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viernes, 21 de mayo de 2010

POR UN PAIS MEJOR PARA TODOS

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Transcribimos a continuación el texto de la conferencia brindada por Raúl de Sagastizábal en el Círculo de Suboficiales del Ejército –CIRSE- de la ciudad de Córdoba, el día 21 de abril de 2010.

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Quiero agradecer su presencia a mis camaradas de armas y a los compatriotas y compañeros que no son de las Fuerzas. Es un honor para mí estar hoy junto a ustedes y a sus familias, y es un honor que me reciban y me escuchen.

Quiero también agradecer muy especialmente a los señores Suboficiales Edie Daniel Duré y Hugo Bustos, y a los amigos Edgardo Morales y Gustavo García, por haber organizado este encuentro.

Es curioso, y quiero creer que anda la Providencia tras esta reunión, que es mi primera reunión con camaradas y civiles desde que partí al exilio en 1995, y digo que es curioso porque sostengo desde siempre que debía surgir en la Argentina una fuerza política federal, y que debía nacer en el corazón de la Patria, en el interior, y justamente desde Córdoba íbamos a lanzar en 1995 un movimiento que se llamaría “Frente de la Patria”, pero no pudo ser porque con 18 de mis hombres debidos partir al exilio.

Para los que no me conocen mucho me permito contarles que soy hombre de las Fuerzas de Seguridad y de la política, pero de la política en su sentido natural, es decir como acto de servicio.

Como Oficial de la Prefectura Naval Argentina y Comandante de los Albatros participe en las cuatro rebeliones militares carapintadas y estuve preso por las dos últimas. Casi un año por la de Villa Martelli y casi cuatro años por la de diciembre de 1990.

Por la rebelión del ‘88 fui indultado y a la vez sobreseído sin afectación de buen nombre y honor, y por la del ‘90 fui sobreseído definitivamente en el año 2005.

Como dije antes, en setiembre de 1995 partimos al exilio con 18 de mis hombres y Argentina pidió nuestra extradición. Ganamos el juicio extraditorio y permanecimos en Uruguay en calidad de exiliados.

Nuestros abogados fueron luego resolviendo la situación jurídica de mis hombres, que regresaron al país en el año 2000 y 2001.

Y en mi caso, recién pude regresar al país tras el sobreseimiento en el año 2005.

Dicho esto, lo más importante. ¿Por qué estoy aquí?

La verdad es que hoy estoy aquí tras un sueño, el sueño de una Patria mejor para todos.

Un sueño de toda la vida.

Un sueño que estoy seguro comparten todos los hombres de armas que están hoy aquí y sus familias, y también los que no están hoy aquí, porque forma parte de nuestra concepción de soldados la idea de un país justo, seguro, en que se respeten las normas y se sancione su incumplimiento.

Y también descarto que lo comparten los compatriotas civiles que nos acompañan, porque es obvio que no forman parte de la política corporativa, sino no estarían aquí, estarían con el oficialismo o con la oposición.

Se que han pasado casi 25 años, toda la democracia, buscando un proyecto, un grupo, algo distinto, alguien que trabajara para la gente y para la Patria y no por mezquinos intereses personales.

La verdad compatriotas es que la única manera de tener un país mejor es hacer un país mejor.

Y nadie lo hará por nosotros.

Si queremos un país mejor, pues tendremos que hacerlo.

Si no estamos dispuestos tendremos que resignarnos a este destino miserable y vergonzoso.

Y para hacerlo tenemos que hacer política, mejor dicho tenemos que ser la nueva opción política.

Y los hombres de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, en particular los retirados, y sus familias, tenemos que ser parte de esta nueva fuerza política.

Tenemos que hacer lo que nuestros antepasados hicieron cuando nació la Patria.

En el bicentenario de la Patria nuestros desafíos son casi los mismos que los de nuestros fundadores.

Tenemos que hacer la Patria de nuevo, casi desde los cimientos, y hacerla todos juntos, sin excluidos, salvo los que se han robado los dineros y las esperanzas de la gente.

