Por Maria Luz Mozo
A LA ATENCIÓN DE:
Su Excelencia Reverendísima Monseñor Mario
Aurelio Poli.
Su Excelencia, me dirijo a usted consternada
por lo acaecido en la Catedral Metropolitana el pasado 12 de noviembre. Primero
deseo presentarme, me llamo María Luz Mozo Weisz, como puede usted ver por mí
segundo apellido, la familia de mi madre era judía, y murió en Auswitch.
Yo soy española, nací en Madrid en 1975. Mí
padre es español y vivo en España, pero hasta aquí han llegado las tristes
noticias de lo acaecido en Buenos Aires, la televisión, las redes sociales se
han hecho eco de la noticia y cada día amanezco con algún triste titular que
hace referencia a ella, y sinceramente como católica no entiendo, como familiar
de víctimas de la Shoa tampoco.
Permítame explicarme: mí familia era
originaria de Kosice una ciudad que ahora pertenece a Eslovaquia y que en el
momento de la Segunda Guerra Mundial pertenecía a Hungría, como usted sabrá los
judíos de Kosice fueron en su inmensa mayoría deportados y masacrados en
Auswitch. Yo me siento feliz y orgullosa de mi ascendencia, pues llevo en mis
venas una gota de la Sangre de Mí Redentor, por ello y por el dolor que el
triste destino de mí familia supuso para mí madre, viajé a Polonia y Eslovaquia
para seguir el rastro de los nuestros. Ver Auswitch es algo que recomiendo a
todo el mundo, pues verdaderamente el Holocausto es algo que la humanidad no
debería olvidar Jamás.
Pero yo fui educada en el catolicismo
conciliar, que es el que me ha tocado vivir, usted que es mayor y tiene más
bagaje y experiencia, y también por edad, le tocó conocer también el catolicismo
preconciliar, así tiene usted la suerte de tener una visión con perspectiva. Yo
la tengo sólo con retrospectiva, y aunque el método científico siempre prefiere
un método prospectivo al retrospectivo, menos da una piedra.
Se preguntará por qué
le cuento todo esto, pero créame, tiene sentido. Y es que no entiendo qué están
haciendo, por qué lo están haciendo, y cuál es el verdadero objeto de todo
esto.
¿Qué sentido tiene
rememorar una circunstancia tan dolorosa como la “noche de los cristales rotos”
cada año? ¿Qué sentido tiene hacerlo en Buenos Aires? ¿Qué sentido tiene
hacerlo en una Catedral Católica? ¿Y por qué tanto empeño cada año en celebrar
esa desgracia en una Catedral católica cuando hay parte de la feligresía
“católica” que se siente ofendida y, permítame decírselo, CON RAZÓN?
Como descendiente del
judaísmo no lo entiendo, no entiendo tampoco el empeño de los judíos en
conmemorar ese acto cada año en una Catedral Católica. Como Católica no
entiendo, el empeño de los prelados en realizar actos que nada tienen que ver
con el culto en una Catedral, y aunque fuese una ermita tampoco lo entendería.
Usted es Arzobispo y sabe de teología, de derecho canónico, de tradición
católica, muuucho más que yo.
Lo primero que debo
decirle es que una de las organizaciones responsables del encuentro
interreligioso que se realizó en la Catedral, es la B’nai Brith de Argentina,
que es una organización judeo-masónica nacida en New York en el 1843.
Wikipedia dice literalmente:
La B'nai B'rith (בני ברית)
(Literalmente: Hijos del Pacto) es una organización judía con un sistema de
filiales, fundada en Nueva York por Henry Jones y otras 11 personas el 13 de
octubre de 1843. Está organizada según el modelo de las logias masónicas.
Como ve no lo digo yo,
lo dice wikipedia.
La masonería ha sido
condenada por la Iglesia en muchas ocasiones mediante pronunciamientos papales:
Clemente XII, Carta Apostólica: In Eminenti,
24 de abril de 1738.
