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martes, 24 de agosto de 2010

LA B’NAI B’RITH Y LA ENSEÑANZA DEL GENOCIDIO

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En la foto: Una imagen del filme “La Casa de las Alondras” o “El Destino de Nunik”, en que se muestra con crudeza episodios del sanguinario, cruento y despiadado genocidio islámico turco otomano contra los armenios que diera comienzo el 24 de abril de 1915 en el marco de la Primera Guerra Mundial, constituyéndose en el primer Genocidio científico de la Historia. Se advierte que las imágenes de video del filme son de mucha violencia, y NO SE RECOMIENDA QUE SEA VISTO POR MENORES.

 

Por Emilio Nazar Kasbo

Abogado Especialista en Derechos Humanos UNLZ

 

En una Newsletter de B'nai B'rith Argentina distribuida el día 20 de abril de 2010, dicha organización difundió la disertación del Profesor Iehuda Bauer en el que analiza la enseñanza del genocidio. Analizaremos el texto, citando las frases del orador en cursiva para distinguir sus dichos de los comentarios.

 

SUFRIMIENTO EN GENOCIDIOS

- En su disertación, Bauer refirió que “el genocidio del pueblo judío perpetrado por la Alemania nazi y sus colaboradores, que comúnmente e incorrectamente llamamos Holocausto, es la forma más extrema de genocidio hasta hoy. No es el sufrimiento de las víctimas lo que hace que sea el caso más extremo: el sufrimiento no tiene gradaciones, y los judíos no sufrieron ni más ni menos que otras víctimas de otros genocidios. Tampoco es debido a la cantidad total de víctimas -quizá 5,7 o 5,8 millones- ni al porcentaje de judíos asesinados sobre el total de judíos en el mundo en ese momento: unos 17 millones. En el genocidio armenio, quizá 1 millón de armenios o más fueron asesinados o murieron como consecuencia de las atrocidades, es decir, más de un tercio de los armenios que vivían en Turquía. Entre 800.000 y 1 millón de tutsis fueron asesinados en Ruanda en 1994, y esa cifra representa el 90 por ciento de los tutsis que vivían en Ruanda en ese momento. Y en China, el Gran Salto Adelante, que constituyó un politicidio -el exterminio deliberado por motivos políticos, sociales o económicos- tuvo muchas más víctimas que el Holocausto”.

Cabe destacar que de las cifras divulgadas habitualmente referidas al genocidio armenio, se habla de un millón y medio, a los cuales se debieran sumar otros 300 mil de fines del Siglo XIX. Pero como bien dice el disertante, las cifras no son importantes, del mismo modo que habla de cifras no muy significativamente menores de judíos muertos durante el genocidio de la Segunda Guerra Mundial. Cabe destacar que el sufrimiento por la muerte no es distinto, pero el espectáculo en las calles de miles y miles de muertos, decapitados, torturados, masacrados… sí hace a una diferencia social, ya que cuando el Genocidio no se realiza en sitios apartados de la sociedad apenas llega a percibirse, pero cuando es en las calles, como en el caso armenio y tantos otros, implica un desquicio público inaudito. El hecho de que sea público y no silencioso, induce a la aceptación social de un hecho aberrante. Más allá de la opinión del disertante, un amigo de la colectividad judía húngara nacido en Goya, en la provincia de Corrientes, de apellido Kein, siempre que me encuentra hace la referencia de que el genocidio contra los armenios fue mucho más sanguinario y cruel que el de los nazis… una apreciación opuesta a la de Bauer.

 

UN GENOCIDIO MÁS

- En su interpretación, afirma que “el Holocausto es único por otros motivos: por primera vez en la historia, el objetivo era asesinar a cada una de las personas que los perpetradores consideraban que pertenecía al grupo designado, en este caso los judíos, por el "crimen" de haber nacido. Por primera vez en la historia, el objetivo era implementar este plan donde fuera que los alemanes se alzaran con el poder: finalmente, en todo el planeta. Por primera vez en la historia, la motivación tenía muy poco -o nada- que ver con factores económicos o sociales; era puramente ideológica, y la ideología no tenía ningún fundamento en la realidad...”
Sólo dos décadas antes, había dado comienzo el 24 de abril de 1915 el primer Genocidio del siglo XX, en que el objetivo era erradicar hasta la palabra “armenio” de la faz de la tierra, que no quedara ni uno, masacrar a todo el pueblo, a toda la cultura, su patrimonio, su Tradición, su Fe y su raza. Efectivamente, el crimen en este caso era haber nacido armenio. Pero no fue la primera vez en la Historia que se masacra a un pueblo, pero sí fue la primera vez del Siglo XX, y a su vez fue el primer Genocidio Científico de la Humanidad, calculado premeditadamente para que no quedara un solo sobreviviente. Por eso, si bien el orador se refirió al principio al Genocidio Islámico Turco Otomano contra los armenios, después lo olvidó, lo omitió. Si el mundo hubiese prestado atención a lo que sucedía, la prevención de los siguientes genocidios habría sido efectiva. Pero al presente el silencio y la negación continúan. El mismo Estado de Israel, tras más de 50 años de existencia, aun no ha reconocido el Genocidio contra los armenios ¿Cuál puede ser el motivo?

JUDAÍSMO Y MATERIALISMO

- Afirma Bauer que Adolf Hitler justificó los motivos de la guerra en una carta que escribiera a Goering en agosto de 1936, que puede encontrarse en los documentos de Nüremberg de 1945, en la cual afirma “que Alemania debe prepararse para la guerra porque de lo contrario el bolcheviquismo, que busca reemplazar a los dirigentes de todo el mundo por la judería internacional, no sólo pondrá en peligro a Alemania sino que aniquilará al pueblo alemán. Hitler y sus allegados más cercanos creían que una derrota del bolcheviquismo judío permitiría a Alemania expandirse hacia el este, poblar esos territorios con colonizadores alemanes y garantizar el suministro de alimentos y materias primas que asegurarían la supremacía de Alemania sobre Europa, y finalmente, con la ayuda de sus aliados, sobre el mundo entero. Todo ello, pensaban, solo sería posible derrotando a la judería internacional, que controlaba tanto al bolcheviquismo soviético como al capitalismo occidental”.

