquel Pan que bajó del Cielo?” (C. de Panm., 49,15).
 En el Sínodo de Roma del año 404, celebrado bajo el Papa Inocencio I (401-417) se impone la continuación del rito de la Comunión en la lengua (Mansi X, 49,15).
 El Papa San León I “El Grande” (440-461) recuerda en su “Sermon V” que el Santísimo Sacramento es recibido en la lengua (Patrología Latina, 54, 1385).
El Papa San Agapito (535-536) curó milagrosamente a un sordomudo, cuya lengua se soltó al darle de comulgar en la boca (S. Greg. dial. III, 3).
 El Papa San Gregorio “El Grande” (590-604) daba la Comunión en la lengua (Patr. Latina, 75, 103).
En el Sínodo de Rouen (649-653), siguiendo la línea observada en Roma, se prohíbe Comulgar en la mano, y se amenaza a los sacerdotes que no cumplan estas disposiciones (Mansi X, 1199-1200).
 En el VI Concilio Ecuménico de Constantinopla (680-681) se prohíbe a los fieles que comulguen por sí mismos, y se amenaza con la excomunión a los que tengan la osadía de hacerlo (Mansi XI, 969).
Santo Tomás de Aquino, el “Doctor Angélico” nos dice: “Por reverencia a este Sacramento, ninguna cosa entra en contacto con Ella (La Eucaristía) a no ser que esté consagrada; por lo cual se consagran no solo el corporal sino también el Cáliz y, asimismo, las manos del Sacerdote, para tocar este Sacramento. De donde se deduce que a ningún otro le es lícito tocarlo” (Sum. T., III Q, 82, a, 3).
 Por eso dice San Francisco de Asís: “Sólo ellos (los Sacerdotes) deben administrarlo, y no otros”. (Carta 2ª a todos los fieles, 35).
 Estas prohibiciones son mantenidas por el Concilio de Trento (1545-1563) de carácter dogmático.
Ya San Agustín había advertido: “Sería una locura insolente el discutir qué se ha de hacer cuando toda la Iglesia universal tiene una práctica establecida…”. (Carta 54, 6; a Jenaro).
 El Papa Pio XII, 15 siglos más tarde, mantenía la misma postura: “Hay que reprobar severamente la temeraria osadía de quienes introducen intencionadamente nuevas costumbres litúrgicas, o hacen renacer ritos ya desusados, y que no están de acuerdo con las leyes y rúbricas vigentes”. (Mediator Dei, 17).
El Concilio Vaticano II nos ofrece doctrina para descalificar la práctica a la que nos referimos:
 “Aunque cada uno de los Prelados, por sí solo, no posea la prerrogativa de la Infalibilidad, sin embargo, si todos ellos, aun estando dispersos por el mundo, pero manteniendo el vínculo de comunión entre sí y con el Sucesor de Pedro, convienen en un mismo parecer como Maestros auténticos que exponen como definitiva una Doctrina, en las cosas de la Fe y de costumbres, en ese caso, anuncian infaliblemente la Doctrina de Cristo”. (L. G., 5).
 Y la mayoría de Obispos convino en que la Comunión en la mano iba a ser perjudicial para la Iglesia. Se ha roto, pues, con la Tradición, uno de los Pilares de la Verdadera Iglesia.
¿Sabía usted que Cristo está presente en las Partículas que se desprenden de la Sagrada Forma y se van al suelo cuando se da en la mano?
 Es Doctrina de la Tradición Eclesiástica (”Obra Maestra del Espíritu Santo”) con fundamentos filosóficos y teológicos, desde los Santos Padres (Orígenes, Tertuliano, San Anastasio, San Cirilo de Alejandría, San Cirilo de Jerusalén, San Efrén, San Jerónimo, Sto. Tomás de Aquino…), pasando por los concilios de Trento, hasta nuestros días. Por eso en la liturgia actual se ordena que al recibir la Comunión se utilice la Bandeja o Patena de los fieles: “El que comulga responde amén, y recibe el Sacramento teniendo la Patena debajo de la boca” (M. Romano, n. 117). Pero ¿Quién se preocupa del destino de las Santas Partículas al comulgar en la mano? ¡Y cuántos Sacerdotes han escondido la Patena a los fieles!
 ¿Sabía usted que la Comunión en la mano o que la de una persona que no sea el Sacerdote contribuye a que se pierda el sentido de lo Sagrado?
