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sábado, 17 de octubre de 2015

PERÓN ERA TAMBIÉN DESCARTES: CUANDO "LA UNICA VERDAD ES LA REALIDAD"



Por Emilio Nazar Kasbo
 
Hoy muchos hablan de Perón. A favor y en contra. Como él mismo fue... diciendo una cosa y otra no a la vez sino de modo incluso sucesivo.
Veamos esto y analicémoslo filosóficamente (que es algo metapolítico)
Utilizó para unos artículos el seudónimo de DESCARTES. Este pensador, sostenía: "pienso, y por lo tanto existo", punto de partida idealista desde el cual pretende armar una cosmovisión (que acaba en sus consecuencias desencajada de la realidad). Descartes es la base necesaria del idealismo, el cual se encuentra además absolutamente distanciado del hiper-realismo platónico (Platón consideraba como más reales a las ideas y su mundo que a este mundo mismo al que estimaba una mera sombra de aquellas).

Pero contra el cartesianismo, Perón tiene una de sus frases más celebres: "la única verdad es la realidad", que pretende condensar el realismo aristotélico. La frase significa que hay una verdad, que la verdad es única (no múltiple). Pero el problema de esta frase es que en cierto modo identifica la verdad (que es gnoseológica) con la realidad (que es ontológica). La diferencia no es menor, ya que mientras la verdad no cambia, la realidad sí lo hace. De modo que identificar lo gnoseológico con lo ontológico podría conducir a la errónea conclusión de que la verdad cambia... o evoluciona, junto con el cambio de la realidad.

Podríamos hacer una serie de juegos de palabras, de contenido filosófico, para acreditar en qué medida es cierto, y en qué medida no lo es. ¿La mentira es una realidad? ¿Qué tan real es una mentira? Si la mentira y la verdad son contradictorias, el cambio de las realidades ¿puede convertir una mentira en verdad?

Muchos dicen que la frase que comentamos es de Aristóteles. Pero Aristóteles jamás dijo algo semejante, por los problemas comentados. Es una frase ambigua en tal sentido, y por tanto ajena al pensamiento aristotélico.

Que la realidad es una verdad no se discute. Que la realidad cambia tampoco. Que la verdad es una resulta igualmente indiscutido.

Bajando un poco el tinte intelectual a esta temática, y para que se entienda por aquellos que desconocen los fundamentos de la Filosofía y que erróneamente creen que la Metafísica es estudiar al Conde de Saint Germain, tratemos de interpretar qué quiso decir Perón con esa frase.

Y Perón sólo pudo significar una cosa: que frente al idealismo, frente a quienes pretenden pelear con armas que no tienen ni pueden llegar a tener (o sea, ni en acto ni en potencia), gozando de un "idealismo" sobre todo al creer que tendrán la capacidad de cambiar hasta la naturaleza de los seres humanos cuando "ellos" sean gobierno, frente al idealismo que pretende que 2 + 2 son 5 o 3 según la propia conveniencia, frente a quienes idealistamente no reconocen sus propios límites, frente a todo ese "idealismo" que tiene sus orígenes en Descartes, les opuso la misma REALIDAD. Es decir, declaró impracticable tal idealismo.

Perón era un pragmático, y el pragmático se funda en lo concreto, no en ideas. El pragmático no es idealista. En cierta forma, el pragmático pretende y busca ejercer en el acto concreto la prudencia (que lo haga o no es otra cosa).

Por ejemplo, dos hombres le dijesen a Perón que ellos "los derechos deben ser extendidos" porque ellos pueden también casarse, fundar una familia y gestar y procrear hijos naturalmente... ¿saben cuál habría sido la respuesta de Perón? No seré yo quien de la respuesta, pero los datos básicos principales propios de su pensamiento han sido expuestos ut supra.

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