Benedicto XIV, Constitución Apostólica:
Providas, 18 de mayo de 1751.
Pío VII, Constitución: Ecclesiam a Jesu
Christo, 13 de septiembre de 1821.
León XII, Constitución: Quo Graviora, 13 de
marzo de 1825.
Pío VIII, Carta Encíclica: Traditi Humilitati,
24 de mayo de 1829.
Gregorio XVI, Carta Encíclica: Mirari Vos, 15
de agosto de 1832.
Pío IX, Carta Encíclica: Qui Pluribus, 9 de
noviembre de 1846;
Alocución: Quibus Quantisque, 20 de abril de
1849;
Carta Encíclica: Nostis et Nobiscum, 8 de
diciembre de 1849;
Carta Encíclica: Cuanta Cura, 8 de diciembre
de 1864;
Alocución: Multiplices Inter, 25 de septiembre
de 1865;
Constitución: Apostolicae Sedis, 12 de octubre
de 1869;
Carta: Quamquam, 29 de mayo de 1873;
Carta: Exortae, 29 de abril de 1876.
León XIII, Carta Encíclica: Humanum Genus, 20
de abril de 1884;
Carta Encíclica: Dall´alto dell ´Apostolico
Seggio, 15 de octubre de1890;
Carta Encíclica: Inimica Vos, 8 de diciembre
de 1892.
Carta Encíclica: Custodi di Quella Fede, 8 de
diciembre de 1892.
San Pío X alude a la masonería en las Cartas
Encíclicas: Vehementer Nos, 11 de febrero de 1906 y Une Foi Encore, 6 de enero
de1907.
Denuncian ocasionalmente la masonería los
papas:
Pío XI, Carta Encíclica: Non Abbiamo Bisogno,
29 de junio de 1931. Pío XII, Carta a Monseñor Montini, 29 de mayo de 1958.
También el Sínodo Romano de 1960, bajo Juan XXIII, recuerda la condena de la
masonería.
¿Sería tan amable de
explicarme qué hace Un Arzobispo de la Iglesia Católica con Judíos masones en
una Catedral? Dentro del judaísmo hay corrientes, si desean mostrar repudio
hacia la violencia y el nazismo ¿por qué La Iglesia Católica lo hace de la mano
de la masonería?
¿Y siendo que no es una
acto de culto a Dios, por qué hacerlo dentro de una Catedral?
El Código de Derecho
Canónico de 1917 señala esa misma condena en los cánones 684, 1349 y 2335. La
participación de grupos contrarios a la fe o que promulgan ideas contra la
Iglesia o su destrucción dentro de la Iglesia suponen profanación y conforme al
canon 1376 del CDC vigente, este acto merece un castigo de pena justa.
Por consiguiente el
acto de los católicos rezando el Rosario en la Catedral en la conmemoración de
la “noche de los cristales rotos“ lejos de ser considerado un acto violento o
de intromisión, más bien fue un acto de desagravio ante esta realidad que aquí
le muestro. Tal acto (el de la conmemoración) pudo haber sido realizado en otro
lugar y no en un Templo Católico.
El Código de Derecho Canónico en vigencia
apunta a que es prohibitivo el uso de un lugar santo para fines contrarios a la
santidad del lugar, canon 1210. A pesar que conforme el canon 1213 se estipula
que la Autoridad Eclesiástica ejerce libremente sus poderes y funciones en los
lugares sagrados, no es menos cierto que esa libertad no puede estar en
contraposición o menoscabo a lo establecido en el canon antes citado y en lo
que ha promulgado la Iglesia con autoridad papal como lo es las condenas a la
masonería tal como acabo de evidenciar.
