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miércoles, 20 de febrero de 2013

DECONSTRUCCIONISMO ECLESIAL: QUÉ DICEN LOS HEREJES MODERNISTAS E INFILTRADOS EN LA IGLESIA CATÓLICA DE LA ABDICACIÓN DEL PAPA BENEDICTO XVI



Por Emilio Nazar Kasbo

El mediático sacerdote mendocino Vicente Reale dijo: "Creo que a Benedicto XVI le faltan fuerzas corporales, pero también apoyo", sosteniendo así la división de la Iglesia Católica y la pública muestra de rechazo a la Tradición y al Papa en la proclamada rebelión convocada por el herético pseudoteólogo Hans Küng.

EL RATZINGER PROGRESISTA
Cuando Dios haya desaparecido totalmente para los seres humanos”, aseguró el joven sacerdote y teólogo reformista Joseph Ratzinger hace cuarenta años, en 1968 “experimentarán su absoluta y horrible pobreza. Y entonces descubrirán la pequeña comunidad de los creyentes como algo totalmente nuevo”.
En una conferencia radiofónica que llevaba por título “¿Bajo qué aspecto se presentará la Iglesia en el año 2000?”, el entonces profesor de teología de la universidad de Tubina, afirmaba con contundencia que la Iglesia del futuro tendría que olvidarse de los aspectos políticos para centrarse en lo espiritual. El texto, editado en alemán en 1970 y en castellano en 1971, como parte de la recopilación Fe y Futuro, tras la abdicación de Benedicto XVI cobra especial relevancia.
Para el teólogo alemán no cabía duda de que la crisis que vivió la Iglesia tras el Concilio Vaticano II, azuzada por los intentos reformistas de los teólogos más críticos (entre los que figuraba, antes de enfrentarse abiertamente a ellos, el propio Ratzinger) acabaría llevando a la institución a sus orígenes: “La Iglesia se hará pequeña, tendrá que empezar todo desde el principio. Ya no podrá llenar muchos de los edificios construidos en una coyuntura más favorable. Perderá adeptos, y con ellos muchos de sus privilegios en la sociedad. Se presentará, de un modo mucho más intenso que hasta ahora, como la comunidad de la libre voluntad, a la que sólo se puede acceder a través de una decisión”. Esto no es más que expresión del “deconstruccionismo” en una de sus formas. Disolver y reconstruir es un principio propio de la Masonería. Una ruptura semejante en la Tradición de la Iglesia Católica, que implicara “empezar todo desde el principio”, no sería otra cosa más que la destrucción total de la Tradición, que impediría la transmisión a las futuras generaciones de la exacta Revelación de Jesucristo, reconstruido todo desde bases humanas, desde un “restaurador” que omitiría la Tradición anterior, para luego rescatarla admitiendo una “ruptura” en la continuidad. Si la Iglesia Católica "corta" la Tradición que viene de Jesucristo y "reconstruye" una nueva... ¿desde dónde la reconstruirá? ¿desde el judaísmo? ¿desde el paganismo? ¿desde el protestantismo? ¿desde la suma de todas las religiones? El deconstruccionismo eclesial debe ser rechazado como una dañina aberración teológica y filosófica que atenta directamente contra Dios, el sostenimiento de una desviación teológica desagradable a Dios.

