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lunes, 24 de marzo de 2014

GENESIS DE LOS LICEOS MILITARES DENTRO DEL EJERCITO ARGENTINO



AL INICIAR SUS CURSOS  HACE 75 AÑOS, CULMINO EL PROYECTO “LICEO MILITAR”, UN APORTE EDUCATIVO EXCEPCIONAL Y EXITOSO DEL EJERCITO ARGENTINO.
Las raíces, constituidas por precursores y actividades, dentro del marco referencial del Ejército Argentino, son las bases del proyecto que origino  los Liceos Militares,  que, se maduro  en un proceso de flexibles modificaciones, que hacen a la esencia estructural de su exitoso desarrollo.
Por Tcnl. José Javier de la Cuesta Ávila (LMGSM 1 y CMN 73) (1)
Introducción.

        Este trabajo,  que proviene de una afanosa investigación histórica donde no encontró suficientes antecedentes concretos en los archivos oficiales, tiene por objeto  rescatar el inicio y evolución de la idea que nos lleva a los Liceos Militares. Se  trata de indagar y saber sobre el “proyecto” “Colegio Nacional Militar”, luego “Liceo Militar”, en la actividad previa a su “creación”, cuyo su tramo final, siempre recordamos,  es conducido magistralmente  por el Coronel Ernesto Florit y sus colaboradores,  quienes, finalmente,  dan el perfil concreto  del instituto.  Sin embargo, al recuperar momentos y personas, se observa una laboriosa acción, concertado en casi una década de maduración institucional, con  el aporte de personalidades de magnitudes diversas. A pesar que no se ha tenido acceso, por no estar en los archivos, de algunos antecedentes, esa real “laguna” de documentación se intenta salvarla con datos dispersos y resultados comprobados. Se parte de la idea de que toda obra tiene una “génesis”,  que anida en aquellos que la motivaron o compartieron, por la natural circunstancia de los cargos ocupados y el momento de su realización, pero, también, que ella está dentro de una estructura general donde se realizara compatibilizada con ella.  En esta búsqueda de los inicios,  rescatando el pasado, se nos presenta, conjugado en el tiempo, quizás por ser aparentemente contemporáneo, quien se puede suponer impulsa o, a lo menos,  tuvo participación básica,  particularmente,  un militar destacado y ampliamente conocido, el Teniente General Luis Dellepiani (2) por el hecho de que  se desempeñaba en aquel tiempo como Ministro de Guerra. Ello lo  deducimos por  estar en el cronológicamente vinculado con la oportunidad  del Expt. MG Letra C Nro. 204/930, que todo indicaría  es el documento que contendría el paso inicial. Esta suposición surge debido a que, la esencia de la idea, coincide, al materializarse, con su personalidad y obra. Sin embargo, avalando la idea, pero no la autoría, conjuntamente, se  debe destacar, el accionar del General Ramón Molina, en su  difusión como Inspector General del Ejército.  Otro tema que no se trata generalmente es la organización y actividad de la “Comisión  de estudio sobre el Colegio Nacional Militar” (8 de enero 1938-  BM 2da  Nro 3332- 2da parte) que, como surge de su accionar, es la que en definitiva concretara el Liceo Militar-  En esta casi una década, con cambios en el gobierno que conducen a modificaciones en las acciones, se llega, lógicamente, a la culminación, que constituye la importante obra concreta del Cnl. Ernesto Florit en su tramo final. No podemos dejar de señalar que, probablemente, como era uso y costumbre en aquel tiempo, muchas actividades no han sido documentadas y, como era  en aquel entonces, se trataron de contactos directos y personales, de los que no se conocen sus desarrollos, pero si se los pueden imaginar por sus resultantes concretas. Varones de talla, soldados capaces y profesionales destacados, que convierten sueños en realidades, en la compleja y permanente acción de hacer nuestra Patria, encuentran en el “proyecto” que nos llevara al Liceo Militar, una muestra cabal y sincera del inteligente afán de progreso argentino. Todos y cada uno de ellos, en este proceso de actuar y accionar, algunos conocidos y, seguramente, muchos anónimos, materializan la “génesis” de los Liceos Militares, que se pretende rescatar del pasado. Se estima que conocer esta ardua tarea, imaginar sus pasos firmes o vacilantes, observar las personalidades que participan y penetrar en los escasos documentos que las materializan, darán basamento a este ensayo de génesis tal como debió ser concebida.
   En este desarrollo, encontramos una constante, que se basa racionalmente en seguir y rescatar las características de la natural “vocación educativa” militar, en la reconocida modalidad “sistemática de los ejércitos” y, lógicamente,  en las “circunstancias”, que motivaron a la realización de cambios y aportes en una sociedad en evolución y progreso acelerado de principios del Siglo XX. Es así, que este ensayo, encuentra su objetividad en aquellas calidades, activando los hechos que se han concretado en resultados, de casi una década de realizaciones.
