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sábado, 18 de abril de 2009

ALGUNAS RAREZAS DEL TIEMPO ELECTORAL, por Mons. Héctor Aguer

Texto de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata, en el programa Claves para un Mundo Mejor del día sábado 18 de abril de 2009:    
   
“Mis amigos: en un régimen republicano, como se supone que es el nuestro, en una democracia consolidada las elecciones deberían ser una rutina más o menos natural, sin demasiados sobresaltos y cambio de las reglas del juego”.

“Pero en el tiempo electoral que hemos iniciado nosotros anticipadamente están ocurriendo, al parecer, algunas rarezas”.

“Por eso me parece que para ayudar a la reflexión sería bueno refrescar un poco la memoria a través una especie de parábola histórica. Para eso quiero compartir con ustedes algunas frases de Fray Mamerto Esquiú. Las extraigo de una publicación de la Secretaría de Cultura de la Nación, que forma parte de una serie que lleva un título significativo que es “Libros para recobrar la memoria”.

“Esquiú ha pronunciado estas cosas que comentaremos hace más de 150 años. Al parecer, en aquella época, no llamaba demasiado la atención que un sacerdote, un joven fraile como era él, se ocupara de estas cuestiones de interés público. A nadie se le ocurría acusarlo de meterse en política”.

“Esquiú hablaba con toda claridad en un momento decisivo para la vida del país como era la consolidación de un régimen institucional”.

“Por ejemplo cuando se juró, en Catamarca, la Constitución Nacional, Fray Mamerto Esquiú dijo: “La vida y conservación del pueblo argentino dependen de que su Constitución sea fija, que no ceda al empuje de los hombres, que sea una ancla pesadísima a que esté asida esta nave que ya ha tropezado en todos los escollos”. 

“Esta imagen del ancla es muy expresiva y habla de la Constitución fija, la Constitución tiene que tener inmovilidad no se la puede estar cambiando a cada rato de acuerdo a los intereses políticos de un grupo o de un momento, no se la puede manipular con artificios”.

“A esa inmovilidad de la Constitución debe corresponder la sumisión por parte de los ciudadanos. Y dice Esquiú que si esto no se da dos monstruos acechan a la República que son “la anarquía y el despotismo”.

“Veamos otro juicio de Esquiú que, como ustedes saben, llegó a ser Obispo Córdoba. Unos años más tarde hace este juicio severo sobre la situación política nacional diciendo: “Permitidme que os revele mi amarga convicción: si en los 40 años que han transcurrido no hubiera habido legislaturas a manos de la política, la corrupción no sería tan honda y los gobiernos no habrían tiranizado tan descaradamente a los pueblos”.

“El fraile pronuncia estas palabras en 1856 y se refiere a lo ocurrido en los 40 años anteriores. Pareciera que aquí el término política está tomado en un sentido fuertemente negativo y es que se está refiriendo obviamente a la “mala o pequeña política” de la cual depende la “pequeña Argentina”. Mientras que a “la gran política“ corresponde, hubiera correspondido, “podría algún día corresponder la gran Argentina” que todos queremos y que nos merecemos”.

“Pero en realidad Fray Esquiú se explica bien pues en otro pasaje de sus sermones dice: “Los pueblos como los individuos nacen, crecen, decaen y mueren y para unos y otros la fuente de una vida venturosa, de un verdadero vivir, es únicamente la virtud. La justicia que tiene en sí por todos bienes y además los engendra en su seno perfectos y acabados como los productos de la naturaleza”.

“Este párrafo es un poco barroco pero era el modo de hablar de aquella época pero la idea es muy clara. Nos señala que una república auténtica, una verdadera democracia, el ejercicio del derecho a elegir tiene que ver, de algún modo, con la virtud y aquí Esquiú habla de la justicia como la virtud que contiene todos los otros valores de la vida cívica”.

“También podríamos añadir que la justicia es iluminada por la prudencia que es la virtud propia de un buen político. Entonces la virtud de un político, me refiero a quienes se dedican profesionalmente a la política y que acaban siendo los gobernantes y los legisladores y la virtud de los ciudadanos, es decir de aquellos que forman parte de la comunidad política, es fundamental para que las cosas funcionen”.

“Ven entonces como con esta parábola histórica tenemos elementos para reflexionar acerca de lo que nos pasa. Por eso es bueno recobrar la memoria fijándonos en estas personas que han sido luminosas en la historia nacional. Hoy tenemos que recobrar este mensaje y pensando sobre esto obrar en consecuencia.

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