DECONSTRUCCIONISMO ECLESIAL
Es más, como sacerdote profetizaba las consecuencias del Concilio Vaticano II: escape de feligreses, vaciamiento de las iglesias, y la falta de evangelización social y de la política para tener una “coyuntura desfavorable” no se construirían más iglesias y Catedrales, pronosticando que los católicos pertenecerían a una “comunidad de la libre voluntad a la que sólo se puede acceder a través de una decisión”, siendo esto último la expresión de un pelagianismo o semipelagianismo que excluye explícita o al menos implícitamente que Dios nos amó primero, que excluye la Gracia de Dios previa.
Además, con el tiempo han aparecido los “ministros extraordinarios de la Comunión” (para una Iglesia Católica que ha perdido la mayor parte de su clero y de sus feligreses), así como monaguillas, hasta llegar a abusos litúrgicos. Ratzinger apostaba en 1968, incluso, por una Iglesia con “nuevas formas ministeriales”, que “ordenará sacerdotes a cristianos probados que sigan ejerciendo su profesión”, algo que según él iba a ser habitual en las comunidades pequeñas y los grupos sociales homogéneos. Una Iglesia centrada en lo espiritual, “que no suspira por su mandato político y no flirtea con la izquierda ni con la derecha”. Aparentemente, estaba haciendo referencia a los “curas obreros” o los “curas en las fábricas”, o alguna idea semejante.
Para Ratzinger como teólogo progresista, la Iglesia tenía que aprender de su evolución tras la Ilustración y la Revolución Francesa, que habían cambiado por completo el panorama. La Iglesia que surgió tras las revoluciones a finales del siglo XVIII, contaba Ratzinger, se había hecho más pequeña y había perdido esplendor social, “pero al mismo tiempo se había hecho más fecunda por la nueva fuerza de su interioridad que, a través de los grandes movimientos de laicos y en las numerosas y nuevas fundaciones de órdenes, que tuvieron lugar desde mediados del siglo XIX, produjo nuevas fuerzas para la formación y la realidad social, hasta tal punto que no es posible imaginar nuestra historia más reciente sin ellas”. La Constitución de Europa que omite al Catolicismo en particular y al cristianismo en general como base, origen, raíz y esencia de su identidad, es una realización de lo que el mismo Ratzinger predicó en aquellos tiempos.
Hoy están señalando que ese movimiento pronosticado por Ratzinger como progresista reformista, tras la “desaparición” total de Dios en la sociedad, tras una ruptura completa en la Tradición, es concretado ahora en una “nueva restauración” de lo anterior pero de un “modo nuevo” (tal como enseña el “deconstruccionismo”), teniéndolo a él como artífice e iniciador de la “restauración” de lo “antiguo” en “lo nuevo” (y no como continuidad de la Tradición de forma inalterada y uniforme, transmitiendo siempre lo mismo por reflejar una Verdad Eterna).

ALEGRÍA DE REALE
Reale afirmó en una entrevista a Radio Nihuil que se encontraba “gratamente sorprendido porque hacía mucho, cinco Siglos, cuatro Siglos que no se producían renuncias de los Papas. Esta renuncia, que viene precedida también de algo que antes no había, que es la renuncia de los Obispos y sacerdotes a los 75 años, que eso fue impulsado después del Vaticano II, nos habla que todos nosotros somos seres humanos tanto como cualquier otro que pisa la tierra. Y se puede renunciar porque uno no puede más, por razones de enfermedad, o porque también puede llegar el caso de decir ‘miren, yo no doy más y punto, se acabó’, como hace el Papa en este momento”
Señaló Reale: "La fuerza humana, la salud y la suma de problemas que puede haber en un entorno que ya no se puede ocultar, hace que una persona no pueda llevar tanta carga", y sostuvo que el Papa no es un semidiós, sino un ser humano con una responsabilidad muy difícil. Agregó que a pesar de la falta de fuerzas, a Ratzinger le faltó apoyo en el Vaticano. Es decir, hay quienes pretenden la disolución del Papado instituido por Jesucristo, y que la Iglesia Católica directamente se convierta en protestante. En vez de retirarse de la Iglesia y hacerse protestantes, pretenden que la Iglesia se protestantice (para seguir el destino actual de los protestantes en la infidelidad incluso a los textos de la misma Biblia). Por otra parte, el sacerdote y menos aún el Obispo, no son personas como cualesquiera otros, así como Jesucristo tampoco lo fue. Existen suficientes razones teológicas para desmentir los dichos de Reale, que sólo pueden tener validez en el protestantismo o en el marco de la des-sacralización de la Iglesia, en su consideración con mirada inmanentista.
“Creo que le faltan fuerzas corporales, pero también le falta apoyo. Hay internas dentro del Vaticano –algunas conocidas- otras que están en la oscuridad para nosotros. Lo que significa que una persona con buena voluntad de hacer las cosas bien encontrándose con esta muralla llega un momento le faltan fuerzas físicas, psicológicas y hasta espirituales. Ni el Papa ni el obispo ni cualquier católico somos semidioses, somos personas como cualquiera”, señaló Reale. Así, la misma Iglesia Católica es vista como centro de una “lucha de clases”, donde hay sectores en pugna por el poder. ¿Acaso es eso lo que dejó instituido Jesucristo?