   Es de recordar que, dentro de las grandes organizaciones, entre ellas las Fuerzas Armadas y, lógicamente, el Ejército, toda idea, propuesta o iniciativa, especialmente aquellas que hacen a su finalidad u objetivo, cuando se convierten en algo aceptado, adquieren  la forma de “proyecto”.  Por lo tanto, todo proyecto, es un proceso de conocimiento, evaluación, crítica, modificación y, en ocasiones, anulación o sustitución, en el que participan, opinan y sugieren,  los sectores o dependencias vinculadas, para lograr, no tan solo su mejor implementación, sino también su ajuste al conjunto orgánico, hasta que finaliza con una oferta de estructura y accionar, sobre la que se dará vida a la actividad. Ese es el proceso que se presenta desde este trabajo histórico, basado en los antecedentes existentes y completado con algunos supuestos lógicos, para lograr una coherencia expositiva, como la finalidad última.  Sin dudas, conocer el pasado, no modificara el presente, pero si contribuirá  a entenderlo y al permanente diseño del futuro, ya que, saber de dónde se viene, ayuda a trazar hacia donde se debe ir en el mañana. Por ello, conociendo esta realidad natural, hemos de aceptar y comprender, los cambios evolutivos, que generalmente modifican las formas, pero que sostienen su esencia, que se observan en cualquier organización, incluido, por supuesto, los Liceos Militares. Esta verdad es la que nos debe llevar, en el presente, a aceptar que los Liceos Militares de hoy no son exactamente los del ayer y que, en esta natural evolución, no lo serán en los del mañana, pero, debe tenerse en cuenta, que en ellos, subsistirá, en su esencia, el mismo y único espíritu que les da fuerza y prestigio tal fueran concebidos.
     La búsqueda de antecedentes sobre los Liceos Militares, que es casi lo mismo que hacerlo sobre la educación e instrucción dentro del Ejercito,  permite observar una continuidad desde los tiempos más antiguos, que muestra, destacando, el accionar de una serie de distinguidos y prestigiados militares,  proponiendo la creación de organizaciones que fortalezcan y capaciten al Ejército.  Los archivos militares muestran que desde el año 1869, surge la inquietud de organizar elementos de formación de personal, en especial para los cuadros de oficiales, que se extiende al correr el tiempo hacia la misma tropa. Esta constante señala, particularmente,  la importancia como aporte del Servicio Militar Obligatorio (Ley 4.301 – Año 1.901) y la creación, por ejemplo,  en paralelo complementando  algunas instituciones, como es la “Asociación de Boys Scout Argentinos” o la “Escuela Militar de Aviación” (año 1912),  hasta la aprobación, mucho después,  de la carrera del Oficial de Reserva (CERE. Comisión de Estudios para la Reorganización el Ejercito- Año 1963), como los sucesivos cambios operativos y orgánicos de los Liceos Militares, hasta el presente.  Al tratar en el proyecto, cada momento, bajo las diferentes circunstancias y  conforme las variadas posibilidades,  vemos como se van diseñando y rediseñando, para construir la orgánica y objetivo de los Liceos Militares,  que, a partir del año 1939, se materializan como una realidad. Para entender y comprender este proceso “liceísta”, hay que ubicarlo en un panorama constante de accionar del Ejército Argentino  en “tiempo de paz”, como una real, concreta y exitosa “escuela”, apoyada evidentemente dentro de la Ley del Servicio Militar Obligatorio, donde se instruye, educa, capacita y entrena, aplicando los más avanzados y reconocidos métodos pedagógicos y didácticos, no tan solo en el uso de las armas y el entrenamiento militar, sino en las bases de formación ciudadana y, aun, desde el elemental “leer y escribir”, hasta las adecuadas capacidades en técnicas y artesanías de uso y aplicación en el medio civil. No se puede omitir, dentro del Servicio Militar Obligatorio, la flexibilidad y adaptación que se le ha brindado a los estudiantes, con la posibilidad de realizar los cursos de AOR (Aspirante de Oficial de Reserva)  que en un tiempo breve de un trimestre se les daba exclusivamente “ Instrucción militar “ . Es de resaltar que durante el Gobierno del General Justo, se creó el “Centro de Formación de Oficiales de la Reserva” , como un aporte directo a la preparación de este personal.. Los Liceos Militares, de alguna manera, constituyen el perfeccionamiento de los medios de instrucción de AOR, con el aditamento general de las capacidades generales que se posibilita desde la “formación militar” proporcionada a jóvenes. En el presente,  estando “suspendido” el Servicio Militar Obligatorio, como una especie de completamiento del accionar liceísta, el IESE (Instituto de Educación Superior del Ejercito) incorpora a civiles en sus cursos para el personal militar, abriendo para ello sus escuelas superiores convertidas en facultades universitarias. Una clara muestra de esta flexibilidad está en la  determinación de la dependencia orgánica de los Liceos de una Dirección de Educación Preuniversitaria, que no tan solo permite la integración como sistema, sino que da identidad especifica apoyada en el Sistema Educacional Universitario del Ejercito, como lo tienen, por ejemplo, los colegios secundarios que dependen de la Universidad de Buenos Aires.  En general, este accionar y aporte del Ejército Argentino, no se recuerda o tiene presente, postergado por su misión y objeto principal de instrumento de combate para la guerra,  pero es y ha sido una contribución  a la sociedad de valía, calidad y efecto socio-económico importante.
Génesis.
        Hace 75 años, un 3 de abril de 1939, se iniciaban los cursos en el “Liceo Militar General San Martin”,  incorporando 280 estudiantes,  calificados como los “fundadores” por el Director del mismo. Era el eslabón final de una ardua tarea, que ponía en marcha un proyecto excepcional e innovador, originado en el seno del Ejército Argentino, que respondía a la evolución  general de la defensa nacional y  valorización de la educación en la juventud. El mismo, como sistema educacional, ha sido estudiado y expuesto en diversas oportunidades, pero, en pocas ocasiones, se trato  sobre su origen y estructuración, lo que constituyen las raíces que, con su consistencia, llevaron a su exitoso desarrollo. Hoy, (Año 2014),  los Liceos Militares son instituciones valiosas e importantes, reconocidas por su calidad y efectividad, en la sociedad de nuestra Argentina, por ello, los que los pensaron, diseñaron y construyeron, deben ser reconocidos  por su obra y resultado. Este aporte, de por sí, quiere, de alguna manera, así expresarlo.
