Por Carlos Manuel Acuña
La lista es larga y podemos referirnos a temas presentes y pasados y sobre todo, especular acerca de la incertidumbre que se abate sobre los argentinos. Lo más concreto que podemos decir se sintetiza en una palabra que más de una vez mencionamos en nuestros comentarios: anarquía. Y si quisiéramos personalizarla sobran los nombres para encarnar este factor temible que siempre se instala en los comienzos de los grandes conflictos. Para comenzar y casi al azar mencionaremos el caso del periodista González Oro, una de las figuras destacadas de Radio 10, que perteneció a Daniel Hadad a quien le exigieron que la venda a Cristóbal López, el empresario del juego, amigo especial del kirchnerismo, que extendió su poder hacia otras actividades y sacó de la escena a un medio de comunicación independiente. Ahora la audiencia cayó - más allá del simbolismo que contiene este dato - y como en su momento lo hizo Longobardi, una de sus figuras principales que había permanecido frente al micrófono, se despidió de sus oyentes y la Radio, otrora exitosa, acentúa su decadencia colgada del oficialismo.
Podemos avanzar con nombres y circunstancias para dibujar este presente cargado de peligros, tal como lo dijimos en nuestro último comentario. Por ejemplo, la señal desesperada por controlar la avalancha jurídica que meticulosamente cae sobre el gran escándalo del latrocinio cuyos detalles empiezan a ocupar los espacios periodísticos de los países de la región, Europa y los Estados Unidos. Asombrado, el mundo comienza a mirarnos como algo de contenido extraño, novedoso y alarmante, imposible de aceptar a esta altura de la civilización y la convivencia política, en sociedades avanzadas que tuvieron un pasado venturoso. Hace unas horas, fue designada una veintena de jueces que en su mayoría son militantes del Frente para la Victoria, pero lo más destacado de esta maniobra que ya fue denunciada en la Cámara de Senadores de la Nación, es que uno de ellos es nada más y nada menos que el abogado de Lázaro Báez, el ex cajero del Banco de Santa Cruz señalado como uno de los beneficiados por millones y millones de euros, dólares y barras de oro obtenidos gracias a los favores de su socio,Néstor Carlos Kirchner. Se trata del abogado Facundo González Figueroa, designado en la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia, con jurisdicción en Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, lo que hace que deberá intervenir en varios aspectos substanciales del escándalo que hoy comparte el centro del escenario político e institucional. Esto se enriquece con otro dato. Su mujer, Carolina Ana Sierra, enfrenta una grave situación a raíz de la denuncia de haber librado 369 cheques sin fondos. Todavía se esperan las rectificaciones.
Como si esto fuera poco, el mundo tribunalicio está conmovido por las amenazas reiteradas que soporta el fiscal Guillermo Marijuán que interviene en la denuncia del escándalo y que virtualmente se sublevó contra su jefa,Gils Carbó, cuyo comportamiento se ajusta a los puntos de vista - es una forma de decir - que tiene el oficialismo empeñado en defenderse y negar una realidad que crece de manera sorprendente. Así, queda por dilucidar en esta etapa que pasó con el fondo fiduciario creado con Venezuela, para intervenir en el intercambio comercial entre los dos países y de manera especial la venta a la Argentina de combustibles, tema derivado de la caída de la producción local, algo que el ministro de Planificación De Vido conoce a la perfección, tanto como el ex secretario Jaime, cuyos vuelos reiterados a Caracas todavía esperan ser investigados. A medida que pasan los días, estos asuntos adquieren vida propia y complican un escenario que si bien apunta a Lázaro Báez como principal responsable, nos permite insistir en que éste es nada más que una pieza en el esquema de corrupción que ha invadido la vida política y la estabilidad de la presidente de nuestra ex República.
Varios de los sucesos que en su momento atrajeron a la opinión pública y no se resolvieron, renacen ahora y se mezclan como piezas faltantes de una armazón increíble. Así, resurgió el interrogante acerca del helicóptero que desapareció cerca de la zona atlántica el 2 de enero sin dejar rastros y no son pocos los que vinculan este suceso con otros misterios irresueltos pero de importancia significativa. Entre ellos se destaca el tiroteo ocurrido meses atrás en un shopping ubicado sobre la Ruta Panamericana que culminó con la muerte de ciudadanos colombianos y el asesinato de tres argentinos que aparecieron en una zanja de General Rodríguez y quedaron vinculados con dos temas de particular trascendencia. Haber colaborado pecuniariamente con la campaña presidencial de Cristina e intervenir en la comercialización de la efedrina, un componente químico indispensable para la producción de droga. Y ya que estamos, debemos recordar dos aspectos destacados y comentados hasta el cansancio: la existencia de unas 1.700 pistas clandestinas (o si se prefiere, no declaradas) y la larga espera de los radares para detectar vuelos ilegales desde el exterior. En pocas palabras, el crecimiento del narcotráfico que a esta altura de los hechos, se ha convertido en un serio problema de preocupación internacional.
Podríamos abundar con otras cuestiones que aguardan definiciones que se demoran, como ser la causa contra Felisa Micelli que olvidó un bolso lleno de dólares en el baño de su despacho ministerial, los vagones ferroviarios comprados a España que se oxidan en una playa tucumana, la muerte de Nora Dalmasso o el asalto a un funcionario de la presidencia de la Nación, que transportaba una importante cantidad de dólares - casi seiscientos mil - destinados a los gastos de Cristina para atender las necesidades de un viaje al exterior. El silencio implica, en estos casos, un intento expreso por mantener en el olvido acontecimientos que de una u otra forma, se relacionan a veces entre sí y otras, expresan una actitud política de manifiesto desinterés por aclararlos. ¿Quiénes fueron los delincuentes que atacaron a balazos a un camión de caudales, asesinaron a los custodios y debieron darse a la fuga cuando llegaron refuerzos? Como lo señalamos al comienzo, los indicios de una retirada todavía guardan una cierta sutileza, algo así como una mesura parecida a la incredulidad con que se recibieron las primeras señales de lo que se preparaba para la Argentina. Ahora, hasta la Justicia es atacada y con evidente prudencia las miradas giran hacia la Suprema Corte donde aguardan una respuesta que comienza a tomar forma.