IGUALDAD ANTIJERÁRQUICA
Manifestó además Reale que al Papa se lo considera aún hoy como un semidios, “y no es un semidios, es un ser humano. Para mí es un hecho auspicioso porque es ponernos a todos como quiere Jesús en un plan de igualdad entre los seres humanos porque todos somos hermanos”. Esto es falso, porque Jesucristo no es un “semidios”, sino que es Dios, y el Papa es su vicario, su representante, su voz actual en el mundo. Jesús no dijo que “somos todos iguales”, sino que tenemos igual dignidad ante Dios, que es algo muy distinto. La “igualdad” matemática proclamada por Reale, no es la predicada por Jesucristo. Él nos juzgará a todos por la misma vara, que es la vara de Dios, en donde se halla la verdadera igualdad que predica la Tradición.
Finalmente, la visión inmanentista de la Iglesia es explícita en Reale, cuando dice: “se abre una puerta de sinceramiento dentro de la Iglesia, para decir que no hay semidioses. Aquí nadie tiene atado al Espíritu Santo, cuando uno cree que ya no puede, ya no puede”. Esto significa que la Iglesia Católica y el Papa no son asistidos por el Espíritu Santo, y siguiendo este razonamiento, cualquier feligrés tiene la “iluminación” del Espíritu Santo para predicar cualquier cosa que le sea “inspirada”. La otra interpretación, igualmente nociva, es que la Iglesia Católica es un mero símbolo material y abstracto, sin una realidad profunda que religa con Jesucristo.

RETROCESO CON BENEDICTO XVI
Horacio Fábregas y Esteban Mariani, ex sacerdotes y autores del escandaloso libro blasfemo "Cinco Curas", aseguraron que durante el período de Ratzinger la Iglesia Católica sostuvo una línea dura, cerrada y conservadora.
Para el ex sacerdote Horacio Fábregas es esperable que el sucesor de Benedicto XVI sea "más de derecha y más conservador que el actual", según declaró a una radio cordobesa. "El Pontificado de Benedicto XVI ha sido un paso atrás para la Iglesia. Si bien fue preparado por su antecesor, Juan Pablo II, no hay que olvidarse que Ratzinge fue su mano derecha, creo que se ha replegado más, sosteniendo una línea más dura, más cerrada hacia el mundo, más recalcitrante y conservadora", añadió.
A su turno, el ex cura Guillermo Mariani, otro de los autores del citado libro, aseguró que la dimisión de Ratzinger fue sorpresiva, pero al mismo tiempo preparada. "Esto viene preparándose para que no terminara el Pontificado sin haber arreglado su sucesión", dijo a Radio Universidad.
"Esto viene preparado desde hace tiempo por los cardenales elegidos por Benedicto, junto a los obispos. En muchos lugares del mundo han reemplazado a los que tenían una visión posconciliar por elementos conservadores muy afines a la actitud conservadora del Opus (Dei), que tiene una cantidad de cargos ocupados en el Vaticano", señaló.
Consultado sobre Ángelo Scola, que suena como el candidato con más chances de convertirse en Papa, Mariani evocó que la costumbre en el Vaticano es nombrar gente conservadora. "Su candidatura no trae ninguna novedad. Seguirá el restauracionismo. Las fuerzas de Benedicto XVI resisten el embate de algún progresismo que desde fuera del Vaticano se está agrandando, por parte de teólogos, obispos, etc", sostuvo.