     El Ejército Argentino, a lo largo de su historia, ha sido precursor, apoyo y cimiento de proyectos que, por su alcance, excederían a su responsabilidad, pero que, por su trascendencia, contribuyen genuinamente al desarrollo y la defensa nacional.  Existen algunos clásicos ejemplos, como es Fabricaciones Militares o el Instituto Geográfico Militar, similares con lo realizado por la Armada, en la Comisión Nacional de Energía Atómica o  el Instituto Tecnológico Buenos Aires. Es decir, las organizaciones militares, como una constante de contribución y completamiento hacia la sociedad, han desarrollado proyectos de valía y vigencia, entre los cuales, se encuentran los Liceos Militares. Esta calificación de excepcional y exitosa de los Liceos Militares, surge de sus trescuartos de siglo de existencia, la creación de nuevos liceos en diversos lugares y la adaptación inteligente y lógica a la evolución, dando significado a la aceptación de la “formación militar”, su esencia medular,  por  parte de la comunidad,  interesada y preocupada por su vigencia.
   El “Proyecto Liceo Militar” (Iniciado como “Colegio Nacional Militar”), se estima, se origina en el año 1930, posiblemente como expediente MG Letra C Nro 204/930,  (Contemporáneo al de creación de la “Escuela Superior Técnica”) (Durante la Presidencia del Dr. Hipólito Irigoyen y Ministro de Guerra el General Luis Dellepiani (2) y el Gobierno Presidente General José F. Uriburu y Ministro de Guerra General Francisco Medina- ) cuyo objetivo era la transformación del Colegio Militar en un nuevo instituto, cuya finalidad abarcativa y profundidad de objetivos, lo haría un medio espectacular y poderoso para dotarnos de ciudadanos con capacidad de excepción para actuar y contribuir en la evolución y desarrollo de la Nación .  Estudiando oportunidad y la personalidad y obra del Teniente General Dellepiani, esta investigación histórica, inclina, lógicamente,  dado su contemporizad, hacia el mismo la posibilidad de haber sido el iniciador de la idea o , a lo menos, la autoridad que lo aprobó, cuestión que se lograría probar si está contenida en el expediente que se considera su inicio y del cual no se ha logrado acceso, por no estar en los archivos correspondientes.  La primer constancia documentada  es  recién claramente expuesto por el General Ramón Molina (Conferencia Circulo Militar – 3 de julio 1936) durante un periodo posterior (Presidente General Agustín P. Justo y Ministro de Guerra General Manuel Rodríguez). El Decreto de creación (Decreto 123.176 - 8 de enero de 1938) (Presidencia General Agustín P. Justo con “nuevo” Ministro de Guerra General Basilio Pertine)  modifica la idea, al crear un instituto diferente al Colegio Militar. Finalmente, en enero de 1939, adquiere su denominación de Liceo Militar (Expediente MG  Letra C Nro. 204/930 Cde 2- Decreto  22.922 – 20 de enero de 1939)(Presidente Dr. Roberto Ortiz y Ministro de Guerra General Carlos Márquez).
           Este proceso documentado, permite seguir la  transformación del “proyecto”, en el cual aparece la influencia decisiva de  sucesivos Ministros de Guerra. (Generales Dellepiani,  Medina, Rodríguez, Pertini y Márquez) con los cuales se mantiene la idea pero si modifican las formas a alcanzar.  La evolución descripta,  en forma general, con sus cambios y modificaciones,  no debe llamar la atención, ya que, así lo hemos previsto al realizar la investigación, pues es clásica de las grandes organizaciones, en especial las castrenses y, en particular, las militares. En las mismas, como se señalo antes,  una idea o propuesta es sometida a un largo y complejo proceso de evaluación, ajuste, modificación y, hasta cambio, a medida que es estudiada, considerada y valorada por los diferentes elementos y ello es puesto a consideración y decisión del superior que da su aprobación o negación lo que confiere la forma final.. Por ello, durante esta situación, ello se considera como un “proyecto”. Cuando el proyecto toma su forma definitiva dentro del Ejercito, ella   es materializada por un “reglamento”, que contiene todo lo que configura la nueva unidad o cuerpo. Ello hace difícil, casi diríamos imposible, que una idea o la promoción de una actividad o acción, cuando se materialice, sea tal cual fuera presentada originariamente, y esto, lógicamente, es lo que pasó con el proyecto “Colegio Nacional Militar” y, finalmente, “Liceo Militar General San Martin”.