Existe una relación entre el mesianismo judío y el universalismo mesiánico del ideólogo del socialismo científico, Carlos Marx, quien también era de origen judío. Y no solamente eso, sino que su implementador en la práctica que convirtió a la Rusia del Zar en la Unión Soviética también fue judío, Vladimir Ilich Ulianov, conocido como Lenin, quien tuvo entre sus colaboradores a León Trotsky, Leo Kamenev y Yacov Sverdlo. Y no se redujo a eso, sino que la Escuela de Frankfurt estuvo impulsada y conformada en gran parte por judíos. No significa esto que no hubiese cristianos devenidos en marxistas, comunistas o en pensadores hedonistas políticos, como sucedió con la Teología de la Liberación, por ejemplo. Si el bolchevismo se hubiese impuesto, el sistema comunista se habría expandido efectivamente a escala mundial.

  

NEGACIONISMO INDIRECTO

-El Profesor Iehuda Bauer carece en su análisis de una perspectiva teológica o trascendente. Por ello afirma que la Segunda Guerra Mundial: “fue en esencia una empresa ideológica, y los elementos económicos y políticos, como factores instrumentales, tuvieron un papel secundario… el nazismo fue un fenómeno sin precedentes… El antisemitismo fue la motivación central de una guerra en la que murieron unos 6 millones de judíos y cerca de 29 millones de no judíos sólo en Europa. Por eso el antisemitismo, que ocasionó el Holocausto, provocó la muerte de muchos millones de europeos no judíos. Es, por ende, un tema central para toda la civilización, y en particular para la civilización europea; es la forma más extrema de genocidio que se ha conocido, repito, no porque las víctimas sufrieran más que otras víctimas de otros genocidios, sino por sus motivos y su índole sin precedentes, y por el impacto global que sigue teniendo como paradigma del genocidio. Es de suma importancia para todos, y por eso es que lo enseñamos”.

Hay una afirmación que se constituye en un negacionismo de todos los genocidios anteriores. Veamos: siempre hubo genocidios, sólo que quedaban ocultos por falta de registros, por falta de fotografías o filmaciones, por falta de documentación o de elementos históricos que acreditaran cómo se habían producido las matanzas. Simplemente revisando la Historia Antigua, e incluso leyendo la misma Biblia, es posible ver matanzas en campos de batalla y también en ciudades, matanzas de soldados y de civiles. El pueblo de Israel, el Pueblo Elegido por Dios, concretó masacres registradas en el Antiguo Testamento. El Siglo XX tuvo un primer Genocidio: el armenio, que fuera gestado desde fines del Siglo XIX por los denominados Jóvenes Turcos, y tuvo los primeros registros fotográficos, constituyéndose además en el primer Genocidio Científico de la Historia implementado con una gran planificación y meticulosidad. Afirmar que “el nazismo fue un fenómeno sin precedentes”, es un negacionismo de todos los genocidios previos, e incluso de su más claro antecedente: el Genocidio islámico Turco contra los armenios. El ingrediente ideológico de los Jóvenes Turcos estaba dado por su ideología panturquista, unida a una “guerra santa” islámica contra “los infieles”, en busca de exterminar los rastros de la religión cristiana del territorio, de exterminar asimismo una raza, una nación, un idioma y una cultura en particular: la armenia.

El nazismo tuvo precedentes, con una “empresa ideológica”, con “elementos económicos y políticos como factores instrumentales, tuvieron un papel secundario”, y en este aspecto, fue el Genocidio islámico Turco el “fenómeno sin precedentes”, y el genocidio judío (con los demás no judíos que sufrieron su misma suerte bajo el régimen nazi) fue uno de de los subsiguientes genocidios.

Otro gran olvido negacionista de Iehuda Bauer, es el genocidio implementado por Stalin con sus opositores, incluyendo muchas naciones de mayoría cristiana, como el Holodomor ucraniano que fue posterior al genocidio islámico turco contra los armenios, anterior a la II Guerra Mundial y al genocidio judío. ¿Cómo puede afirmarse entonces que el nazismo fue un “fenómeno sin precedentes”? El hecho de pretender centrar de modo exclusivo la atención de todos los genocidios en lo que hicieron los nazis solamente con los judíos, es el mayor negacionismo que existe, ya que no sólo niega al resto de los perseguidos por el régimen, sino que niega a todos los demás. ¿O acaso los no judíos son una “raza inferior” y por tanto no merecen el mismo trato?

En la II Guerra Mundial, murieron 27 millones de personas de la Unión Soviética y 15 millones de China. En ese marco, Stalin asesinó a 10 millones de ucranianos mediante la aplicación de una hambruna generalizada en la matanza denominada “Holodomor” de 1933 ¿Acaso este genocidio no tuvo móviles ideológicos, y de odio al cristianismo? Por ello, las afirmaciones de Bauer resultan negacionistas y minimizadoras de todo otro genocidio diverso del perpetrado por el nazismo y exclusivamente contra los judíos, porque minimiza y niega a los demás muertos por idénticas causas de persecución en el mismo contexto.

Afirma Bauer con falsa lógica que “el antisemitismo que ocasionó el holocausto, provocó la muerte de muchos millones de europeos no judíos”. Esto es absolutamente falso. El móvil del nazismo fue político-ideológico, de tendencia pagana y anticatólica. En ese marco, recibió las condenas de los Papas que advirtieron acerca de sus perversiones. Tales perversiones son las que produjeron la persecución de judíos y no judíos, originando un conflicto bélico mundial. Por ese mismo motivo hay santos como Edith Stein y Maximiliano Kolbe. Por ende, son las metodologías de manipulación de masas y la perversión antinatural los móviles de esas muertes, metodología e ideología sólo asimilables a las que actualmente impone la globalización mediante los dueños del poder mundial.