LA VISIÓN MODERNISTA HOY
En un artículo publicado en la herética web “Sin tapujos” el día 12 de febrero de 2013, Raul a. Perez Verzini se expidió sobre la visión modernista actual bajo el título “Renunció”.
Mostró inicialmente su alegría, y su frustración por una presunción: “Si no fuera porque en la iglesia nada es casualidad sería una noticia para alegrarse.”
Definió así al Papa y la situación actual “Uno de los papas más retrógrados de los últimos tiempos. El más cruel en su forma de castigar al que piensa distinto. El que ocultó los cientos (miles?) de casos de pedofilia que le llegaban a su despacho como gran inquisidor. El que se ocupó personalmente por marginar a los grupos progresistas y acercar a los ultraconservadores. El que contribuyó a alejar cada vez más a la iglesia del mensaje liberador de Jesús de Nazaret imponiendo un rígido catecismo medieval. Ratzinger ha renunciado”. ¿Acaso hubo alguna condena, o algún “apercibimiento” a algún teólogo o sacerdote? ¿Cuál fue la forma “de castigar” tan “cruel” que utilizó contra el “que piensa distinto”? Acerca del problema de la pedofilia, en que se le achacan a la Iglesia Católica casos desde 1950 a la actualidad, mientras que la web del Vaticano en su portada tiene un espacio directo para las denuncias que pudieran existir, para su investigación. Finalmente, el “mensaje liberador” que pretende el autor, es el de Carlos Marx, no el de Jesucristo, no el de la liberación espiritual. Y finalmente: ¿hay diferencia entre la Fe de los medievales y la actual? ¿Qué diferencia entre un Catecismo Medieval o uno actual hay? Porque si hay diferencias, hay una Fe distinta, y por tanto el mensaje de Jesucristo ha sido interrumpido en su fidedigna transmisión.

¿QUIÉN COMO DIOS?
Además, Verzini considera que en este mundo hay alguna autoridad superior al Vicario de Jesucristo, o que hay autoridades que se le asimilan. Así, expresa en su visión materialista e inmanentista: “Los pruritos del lenguaje aclaran que un papa no dimite. El poder absolutista y totalitario no permite que alguien acepte la renuncia porque nadie hay más importante ni digno que el emperador. Y por algo ellos copiaron casi literalmente el modelo del imperio romano”. No es lo sublime de la función ejercida por el Papa, sino que en la visión del autor debe ser instaurado el “cambalache eclesiológico”, el “sincretismo teológico” y la indiferencia moral entre la virtud y el vicio, único modo que existe para que haya alguien igual o superior a Jesucristo o su Vicario.
La renuncia de Ratzinger, más allá de la enfermedad que le impide ejercer su rol, es una jugada maestra de un estratega cuidadoso. Planeó cada detalle de su elección como papa y cuando se descubre “sin fuerzas” renuncia para seguir controlando la elección de su sucesor. Habría que analizar si es sólo sin fuerzas físicas o también sin fuerzas para liderar la corrupta maquinaria vaticana que no tuvo la decisión política de desmantelar”, afirma el autor. Atribuye un manejo en que designará en vida a su sucesor, cuando el Cónclave para designar al próximo Pontífice es una jornada de oración para que el Espíritu Santo ilumine a los Cardenales. Sin pruebas, además, habla de una “corrupta maquinaria vaticana”, lo cual es un modo de difamación contra la misma Iglesia Católica.
Continúa afirmando: “Ratzinger es consciente de que por más papa que sea tiene más poder como vivo que como muerto y de esta forma asegura continuidad al proceso que él mismo impulsó junto a JPII de abandono sistemático de las renovaciones más importantes iniciadas durante el Concilio Vaticano II”. Las “renovaciones” del Concilio Vaticano II a que hace alusión el autor, son precisamente herejías, condenadas ya por el Magisterio Infalible de los Papas “preconciliares” (como si el Concilio marcara dos “tiempos” en la Iglesia Católica).