     Históricamente, en el pasado, al no conocerse  la existencia del expediente  204/930, no se había tenido en cuanta la posible acción del General Dellepiani o Medina,  por lo que, generalmente, se ha considera que el inicio “público” de la idea es del General Ramón Molina,  al exponerlo  en el Círculo Militar, en una conferencia  en la que trata diversos temas, entre ellos “la formación de la oficialidad del Ejercito “, el 3 de julio de 1936, en la que se refiere a la creación del “Colegio Nacional Militar”.  (3). (4) (5)  El concepto básico de su disertación, señala que: “el Colegio Militar se denominaría Colegio Nacional Militar, comprendiendo 3000 alumnos, costeados por el Estado, repartidos en cuatro cursos, con un plan de estudios de los tres últimos años del bachillerato (los años anteriores deben llevarse aprobados al ingreso); con materias e instrucción militar adecuadas en cada curso: con egreso a la vida civil, de bachilleres, con derecho a entrada directa a las facultades universitarias y grado de subteniente de reserva….”- En aquel tiempo (año 1936), era Presidente de la Nación el General Agustín P. Justo y Ministro de Guerra el General Manuel Rodríguez , por lo que se supone que las propuestas del General Molina (Inspector General del Ejercito), (Recientemente  ascendido a General de División) ,  eran compartidas o, a lo menos, conocidas, por el mismo y su gabinete ministerial. (El General Molina paso a retiro el 15 marzo 1937.)  Al fallecer el General Rodríguez el 23 febrero 1936, es reemplazado por el General Basilio Pertine, con quien se da lugar al Decreto 123.176, (8 enero 1938) (6) suscripto por ambos (7) y el Ministro de Justicia e Instrucción Pública de la Torre,. Este decreto no sigue la idea anterior, pues crea un nuevo instituto, diferente del Colegio Militar, y  el principio del nuevo perfil del Colegio Nacional Militar, cuando expresan: “Que los excelentes resultados alcanzados en la educación e instrucción de los cadetes del Colegio Militar ponen de manifiesto la conveniencia de que dichos beneficios alcancen paulatinamente a la juventud que cursa estudios secundarios,/……../ Que hay conveniencia en que dichos institutos se mantengan bajo la dependencia del Ministro de Guerra para asegurar así la continuidad del régimen que puede señalarse como modelo no solo en cuanto se refiere a la enseñanza , sino también a lo que se refiere a la educación física y moral. /  Que trasladado el Colegio Militar  a sus nuevos edificios queda disponible el actual local, el cual con algunas modificaciones puede adaptarse a fin propuesto. “
    El Decreto 123.176, incluye como 4to punto, la “Creación de la Comisión de Estudio sobre el Colegio Nacional Militar”,  formada como Presidente el General Carlos R. Márquez (Director General de Institutos Militares) y como miembros al Coronel Carlos von der Becker (Director de la Escuela Superior de Guerra), Coronel. Juan N. Tonazzi (Director del Colegio Militar) y el Doctor  Aurelio García Elorrio (Instituto General de Enseñanza) y, además, como Secretario, al Coronel Domingo Martínez. Se desea poner énfasis en esta organización, en particular en lo que se refiere al General Márquez que posiblemente, como Director de Institutos Militares, inspiro o participo en la formulación del Decreto que se menciona y, como tema realmente determinante, luego,  se desempeño como Ministro de Guerra del Presidente Roberto Ortiz, en los decretos 22.922 y 28.025 y que fuera quien designo al Coronel Ernesto Florit como Director del “Colegio Nacional Militar” (BM 10802 – 18 de abril 1938) quien “revistaría” en la Dirección de Institutos Militares.
      La lectura de estos considerandos, en particular el que se refiere a la continuidad del “modelo” (enseñanza y educación física y moral), muestra la vinculación de los Liceos Militares y sus altruistas objetivos fundacionales. Demás esta decir, si consideramos el tema de la “Comisión” que el conocer sus existencia aclara una serie de temas,  sobre los que no se habia puesto adecuada atención. Más tarde, el Liceo adquiere forma y estructura  como tal, por los decretos 22.922 (20 enero 1939) (Designación como Liceo y aprobación reglamento) y 28.025 (1 de abril 1939)(Designación como “Liceo Militar General San Martin), ambos del Presidente Roberto Ortiz, Ministro de Guerra General  Carlos D. Márquez y Ministro de Educación Jorge Eduardo Coll. Al adquirir personalidad  el instituto (Denominación, reglamento y organización) recién su Director, ya en plenitud de sus funciones y al día siguiente, el Coronel Ernesto Florit,   dicta la Orden del Día Nro. 1 del Liceo (21 de enero de 1939), es decir el mismo adquiere su vida como organización castrense determinada. Se desea poner énfasis en este hecho y las fechas (20 y 21 de enero) ya que están mostrando una vinculación directa entre el Ministerio de Guerra y el Liceo, máxime que su publicación en Boletín Militar es varios días más tarde. Todos estos antecedentes, sin embargo, no recuerdan la existencia del expediente MG letra C Nro. 204/930 (6), pero  si se lo hace y aparece como antecedente del Decreto 22.022 en su versión (-2.) , que se supone seria el inicio de la gestión que da origen “administrativo” al tema, por ser de una fecha anterior, aun  a la conferencia del Gral. Molina  La existencia de este expediente, como los antecedentes de aquel final decreto,   permitiría seguir y conocer una nueva y diferente iniciación del trámite, casi una década antes, pero evidentemente vinculado, ya que, de alguna manera, siempre culminaría con el Decreto 123.276, es decir la “creación del Colegio Nacional Militar”, que ya no sería el basado suplantando al Colegio Militar, sino un nuevo instituto. Se desea, a titulo aclaratorio, repetir la posibilidad de que el Decreto mencionado haya sido “impulsado” por el General Márquez, desde su cargo de Director General de Institutos Militares, lo que se confirmaría por su designación como presidente de la Comisión de estudio. Esta aclaratoria se realiza por el hecho de que el citado no aparece mencionado en su aparente real calidad en los diferentes estudios y trabajos que se hacen sobre el Liceo Militar y hasta se “olvida” que el mismo era quien  “designa” al Coronel Florit como Director del mismo. Este estudio, por lo tanto, de alguna manera, sin deslucir lo actuado por el Coronel Florit, intenta mostrar al General Márquez como uno de los determinantes, quizás el real determinante, de la creación del Liceo Militar tal como se concreto en realidad-