El canon 1371 dice que debe ser castigado con
pena justa quien enseña una doctrina condenada por el Romano Pontífice o por un
Concilio Ecuménico o rechaza pertinazmente la doctrina descrita en el c. 752,
(Se ha de prestar un asentimiento religioso del entendimiento y de la voluntad,
sin que llegue a ser de fe, a la doctrina que el Sumo Pontífice o el Colegio de
los Obispos, en el ejercicio de su magisterio auténtico, enseñan acerca de la
fe y de las costumbres, aunque no sea su intención proclamarla con un acto
decisorio; por tanto, los fieles cuiden de evitar todo lo que no sea congruente
con la misma.) y, amonestado por la Sede Apostólica o por el Ordinario, no se
retracta. Lo cual supondría profanación si quien incumple uno de estos cánones
no asiente a nuestra forma de fe con respeto y coherencia. Por lo cual entiendo
que sería profanación, ya que aquellos que participaron de esa actividad en la
Catedral de Buenos Aires no asienten en nuestra fe, sino todo lo contrario,
esto en el caso de la B'nai B'rith que se dice pertenecer a la masonería, por
lo cual aplica como le dije el canon 1376 que lee así: “Quien profana una cosa
sagrada, mueble o inmueble, debe ser castigado con una pena justa.”
Podría seguir citando
pero estaría entrando en redundancia.
¿Por qué un Arzobispo Católico y el ahora Papa
se empeña año tras año en consentir en actos de esta índole en una Catedral
católica? ¿Por qué un Pastor católico permite el insulto y la difamación de su
feligresía? ¿Por qué no es padre para sus hijos, y sí es todo cortesía para los
extraños? ¿Por qué permite que insulten y acosen a niños católicos que
defendían Su Catedral y Su Fe? ¿Por qué los católicos del mundo tenemos que
contemplar tan triste espectáculo y que se tilde a nuestros hermanos de
fundamentalistas católicos?
Su Excelentísima persona, bien sabe que dentro
del catolicismo hay diferentes carismas, y los Lefebristas son uno más. ¿No debemos
agradecer tanta riqueza espiritual que el Señor nos otorga, en vez de querer
eliminarlos como ha saltado en algún medio? ¿En serio le molestan los
tradicionalistas?
Mire, honestamente confieso que no he asistido
para mi desgracia a ninguna Misa Tridentina, pues como le dije crecí en el
conciliarismo, pero usted sí. ¿Es tan malo? ¿Es malo adorar a Dios como lo ha
hecho la Iglesia por casi 2000 años?
¿O quizás alguien se equivocó en los años
sesenta? Como le dije, yo no tengo la mirada prospectiva pero sí la
retrospectiva. ¿Cree sinceramente que salimos ganando con el cambio? ¿No se ha
enfriado nuestra fe y nuestro amor? ¿No tiene que ver eso con la
desacralización de los sacramentos y nuestros actos de piedad que se tornan
cada vez más gélidos?
Y ahora le pregunto:
¿Cree honestamente que cumple con la labor que
Dios le encomendó como prelado, con la pulcritud y la caridad que su cargo así
debe ameritar?
Llama provocadores a los católicos que fueron
a desagraviar el agravio, y también los han llamado nazis. Yo sinceramente no sé
quién es el provocador. Y si ellos son Nazis, ¿lo soy yo, que llevo sangre
judía a mucha honra en mis venas?
Mire su excelentísima, los católicos sufrimos
constantemente profanaciones en nuestros templos, cuando no nos echan una bomba
fétida como recientemente en París nos ponen una de verdad masacrando a
nuestros hermanos, Siria, Irak, Paquistán, Nigeria, China... y un largo y
triste etc…¿Cree que es necesario que nos sintamos también abandonados y
violentados por los nuestros?
¿Cree que un judío o un musulmán prestarían
sus templos para esos eventos?
NO, NO LO HARÍAN, NI SE LES PASARÍA POR LA
CABEZA, PORQUE PARA ELLOS SU TEMPLO ES SAGRADO. ¿Y PARA USTED LO ES?
Porque si no lo es, tiene usted una grave
crisis de identidad, y ya no sabe qué religión profesa.
Atentamente
María