Considerar que “el Holocausto” es “un tema central para toda la civilización, y en particular para la civilización europea”, no es otra cosa que considerarse “el ombligo del mundo” y el desprecio de todos los demás pueblos masacrados. Afirmar que “es la forma más extrema de genocidio que se ha conocido”, simplemente se desmiente con ver las imágenes de lo que hizo el Imperio Otomano con los armenios, griegos y otros pueblos en el Siglo XX. Afirmar que “sus motivos y su índole sin precedentes, y por el impacto global que sigue teniendo como paradigma del genocidio”, no es más que hacer alarde de la propaganda que discrimina y desprecia a todos los demás genocidios, ocultándolos para que sólo sea sinónimo de genocidio el que ocasionaron los nazis y exclusivamente contra los judíos. Esto no es más que falsear la Historia, a no ser que sólo el pueblo judío esté constituido por seres humanos y el resto seamos como animalitos con capacidad de hablar… los goim. Se trata del máximo racismo discriminatorio de todos los demás pueblos, denominado sionismo, y que oportunamente fue condenado por las Naciones Unidas.

LOS CUATRO GRUPOS

- Bauer afirma que hay “tres grupos de personas: los perpetradores, las víctimas y los observadores pasivos” y pasa a ejemplificar con el único genocidio que existió en la humanidad según él: “Por ejemplo, los kapos de los campos de concentración eran víctimas pero muchas veces también perpetradores. El término "observadores pasivos" incluye grupos tan diversos como los Aliados Occidentales, la Unión Soviética, organizaciones e instituciones judías fuera de las áreas controladas por los nazis, campesinos polacos (la mayoría de los cuales eran indiferentes, aunque algunos eran amigos y muchos eran hostiles, aun cuando no mataran judíos), miembros de iglesias cristianas que callaron mientras frente a sus ojos los judíos eran transportados a su muerte o asesinados, y gobiernos de países neutrales que podrían haber ayudado pero se abstuvieron.”

Como podemos observar, el reduccionismo de Bauer y la falta de referencia a otros genocidios le hacen hablar tal vez desde su propia experiencia o desde sus propios conocimientos. Además de los tres grupos mencionados, al que él añade el de “víctimas-perpetradores”, hay un cuarto grupo que es el de los delatores, quienes no actúan como perpetradores en la ejecución de los hechos, ni son observadores pasivos porque desarrollan actos concretos en contra del grupo que es víctima. Muchas veces el grupo de los delatores pueden ser parte del grupo de las víctimas, pretendiendo salvaguardar a algunas personas o bienes de la persecución a cambio de la información, y otros pueden no ser parte del grupo de víctimas ni de los perpetradores pero hacer la denuncia por ser “políticamente correcto”. Las observaciones de Bauer no son generales, sino exclusivas para el nazismo y su vinculación con los judíos. Cabe destacar que generaliza además al hablar de “iglesias cristianas que callaron”, puesto que la Iglesia Católica siempre ha manifestado por las vías correspondientes su oposición a los excesos de los Gobiernos y en particular a todo genocidio, sea de quien fuese, incluyendo a los judíos que los nazis persiguieron. Sin embargo, son los judíos quienes no se hacen eco de otros genocidios, quienes no los condenan, quienes se callan mientras frente a sus ojos los no judíos son transportados a la muerte o asesinados. Es más, a 95 años de haberse perpetrado el genocidio que fue antecedente del implementado por Hitler, el genocidio turco otomano islámico contra los armenios, el Estado de Israel aun no lo ha reconocido, convirtiéndose en un Estado Negacionista.

Entonces, ¿Qué se debe enseñar del genocidio judío? ¿Se debe ocultar la condena que el Papa hizo al nazismo y al fascismo? ¿Se debe omitir que Pío XII ayudó a miles y miles de judíos a salvar su vida y sus bienes? ¿Se debe olvidar que en los barrios católicos el nazismo perdía en las elecciones? ¿Hay que tapar que hay santos declarados por la Iglesia Católica que fueron víctimas del nazismo? ¿Se debe excluír de la enseñanza el contexto sociopolítico y los genocidios perpetrados por la Unión Soviética? ¿Hay que negar todo el resto de los genocidios que existieron en el Siglo XX, y todos los que han existido desde el inicio de la Humanidad? ¿Corresponde hablar de estos temas? ¿Debemos hablar de cómo se instalaron las colonias judías en Latinoamérica, y cómo se les ofreció refugio y un espacio donde pudieron desarrollarse hasta el presente, incluyendo la obtención de altos cargos públicos? ¿O cómo llegaron los armenios, los polacos, los ucranianos y otras colectividades al Continente Americano? ¿Hay que centrar todo en los judíos o en el tema humanitario que implica cualquier genocidio para los seres humanos? ¿Hay que ocultar que un importante rabino se convirtió al catolicismo y vivió eternamente agradecido a la Iglesia Católica y al Papa? ¿Hay que omitir lo que dijeron altos dignatarios del sionismo mundial sobre Pío XII, con grandes alabanzas y loas?

Por otra parte, lo que se enseña sobre el tema de los Genocidios debe ser adaptado a las situaciones e intereses locales. Pero siempre debe distinguirse de todo aquello que no es un genocidio, ya que se trata de situaciones diversas.

ENSAÑAR HISTORIA
Iehuda Bauer pretende convertir a todos los gobiernos, a todos los Estados, y en particular al alemán, en responsables por acción, por inacción o por omisión, sea por el motivo que fuese. Sin embargo, lo mismo se podría decir del Genocidio islámico Turco Otomano contra los armenios, con informaciones que se publicaban en los medios de comunicación de Argentina en su momento. ¿Fueron entonces Argentina, los gobiernos Latinoamericanos, Estados Unidos, Europa y Asia, y los mismos judíos que viendo las informaciones no intervinieron de modo alguno para frenar el Genocidio por el que cientos de miles de armenios estaban muriendo?

Pero Bauer se centra solamente en el pueblo judío, como si no hubiese otras víctimas del nazismo: “Si enseñamos en Grecia probablemente debamos enfatizar el destino de los judíos de Salónica, Atenas, Corfú y Rodas y hablar sobre los colaboradores y los movimientos de resistencia griegos, y el proceder de los dirigentes de la comunidad judía y de los judíos comunes. Debemos señalar las sutilezas y las diferencias, y al mismo tiempo tener cuidado de no disminuir la responsabilidad criminal directa de las instituciones, organizaciones y personas alemanas. En otros países, corresponde enfatizar los temas locales paralelos. Pero esto conlleva un peligro: que al ocuparnos de los árboles perdamos de vista el bosque. Debe surgir un panorama general como contexto de la historia nacional”.