Un tema que  no se trata y del que no aparece documentación probatoria, es lo que se desarrollo entre la propuesta del General Molina (3 de julio de 1936) , o, quizás, desde el expediente MG letra C Nro. 204/930, y el Decreto 123.176 (8 de enero 1938) (Boletín Militar  3332 – 2da parte) (8). La conferencia del General Molina, con tanto detalle, tiene que haber sido el resultado de un trabajo anterior, que, al tratarse de un oficial en actividad que fuera  antes el Jefe del Estado Mayor, debió haberse estudiado en los ámbitos que corresponde, de ahí la idea de la participación, tanto del General Rodríguez, como el propio Presidente General Justo. Cuando asume el General Pertine, estando aun en actividad el General Molina,  que, como se verá no está de acuerdo,  se modifica la idea de que el Colegio Militar se denominaría Colegio Nacional Militar” por la “creación del Colegio Nacional Militar”, como un instituto nuevo, manteniendo al Colegio Militar como tal.  Sin dudas, es probable, que hubo acciones no documentadas, por aquellos que a los que  afectaba la medida, que diferían de la propuesta. Seguramente, ellas se debieron originar del mismo Colegio Militar (8). En el año 1936 el Director, que sucedía al  General Francisco Guido y Lavalle,  era el Coronel Juan N. Tonazzi,  acompañado como Subdirector por el Coronel Emilio A. Daul (Designados el 4 junio 1936 en el cargo hasta el 8 de febrero de 1939), quien luego figurara en la Comisión organizada por el Decreto 123.176.  Es de tener en cuenta que a estos les cabe la responsabilidad del traslado desde los cuarteles de San Martin a los de El Palomar que se oficializan el 23 de diciembre de 1937.  La compatibilidad de fechas, entre el desarrollo del proyecto y la dirección en el Colegio Militar del General Tonazzi, hacen pensar  la posibilidad de  coexistencia en relación a este tema. Es importante este hecho y de indudable valor histórico lo acaecido, ya que, paralelamente,  sin dudas, de esta diferencia, es la que surge el perfil y esquema que darán su objeto y misión  final de los Liceos Militares.
     En esta evaluación de antecedentes, nos encontramos con dos periodos que se fraccionan el 8 de enero de 1938. Uno, como ya se dijo, lo que sucede antes o sea el proceso de presentación, oferta, estudio y determinación, que lleva a la propuesta que contiene el Decreto 123.176. Otro, que da comienzo en la norma de creación, en el que se producen variables y se extiende hasta el inicio de los cursos, en el cual, no tan solo se realizan algunas modificaciones en el enfoque (Contenidas hasta en  el cambio de denominación) , sino también la tarea de darle forma reglamentaria (RRM 89), organizar el instituto, adecuar las instalaciones y medios e incorporar a su personal, cuyo último conjunto serán los futuros alumnos  cursantes.  Es de tener en cuenta  y llamativo que, al asumir el Dr Roberto Ortiz como Presidente de la Nación (20 febrero 1938), con Ministro de Guerra el General  Carlos D. Márquez,  se inician los cambios  más profundos, que llevan a modificar el sentido de lo que se esperaba de los Liceos Militares.  Es decir, bajo una nueva conducción gubernamental, se producen cambios importantes que, en su aspecto central y de gran importancia, es la designación de la autoridad de instituto, lo que nos lleva a la  interesante, valiosa y reconocida figura del Cnl. Ernesto Florit.
       La designación del Coronel Ernesto Florit en el año 1938 (BM 10.802 – Res 1856 – 18 de abril, 1938), como Director del Colegio Nacional Militar, abre una nueva y determinante  instancia a este proceso. Sin embargo, es de mencionar que el Cnl. Florit estaba cumpliendo en ese tiempo una importante función  como “Asesor Militar de la Delegación Argentina  en la Conferencia de Paz en Paraguay” (BM 10796) donde estaba designado  Presidente de la “Comisión Arbitral del Chaco” (BM 3338 2da parte – 22 de abril de 1937) -  En oportunidades se presentó la duda del por que el Cnl. Florit  es designado Director del Liceo, sin comprobarlo pero, conforme lo que se comenta en el pasado, ello se debió al hecho de que el mencionado había ingresado al Colegio Militar siendo ya “maestro normal”, lo que le hacía tener una base formativa educacional propia para el cargo, lo que fuera demostrado en plenitud por su acción y actuación en esa función tan especial. Otra duda que surge es la “facilidad” con que se logran los cambios y avances en el tema, pero ella queda resuelta por el hecho natural de la presencia del General Márquez que, como ya se expreso,  participó orgánicamente como Director General de Institutos Militares, y, más tarde presidio la Comisión de Estudio que finalmente encuentra aprobación a su actuación por el mismo, claro esta que ya en la función de Ministro de Guerra.
Recién en el año 1939, se va integrando el Colegio Nacional Militar, con la designación, seguramente a propuesta del director, del personal siguiente:
.- Un “núcleo inicial” (Plana Mayor) formado por: los Capitanes Enrique Barton (Jefe Compañía de Soldados), Eduarda Benito Trucco (Del Regimiento 1 de Artillería), Celedonio Alberto Samame (De la Inspección General de Instrucción Militar) y José Félix Jonás (auxiliares de Dirección), Capitán (R) Alfredo Grisolia (Secretario) ,Subteniente (R)  Roberto Eugenio Vidou (Ayudante) y Of. Adm 1ra. Manuel Quiroga (Of de Administración).
