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domingo, 7 de febrero de 2016

JUDIO CONVERSO AFIRMA QUE DEMANDARA A LA IGLESIA DEL PAPA FRANCSCO





Por Emilio Nazar Kasbo 
 
Circula por Internet una Carta Abierta al Papa Francisco, de un judío converso, fechada en enero de 2016. En la misma, un judío cuyo nombre sería Pinchus Feinstein, ciudadano estadounidense residente en Miami, iniciaría un juicio por daños a la Iglesia por los dichos del Papa Francisco.

Converso en 1958
Fenstein afirma ser judío, con descendencia directa del Rey David por su vía paterna, descendiendo su madre de Hillel. A sus actuales 74 años, expresa haberse convertido “a la Iglesia Romana Católica a la edad de 17 en el último año del pontificado del Papa Pío XII… bajo la convicción de que tenía que aceptar y tener la fe de que Jesucristo era mi Salvador, y yo lo creí. Y creí que tenía que ser bautizado como miembro de Su Iglesia para tener la oportunidad de salvación. Así es que me convertí y fui bautizado en la Iglesia Católica y luego fui confirmado”.
Es decir, siempre fue clara la expresión de que "fuera de la Iglesia Católica no hay salvación", y quien muere fuera de la Iglesia o muere en pecado mortal condena su alma, en tanto que quen muere con pecados veniales tendrá un tiempo en el Purgatorio. 
Asimismo, quien no mantiene fidelidad a la Tradición de la Iglesia y cae en cisma, en apostasía o en herejía, comete un gravísimo pecado mortal, siendo los Sacramentos el medio que Jesucristo ha dejado a la Iglesia para que opere la Gracia de Dios. Esto significa que la única Doctrina de Salvación es el Catolicismo, no reuniendo tales condiciones ni el judaísmo ni el islamismo, o las diversas corrientes protestantes.
El autor de la carta consigna luego que, desde que se convirtió, ha “contribuido con decenas de miles de dólares tanto al Óbolo de San Pedro” como a su propia parroquia y diócesis, asistiendo “a miles de misas, cientos de horas santas y novenas”, rezando miles de rosarios y efectuado cientos de viajes al confesionario.

Alianza con una descendencia
Posteriormente, indica que ha leído en 2015 y 2016 palabras del Papa Francisco y de la “Comisión Pontificia”, y siguiendo tal lineamiento, actualmente se enseña que porque es de raza judía, la Alianza de Dios nunca fue rota, y que no puede ser rota, con el autor de la misiva, que Dios tiene una Alianza con los judíos y por tanto específicamente con el autor, y tal Alianza no depende siguiera de que sea “buena persona”, y siendo “irrompible, entonces un judío de raza como yo puede hacer lo que quiera, y aun así Dios mantendrá su alianza conmigo, y yo iré al Cielo”.
Continúa afirmando que según la Comisión Pontificia, ““La Iglesia Católica ni conduce ni apoya ningún trabajo de misión institucional específico dirigido a los judíos…de ninguna manera significa pues que los judíos estén excluidos de la salvación de Dios porque ellos no creen en Jesucristo como el Mesías de Israel ni como el Hijo de Dios”, lo cual fuera escrito en diciembre de 2015. A raíz de ello, sostiene dirigiéndose al Papa Francisco que “su Comisión enseña bajo su bandera y en su nombre, y en lo que usted declaró durante su vista a la sinagoga en enero (de 2016). Como resultado, ya no veo el sentido en levantarme cada domingo por la mañana para ir a misa, rezar rosarios e irme al rito de la reconciliación el sábado por la tarde. Todas esas cosas son superfluas para mí. Basado en su enseñanza, ahora que sé que todo se debe a mi superioridad racial a los ojos de Dios, no veo la necesidad de nada de ello”.
La misiva prosigue manifestando la inexistencia de razón por la cual fuera bautizado en 1958, puesto que “no había necesidad”, ya que tampoco “había una necesidad para que Jesús viniera a la tierra tampoco, o que le predicara a los hijos judíos de Abraham de su día. Como usted cita, ya estaban salvados como resultado de su descendencia racial de los patriarcas bíblicos ¿Para qué lo necesitarían a Él?”

Afirmaciones sin Tradición
Continúa el análisis de las novedosas expresiones del Papa Francisco, jamás antes manifestadas por el Magisterio Pontificio en orden a tal interpretación, que “parece que el Nuevo Testamento es un fraude, al menos en lo que se aplica a los judíos. Todas esas prédicas y disputas a los judíos no tuvieron propósito alguno. Jesús tenía que saber esto, y sin embargo persistió en causar un montón de problemas para los judíos, insistiendo en que tenían que nacer nuevamente, que tenían que creer que Él fuera su Mesías, tenían que dejar de seguir las tradiciones de los hombres, y ellos no podrían llegar al Cielo a menos que creyesen que Él era el Hijo de Dios”.
Por tal motivo, concluye su línea argumental del siguiente modo: “Su Santidad, usted y su Comisión me han instruido en el verdadero camino para mi salvación: mi raza. Es todo lo que necesito... Dios tiene una Alianza con mis genes. Son mis genes los que me salvan. Mis ojos están abiertos ahora.”
Ante tal panorama, finaliza su carta advirtiendo: “Consecuentemente, le llegarán noticias de mi abogado. Voy a entablarle una demanda al papado y a la Iglesia Romana Católica. Quiero que me devuelvan mi dinero, con intereses, y estoy buscando daños compensatorios y punitivos por el daño psicológico que su Iglesia me causó, al hacerme creer que necesitaba algo, aparte de mi identificación racial elevada, para poder irme al Cielo después de que muera. Estoy litigando también por el tiempo que malgasté, que pude haber utilizado trabajando en mi negocio, en vez de desperdiciarlo en adorar a un Jesús en el que ahora dice su Iglesia que no necesito creer para mi salvación. Sus prelados y sus clérigos me dijeron algo muy distinto en 1958. ¡Me han robado!”

¿Es o no es Magisterio?
Tal correspondencia advierte en una posdata, que la misma es transmitida a un ex reportero de AP (Asociated Press) de Nueva York, Michael Hoffman, a los efectos de su difusión.
Este texto ha sido difundido y traducido a varios idiomas. Sin importar o no la veracidad de la autoría, debe prestarse atención a las expresiones y a las consecuencias que se siguen de las mismas expresadas en la carta. Por sólo dar un ejemplo, Eugenio Zoli jamás admitiría expresiones como las que actualmente expresa el Papa Francisco, expresiones que son efectuadas no en ejercicio del Pontificado, ni en ejercicio del Magisterio Ordinario, sino como meras opiniones efectuadas “al aire” por un común mortal que no representa en sus dichos a un Sucesor de Pedro dado que se requiere materia y forma para ello.
Es decir, si bajo el título de “Encíclica” un Papa expresa que se siente en ese momento muy alegre o contento, tales expresiones no forman parte del Magisterio ni una obligatoriedad de Fe respecto de tales manifestaciones. Así, sólo en materia espiritual donde existe concordancia en la Tradición puede darse el marco de una expresión de Magisterio Ordinario o Extraordinario.
¿Hubo dos mil años de engaños y mentiras por parte de la Iglesia Católica, tal como lo enseñan los gnósticos, o la mentira y el engaño se difunden bajo la ambigüedad de la prédica para hacer creer que se salvará quien no lo merezca porque Dios es injusto, y esconde tal injusticia bajo excusa de “Misericordia”?

Fuente:

web Adelantelafe

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