El párrafo precedente no corresponde al marco de la enseñanza, ni de la Historia, sino a una política concreta de instalación del judaísmo en cada pueblo. El día contra los genocidios es la conmemoración de los sucesos contra los judíos bajo el régimen del nazismo… los demás, puede ir a recordar el día de la “no discriminación” para cada 24 de abril. Efectivamente, esto no es más que un concreto acto discriminatorio, por considerar que sólo existe un genocidio en la Historia Universal.

La propuesta de Bauer, además, no es de buscar la verdad histórica, sino de victimización, y desde la victimización a la imposición de su pensamiento hay un solo paso. Esto queda claro cuando afirma la necesidad de “tener cuidado de no disminuir la responsabilidad criminal directa de las instituciones, organizaciones y personas alemanas”. Su propuesta omite todo lo que pueda haber sido auxilio a los judíos prestado por otros pueblos, en una muestra de desagradecimiento.

  

GLOBALIZACIÓN JUDIA
Bauer omite a todos los demás pueblos víctimas de genocidios, y ya hemos visto que en muchos casos son muchísimo más numerosos, más crueles, y otros más actuales.

Indica el intelectual: “Debemos apuntar a la globalización de la educación sobre el Holocausto. Es decir, debemos describir y analizar el Holocausto en sus diversos contextos: tanto en forma vertical -es decir, históricamente- como en forma horizontal -o sea, poniéndolo en un contexto histórico, económico y político global, explicando sus antecedentes, sus acontecimientos y su impacto-.”

El tema central es el judío como centro de la Historia. Y esto no es casual, sino que responde a la mentalidad mesiánica, a que fue el Pueblo Elegido por Dios en su momento para el advenimiento del Mesías. Esto es lo que se encuentra en la raíz de su pensamiento y de su mentalidad, sobre todo después de que en el pueblo judío efectivamente nació el Mesías y algunos no lo siguieron. Pero este será el tema a analizar una vez

 

UN ANTECEDENTE REAL

Se dice que un judío comercia por dos cristianos, y que un armenio comercia por dos judíos. ¿A qué viene este comentario? A que los comentarios efectuados por Bauer resultan ser un calco de lo que sucedió con los Jóvenes Turcos en el islámico Imperio Otomano, donde fueron armenios los señalados como prósperos en una sociedad donde imperaba la desidia. Después de 40 años, tras cada Genocidio, los armenios siempre han vuelto a ocupar sitios predominantes en todas las sociedades, a pesar de que habían arrasado a todos sus familiares, todo su patrimonio y todas sus posibilidades de desarrollo intelectual y cultural.

Todo lo que afirma Bauer, no es más que un calco del negado antecedente del Siglo XX que los armenios debieron padecer, y se acredita con sus mismas palabras: “El elemento esencial de cualquier interpretación de las políticas nazis es la historia de la elite intelectual alemana. Desde mediados del siglo XIX se venía dando una radicalización cada vez mayor de la elite intelectual. El nacionalismo radical se impuso sobre la tendencia más liberal y se transformó, gradualmente, en patriotismo racista, no sólo en Alemania sino también en Austria. Esto se hizo evidente durante el Segundo Reich, entre 1870 y 1914. La derrota en la Primera Guerra Mundial exacerbó esta tendencia, y para los años 20 las universidades y las organizaciones de docentes estaban entre los principales seguidores del Nacional Socialismo. Sin el apoyo de los intelectuales, el régimen nazi no habría podido llegar al poder ni tampoco conservarlo. Fue de las filas de la intelectualidad de donde se reclutaron las personas que dirigieron los crímenes nazis. Obviamente, la conclusión es que el conocimiento por sí mismo no garantiza un enfoque humanístico de la vida, y que no hay nada tan peligroso como asesinos masivos inteligentes.”

Tal nacionalismo exacerbado, chauvinista y anticatólico, ha sido condenado por la Doctrina Social de la Iglesia y por su Magisterio. Pero lo extraño en el pensamiento de Bauer es el negacionismo de todo otro genocidio… incluso aquél del cual los nazis tomaron su inspiración.

CRUELDAD

Bauer pregunta: “¿Es, entonces, la historia del nazismo y del Holocausto una historia de burocracia, como tantos creen? …la burocracia en sus varios aspectos fue utilizada con éxito para matar. Pero son las personas, no las burocracias, las que matan. Los burócratas pueden dar órdenes o instrucciones, pero primero alguien tiene que decirles a los burócratas que lo hagan, y puede ser que algunos burócratas lo hagan por su cuenta. En otras palabras, la voluntad de matar tiene que estar dirigida por personas que saben lo que están haciendo y quieren hacerlo. La ideología, la racionalización ideológica o los intereses mueven a las burocracias; cuando decimos "intereses" nos referimos al hecho de comprender qué es bueno o malo a los ojos de los que toman las decisiones.”

Tal “burocracia” también existió en el Imperio Otomano, la ideología desencadenó una guerra santa planificada, capital por capital, ciudad por ciudad, pueblo por pueblo, casa por casa, exterminando a todos los armenios a su paso, en las vías públicas, en las calles, en todas partes. Sangre por donde se dirigiera la mirada.

Hubo un pensamiento, una intelectualidad que originó toda esa masacre inaudita, y hubo quienes lo ejecutaron. El pensamiento provino de una secta que hablaba idioma ladino, mezcla de castellano con turco, habitantes del noreste del Imperio Otomano, quienes siguieron a un falso mesías que tomó elementos religiosos de Medio Oriente, dando origen a los temibles “Jóvenes Turcos”. Esa fue su ideología que los llevó al poder, ingresando en la burocracia estatal y desencadenando la islámica “guerra santa” panturquista. Sí, hubo intereses materialistas e ideológicos, y también hubo un componente religioso, porque los armenios en su abrumadora mayoría se identifican con el cristianismo, mientras que un 15% minoritario pertenece a la Iglesia Católica, generando por ello mártires como el documentado caso de Mons. Ignacio Maloyan.