.- Un “conjunto orgánico” (Cuerpo Militar) formado por: Tcnl. Aníbal Suarez Girado (Subdirector y Jefe del Cuerpo- Del  Regimiento 10 de Infantería de Montaña)), Capitán Dalmiro Videla Balaguer (Jefe Compañía de Alumnos – Del Instituto Geográfico Militar), Tte. 1ro. Octavio Zenarruza y Martin Fox y Tte. Alfredo Cirulli (Oficialas Instructores y Jefes de Sección de Alumnos – Respectivamente del Regimiento 3 de Infantería,   Regimiento 19 de Infantería y Regimiento 6 de Infantería), Tte. 1ro. Med. Marcial González  y Maestros de Gimnasia 3ra Categoría Joaquín Amavet y José Ramón Dausa.

          Como se puede observar, por la diferencia de los destinos de este personal de oficiales, salvo el Capitán Sámame, todos los demás provenían de unidades diferentes, es decir que no guardaban relación anterior, pero que estaban calificados por sus sobresaliente preparación y actuación, como es fácil comprobar más adelante por las brillantes carreras y altos grados alcanzados. Asi podemos tomar como ejemplos al Capitán Videla Balaguer que llegara a ser General de Brigada y al Teniente 1ro. Octavio Zenarruza que sería General de División y Jefe del Estado Mayor General del Ejercito.
            El “núcleo inicial”  debió haber procedido a las tareas de organización y montaje del instituto, comenzando por la “recepción” de sus instalaciones, entregadas por el Colegio Militar,  ya  trasladado a su nuevo cuartel en El Palomar. Esta entrega, además de los edificios, debió comprender una cantidad importantes de “muebles y útiles”, que van desde las camas y pupitres, hasta elementos históricos (como es la mayólica sanmartiniana). Debe tenerse en cuenta, que esta entrega era “parcial”, ya que parte del cuartel estaba desde 1931, ocupada por la “Escuela Superior Técnica”, con sus aulas y medios específicos, con la cual se debió desarrollar todas aquellas gestiones que significan el compartir el cuartel (guarnición) por dos unidades. La  mencionada Escuela estaba dirigida  en aquel tiempo por el Coronel Marcelo M. Tenreiro Bravo (Prom CMN 39), que al ser de menor antigüedad que el Cnl. Florit (Prom CMN 33), se debe haber subordinado al mismo y, dado que, posiblemente, habría “recibido” el cuartel del Colegio Militar en el año 1938, colaborado en las diversas tareas y gestiones que deben haber sido realizadas.
    Posiblemente, cuando se integra al grupo anterior, que hemos denominada “conjunto orgánico”, se inicia lo que se puede considerar la “estructura” del instituto. En general se observa en la mayoría de los actos que se realizan una gran similitud con lo que ya se cumplía en el Colegio Militar, lo que era natural y lógico, por la experiencia propia del personal militar. Esta actividad también es aplicada en la incorporación de los alumnos, con una metodología parecida a la que correspondía a los cadetes militares, es decir, el examen médico, la evaluación educativa y  sus escalas en puntos que fijarían el “orden de merito” para el ingreso. Se conoce que para la primer convocatoria se presentaron alredor de más de dos mil aspirantes, para las 280 vacantes programadas. Esta importante presentación, como así la rigurosidad de las pruebas, permitió al Liceo Militar, incorporar un adecuado potencial de capacidades en sus alumnos que, lógicamente, también obrarían en su éxito. Es de mencionar que aquellos alumnos del Liceo Militar que ingresaran al Colegio Militar en el año 1942, vieron que su ingreso a este instituto, se desarrollo de la misma manera que lo habían hecho tres años antes (1939) ante el primero y, mas tarde, que su vida como cadetes militares no se diferenciaba en mucho con la que habían vivido como liceístas. Es decir se estaba cumpliendo de alguna manera la esencia de formación que había sido destacada en los documentos fundacionales.
   El claustro docente,  comienza con la designación del Profesor Valentín Mestroni como Regente de Estudios. El profesor Mestroni debió proceder a la selección y propuesta de los profesores, entre los que se puede recordar,  en particular, a los siguientes: Arturo Berenguer Carisomo, Osvaldo Beristain, Julio Cesar Caillet Bois, Antonio Bilbao La Vieja, Félix Coluccio, Juan Fontanes, Héctor Trevisan y Carlos Veronelli. No se puede olvidar,  por su relevancia, al instructor de boxeo, el Campeón Raúl Landini y el profesor de música, el laureado compositor Alberto Ginastera. Dado que el Profesor Mestroni venía de la Escuela Superior de Profesores Mariano Acosta, la mayoría de los seleccionados provenían del mismo instituto, lo que hace que, en cierta manera, se incorpore, desde el punto de vista educacional, el sentido de aquel que, es de recordar, provenía del gran educador Pablo Pizurno. Un detalle que no puede ser olvidado, es la actividad de los “preceptores” que, de alguna manera actuarían como habitualmente lo hace el personal de suboficiales en las unidades, todos los que eran maestros normales proveniente de la mencionada Escuela. De esta suerte, el Liceo Militar General San Martin, incorporaba a su quehacer como instituto educativo, una de las máximas significaciones expresiones  de la didáctica y pedagogía de la época.
       Como en toda organización militar, la real figura, alcance, objetivo y características del instituto, quedan fijados al aprobarse el “Reglamento del Liceo Militar” (Decreto 22.022 – 20 enero 1939),  inscripto como el RRM 89, cuyo artículo 1ro señala:
“El  Liceo Militar es un instituto de enseñanza secundaria, organizado con carácter de “internado”,  sometido al régimen militar y dependiente del Ministerio de Guerra. Tiene como objetivos especiales facilitar el reclutamiento de oficiales de reserva para el Ejercito y de carrera para las fuerzas armadas de la Nación, en las ramas de combatientes y de los servicios auxiliares, al mismo tiempo que extender a los estudiantes secundarios que lo deseen el régimen de los institutos militares”.
