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viernes, 22 de marzo de 2013

PODER PARA SERVIR.



Por Tcnl. José Javier de la Cuesta Avila (LMGSM 1 y CMN 73)

Nuestro Papa Francisco en su homilía señalo el valor del PODER cuando el mismo se convierte en SERVICIO como mensaje a los grandes del Mundo en su responsabilidad ante los pueblos.

    Sin dudas, Monseñor Jorge Bergoglio, en su mensaje como Papa Francisco, dentro de la coincidencia de la celebración de San José, entrego al Mundo un mensaje que tiene que haber nacido de su amor a Dios con la experiencia del sacerdote, que sabe y siente que la Divina Providencia es la que ilumina los caminos para aquellos que siguen la inspiración de la fe. Quizás, al mencionar la relación entre el PODER y el SERVICIO, esta entrelazando la realidad del quehacer humano en la formación de los avances que el tiempo impone en las formas del progreso. De que le vale al hombre ser poderoso, si ese poder no se transforma en servicio, es el interrogante sin respuesta que orada el sentir de las gentes. El poder, en nuestros tiempos, no tan solo se muestra en la riqueza, sino que se expresa en las mas diversas maneras, que entrelazan las acciones y los hechos en las sociedades. Poder significa la posibilidad de acción y el que lo tiene, detenta por ello un potencial que crece en la medida que la ejecución se concreta y materializa. Tiene poder, no tan solo el que ocupa los cargos de la diligencia, ya que el mismo esta presente aun en los mas pequeños, que están motivados a tener un gesto de amor, complacencia o apoyo al que es mas débil que esta en su presencia.
   Si los poderosos del Mundo, recordaran que sus tiempos son tan breves como el correr de las aguas y, por ello, lo que no hacen ya, quedara sumido en los espacios. En cambio, si sus capacidades y potencias se activan en plenitud, se multiplicaran en el infinito, alcanzando los efectos de lo bueno, aportando los beneficios de lo sano y sirviendo de base para la ventura del mañana.
   El Papa Francisco, el sacerdote que viene de lejos, como el se califico, tiene ante si a una sociedad anhelante de paz, llena de sueños de progreso, alentada por las promesas de un crecimiento cada vez mayor, que, lógicamente, hará que algunos sean los poderosos, por ello, los que las circunstancias y los momentos, la suerte o la fortuna, el trabajo y la dedicación, conviertan en los bastiones estructurales de las comunidades, deben recordar que lo que se les da y obtienen, tiene, lógicamente, junto con el mañana, la responsabilidad del servicio.
    Nuestro Cardenal Bergoglio, aquel que construyo su vida al servicio de Dios y, a través del El, de nosotros, sus semejantes, debe saber que, desde el alto sitial que ocupa,  sera guía y confesor, pero que todo ello, para lograrlo, requiere de la voluntad y el esfuerzo que reposa en cada uno de nosotros y que, si sabemos convertir esa maravillosa fuerza, que contiene el "poder" en hechos concretos materializados como "servicios", su misión terrenal estará en marcha y al Altísimo, sin dudas, así , complacido.

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