CAMBALACHE ECLESIOLÓGICO
Insinúa además una maniobra: “Estando vivo puede presionar a los cardenales que él mismo nombró y que le deben el cargo, para que elijan otro de su misma línea. Al hacer pública su renuncia ya goza de dedicación full time para organizar su estrategia de elección. Logrado el objetivo le harán creer a las multitudes que el Espíritu Santo lo eligió. La mayoría, sin formación cristiana de verdad, se lo creerá.” Así, pretende que la Iglesia no es guiada por el Espíritu Santo, como si se tratara de una cuestión pueril para “tontos”, “le harán creer a las multitudes que el Espíritu Santo lo eligió”, porque en su visión inmanentista todo es un juego de poder materialista, a ver quién se sienta en un Trono en el Vaticano para mandarse la parte como dueño del catolicismo mundial. ¿Quiénes creerán que fue elegido por el Espíritu Santo según Verzini? Creerán que fue elegido por el Espíritu Santo “la mayoría, sin formación cristiana de verdad”. O sea, hay una “formación cristiana equivocada” (la de los Apóstoles, de los Padres de la Iglesia, de los Santos de todos los tiempos), y una “formación cristiana verdadera” (la herética inmanentista y materialista, modernista). El autor, y todos los que piensan como él no son católicos.
¿Qué es lo que busca destruir Verzini? El mismo lo dice: “La Iglesia se ha ido convirtiendo con bastante éxito en un gueto y es hoy una de las sectas más grandes con muy poco futuro, salvo para lo sacramental y cúltico, que sigue fascinando a muchos por más que no compartan un ápice las enseñanzas anacrónicas de una institución muy poco evangélica. Hoy la Iglesia Católica es más un show místico completamente alejado de las enseñanzas de Jesús de Nazaret y por lo tanto inofensivo para los poderes de este mundo, que una voz profética y modelo de nueva humanidad como quería el mismo Jesús”. La Iglesia Católica, el tronco común de donde se han desprendido los cismáticos y herejes, es tratada como una secta en la nota. Una especial referencia hace el autor a “lo sacramental y cúltico, que sigue fascinando a muchos por más que no compartan un ápice las enseñanzas anacrónicas de una institución muy poco evangélica”. Destruida la Iglesia Católica ¿cuál es la institución “evangélica” que quedaría, si no es la fundada por Jesucristo, precisamente la Iglesia Católica? La Liturgia católica es calificada como “un show místico”, que sólo puede ser considerada “completamente alejado de las enseñanzas de Jesús de Nazaret” desde la herejía gnóstica. ¿Qué pretende Verzini? Que la Iglesia Católica ejerza poder e influencia material sobre los poderes temporales (es decir, un “lobby”), y no que tal acción sea de tipo espiritual, que es su verdadera misión. Es que el “modelo de nueva humanidad” que predica el autor es el de Carlos Marx, el de Antonio Gramsci y el de la Escuela de Frankfurt, no el de Jesucristo rechazando la tentación del Diablo en el desierto cuando le prometía sumisión de los poderes de la Tierra.
Asimismo, Verzini quiere exterminar el Vaticano: “Sería hermoso soñar ahora con una primavera para la Iglesia. Sería hermoso que el próximo papa desarticule una de las organizaciones de poder mas temibles: la curia romana. Sería hermoso que se inicie un proceso de renovación cuya fuente sea un retornar a las escrituras. Sería hermoso que el nuevo papa decida dejar los palacios vaticanos y ejercer su ministerio (Servicio) desde alguna favela de Rio o una villa miseria de Buenos Aires o de algún otro lugar del tercer mundo. Sería fantástico que el poder se ejerza de manera colegiada integrando a los que históricamente han sido marginados de la conducción eclesial, los laicos en general y las mujeres en particular. Nada de esto sucederá”. La Curia Romana es vista como algo malo, como parte de una de las “organizaciones de poder más temibles”, y pretende además que un Papa abandone el patrimonio que la Cristiandad ha ofrecido a Dios, y que viva en una favela de Río o en una villa miseria de Buenos Aires, como señal de… ¿protesta social? ¿Es ese el sentido de la misión del Vicario de Jesucristo? Esté donde esté el Papa, no deja de serlo, en una favela o en un gran Palacio. Pero como la Cristiandad ha buscado ofrecer a Dios y al Vicario de Jesucristo lo mejor, sometiendo lo temporal a lo Sobrenatural (que el incrédulo Verzini vilipendia), es una señal del sacrificio de Abel, mientras que rebajar el mensaje de Jesucristo y de su Vicario a lo mundano no es otra cosa que el sacrificio de Caín. Jesucristo dijo a Pedro “sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”, lo dijo a un solo Apóstol, no a los doce, y por eso mal puede afirmar el autor de la nota que “el poder (de la Iglesia) se ejerza de manera colegiada

