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martes, 6 de abril de 2010

SE VIENEN LAS LLUVIAS O EL DUMPING CHINO

A soja

Por Silvio H. Coppola

¿Conflicto con China? Para hoy está citado en el Ministerio de Relaciones Exteriores el Embajador de la República Popular de China, a raíz de la paralización de compra de aceite de soja por parte de ese país.

Ello es debido a que primeramente nuestro país restringió la entrada de calzado (zapatillas) y textiles fabricados en China, con la excusa de dumping por parte de los asiáticos.

Recordemos someramente que dumping según la Enciclopedia ilustrada de la lengua castellana de Editorial Sopena Argentina, es un “método económico practicado por algunos países, a veces por iniciativa o con la protección oficial, consistente en la venta en el exterior de productos naturales o artículos manufacturados a precios artificialmente bajos o por debajo del costo, para favorecer la propia economía, conquistar mercados, eliminar toda competencia, u otros fines”.

Recordemos primeramente que allá por noviembre de 2004, se firmó un “acuerdo” entre el presidente Kirchner y la República Popular China, por el cual se declaraba a la economía de los asiáticos con relación a la nuestra, como “economía de mercado”.

Este acuerdo se pareció demasiado a su similar Roca-Runciman de 1933. En este por la colocación de nuestras materias primas (carne) en el reino Unido, se entregó el mercado interno a la entrada de productos extranjeros industrializados, amén de otras franquicias de carácter económico.

En el más reciente, también para asegurar la colocación de materias primas en el este de Asia, en particular la soja y sus derivados, se claudicó en el frente interno, con la complicidad de la moderna UIA (Unión Industrial Argentina), que creyó en ese entonces en que habría de todas maneras un “paraguas de protección” para ciertas industrias, que habría de configurarse con decretos.

Ahora se ve, que los chinos entienden otra cosa por “economía de mercado”, ya sea que exista o no dumping, en la colocación de infinidad de productos de ese origen en nuestro país. Y así, a la restricción de la entrada de su producción más o menos libremente en la Argentina, responden con una medida similar en su país. Quid pro quo.

Impasse de difícil solución, porque los chinos no son tontos. Y el gobierno argentino está fuertemente influenciado por todo lo que haga a las exportaciones agrarias. Así como el Tratado Roca-Runciman salvó a los “productores” ganaderos a costa del resto del país, el Pacto Kirchner-China buscó el mismo efecto con relación a los “productores” de soja, a cambio de permitir el ingreso irrestricto de mercaderías chinas, con el perjuicio consiguiente para la desindustrializada industria argentina.

Eso se pagó y se paga, principalmente con desempleo, reducción del mercado local y de la capacidad industrial argentina. Pero el verso del gobierno sigue.

Y ahora se vienen las lluvias del este.

LA PLATA, abril 5 de 2010.

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