   Esta base, fijada en el año 1939 hasta el presente,  fue modificándose, conforme la evolución militar y los cambios educacionales, por lo que, de alguna manera, a lo largo de las décadas, los Liceo Militares se han ido adaptando, pero, sin dudas, han mantenido los conceptos del artículo 2  del Reglamento, que dicen así:
“Dentro de estos conceptos, corresponde al Liceo Militar: a) Incorporar jóvenes argentinos. cuyas condiciones morales, intelectuales y físicas sean susceptibles de capacitarlos para responder a las exigencias del reclutamiento militar, b) Educar intelectual, moral y físicamente a sus alumnos, dotándolos de los conocimientos determinados en los programas respectivos, inculcándoles sanos preceptos de moral privada y pública, modelándoles el carácter dentro de elevados conceptos patrióticos y varoniles, fortaleciéndoles el cuerpo y enseñándoles a conservar su salud y a precaverse contra las enfermedades, c) Impartir la enseñanza secundaria y otorgar a los alumnos  que aprueben los cursos correspondientes, el “Certificado del Liceo” y el “Diploma de Bachiller”, de acuerdo con los planes de estudio y las disposiciones pertinentes establecidas por el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, d) Instruir a sus alumnos en los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para alcanzar la jerarquía de oficiales de reserva del Ejercito, a su egreso de los cursos superiores y de acuerdo con la respectiva reglamentación y habilitándolos con ello para ingresar a los cuerpos o servicios auxiliares de las fuerzas armadas , una vez obtenido el correspondiente titulo universitario, e) Facilitar a los estudiantes el cumplimento del Servicio Militar  que la Ley Nro. 4707 impone,  permitiéndoles realizarlo sin interrumpir sus estudios secundarios, f) Dar oportunidad para que los buenos estudiantes realicen gratuitamente o con una importante reducción en el costo,  sus estudios secundarios,  mediante la obtención de becas y medias becas que serán otorgadas  a quienes alcancen las mas altas calificaciones en el concurso de admisión  y en los cursos del instituto y de acuerdo con las disposiciones especiales correspondientes.”
    Como consecuencia de ello, el 21 de enero de 1939, rigiendo ya el “Reglamento del Liceo Militar”, el Director Coronel Ernesto Florit dicta la “Orden del Liceo Militar Nro. 1” que finaliza con el párrafo siguiente:
“Ser del Liceo Militar es un honor que es preciso merecer con dignidad,  calidad y patriotismo”
  El 3 de abril de 1939, con motivo de la iniciación de las clases, con la incorporación de los alumnos que constituirían la Promoción LMGSM 1, se dicta la “Orden del Liceo Nro. 8” que dice así:
Alumnos del Liceo Militar General San Martin. Bienvenidos a esta casa de orden, de labor y de culto a la Patria. Venís al Liceo a haceros hombres, arriba la mirada y  fuerte el corazón, San Martin es vuestro guía, sus virtudes vuestra ley….A luchar como el, para ser lo ser lo que debéis ser. A triunfar como el,  por la Patria y para la Patria. La Patria quiere varones sanos y fuertes,  aquí os educareis en ambiente de probidad, de rectitud y de trabajo. La Patria quiere hijos nobles  y generosos, aquí viviréis bajo el signo del honor y del altruismo. Aquí hallareis amistades indisolubles. La Patria quiere espíritus joviales y abiertos, aquí hallareis ilustración, respeto y urbanidad. La Patria quiere soldados/caballeros, aquí aprenderéis a serlo a carta cabal. Os cabe el honor de ser los alumnos fundadores del Liceo Militar, los primeros en vestir sus uniformes, mediante un comportamiento ejemplar y una aplicación digna de aplauso. Esta casa no os separa de vuestra casa, al contrario, os obligara a mantener  vivo y ferviente el culto a vuestro padre y a vuestra madre. Por vuestra educación, por vuestra ilustración, por vuestra honestidad, hoy como mañana,  debéis destacaros muy alto para responder a las esperanzas de la Patria, para satisfacer los deseos de vuestros padres, para poder decir con orgullo:
YO SOY DEL LICEO MILITAR….¡¡¡¡.
   Los largos años de fecunda acción, con las variables que la evolución imponía, aquel 3 de abril de 1939,  el proyectó se convertía en realidad institucional,  que alcanzaba y lograba su perfil definitivo, como realidad con proyección futura. La sociedad argentina  contaba con estas escuelas de “formación militar” que constituyen los Liceos Militares. Sin dudas, conocer las bases, los momentos, las circunstancias y las personas que motivaron, estudiaron, propusieron y, finalmente, construyeron, los Liceos Militares, como así también saber las dificultes, modificaciones, cambios y resultados que sufre el convertir desde el “proyecto al Liceo Militar” es un aporte que adeudábamos y que con esta nota se intenta salvar.
Comentarios.