INMANENTISMO GNÓSTICO
Según Verzini, “El futuro del cristianismo no pasa por el vaticano. El futuro del cristianismo es el que viven día a día aquellos que trabajan por la justicia y la paz, aquellos que se esfuerzan por crear más fraternidad e igualdad aunque ni siquiera se autodenominen cristianos. El futuro del cristianismo es de aquellos que intentan vivir los valores fundamentales de la humanidad en solidaridad con los que han sido desplazados. Esto fue lo que quiso Jesús de Nazaret al impulsar un nuevo tipo de sociedad a la que llamó, con lenguaje críptico para nosotros, reinado de Dios”. La “justicia y la paz” que predica el autor, no es la de Jesucristo, sino “la de este mundo”, condenado por las mismas palabras de Jesús. Una solidaridad materialista, económica, un “paraíso en esta tierra” en un mesianismo político que el Magisterio eclesial siempre ha condenado, a lo cual llama el herético Verzini “reinado de Dios”. Verzini quiere un mundo donde no haya pobres, cuando Jesucristo mismo dijo que siempre existirán, y por tanto el autor de la nota aguarda un mesianismo temporal. Esa no es la Iglesia Católica. Eso no es cristianismo.
Finalmente, concluye Verzini: “El vaticano es la puesta en escena de un espectáculo teatral que cada vez interesa a menos personas en el mundo. Por suerte”. El odio marxista antijerárquico y contrario a toda virtud, es lo que guía a Verzini. La realidad lo desmiente al autor, afortunadamente.
Por último, el artículo de Verzini exhibe la pretensión modernista de que existen “dos Iglesias”, una “progresista” (la que afirman ser verdadera, sin Liturgia, sin Dogmas, sin Moral), y otra “tradicional” o “conservadora” (a la que afirman “farisaica” y “legalista”). Esta “división”, ha sido condenada explícitamente por San Pío X en la Encíclica Pascendi. Sostener que hay “dos Iglesias” es una herejía, y quien sostiene esto, o quien adhiere a la “progresista” (contra la Tradición), se encuentra fuera de la Iglesia Católica. Y los católicos, no somos herejes.