No hubo nada “burocrático” en el sentido de listados de personas que se separaban de la sociedad, no hubo “campos de concentración”, no hubo “ghettos”. Los armenios fueron todos masacrados en la vía pública, del modo más descarado que pueda imaginarse. Lo “burocrático” fue el decreto que ordenó la masacre y la planificación del modo en que avanzarían los militares para exterminar a la Nación Armenia.

LAS VÍCTIMAS

Bauer dice: “Considero que la historia de las víctimas es por lo menos tan importante como la de los perpetradores. Después de todo, las víctimas son siempre la mayoría, si las comparamos con los perpetradores, y todos tenemos más probabilidades de ser víctimas u observadores pasivos que perpetradores. Desde un punto de vista humanístico, es crucial comprender quiénes eran las víctimas, por qué fueron víctimas, qué hacían antes de ser víctimas, en qué momento comprendieron que estaban en peligro de ser víctimas de un asesinato en masa y un genocidio, y qué hicieron en respuesta a todo eso.”

En el caso armenio, muchos no tuvieron tiempo de nada. Algunos supieron huir a tiempo, otros se quedaron en sus hogares, otros se armaron para enfrentar el genocidio que se acercaba. Muchos eran inocentes niños que no llegaban a comprender qué estaba sucediendo. Aniquilados los varones en edad de ir al servicio militar, ya que esa fue la primera metodología por la cual desapareció toda una generación entre los 17 y los 25 años, quedaron personas mayores de edad, ancianos, mujeres y niños para masacrar.

¿Cuándo advirtieron las víctimas armenias que eran víctimas? Cuando ingresaban los militares turcos a su hogar, veían un crucifijo, un cuadro de la Virgen María, o cualquier elemento religioso cristiano y los masacraban, los decapitaban delante de su familia, los ahorcaban, los torturaban sanguinariamente en un dantesco espectáculo.

¿Cuándo habrán advertido los ucranianos que eran víctimas? Cuando empezaron a morir de hambre. Tan simple como eso. ¿Cuándo advertirán los argentinos que en la actualidad están siendo víctimas de un genocidio por hambruna y de un genocidio cultural a manos de un gobierno tiránico? Parece que aun no lo han advertido.

 

¿ANTISEMITAS O ANTIJUDIOS?

Afirma Bauer que “Cuando enseñamos sobre el genocidio de los judíos tenemos que abordar, obviamente, el antisemitismo, pero esto conlleva un riesgo porque el estudiante o incluso el maestro puede ver a los judíos simplemente como objetos de odio, persecución y muerte, no como sujetos de la historia con su propia cultura, tradiciones y aspiraciones; en otras palabras, menos que seres humanos. Por eso, se debe enseñar sobre los judíos como un pueblo histórico, y desde luego, lo mismo se aplica a otros grupos que fueron o son objeto de ataques genocidas. Es decir que el docente debe tener al menos conocimientos rudimentarios de la historia del pueblo judío”.

O sea, para enseñar sobre genocidios, primero hay que saber sobre el pueblo judío y su historia, y después hablar del único genocidio que existe: el de los judíos. Porque es como si fuese el único posible del que se pudiera hablar.

Por otra parte ¿Qué es antisemitismo? ¿Matar palestinos, que son semitas, es antisemitismo? ¿Genocidio es sinónimo de genocidio judío, y antisemita es sinónimo de antijudío?

Antisemitismo es la postura de odio a los semitas, los cuales son descendientes de Abraham. En su raíz, se trata de una postura anticatólica, ya que se trata de un odio infundado por ese solo hecho. Otra cosa es hablar de “antijudaísmo”, que debe ser visto desde los diversos ángulos que abarca.

Lo judío como descendientes de la esposa de Abrahám, es un concepto cuasi racial, abarcador de los sefardíes, que descartaría por ejemplo a los judíos no semitas, como los askenazis. Lo judío como religiosidad, es el mesianismo temporal mantenido después de la venida de Nuestro Señor Jesucristo por los que no se convirtieron, y aquí se trata de una cuestión religiosa. Lo judío como nacionalidad, hoy referida al Estado de Israel, pero diseminada en la diáspora en otras naciones.

Muchos autores calificados de “antisemitas” sólo exponen la visión religiosa sobre el judaísmo después de la venida del Mesías Jesucristo. El sostener una religión diversa al judaísmo, desde esta visión, es un acto de “antisemitismo” o de “antijudaísmo”, lo cual es lógico, porque el que practica la religión judía se convierte en “anti-no judío”, es decir, en odio o contrario a todo aquello que no sea judío. Desde el punto de vista religioso, se trata de una cuestión teológica, que en ningún momento hace llamamiento a la violencia. Sin embargo, muchos consideran que la cuestión teológica es antisemitismo, equivocándose en su apreciación.

  

ANTISEMITISMO SEGUN LOS JUDIOS 

Bauer sostiene, inventando una fábula antihistórica dirigida contra el cristianismo, que “es importante tratar de aclarar los orígenes del antisemitismo. La respuesta simple (y correcta) es que si bien los judíos no son mejores ni peores que cualquier otro grupo, su cultura y tradiciones son diferentes. En Europa eran el único pueblo no europeo hasta la llegada de los gitanos a los Balcanes en el siglo XIII o XIV, y tenían una cultura diferente, que se expresaba en una religión diferente de la que tenían las sociedades que los acogían. Desarrollaron también una estructura ocupacional diferente, porque las sociedades que los rodeaban los usaron con fines económicos específicos, limitando sus posibilidades laborales. …la historia de los judíos definitivamente no es la historia de sus persecuciones. En la mayoría de los lugares y la mayoría de las veces, convivieron con sus vecinos, no necesariamente amados pero tampoco necesariamente odiados. Eran útiles y a menudo eran invitados a residir en distintos países para desempeñarse en determinadas funciones económicas y sociales. Pero cuando una sociedad sufría una crisis, lo que sucedía con bastante frecuencia, a veces los judíos eran una especie de pararrayos: la crisis recaía en un grupo del que todos tenían conocimiento, un grupo conocido pero extraño, siempre minoritario y en consecuencia fácil de atacar. Estas diferencias básicas fueron acentuadas por la Iglesia y, luego de Lutero, por las Iglesias, por motivos teológicos combinados con motivos económicos y sociales. Puede ser incómodo enseñar esto pero es inevitable. El antisemitismo cristiano nunca planeó el genocidio de los judíos: los judíos, en la visión cristiana, habían rechazado al verdadero Mesías, pero eran seres humanos con alma, y matarlos era un pecado capital. Pero estaban poseídos por el diablo, eran en realidad una amenaza satánica para la cristiandad y por eso debían ser oprimidos, discriminados, perseguidos, explotados, expulsados y desposeídos siempre que surgiera la ocasión o la necesidad.”