La experiencia de 25 años de democracia nos demuestra que no alcanza con quejarnos, criticar a la clase política, o votar en contra de alguien, optando por lo menos malo.

De esta manera, tras cada elección el país y la gente quedan en manos de un hombre o un grupo, que una vez en el poder maneja el país como si fuera patrimonio personal, en beneficio de amigos o parientes.

Cuando nos desayunamos sobre que hará ese menos malo ya es tarde, y no podemos hacer nada para cambiarlo.

Salvo esperar cuatro años, o quizá ocho, para que venga otro que prometa cambiar las cosas en campaña y no cambie nada desde el poder.

Y es como una historia de nunca acabar.

Tras la crisis devastadora del 2001 alertábamos que si no se cambiaba el sistema y se ponían límites al poder de los gobernantes, nada cambiaría.

Por simple sentido común, la gente esperaba que tras semejante desastre y tras el grito de que se vayan todos, algo cambiaría en la Argentina. Que vendrían políticos menos corruptos, más respetuosos de la ley, con planes de progreso a largo plazo, en fin que algo mejoraría.

Nosotros sostuvimos entonces, y seguimos sosteniendo ahora que el cambio no vendría de la clase política, que no renunciarían a sus privilegios y prebendas y que tras el susto inicial prometerían mil y una soluciones para salir del paso y finalmente nada cambiaria.

Todos recordarán que en el momento de mayor fragilidad institucional, tras varios presidentes en pocos días, Duhalde asume con la promesa de devolver dólares a quienes pusieron dólares y pesos a los que pusieron pesos.

Una de las tantas triquiñuelas que utilizaron para descomprimir la presión popular y esperar el desgaste de las protestas.

Y finalmente nos dejó, por su exclusiva voluntad, a este gobierno que hoy padecemos.

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Sosteníamos incluso que si los políticos ganaban tiempo y lograban reacomodarse, podríamos tener tiempos peores. Y lamentamos no habernos equivocado.

No voy a decirles nada que no sepan: políticos cada vez más ricos y pueblos cada vez más pobres, escándalos de corrupción, enriquecimiento ilícito y grosero derroche de fondos públicos.

Secretarios presidenciales investigados por el sideral enriquecimiento de sus patrimonios, alquiler de taxis aéreos con dineros públicos, uso de aviones oficiales como si fueran una flota de propiedad personal, acaba de conocerse la noticia de que una vez más, en medio del desprestigio y el desprecio de la gente, el tango 10 llevó a Florencia Kirchner a un cumpleaños en Santa Cruz. Única pasajera.

Y todo este descontrol con el dinero de los contribuyentes, con el dinero de nuestros impuestos y con el ahorro de nuestros trabajadores y jubilados.

Estas cosas no ocurren sólo en Argentina. En muchas partes del planeta sucede lo mismo. En algunas sin remedio, como aquí, y en otras con mecanismos que permiten sancionar estas conductas, o que las prohíben directamente.

En Argentina hemos tenido recientemente candidaturas testimoniales, pero por el contrario, en Uruguay y en Colombia un funcionario del Poder Ejecutivo debe renunciar a su cargo con un año de anticipación para ser candidato en la próxima elección. Es el caso del actual Vicepresidente del Uruguay, el contador Astori, que tuvo que renunciar como ministro de economía para ser candidato a vicepresidente.

Y también el caso del ministro de defensa Santos de Colombia, que renunció como ministro, con un año de anticipación y es ahora candidato a Presidente de la República de Colombia.

Tal vez hayan leído sobre el reciente escándalo de corrupción de los diputados británicos, que pagaban sus gastos personales con dineros públicos y tuvieron que renunciar.

En Argentina por el contrario no hay mecanismos de protección ni de sanción.

Los políticos se permiten toda clase de trampas, desde candidaturas testimoniales, hasta bolsas de dinero en los placares oficiales, o sobresueldos con gastos reservados, alquiler de taxis aéreos y todas las trapisondas que vemos a diario.