EL MODERNISMO DE KÜNG
"Existe el riesgo de que Benedicto XVI se convierta en un papa en la sombra que, pese a haber renunciado, siga teniendo influencia indirecta", señaló el hereje Hans Küng a la nueva edición del semanario "Der Spiegel". Así, considera que el Papa lleva a cabo un gobierno “humano”, centrado en cuestiones temporales y no en las espirituales.
Küng resaltó que Joseph Ratzinger vivirá en Vaticano tras dejar su cargo el 28 de febrero y que conservará a su secretario, Georg Gänswein, a la vez prefecto del nuevo Papa. "A fin de cuentas, a ningún párroco le gusta que su antecesor siga junto a la parroquia vigilando todo lo que hace", ilustró. La consideración resulta exagerada y ridícula en sí misma, y carece de la menor relevancia, pero hace presuponer que electo el nuevo Papa, habrá otro “Papa” vigilándolo, actuando sobre él. Es dable considerar que aunque así fuese, aunque Benedicto XVI influyera en alguna consideración sobre quien sea designado para sucederlo, quien será el Vicario de Cristo no es Benedicto XVI, sino precisamente su sucesor. Es cierto que existe una parte “humana” en la Iglesia Católica, pero ésta está subordinada, sujeta y sometida a la parte espiritual, como la entre el cuerpo y el alma, entre la materia y la forma, pero de ningún modo es el cuerpo o la materia el que guía y ordena al alma o a la forma, sino a la inversa.
Consultado por cómo debería ser el nuevo Papa, Küng pidió que "no viva espiritualmente en la Edad Media" y que esté abierto a "las necesidades de reforma y a la modernidad". Si hay algo que repudian los modernistas, es la Edad Media, fundándose en la leyenda negra a la cual dan crédito sin mayor análisis, en la mayor ignorancia, para el mayor daño a la Fe. Lo que piden, es protestantizar la Fe, inmanentizar la Iglesia Católica, mundanizarla haciéndole perder todo contenido trascendente, toda misión encargada por Jesucristo a los Apóstoles y sus sucesores.
Küng conoce a Ratzinger desde los días en que ambos eran estudiantes. La Iglesia retiró al suizo la licencia para enseñar en 1979 debido a sus continuas críticas, pero al momento nunca fue excomulgado.

LA “DESASTROSA POLÍTICA”
Asimismo, Küng dijo que “La renuncia del Papa Benedicto XVI es legítima y entendible por varios motivos. Ésta merece nuestro más grande respeto. Se debe esperar, sin embargo, que Ratzinger no trate de intervenir en la elección de su sucesor. Entre los muy conservadores cardenales, nombrados la mayor parte bajo la desastrosa política personal practicada por Benedicto y su predecesor, será bastante difícil encontrar a un candidato que sea verdaderamente capaz de liderar a la Iglesia en las diversas crisis en las que se encuentra inmersa  actualmente.”
Benedicto XVI no estará presente en la elección del próximo Papa, y por tanto no existe modo de que en ese momento existan “presiones”, “intervenciones” o “influencias”. Cabe destacar que desde hace tiempo que no se designan Cardenales que sean afines siquiera al Motu Proprio o que tengan rasgos de conservar algo que pueda considerarse “Tradición Preconciliar”, sino que muchos han sido descartados precisamente por tal motivo.
Así, Küng hace referencia a la “división” intraeclesial entre “muy conservadores” y “progresistas” o “reformistas” (sin nombrar a estos últimos). Es decir, el “reformismo” es la línea atenuada del marxismo no violento, coincidente en el vocablo con el movimiento iniciado por Martín Lutero.
Küng califica de “desastrosa política personal practicada por Benedicto y su predecesor”. No hay la menor referencia a actividad espiritual alguna. “Política personal” hace alusión a actividades de índole material y económica, a “cuestiones de Estado” que no son espirituales, y ha sido criticado por no prestar atención a las mismas. Hablan de una “nueva Iglesia” para sumirla en la mundanización, hablan de “liberación del hombre” para contemplarlo sólo como el “homo oeconomicus” del liberalismo y del marxismo unidos en una síntesis gramsciana e inspirado por la Escuela de Frankfurt. Estos “progresistas” aun no excomulgados, llaman “liberación” a la peor esclavitud de la persona: la esclavitud diabólica de los vicios.

