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lunes, 22 de diciembre de 2014

PROBLEMAS BANCARIOS Y DEUDAS: LA FINANCIACIÓN DE LA POBREZA DE LAS NACIONES




Por Emilio Guillermo Nazar Kasbo

Los países “en vías de desarrollo”, gozan de una importante deuda externa que los condiciona, y su fuerte endeudamiento los lleva a una situación de sometimiento.

MÁS DEBE, MÁS PAGA
Un ejemplo, es la aplicación del “riesgo país”, mediante el cual al país que menos recurso tiene y al que se le dificulta abonar su deuda externa, se le aplica una tasa de interés más elevada. Es decir, que cuantas más dificultades tiene un país, el sistema internacional le aplicará una más alta tasa de interés, de modo que se le hará más dificultoso aun salir del sistema usurario.
¿Puede pagar? Si es así, ¿Para qué pide prestado? Acaso... ¿No puede pagar? Entonces… ¿para qué pide prestado? Y así, lo que parece ilógico se vende como norma de un sistema, ya que o no se necesita pedir prestado o no se debe pedir prestado.
Los Bancos tienen una importante intervención en esto. Pero a la vez, tienen acciones que desarrollar en contra del lavado de dinero, mientras los organismos internacionales indican normas que pretenden combatir los delitos. Pero esos mismos organismos internacionales que alientan la “honestidad”, son los que indirectamente fomentan aquello que combaten.

LAVADO DE DINERO
En cuando al lavado de dinero, ya se ha difundido suficientemente que dineros de fondos corruptos o ilícitos circulan mediante billetes de cambio internacional, ya sea Dólares Estadounidenses o Euros, en efectivo y en mano, dinero que además es calculado en virtud del peso de los billetes, sin cuenta individual de los mismos porque llevaría demasiado tiempo, y el margen de error es considerado ínfimo en el marco de la operación clandestina que se realiza. Tales billetes pueden circular dentro de un país, o de un país a otro, pero en algún momento deben ser “invertidos”, deben ser “blanqueados” de alguna manera. Así ingresan al mundo económico vinculado al sistema bancario, al mercado de cambios de moneda o al sistema bursátil de diversa manera, en cuentas de empresas fantasmas, en inversiones empresariales de elevadísimo valor, en donaciones importantes a entidades sin fines de lucro (e incluso fundando religiones antes inexistentes para obtener todo tipo de exenciones impositivas y beneficios económicos), todas entidades creadas a tal efecto, en tanto que su origen financiero acaba permaneciendo oculto.
Actualmente, a diciembre del año 2014, debe declararse el origen de los fondos en operaciones que superen un millón de Pesos, lo cual abarca conjuntos de operaciones vinculadas que arrojen tal suma. Sin embargo, la suma establecida abarca prácticamente a toda persona que adquiere un inmueble. Es decir, se trata de un monto que no resulta inalcanzable, no es valor de una operación extraordinaria, y al establecerse un precio que en realidad es bajo aunque para la clase baja no lo sea, se acaban informando obligatoriamente a la Unidad de Información Financiera (UIF) de Argentina, organismo competente en la materia, un exagerado número de movimientos tras el cual se ocultan las verdaderas fortunas ilícitas. Un millón de Pesos por un particular que adquiere un inmueble, no es lo mismo que un millón de Pesos recibido por una ONG o por una nueva secta religiosa que acaba de inscribirse en el Registro de Cultos (con su correspondiente Misión, Visión, Valores y Objetivos empresariales, con lo cual queda bien en claro que no se trata de un culto a Dios sino de un negocio), formadas para blanqueo de dineros ilícitos, negocio de los líderes y engaño de incautos no formados en sus parroquias por el Cura. Para particulares, el valor debería ser el doble del actual, equivalente aproximadamente a la adquisición de dos inmuebles, pues esto ya escapa a la mera clase media, siendo una base más racional para detectar operaciones mayores.se
Las acciones que hacen al lavado de dinero, en Argentina, no solamente son insuficientes, sino que cada vez hay más denuncias de lavado de dinero, sin que haya medidas acordes. Mezclados los inocentes con los culpables, en el río revuelto se benefician los delincuentes. La Argentina, según todas las denuncias, se ha transformado en un paraíso para inversiones de dineros fruto de origen ilícito en otros sitios del mundo, por la falta de medidas adoptadas, e incluso se atribuye al estamento gubernamental y legislativo, junto al policial, la complicidad con el narcotráfico, que en vez de instalar carteles locales se maneja directamente por sus “administradores políticos”, sin necesidad de otros intermediarios. Y en todo esto, los bancos tienen un rol preponderante.