Pretende el autor hacer una interpretación histórica basada en sus propios dichos y autoridad, como si él hubiese vivido en los Siglos XIII o XIV. Confunde además al catolicismo con la herejía protestante. Olvida además que los católicos seguimos al Mesías nacido en el pueblo de Israel, de la familia de David, proclamado Mesías por el Sumo Sacerdote de la Sinagoga. Exceptuando situaciones graves, jamás hubo “persecución a los judíos”, ni siquiera en su expulsión de España en la época de los Reyes Católicos, quienes les permitieron retirarse con sus pertenencias y sin quitarles la vida, es decir: no existió genocidio alguno. Y respecto de la Inquisición, la misma era exclusiva para los católicos, no para miembros de otras religiones, pero eso sólo para la Inquisición de la Iglesia Católica. Los protestantes tuvieron sí otra clase de inquisición e incluso la denominada “caza de brujas” la realizaron los seguidores de Lutero. ¿Qué tienen que ver los judíos en todo esto? Nada.

Bauer no especifica de qué hechos fueron inculpados los judíos como raza o como religión, y su manifestación se torna abstracta. Habla además como si el pueblo judío fuese impoluto, a pesar de reconocer que “los judíos no son mejores ni peores que cualquier otro grupo”, como si olvidara que toda persona es víctima del Pecado Original, del cual Jesús como Mesías vino a redimirnos enseñándonos el Evangelio. El cristianismo es presentado por Bauer como “antisemitismo cristiano”, dice que “nunca planeó el genocidio de los judíos”. Ahora bien, de allí a negar que haya judíos (al igual que cualquier otra persona) que cometen gravísimos delitos, o que teológicamente son adoradores del Becerro de Oro o de Satán, hay un gran tramo. Existen judíos que son posesos por el diablo, y muchos terminan incluso acudiendo a exorcistas católicos para ponerle fin. Pero sucede que los términos del mismo Bauer divide a la humanidad en judío-no judío, sin plantear la integración o la conversión del judío como una posibilidad, sino insistiendo en tales diferencias (judío-goim). Los ghetos no eran establecidos por los gobernantes, o era que los mismos judíos se congregaban en los mismos barrios para estar cerca entre sí, y muchos judíos como Bauer llevan el gheto grabado al menos en sus expresiones.

Bauer victimiza la figura del judío, extendiéndola a todo judío y a toda la Historia. “La historia de los judíos definitivamente no es la historia de sus persecuciones”, sostiene el autor, pero eso es justamente lo que pretende: convertir la historia de la humanidad en la historia de los judíos en un doble papel respectivo: de perseguidores y perseguidos. Su propuesta carece de asideros históricos, y por tanto sus dichos son presentados como una base dogmática e indiscutible sobre la cual cada docente, cada institución e incluso cada Gobierno deberá inventar su propio esquema, adaptándolo y dándole contenidos.

SIONISMO Y CONSPIRACIÓN MUNDIAL
Las acusaciones en su contra repetían siempre los mismos argumentos teológicos, pero las acusaciones no teológicas diferían en distintas épocas, y durante el nazismo alcanzaron un punto extremo: eran de índole contradictoria, pues acusaban a los judíos de ser tanto comunistas como capitalistas, una postura sostenible precisamente por las supuestas cualidades satánicas de los judíos. Sin embargo, todas estas acusaciones, incluso las racistas, se basaban en precedentes teológicos: la acusación de que hay una conspiración judía para controlar el mundo puede encontrarse en textos cristianos antiguos; de manera similar, la idea de que los judíos corrompen a las sociedades y sus culturas, o de que usan sangre de niños para preparar sus comidas especiales, provienen de la edad antigua o medieval.

¿Cuáles son “los mismos argumentos teológicos” contra los judíos? ¿El testimonio del Evangelio? Es decir, Bauer considera al Evangelio, a todos los dichos del Mesías Jesucristo como un elemento “antisemita”… que en realidad es producido por un descendiente de David, nacido de una Virgen en Belén de Judea según se había profetizado. ¿Se trata entonces de un antijudaísmo judaico, de un antisionismo judaico? El argumento utilizado por el autor es falso. No se detiene a reflexionar sobre las profecías y su cumplimiento en Jesucristo como el Mesías esperado, sino que dogmáticamente lo descarta a pesar de dos mil años de prueba de que efectivamente se cumplieron las Profecías.

El manejo de las finanzas internacionales por personas de extracción sionista es negado por Bauer. Los financistas de los Gobiernos y de los organismos internacionales parecieran no tener nombres y apellido, ni los dueños de los grandes paquetes accionarios de las multinacionales. Existe un Poder Internacional del Dinero que ha sido condenado por los Papas en su Magisterio. Cabe destacar que el capitalista liberal y el comunista tienen una esencia común: el materialismo y el manejo del dinero ya sea por parte de privados o del Estado. La pretensión de que el comunismo y el capitalismo son esencialmente diversos, y opuestos es falsa.

Por su parte, el nazismo fue un fenómeno no cristiano, sino pagano. Bauer habla de “la acusación de que hay una conspiración judía para controlar el mundo”. Sin embargo, este fue precisamente el motivo por el cual rechazaron a Jesucristo como Mesías, ya que tras haber visto el milagro de la multiplicación de los panes y de la resurrección de Lázaro, esperaban que se instaurara un gobierno mundial en que Israel estaría por sobre todos los pueblos dominándolos. Ese es un sueño sionista de aquellos tiempos, es el Mesías que aguardaban los judíos en tiempos de Jesucristo, quien les advirtió: “Mi Reino no es de este mundo”, y “¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?”. ¿Importa el alma de cada judío a Bauer? De ninguna manera, cuando efectivamente se trata de ese problema teológico puntual, que no es enumerado. Precisamente, el combate a Jesucristo como Mesías trae como consecuencia: el apego a este mundo, la consideración de que la vida se extingue en este mundo y por tanto hay que vivirla como a cada cual le plazca, la burla a quienes busquen la santidad (como Herodes se burló ante Jesucristo pidéndole milagros), y la ambición desmedida de lucro y poder, del cual Satanás es dueño en este mundo. Finalmente, existen casos documentados de sectas judías que usan sangre de niños para sus rituales.