CONSERVADORES “FARISEOS”
"Los conservadores tendrán cuidado de no elegir un papa que se convierta en una especie de Gorbachov católico", dijo el herético pseudoteólogo suizo. "Él conoce personalmente a todos los cardenales, tiene contactos, tiene todas las posibilidades para influir en la elección. Espero que no lo haga", señaló Küng. Lo que se insinúa aquí es que el próximo Papa pudiera desarrollar una “Eclesiotroika”, similar a la “perestroika” soviética. De producirse un hecho semejante, sería el triunfo de las ideas gramscianas en la Iglesia Católica.
Asimismo comentó que, aunque hay reformas que en principio son ineludibles, es de temer que los conservadores sigan oponiéndose a ellas y sostuvo que con los dos últimos pontificados ha habido incluso un retroceso respecto al ecumenismo. Tales ideas pretenden la introducción de “cambios” en materia de “Teología Moral”, introduciendo el condenado principio del “mal menor”, el casuismo y toda otra deformación que permita la derogación de todo principio moral, que se reflejará indudablemente en materia política y social. Así, la aceptación o rechazo de la anticoncepción o de la eutanasia, tiene consecuencias no solo teológicas sino también, en segundo lugar, en la vida social.
"En el Concilio Vaticano II sentamos las bases para un concepto más amplio de Iglesia y un diálogo con las otras religiones. Pero en los últimos ocho años hemos tenido un papa que ni siquiera estuvo dispuesto a reconocer a las iglesias protestantes", agregó. El “concepto más amplio de la Iglesia” pretende convertirla en la “suma de todas las religiones”, en una “construcción desde abajo” en que todas las religiones pueden convivir sin aceptar el Catolicismo en su integridad, en el relativismo y sincretismo absoluto, sin límites.

¿PUBLICANOS CATÓLICOS?
¿Estamos entonces hoy en la “Iglesia del futuro” que el padre Joseph Ratzinger había predicho como teólogo progresista en 1968?
En las entrevistas a Hans Küng, se denotan reclamos de algo que la Iglesia Católica ya hizo: la “reforma” que lleva décadas desde el Concilio Vaticano II
¿Qué más reformas quieren introducir, si ya hasta la Tradición ha quedado desdibujada, diluida, introducida en una “zona gris” en medio de tantas herejías y errores que ya casi son imposibles de enumerar y refutar, por ser una gran mezcla de ideas confusas? ¿Hasta dónde quieren llevar la “reforma”, hasta el protestantismo? ¡Ya fue inventado el protestantismo! Si tal “reforma” es la que buscan tales herejes, ya las hizo el monje agustino Martín Lutero, ¡que lo sigan en su cisma y herejías!
La prédica del ejemplo del “publicano”, de llevar a Dios “en el corazón”, ha llevado al sentimentalismo en los feligreses, en desmedro del ascetismo, de la piedad, de la oración, de la Liturgia, del saber dar razones de la Fe, del conocimiento del Magisterio y la Tradición, siendo todo esto considerado como algo malo, nocivo, una “intelectualidad sin sentimientos”. La división entre fariseos y publicanos era propia de los judíos, mientras que en la Iglesia Católica no puede haber más que una unidad, sin divisiones. Puede haber diversos carismas, pero no dos “modos” ni dos “Iglesias” a la vez.
Jesucristo no señaló al publicano como ejemplo perfecto a seguir, sino que marcó el camino de la identidad en la excelencia: vivir con los ritos y formas del fariseo, pero con el espíritu de libertad y de humildad del publicano, ambas cosas a la vez, lo mejor de ambos, formando así al feligrés católico. La exagerada ponderación del publicano, acaba en un ideal apto para la introducción del modernismo y del gnosticismo en la Iglesia Católica, algo que Jesucristo rechazaba, junto a todos sus Vicarios al presente.

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