Erich Priebke, (Hennigsdorf, Alemania, 29 de julio de 1913 - Roma, Italia, 11 de octubre de 2013), quien residió en Bariloche, tras su muerte permaneció insepulto mucho tiempo, con silencio del Obispo de Roma sobre tal cuestión.
El Papa omitió referirse a la insepultura de un católico. El P. Florian Abrahamowicz, cura vago, católico austríaco de origen judío, expulsado de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, ofició una Misa de Requiem por el difunto, reivindicándolo.
"Sepulten a mi padre en Israel, así están contentos", afirmó Jorge, hijo de Erich Priebke, por la negativa de varias ciudades a recibir los restos de su padre, fallecido en Roma. "Mi padre es una víctima. El caso en contra de mi padre era una falsificación hecha por los judíos. Lo vi cuando estaba en Roma. Había mucho resentimiento. Creo que lo que le pasó a mi padre se debe al hecho de que era el único que sigue vivo entre los de Fosas, el único que había llegado a los cien años", sostuvo Jorge Priebke en declaraciones a la agencia ANSA. Priebke, ex miembro de las SS, murió a los 100 años cumpliendo arresto domiciliario, condenado por la matanza de las Fosas Ardea-tinas, ocurrida en la Italia ocupada a fines de la Segunda Guerra Mundial. Jorge Priebke agregó: "¿Por qué siguen con los tiempos de la guerra que terminó hace más de 60 años?, que se dejen de joder, son resentidos, rompen las bol*s (sic) en el mundo desde antes de Cristo". Ante la insepultura, se decidió mantener en secreto el lugar donde descansarán los restos mortales de Priebke, según el abogado de la familia.
Homilía: Misa de Requiem por el P. Abrahamowicz
“Queridos alcalde, querido Andrea, queridos fieles, queridos amigos: Estamos aquí para celebrar la Misa de difuntos por el amigo Erich Priebke.
Ciertamente el mundo se indigna, ¿por qué hacen esto? ¿Por qué quieren tanta publicidad? ¿Por qué quieren tanta visibilidad y ponen esto bajo reflectores? Pero, nosotros estamos aquí para ofrecer el Santo Sacrificio de la Santa Misa. Nosotros recordamos el Holocausto: la libre, espontánea, voluntaria inmolación de Cristo, que es Dios, en cuanto Segunda Persona de la Santísima Trinidad, y hombre por haber asumido la naturaleza humana en el seno santísimo de la Virgen María; Quien se ha ofrecido por nuestros pecados y por la redención del género humano, derramando su sangre por todos, también por Erich Priebke.
Por el descanso de su alma, y para que sea liberada del Purgatorio lo antes posible, celebramos nosotros esta Santa Misa, porque es nuestro deber rezar por la salvación de todos. Es, por lo tanto, una misa de Réquiem, una Misa en la cual rezamos por el pobre pecador Eric Priebke. Atención, pobre pecador, sí, criminal de guerra, no.
Y esa es la razón por la que hemos querido que este funeral tuviera la mayor difusión mediática posible, el mayor alcance, porque todo católico tiene el derecho, tanto de ser dignamente enterrado, después de haber recibido los sacramentos, como también de que se mantenga y defienda el mayor bien que tenemos sobre la tierra: el del buen nombre y honor. Es inadmisible que el honor de un simple soldado haya sido cuestionado, instrumentalizado por fines secundarios de los cuales aquí no podemos hablar.
Pero es un deber, que siento como un deber moral, el celebrar este réquiem por el amigo, en vuestra presencia, la cual agradezco como agradezco la presencia de las fuerzas del orden. Por lo tanto asumo la defensa de su honor: Erich Priebke no era un criminal de guerra.
Recuerdo aquí las palabras que nos ha confiado a Andrea y a mí: “entrego mi vida pero no mi honor”. Por eso recordamos a Erich Priebke como era, un pobre pecador. Muchas personas en el mundo son célebres, y muchas sufren la muerte, porque todos hablan de ellas pero ninguno reza por ellas.
De todos los que han hablado, para bien o para mal, de Erich Priebke, ¿quienes han rezado una oración por el descanso de su alma, quién ha rezado una plegaria para que su alma sea liberada del Purgatorio? Es lo que nosotros estamos haciendo ahora, celebrando la plegaria perfecta, el Santo Sacrificio del Altar.
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