LA APUESTA INCREÍBLE

Por SILVIO H. COPPOLA
LA PLATA, junio 18 de 2008.

En un acto de sabiduría política que a esta altura de los acontecimientos no se esperaba, la presidenta de la nación anunció ayer 17, que el tema de las retenciones a las exportaciones, como lo pedían los “ruralistas”, iba a pasar al Congreso. Era una manera de destrabar la situación, calmar las tensiones y esperar algo de la lucidez de los legisladores. Sin embargo, el primer interrogante acerca de qué iba a pasar con dichas retenciones, mientras se resolvía el problema, fue ya motivo de discrepancias de calibre. La respuesta era que se mantendrían hasta tanto ello ocurriera. Y el segundo interrogante, fue totalmente inesperado y conflictivo. El PE “resolvía” que el proyecto de ley que giraría al Legislativo, simplemente dispondría si se ratificaban o no las medidas cuestionadas, que dieran motivo a todos los paros, cortes de ruta y manifestaciones de los últimos cien días. O sea que los legisladores simplemente deberían votar por SI o por NO. Como disciplinados chicos de escuela, sin discusiones, sin estudios y sin apartarse de lo ordenado.
Ya Kirchner había intimidado a los congresistas y a la ciudadanía en general, afirmando que se estaba “con nosotros” o “en contra nuestro”. Por eso se llegaba a esta absurda propuesta por SI o por NO. Originada no por un gran político ni por un gran capitán, sino por alguien que llegó a la presidencia de la república por la dedocracia y que impusiera sucesor por el mismo repudiable sistema.
Es evidente que ni los ruralistas ni los legisladores –por elementales normas de decencia y de sentido común-, pueden aceptar y tratar en consecuencia el proyecto señalado. La solución que pide el país y la única legítima para terminar con esta absurda situación, es que no se tenga en cuenta lo pretendido por el PE y se origine otro proyecto en cualquiera de las cámaras, llegándose así a tratar a fondo todo lo que hace al problema y se puedan buscar soluciones equitativas. Así será justicia y no se estará apostando a la incondicionalidad sumisa de los legisladores partidarios.