   Al cumplirse los 75 años de la iniciación de sus actividades, con la incorporación de los alumnos que constituyen la Promoción LMGSM 1, este estudio quiere traer a la memoria esa década histórica, en la cual se formara y conformara el Liceo Militar General San Martin y, como un gesto de reconocimiento, recordar que su calidad se origina en el Colegio Militar y sus alcances educacionales en la Escuela de Profesores Mariano Acosta, que, unidas simbólicamente, son sus bases permanentes.  Habiendo transcurrido estos trescuartos de siglo, en el que cursaron en los Liceos Militares cerca de 70.000 alumnos, que representan  cuatro generaciones de estudiantes, la experiencia individual de una manera natural pasa a ser colectiva, por lo que es lógica la posibilidad de hacer un balance. Como estamos en la época del “conocimiento”, este balance trata de los resultados prácticos, esencialmente intelectuales alcanzados, por el accionar y la oferta formativa de los Liceos Militares. La realidad muestra que solo un relativo pequeño número de estudiantes en el país se han beneficiado comparativamente cursando en estos institutos, lo que señala que existe una deuda socioeducativa hacia la comunidad que debería ser satisfecha con la creación de nuevos Liceos Militares. Se observa que el objetivo formativo, vinculado con lo militar, se ha modificado, no como un efecto propio, sino por la natural adaptación a los criterios y políticas de defensa del país. La actividad educativa liceísta es intencional como fruto de los objetivos que se le imponen, claro está que manteniendo su esencia al tiempo que adapta y readapta sus formas. El mundo cotidiano del presente ha evolucionado y, se aprecia, continuara haciéndolo aceleradamente, por lo que todas las instituciones están obligadas a seguir su ritmo y proceso innovador. No debe alarmarnos que se señale que los Liceos tengan raigambre y carácter diferencial, ya que en la sociedad contemporánea son necesarios diferentes tipos de individuos, dada la variedad de su demanda en una cultura diversificada que impone profundización profesional.  Ello se debe a que los seres humanos viven no tan solo su accionar individual, sino también el de relación, que nos está llevando el mutante orden cultural actual. La formación liceísta, sin dudas, a dado resultados positivos que se muestran claramente en la aceptación que goza en la sociedad y se expresa netamente en la actitud de apoyo y demanda de los padres de sus alumnos. Es de destacar. que no se puede pretender una igualdad en cada generación liceísta, si un basamento idéntico, pero nunca un perfil similar, ya que este, naturalmente, se ajusta al de la comunidad y, en este caso particular, a como la juventud aprende a vivir la vida. Finalmente, la “génesis de los Liceos Militares”, con sus variables y adaptaciones, establece una memoria operativa y organizacional, basada en la flexibilidad y la adaptación, que asegura el “futuro”, ya que establece el marco de referencia común para la proyección de las actividades circunstanciales que le impondrá el mañana. Sintetizando, los Liceos Militares son y serán instituciones educacionales con formación militar, adaptadas y flexibles, como una característica natural desde su concepción, que brindan y brindaran a la juventud las posibilidades necesarias para su capacitación y actuación en la sociedad dinámica y evolutiva del presente y del futuro, tal como fueron concebidos.


Notas:  (1)  El autor, Jefe de la División Reservas del Departamento Potencial Humano de la Inspección General Territorial en el año 1963, debió estudiar y considerar a los Liceos Militares en su función de fuente de formación de Oficiales de la Reserva, lo que le motivo superar sus emociones juveniles de liceísta “fundador”, para asesorar a la Superioridad sobre el tema. (2) El General Dellepiani era, además de militar, ingeniero y profesor. Como profesor universitario fue Vicedecano de la Facultad de Ciencias Exactas, (UBA) y Miembro del Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires y Académico de la Academia de Ciencia Exactas. Un detalle que lo hace vinculante con el tema de los Liceos  es que fue uno de los que funda la “Asociación de Boy Scout Argentinos” con otros militares de talla, como son los Generales Rosendo Fraga, Ángel Allaria y Pablo Riccheri y el Coronel Martin Rodríguez. . Su renuncia al Ministerio de Guerra (2 sep. 1930) es una síntesis de su personalidad. (3)  En el libro “Defendamos Nuestro país” (pág. 79) (28 Junio 1940) el General Molina (Que se desempeñara en el Estado Mayor General durante los años 1932 y 1934 y que fuera Jefe del mismo en el año 1935)  en una nota señala: Algún tiempo después de esta proposición ha sido creado el “Liceo Militar” – un colegio de estudios secundarios mas, con régimen militar y alto pensionado – que viene a ser como un derivado del proyecto que aquí se expresa, pero muy distante de comprender su concepto y su alcance. (4) En realidad la propuesta, incluía además un programa posterior, como “Carrera del Oficial de Reserva” que se concreto recién en el año 1963, como una de las recomendaciones de la CERE (Comisión de Estudios la Restructuración del Ejército). (5) El General Molina  desarrollo una importante actividad intelectual de la que da cuenta su libro “Defendamos nuestro país” (1940) . (6) El suscripto recabo antecedentes al Archivo General del Ejército (13 enero 2014), que informo no contar con dicho archivo, lo que impide tener documentada la idea de que el proceso de creación ha tenido origen posiblemente en el expediente del Ministerio de Guerra letra C Nro. 204/930. (7) Director del Colegio Militar (1915/1922), Ministro de Guerra (1922/1928) y Presidente de la Nación  (1932/1939). (8) El General Basilio Pertine reemplazo al General Rodríguez como Ministro de Guerra a su fallecimiento en el año 1936. (9) Es evidente que la idea  expuesta del Gral. Molina, de crear el “Colegio Nacional Militar” sobre la base del Colegio Militar, anulaba a este  ultimo como estaba funcionando y, sin dudas, el proyecto debió haber sido consultado con sus autoridades que, al observarlo, realmente lo modificaron dando lugar a lo que serian los Liceos como institutos diferentes.

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