Ahora bien, Bauer presenta un estereotipo de judío no definido. Es decir, confunde sionismo con judaísmo, confunde la religión y la raza, el Estado de Israel y el judío de la diáspora, y todo ello entre sí. El fruto es que vale tanto el judío que comete delitos como el honrado que gana el pan con el sudor de su frente, al ambicioso avaro o lujurioso que el recto y virtuoso, el que cumple con los Diez Mandamientos buscando alabar a Dios, que el adorador de Satanás. Son todas cosas diversas, en que pone en un dilema la acción contra el judío que resulta ser un delincuente, y si la Justicia lo busca será tildado de acto antisemita, involucrando a todo el judaísmo en la delincuencia.

Efectivamente, no todo judío es delincuente, sionista, vicioso o satánico. Pero los hay, así como hay judíos honrados, antisionistas, que viven las virtudes naturales, y que repudian el satanismo. No hay distinciones para Bauer.

NAZISMO ANTICRISTIANO

En el siglo XVI y en adelante, la pureza o limpieza de sangre, la prueba de que la persona no descendía de judíos o musulmanes, era obligatoria para cualquiera que aspirara a un cargo público en España. La noción de que el nazismo era una ideología neopagana que no tenía relación con el cristianismo es cierta sólo en parte: el antisemitismo cristiano fue una condición previa necesaria, aunque no suficiente, del nazismo. El nazismo se volvió en contra del cristianismo, sobre todo porque se basaba en el judaísmo y contenía ideas humanísticas que los nazis consideraban detestables. Se volvió especialmente en contra de la Iglesia Católica, cuyas divisiones no eran de carácter militar. Pero los judíos quedaron atrapados en el medio: fueron asesinados por los nazis y no fueron protegidos por las Iglesias, aunque hubo muchos sacerdotes, pastores y altos funcionarios de las Iglesias que trataron de salvar judíos, y algunos de ellos sacrificaron su vida para lograrlo.

¿Puede un no judío ser presidente hoy en Israel? ¿Habrá que acusar al actual Estado de Israel de que una persona que no descienda de judíos no puede acceder a cargos de relevancia allí? Pues lo mismo sucedió en España, donde la monarquía era católica, al igual que en toda la Europa de la gloriosa Edad Media tan silenciada por muchos. Mil años de historia difamados en dos renglones por la ignorancia y la petulancia de pseudo historiadores o científicos.

Se ha aclarado que lo que llama Bauer “antisemitismo cristiano” es la desestimación de que Jesucristo es el Mesías anunciado al cual el judaísmo persigue dos mil años después de su venida. El razonamiento del autor es: existió el cristianismo y el Evangelio, y su existencia (definida como “antisemitismo cristiano”) fue una condición previa para el surgimiento del movimiento pagano nazi. Es decir, insinúa que el cristianismo dio origen a un paganismo que el Magisterio de los Papas ha condenado en 1937. Luego afirma que el nazismo se volvió contra el cristianismo por el Antiguo Testamento contenido en la Tradición, al cual Bauer llama “ideas humanísticas”. Concluye el autor sosteniendo que el nazismo se volvió contra la Iglesia Católica, y que en el medio quedaron los judíos. Es decir: los judíos fueron víctimas de la persecución contra la Iglesia Católica. Además, dice Bauer que los judíos “no fueron protegidos protegidos por las Iglesias”

Omite Bauer que la Iglesia Católica fue la que más hizo por los judíos, incluyendo al mismo Papa y la estructura del Vaticano, puesta al servicio de salvar la vida de numerosísimos judíos que fueron escondidos, protegidos y enviados a lugares seguros. El mismo San Maximiliano Kolbe ofreció su vida en lugar de un judío que era jefe de familia. Pero pareciera anecdótico en el texto del autor.

 

EL INVENTO DE VÍCTIMAS
Podría decirse que los nazis inventaron a sus víctimas, en el sentido de que los judíos a los que atacaron no eran necesariamente los que se veían a sí mismos como judíos. Por supuesto, y esto debe señalarse en todos los contextos educativos, los judíos no eran un colectivo político. En Alemania, por ejemplo, nunca existió un organismo que representara a todos los judíos antes del ascenso de los nazis al poder. Tampoco lo había en la Polonia de entreguerras. Había comunidades y organizaciones judías variopintas, ortodoxas y liberales y no religiosas, pero nunca unidas del todo, ni siquiera en un país como Francia, donde había una organización rabínica llamada Consistorio, que representaba a apenas una minoría de personas que se identificaban como judíos. En Polonia, por ejemplo, una mayoría relativa de judíos, cerca del 40%, se identificaba con el Bund, que era socialdemocrático, anticomunista, antisionista y antirreligioso. Los nazis, siguiendo precedentes anteriores, inventaron el colectivo político judío, que incluso era internacional, y luego, paradójicamente, los judíos trataron de crear organizaciones políticas e internacionales, en parte para luchar contra la amenaza del nazismo. Así, en 1936 se creó el Congreso Judío Mundial, que supuestamente representaba a las comunidades judías de todo el mundo. En realidad, sólo se incorporaron algunas comunidades judías; otras, no. El movimiento sionista, una entre varias expresiones del nacionalismo judío en alza, atrajo a una minoría de judíos.

Bauer expresa que hubo un “invento” de víctimas judías. Dice que fueron los nazis los responsables de ese invento. Reconoce además que un 40% de los judíos polacos se reconocían como anticomunistas, antisionistas y además como antirreligiosos.