En Argentina, además, el resultado de 25 años de democracia es devastador:

30% de los argentinos no tienen trabajo
15% de los argentinos son pobres
Y cuatro millones de compatriotas viven en la indigencia
No hay seguridad
Ni salud pública
Ni educación pública
Ni transporte decente
Todos los días nos enteramos de un nuevo escándalo de corrupción
Todos los días muere un compatriota a manos de la delincuencia
Y niños de nueve años reparten drogas en sus mochilas escolares,
o lideran bandas de delincuentes armados

Y esta tragedia es responsabilidad de la clase política que padecemos, oficialista y opositora.

Y no hay remedio. Si no aparece algo nuevo, nuevamente, el año próximo la gente tendrá que elegir entre ellos.

Por eso amigos míos, si realmente queremos otro país, hay que para cambiar el sistema. No sirve elegir hombres, hay que elegir proyectos de país.

Nada garantiza que el próximo no será igual o peor.

Es necesario cambiar el sistema. Y el cambio más importante es estrictamente político.

Por un lado

Fundar la representación política en “compromisos” electorales de cumplimiento imperativo, so pena de revocación del mandato.

Y por otro

Establecer mecanismos de control independiente y el recurso de amparo del ciudadanos contra el gobernante.

Nuestro proyecto comprende, entre otras cosas:

Establecer los delitos electorales y los delitos en la función pública, entre ellos el grosero derroche de fondos públicos (que es delito, por ejemplo, en Estados Unidos), la manipulación de las normas de domicilio, residencia y nacionalidad (caso Francisco de Narváez)

Establecer el mecanismo de revocación del mandato.

Sobre la base de compromisos electorales de cumplimiento imperativo y del instituto de revocación del mandato cada candidato tendrá que comprometerse ante la gente y ante los protagonistas de los sectores sociales y económicos.

Es decir, por ejemplo, tendrá que decirle al campo que va a hacer con las retenciones.

A los exportadores si habrá promoción de la exportación, y en qué consiste.

Tendrá que decirle a la gente que hará en materia de transporte, si va a comprar el tren bala o arreglar los ferrocarriles que la gente toma todos los días.

Si aumentara o no los impuestos, y en qué medida.

A los retirados de las Fuerzas tendrá que decirles que va a hacer con la recuperación de sus haberes.

Y así siguiendo, en todos los ámbitos tendrá que asumir compromisos.

Es decir tendrá que comprometerse con los distintos sectores del país y si luego no cumple tendrá que irse.

Eso significan los compromisos electorales y la revocación del mandato.

Todos recordamos la famosa frase de Menem:

"Si les hubiera dicho lo que iba a hacer no me hubieran votado"

Eso se llama fraude electoral.

Eso que los políticos llaman promesas y que luego no cumplen escudándose en el estado en que encontraron la administración, en buen romance se llama fraude electoral.

Y es el fraude más gravoso para la democracia, porque vulnera justamente el contrato entre representantes y representados.

La base del sistema representativo es justamente esa: la gente elige a un candidato por lo que este dice que va a hacer, y le entrega un voto de confianza para que haga lo que dijo. No le da un cheque en blanco para que haga lo que quiera. Sin embargo así funciona ahora.

Con el sistema actual si el candidato no cumple, o si hace todo lo contrario a lo que prometió en su campaña, nada puede hacerse al respecto.

Con el sistema que proponemos el que no cumpla tendrá que irse.

Proponemos además,

El recurso de amparo del ciudadano contra el gobernante
Eliminar las facultades delegadas
Coparticipar impuestos y retenciones
Eliminar los fueros de ministros y funcionarios de confianza
Crear órganos de control independientes
Establecer la imprescriptibilidad de los delitos en la función pública (enriquecimiento ilícito, cohecho, soborno, corrupción)
Refundar el Poder Judicial como el poder político más fuerte de la Nación, como único no temporal

En Uruguay, por ejemplo, existe la carrera judicial para los jueces. Estos se inician como jueces de paz y van ascendiendo o descendiendo en su carrera, conforme a su desempeño.

Y en cuanto a las Fuerzas Armadas y de Seguridad devolverles su lugar, el que les corresponde, como Instituciones permanentes y fundadoras de la Nación.

