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domingo, 21 de julio de 2013

NOVEDADES DESDE ALEPPO, TIERRA DOLIENTE






Miles de muertos en dos años de conflicto es el resultado de la agresión que sobre Siria han lanzados los enemigos de aquel país, aliados al sector más extremista del Islam.

No podemos dejar de ver detrás del ataque la mano de la Sinagoga de Satanás, en la que confluyen los enemigos que a lo largo de 2.000 años han maquinado la destrucción del Cristianismo y que, en último término, desea erradicalo también de Siria, como acaba de hacerlo en Irak y en Libia, bajo la excusa de instaurar la panacea democrática.

La ciudad de Alepo en la que existe, o quizá sería mejor decir existió, una floreciente comunidad cristiana, ha sufrido el terrible embate de brigadas de mercenarios islámicos financiados y armados por Occidente, y algunas de las monarquías arábigas, con el beneplácito no declarado de Israel.

Cerca de allí fue recientemente sacrificado el padre Francis Murad, según unos horriblemente degollado, según otros muerto en forma no determinada aún.
En cualquier caso su muerte no ha merecido ni la más mínima palabra del padre de los Católicos, Papa Francisco su tocayo, que casi simultáneamente se dirigió a Lampedusa para "coquetear" con los musulmanes que entran en Europa subrepticiamente, aumentando de día en día el peligro de islamización del continente, a quienes felicitó por el inicio del Ramadán.

Hoy deseamos compartir con nuestros lectores una carta publicada por sacerdotes y religiosas del Instituto del Verbo Encarnado, congregación argentina nacida en San Rafael, Mendoza, que desarrollan su apostolado en la sufrida tierra de Alepo.
Lugar del que sabemos han provenido muchos inmigrantes llegados a diversos países de América como Argentina, Brasil y México, a principios del Siglo XX.

Pidamos al Señor con nuestras fervientes oraciones que socorra a nuestros hermanos de Siria.


NO DEJEN DE REZAR POR SIRIA, AHORA MÁS QUE NUNCA
Alepo, 14 de julio de 2013:

Queridos Amigos: Hace tiempo que no escribimos… Se nos ha hecho difícil mantener el contacto. Tenemos muy limitado acceso a teléfono e internet, y las pocas horas de electricidad que llegan por día nos obligan a andar corriendo para llegar a hacer al menos las cosas más necesarias. Pero, aun cuando no podamos tener contacto frecuente, ustedes saben que los sentimos junto a nosotros, acompañándonos con sus oraciones ¡Y créannos que no es poca cosa en estos momentos!

La situación no ha mejorado, sinceramente todo lo contrario! Los enfrentamientos en estas últimas semanas han recrudecido. En plenos barrios céntricos se multiplican las víctimas civiles, cada día se escuchan sucesos más horrorosos.
Y se ha sumado un nuevo agravante: desde hace ya varios días la ciudad está completamente sitiada. Nadie puede entrar ni salir de ella, ni pasar con facilidad y sin riesgo vital, de un barrio a otro. Tampoco se permite el paso de alimentos para abastecer a la población ni siquiera en sus necesidades básicas.
Y como era de esperar, en los mercados ya no se encuentra verdura, ni fruta, ni carne, ni leche, ni siquiera pan (que es el alimento básico e indispensable para cualquier comida del mundo árabe).
También el suministro de agua está restringido a unas pocas horas cada ciertos días. En las panaderías que aun consiguen harina, las filas de gente hambrienta son interminables.
Esperan hasta 8 horas a que les llegue su turno para poder llevarse un poco de pan. Y no pocas veces se arman peleas que terminan en sangrientos tiroteos. La interrupción de abastecimiento de gasolina ha obligado a los transportes públicos a disminuir o suspender sus servicios y son pocos los vehículos particulares que transitan aun las calles.

Todo esto ha desencadenado un desbarajuste económico de terribles y preocupantes consecuencias para los habitantes de esta ciudad. La mercadería que aun se encuentra en los negocios se ha elevado a precios inalcanzables. Y el hambre ya está arrastrando al saqueo.

Todo parece conducir al desaliento, y a apagar definitivamente la tan amenazada llama de la esperanza en los corazones. Sin embargo… como prueba de la fuerza del bien sobre el mal seguimos viendo nuevos y vigorosos frutos espirituales.

¡Y es que tanto sufrimiento no puede ser en vano! “Gracias a Dios” (Alabado sea Dios), responden al preguntarles cómo están, “siempre, gracias a Dios”. Expresión de una profunda y humilde actitud de sumisión a la voluntad de Dios y a su sabia providencia que no abandona.
Padres de familia que no saben por cuánto tiempo podrán alimentar a sus hijos; jóvenes que ven truncado su futuro y arrebatados sus anhelos, niños que viven atemorizados. Todos siguen rezando, con un fervor y una perseverancia admirables.

Muchos vienen caminando desde lejos para participar de las actividades y de la Santa Misa. ¡Caminan 45 minutos y hasta una hora, y se exponen al peligro que hay en toda la ciudad, pero no dejan de venir!
Ellos dicen que esto es lo que los está sosteniendo y por eso no quieren dejar de hacerlo. En la misa de ayer varios lloraban. Lloran silenciosamente delante de Nuestro Señor, desahogando sus angustias ante el único que puede consolarlos.
Y siguen sonriendo y diciendo: “Gracias a Dios”.

¡Recemos por la paz! No bastan las reuniones y alianzas. Esta horrible clase de mal solo podrá vencerse con oraciones y sacrificios. Por eso les rogamos, a cada uno de ustedes a quienes les llegan estas líneas, que no dejen de rezar por Siria, y ahora más que nunca! Y, para que se levante el asedio a la ciudad de Alepo. ¡Unamos nuestras súplicas para que al fin reine la paz en esta tierra bendita!

Padres y Hermanas Misioneros en Alepo

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