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sábado, 6 de septiembre de 2014

ES LA CAUSA, NO EL EFECTO



 
Por. Ricardo D. Díaz
 
 
   Mucho se escribe, se dice, y se muestra, sobre los terribles hechos delictivos que a diario se cometen en nuestra querida patria, y que por repetidos y cotidianos  pareciera que está produciéndose como una especie de acostumbramiento en la población en general, y además el enojo de la gente que advierte que se dejó de lado el clásico crimen y castigo y, por lo tanto, los arrestados quedan rápidamente en libertad, como así también los que están cumpliendo condena,  no sabemos si es porque sobornan a los jueces o por qué, pero el hecho concreto es que ladrones; violadores y criminales quedan en libertad, no sin antes tener la libertad de acceder a teléfonos para, desde la cárcel, realizar secuestros virtuales y sacarle dinero a algunas personas que les cree que tienen secuestrado a un familiar. Y también, y, por otra parte, ya todos los argentinos, hablamos frecuentemente sobre “la puerta giratoria de las comisarías”.
   Pero, por mi parte, pienso que todo esto es el efecto, no la causa. ¿Qué causa? Creo que la causa de todo lo que está sucediendo es responsabilidad de los que manejan  la economía del país, tanto los propios como los de afuera. Deduzco que, sin tanta pobreza en las periferias de las grandes ciudades, no habría tanta delincuencia. Esto sin dejar de lado el tema de la droga y el tema de la educación que, por un lado, donde existe dicha educación, es altamente deficiente, porque no forma integralmente a la persona sino que simplemente la instruye en las diversas y respectivas materias; y,por otro lado, directamente no existe la educación, ni la escolar ni la familiar.
   Entonces, insisto, el problema está en el tipo de economía que se vive, no sólo a nivel local y en la actualidad, esto viene desde mucho tiempo atrás, y son varias las naciones sumidas en esta terrible situación de pobreza y de ignorancia, por la cual, millones de personas quieren solucionarla drogándose y robando, porque quieren comer y tener lo que los chicos y jóvenes de clase media, y alta, tienen.
   El tema de combatir el efecto y no la causa está totalmente generalizado. Lo veo en casi todas las cuestiones cotidianas que el gobierno de turno debe resolver,  y también por parte de personas que, en este caso de la delincuencia diaria, dicen: “a estos negritos de m… hay que fusilarlos a todos” –no estoy inventando, lo he escuchado con mis propios oídos, que son dos y me funcionan muy bien- y entonces les digo: no, estás equivocado, a los que hay que fusilar, con juicio previo, es a aquellos que hacen posible que existan estos chicos – porque en la mayoría de los casos, son chicos – viviendo en la más extrema pobreza. Hay que combatir la causa no el efecto.
   Creo que no se debería gastar un peso más en cámaras en las calles, ni patrulleros, lo que hay que hacer es mejorar, y mucho, la economía, pero para eso habrá que mejorar la política, o las decisiones políticas, mejor dicho. Y no es justamente dando más planes de familia o como se llame, sino dando trabajo. Hay muchísimo por hacer: hay que construir vivendas dignas; hospitales; escuelas; reparar rutas, construir nuevas, hacen falta más cárceles, para que no exista la escusa de que se sueltan delincuentes en mitad de su condena porque no hay lugar para tantos, y si no, repito –a riesgo de ser pesado, que de hecho lo soy– mejorar el sistema económico, ¡por favor!, hay muchísima delincuencia, la cual lamentablemente no es una sensación, sino una triste y espantosa realidad. ¿Hasta cuándo van a tirar de la cuerda? …si, ya se, hasta que se rompa, pero, y cuales van a ser las consecuencias de esa ruptura de cuerda. Los que ahora están gobernando que se preparen para dichas consecuencias, porque se van a tener que ir a vivir a Marte si no quieren que les pase nada. Ustedes, los del gobierno, son peronistas, o por lo menos dicen serlo, pues bien, entonces recuerden lo que dijo Perón: “cuando el pueblo se cansa, suele hacer tronar el escarmiento”. Por favor no se tome esto como una amenaza, no soy quien, no tengo el más mínimo poder, ni nada, soy un simple ciudadano argentino pensando en voz alta, y queriendo exponer que habría tres causas de la trágica situación que se está viviendo respecto de la inseguridad y sus más numerosas variantes: entraderas, moto-chorros, arrebatadores, rompe-portones, asaltos callejeros a personas que van a su trabajo – claro, el que asalta no lo tiene -  en fin, múltiples variantes que han elevado a la delincuencia a la categoría de arte. Estas causas son la mala conducción de la economíala deficiente educación, y la mortal acción de la droga.
    Por lo menos, así lo veo yo (con permiso del señor Guillermo Nimo), y quiero implorar a Dios para que nos ampare, nos ilumine y nos guíe, porque es tan grave la situación que estamos viviendo los argentinos, que pareciera que esto, humanamente, no tiene solución, por lo cual es menester invocar Su ayuda.

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