Recuperar los haberes de retirados y del personal en actividad
Recuperar el desarrollo, la investigación y la producción para la defensa

En cuanto a otros temas apremiantes de corto plazo y de largo plazo:

Segmentación y reducción de retenciones
Coparticipación de impuestos y retenciones
Plan de Seguridad Argentina 2020
Políticas de salud y educación pública

Ciertamente que sólo la gente puede cambiar las cosas y solo puede hacerlo en las elecciones.

Es la gente la que puede elegir un nuevo sistema. La que puede optar entre lo que tienen o algo nuevo, diferente.

Pero es nuestra responsabilidad ofrecerle a la gente algo nuevo.

¿Y porque es nuestra responsabilidad?

Porque como dije al comienzo, si queremos un país mejor tendremos que hacer un país mejor. Y si no lo hacemos nosotros nadie más lo hará.

A lo largo de la historia siempre ha sido un grupo de hombres el que marca el rumbo.

En algún momento fueron los guerreros, en otro los pensadores, y más tarde los trabajadores.

Hoy bien podemos serlo un grupo férreo de civiles y militares. Un puñado de hombres decididos a cambiar el futuro de la Patria.

Cierto es que desde el punto estrictamente político, a la hora de elegir la familia militar nunca ha actuado como grupo.

Y en ese sentido nunca ha tenido peso político, ni siquiera en las políticas de defensa, las políticas que rigen los salarios o las políticas de seguridad.

Estas políticas nunca han surgido del peso político/electoral de la familia militar.

Hoy Argentina no tiene política de defensa, ni de seguridad, ni de producción para la defensa, ni siquiera tiene una política para las instituciones y sus hombres.

Y sin embargo la familia militar, el voto de la familia militar puede cambiar esta situación, pero no es lo único que puede cambiar, también puede cambiar el resto de las cosas que andan mal en el país. La familia militar puede ser factor de cambio.

En la Argentina hay miles, millones de ciudadanos decentes que quieren un cambio, que reclaman por seguridad, trabajo decente, que se escandalizan ante la corrupción de los políticos, pero están dispersos.

Cierto es que también está dispersa la familia militar, sin embargo, por espíritu de cuerpo, por espíritu de servicio es el único grupo hoy en la Argentina que puede juntarse tras un proyecto de país.

Nosotros estamos dispuestos a comprometernos a cambiar las cosas en la Argentina.

Nadie más está dispuesto a hacerlo.

Ningún político quiere cambiar las reglas del juego.

Lo vemos diariamente en que oposición y oficialismo pelean desvergonzadamente por espacios de poder. No pelean por diferentes proyectos de país, ni por resolver los problemas cotidianos de la gente, pelean por ver a quien le toca el recambio.

Nosotros estamos dispuestos a intentarlo.

El eslogan de campaña del presidente Obama fue:

"Les pido creer, no sólo en mi capacidad para cambiar la manera en que se hace política en Washington sino en su capacidad de hacerlo conmigo"

Es difícil en Argentina pedirle a la gente que crea en lo que uno dice cuando hace política. Les han mentido tanto que es difícil pedirles que vuelvan a creer.

Sin embargo les pido que crean, que crean en ustedes, que crean en la gente, que crean que otro país es posible.

En este proyecto no estarían eligiendo hombres, estarían eligiendo un nuevo sistema y sometiéndose a ese sistema.

¿Les parece una empresa imposible?

En la Argentina no hay imposibles. Ni para bien ni para mal.

Y la verdad es que es la hora de intentarlo.

Si lo logramos cambiaremos el rumbo de la Patria.

Si no llegamos al gobierno pero nos convertimos en un fuerte espacio de poder podremos conseguir que la clase política tenga que someterse, por presión popular, a los mecanismos de control que proponemos. Solo con esto último ya le habríamos hecho un servicio a la Patria y a la gente.

Muchas gracias por escucharme y que Dios los bendiga a ustedes y sus familias.

Raúl de Sagastizabal

http://www.rauldesagastizabal.com.ar/

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