LA DEUDA EXTERNA
Es público que la Argentina tiene una capacidad de endeudamiento totalmente agotada, particularmente después de la Guerra de Malvinas en particular. Las sucesivas deudas del país, en un contexto en que no resulta posible asumir nuevos compromisos de pago, acaban siendo para cancelar meramente los intereses, y jamás el Capital, de modo que el endeudamiento se vuelve crónico. Y a esto se suma que la garantía de pago de tales compromisos, son los recursos naturales por los cuales vienen los grandes capitales mundiales.
Efectivamente, el pago de los servicios de la Deuda Externa, que en Argentina responde a un sobre endeudamiento, produce daños a la economía nacional. Si no se cumplieran tales compromisos, el nivel de vida de los argentinos sería del doble de su capacidad económica actual aproximadamente.
La lógica bancaria basada en el negocio, tiende al mayor beneficio y por ende al mayor lucro, derivando en un nivel de usura “aceptada” mediáticamente. Es la misma lógica de los Bancos nacionales y de los extranjeros e incluso de los organismos internacionales.

“EL VIVO VIVE DEL ZONZO…”
Los Bancos también son un elemento clave de la repatriación de capitales nacionales que se encuentran en el extranjero. El gobierno argentino actual, en manos de Cristina Fernández Wilhelm, en una política continua que data desde el año 2003, hace gala y ostentación de que se fomenta la inseguridad jurídica como alteración de todo sentido legal, lo cual involucra que el mismo Gobierno sea víctima de sus mismos postulados: el Vicepresidente Amado Boudou sin ser desaforado, sin renunciar a sus fueros, sin que les sean quitados sus fueros legislativos, es citado para Juicio Oral penal por ser imputado en causas criminales, algo impensado en el marco legal.
Los argentinos viven espantados porque además de la inseguridad policial, rige la inseguridad jurídica no solamente en causas penales, sino también en las civiles y comerciales, abarcando todos los fueros, jurisdicciones y competencias del país. La vida laboral y la obtención de recursos económicos para los ciudadanos que no desean vivir aceptando planes sociales se convierte en una peripecia en que se cumple un lema de las bromas que hacía el famoso cómico argentino Pepe Biondi en uno de sus sketches: “el vivo vive del zonzo, y el zonzo de su trabajo”.
Cualquier estafador y defraudador, ostentador de falsos títulos y honores, tiene iguales o más derechos que quien se atiene a las normas, reglas y formalidades jurídicas. ¿Qué Empresa no considerará como una operación de altísimo riesgo la inversión en Argentina, donde con casi seguridad sus dineros se esfumarán? ¿Qué delincuentes manejadores de fondos ilícitos no buscarán colocar su dinero en un país semejante, en que podrá blanquear con pérdidas sus enormes ganancias fruto de actividades delictivas?

ESTABLE INESTABILIDAD Y POBREZA
La estabilidad que brinda el cumplimiento de las leyes y obligaciones, ha sido sustituida por la inestabilidad de un sistema jurídico descalabrado y falto del más mínimo sentido común. El Estado Argentino asegura la quiebra mediante la segura deuda bancaria o impositiva, ya que ninguna empresa mediana, y menos las pequeñas y microempresas, tienen capacidad de dar cumplimiento completo a las fuentes de financiamiento y a las obligaciones impositivas a la vez para tener un margen suficiente de ganancias que les permita cancelar todas sus deudas y obtener un margen de ganancia razonable para que los dueños puedan vivir de los ingresos, conformar un ahorro y poder hacer una reinversión. El fracaso económico, con este esquema, es seguro: el elevado costo impositivo y las tasas de interés también elevadas para potenciarse ante algún saldo impago, ofrecen la combinación segura para la cesación de pagos. El cambio permanente de las “reglas de juego” lo garantiza, porque tenemos un Estado completamente desordenado, no solo en lo fiscal, sino incluso en lo moral y lo espiritual.
La pobreza o la riqueza material no son ni vicios ni defectos, ni un bien ni un mal. La miseria indigna sí lo es. Pero estamos hablando de otra cosa: de que aun en la riqueza debe existir un espíritu de desapego a los bienes propio de la pobreza, es decir, hablamos de la pobreza espiritual. Detrás de la pobreza material, puede haber grandes riquezas fruto de corazones llenos de odio y resentimiento, de desprecio a Dios y a los demás, e incluso puede haber apego a bienes materiales de poco valor económico pero de gran estima personal. Quien en estas condiciones vive no es pobre, sino rico espiritualmente. Con las naciones sucede lo mismo, y el sistema bancario hace a la pobreza de sus víctimas y a la riqueza de quienes los manejan.

Son todos datos como para tener en cuenta al momento de analizar los problemas financieros y económicos de un mundo en que los bancos mezclan incluso sus inversiones en el mundo bursátil. El mundo material debe estar al servicio del mundo espiritual, que es el mundo de La Verdad, pues de lo contrario carecerá de todo sentido. Es mejor vivir pobre, dignamente y feliz, que rico, indignamente e infeliz, y esto vale tanto para las personas, como para el sistema bancario o las Naciones. 

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