 Un objeto es Sagrado cuando se ha segregado, separado del uso normal, para dedicarse en exclusiva al Culto Divino. Al Comulgar en la mano, el rito se hace más sensorial y la simbología recuerda mejor lo que es una comida vulgar; pero al someter lo Santo a los sentidos (al tacto), al humanizar lo divino, al naturalizar lo sobrenatural, se pierde el sentido de lo sagrado: se produce una DESACRALIZACIÓN en el Misterio más importante para la Fe, vaciándolo de buena parte de su contenido y eficacia.
 En cierto modo, al Comulgar en la mano, el rito se degrada: el Santísimo es tratado como un objeto… sagrado, pero un objeto; como una cosa… un tanto especial, entre mis cosas. Es difícil entender en ese gesto vulgar, la unión de nuestra alma con el Dios Altísimo. ¡Qué osadía la de nuestras manos pecadoras! Sin haber sido escogidas, consagradas…
No es de extrañar que después de haber manoseado al Santísimo, el comulgante no comprenda ya la obligación de adorarle de rodillas, la necesidad de sentirse nada ante su Creador…, que sea incapaz de reconocer el Misterio de la Cruz actualizado en el Sacramento, y que no sienta la llamada a una entrega absoluta, en correspondencia al Infinito Amor de DIOS humillado en el Sacramento para mi Salvación.
 ¿Sabías que existen documentos que demuestran que la masonería, desde el siglo XIX, ha tratado de conseguir que los Católicos comulgasen en la mano y de pie? Los seculares enemigos de la Fe se salen con la suya, cuando participamos en ello. ¡Qué ceguera por nuestra parte!
¿Sabías que hay iglesias no católicas (sectas) que “comulgan” en la mano y como algunos católicos ignorantes no creen en la Presencia Real de Jesucristo en la Eucaristía?
¿Sabías que hay iglesias orientales -unidas o separadas de Roma- según el rito Bizantino, que tienen prohibida la Comunión en la mano? 
¿Sabías que el Papa Juan Pablo II no es partidario de la Comunión en la mano y la prohibió?
 Nos decía en la Carta “Dominicae Cenae: “El tocar las Sagradas Especies, su distribución con las propias manos, es un privilegio de los ordenados”  o sea únicamente de los Sacerdotes (24-Feb-80). 
Y para que nadie interpretase de otra forma estas palabras, tres meses después, ante las cámaras de la televisión francesa, negaba la Comunión en la mano a la esposa del Primer Ministro, Giscard DÉstaing. 
El mismo año, declaró en Fulda (Alemania) que no estaba de acuerdo con el Documento que autorizaba en este País dicha forma de Comulgar. (Cfr. “Vox Fidei”, n.10-1981; “Chiesa Viva”, n.112; “Sol de Fátima”, n.82).
¿Sabías que la Madre Teresa de Calcuta ha manifestado que el peor mal que se da en el Mundo es el rito de comulgar en la mano? (”The Wanderer”, 23-3-89; “The Fatima Crusader”, 3er, trim.89).
Es lógico: se trata de un rito inadecuado, causa de profanación y desacralización. Así se pierden Gracias. “Si la Gracia del Señor vale más que la vida” (Ps 62,4) y la Eucaristía es “la Vida del Mundo” (Jn. 5,51), el rito aludido es un mal de primera magnitud.
¿Sabe usted que las apariciones del Señor o de la Virgen, extendidas por todo el mundo, nos hablan de que el Cielo no acepta el rito de la Comunión en la mano?
 No es un hecho aislado, sino un fenómeno mundial, que en países como: Argentina, Australia, Austria, Bélgica, Ecuador, España, Estados Unidos, Guatemala, Italia, México, Polonia…, se atribuyen al Cielo revelaciones que descalifican comulgar en la mano y de personas que no son Sacerdotes.
 ¿Sabías que -según se ha comprobado y como se temía- la práctica de la Comunión en la mano ha potenciado incalculablemente el número de profanaciones en donde gente perversa se lleva las Ostias para profanarlas en ritos de brujería y satánicos?
No permitas o no participes en que se de la Santa Comunión en la mano No la recibas en la mano o por personas que no son Sacerdotes, fórmate en donde el Sacerdote la esté dando y recíbela en la boca y debidamente preparado.
Bendiciones.


Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus del mal que están en el aire. (Efesios 6, 12)
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