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miércoles, 21 de octubre de 2009

¿HUMOR? LA GUERRA DE MALVINAS




La guerra de las Malvinas ha acabado, e Inglaterra vuelve a usurpar los territorios de Argentina, y la Primer Ministro de ese país, Margarita Techador (que traducido se dice Margaret Thatcher) explota de entusiasmo exhibiéndose como victoriosa en la injusticia que nuevamente comete Gran Bretaña.
Los veteranos ingleses vuelven a su casa, y la Reina decide recompensarlos; para ello, le deja elegir a cada veterano dos partes de su cuerpo, y cada uno deberá explicar por qué consideran significativas esas partes, y por cada pulgada de distancia entre ellas se les pagaran 100 libras.
En cumplimiento de la orden, un comandante esta recibiendo a los recién llegados en una fila, y le pregunta al primero, que era un irlandés:

- ¿Qué partes de su cuerpo cree usted que representan el fervor con que ha defendido la madre patria, y por qué?

-Mi cabeza y mis pies, señor, porque en mitad de una batalla pensé con la cabeza que atacando por el flanco derecho... bla, bla, bla, mentira, bla, bla, bla,... y entonces use los pies para correr a toda velocidad y bla, bla, bla, mas rollo increíble, bla, bla, bla,...
El soldado iba exagerando su acción, mientras describía a los valientes militares argentinos y la increíble fuerza y garra que ponían en su defensa de aquellas lejanas islas para el Imperio Británico.

-Muy bien soldado. Alférez, mídale.
El Alférez le mide la distancia de la cabeza al pie, y le pagan 7000 libras inglesas. Entonces llega el segundo soldado, que resulta ser galés, y el comandante le pregunta:

-Que partes de su cuerpo cree usted que simbolizan el amor con el que ha defendido usted al Imperio Britanico en su acción desarrollada en las islas?


-Mis dos manos, señor, porque cuando estábamos siendo bombardeados... bla, bla, bla, no me lo creo ni yo, bla, bla, bla... Y entonces agarré mi fusil con las dos manos y contraataqué a pesar de las órdenes... bla, bla, bla
De sus palabras, parecía que Rambo no era nadie al lado de su acción, mintiendo a cada paso en la exageración de su propia conducta para justificar la recompensa. Mientras tanto, con gran dolor reconocía que los soldados militares argentinos eran de temer, y que les habían dicho que la invasión a las islas iban a durar solamente unas horas, pero que el tiempo seguía pasando y no era tan fácil como les habían dicho. A pesar de las diferencias en tecnología, en recursos, en apoyos de países de la OTAN a favor de Inglaterra la invasión inglesa demoraba demasiado. El soldado, que por otra parte era un mercenario, reconocía que si hubiese durado unos días más habrían debido rendirse por falta de recursos y de logística, pero que gracias a su accionar pudieron vencer finalmente a los argentinos, que no eran un “hueso fácil de roer”.

- Impresionante, soldado. Alférez, mídale.
El Alférez le mide la distancia de mano a mano y le pagan 8000 libras al soldado.
Llega el tercer soldado, que es escocés, a pedir su recompensa.


-Soldado, que partes de su cuerpo cree usted que simbolizan el amor con el que ha defendido usted al Imperio Británico?


-Señor, yo he luchado con gran valor, así que creo que lo que simboliza los sacrificios que yo he hecho por la patria son el dedo gordo y el dedo índice de mi pie izquierdo, señor.
- ¿Que? Pero... ¿está usted seguro?


- ¡Que sí, que sí! Ha oído bien, quiero que midan la distancia entre mis dedos gordo e índice del pie, señor. Solamente eso. Creo que con lo dicho, no necesito más justificación.
-Bueno, como usted quiera... Alférez, mídale la distancia.
Total, que el soldado escocés se saca el zapato y la media del pie izquierdo, el Alférez se agacha para medir, mira un momento, y se levanta con cara de sorpresa:
-Pero soldado, ¡usted solamente tiene el dedo índice del pie!

- El otro quedó en el hospital militar de Ganso Verde, ¡en las Islas Malvinas, Señor!

1 comentario:

  1. Que verguenza la humanidad, no sólo la Británica, sino toda aquella que pretenda justificar las muertes de las pobres masas, manipuladas por los miedos, y la avaricia de aquello que se dice llamar Reino, o bien el Reino de la mediocridad infernal.
    La definición de la nobleza:muchas veces no merece su significado en los diccionarios.

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