Achaca el autor a los nazis la aparición de la figura de el judío “internacional”, el cual es fruto de la diáspora, de no tener un territorio propio donde residir. La internacionalidad es esencial de una diáspora. Hablar del judío “internacional” es como hablar del armenio “internacional”. El Sionismo tenía sus reuniones, a su vez, e iba planificando una organización política e internacional, independiente de las coyunturas políticas de cada país, como un órgano representativo pero de los judíos sionistas. Evidentemente, hay que tener en claro que sólo el sionista judío se ve a sí mismo como persona, en una ideología racista que fuera condenada por las Naciones Unidas.

En 1936 el Congreso Judío Mundial presumía la representación de todas las comunidades judías, el cual fue una continuidad del de Basilea. El Congreso Mundial Judío hoy es una de las mayores organizaciones judías del mundo. Su sede central se encuentra en Nueva York, EEUU (la ciudad con mayor cantidad de judíos fuera de Israel), pero su centro de investigación se ubica en Jerusalén, Israel. Cuenta con oficinas en Buenos Aires, Argentina (el sexto país con mayor cantidad de judíos, siendo los primeros Israel y EEUU); Ginebra, Suiza; París, Francia; y Miami, en el Estado de Florida de EEUU. Tiene representantes de comunidades judías de más de ochenta países y cinco ramas regionales: el Congreso Judío Estadounidense, el Congreso Judío de América Latina, el Congreso Judío Europeo, el Congreso Judío Euroasiático y el Congreso Judío de Israel.

Theodor Herzl convocó el primer Congreso sionista en 1897, y pensó que el lugar ideal para tal congreso sería Muních; pero los rabinos alemanes (los "Protestrabbiner") pidieron al gobierno bávaro que no se autorizase la celebración del Congreso sionista. Las poderosas organizaciones de "Joveve Zion" también se oponían, pero Herzl perseveró en su decisión y logró reunir el primer Congreso sionista en Basilea. A pesar de la oposición de los judíos "asimilados", se creó en el Congreso la Organización Mundial Sionista y se proclamó el programa, llamado "de Basilea", que reza: "El objetivo del sionismo es crear un hogar en Palestina para el pueblo judío, asegurado por el Derecho Público". Queriendo resumir los resultados de este Congreso, Herzl anotó en su Diario: "En Basilea fundé el Estado Judío; si yo dijera esto hoy, sería objeto de la risa universal; en cinco años, quizás en cincuenta, cualquiera lo verá".

Entonces, el judío con relevancia internacional, que toma decisiones de Derecho Público ¿existe o no existe? ¿No es el sionismo un instrumento que plantea la dominación de las Naciones?

Bauer omite el tema de los Protocolos de los Sabios de Sion, algo que debería supuestamente haber abordado, que no debiera ser omitido. Hay mucha discusión en torno a la autenticidad de Los Protocolos de los Sabios de Sión, que a veces hasta implicó la apertura de causas judiciales. Hay cantidad de literaturas tanto a favor como en contra, y algunos piensan que se trata de apuntes correspondientes a los originales del Congreso de Basilea convocado por Herzl, a quien algunos judíos consideran como un mesías (que les promete bienes temporales y el dominio judío sobre el mundo entero, lo mismo que esperaban de Jesucristo).

Un ejemplo además es la Alianza Israelita Universal que es una organización política sionista fundada en Francia en 1860 con el propósito de brindar ayuda a los judíos, desarrollando su acción en ese país. Sus fundadores fueron un grupo de judíos franceses con recursos económicos, quienes ofrecían a otros judíos respaldo político, y que creó programas de educación judía en la Europa oriental, Oriente Medio y África del Norte. En 1945 manifestaron su apoyo al sionismo, y en 1946 sus actividades diplomáticas fueron asumidas por el Consejo Consultivo de Organizaciones Judías en la ciudad de Nueva York.

La Alianza Israelita Universal fue fundada por Isaak Adolphe Crémieux, quien además de judío era un masón del Gran Oriente, donde "ascendió" para volverse un miembro del Consejo Supremo de una súper-masonería de 90 grados, llamada el Rito de Mizraim y siendo Gran Maestro en 1869.

Fue Cremieux que formó la Alianza Universal Israelita, una de las organizaciones más poderosas en el mundo para la extensión de poder sionista sobre las naciones Gentiles; este cuerpo fue representado oficialmente en el Congreso de Berlín (1878). La Alianza Universal Israelita frecuentemente ha interferido con la justicia en nombre de los delincuentes judíos culpables de Asesinato Ritual. Cremieux tenía un hijo adoptivo, también judío, llamado Gambetta, a quien promovió. Cremieux era el hombre de James Rothschild, y este lo financiaba a aquél, en tanto que Gambetta era el hombre de Cremieux, y estos dos fueron funcionarios en los gobiernos de Francia de su tiempo. Acerca de su obra de gobierno y gestiones financieras y políticas, hay que estudiar más Historia.

UN GENOCIDIO MÁS
Los nazis asesinaron personas cuyos abuelos se habían convertido al cristianismo, porque los veían como judíos. Mataron personas que habían nacido de padres judíos pero que se identificaban como polacos, o rusos, o italianos, y que habían cortado relaciones con otros judíos. El sentido de pertenencia al judaísmo ya no definía a todos los judíos, y hasta se podría decir que ya no definía ni siquiera a la mayoría de los judíos. La mayoría de los judíos se identificaban a sí mismos como judíos pero tenían distintas formas de interpretar lo que eso significaba. Los docentes deben explicar que se debe respetar la forma en que las personas se definen a sí mismas y no permitir que sean otros quienes las definen, como lo hicieron los nazis. Los nazis inventaron un pueblo judío que era sólo en parte el pueblo con el que se identificaba la mayoría de los judíos. Y sin embargo -y este es el punto principal-, la reacción de los judíos ante las persecuciones y luego ante la matanza fue cuanto menos sorprendente. Los judíos alemanes, la mayoría de los cuales eran no ortodoxos y acérrimos nacionalistas alemanes, se volcaron al pasado y trataron, con bastante éxito, de recuperar su identidad judía histórica y religiosa desarrollando una cultura judía en lengua alemana.

Efectivamente, como dice el autor, hay por ejemplo una santa católica, Edith Stein, quien era judía de origen, conversa al catolicismo y que se hizo monja. Los nazis la asesinaron. ¿Bauer considera a Edith Stein como judía o como no judía? Es decir, el asesinato de la monja católica, ¿fue un acto antisemita?

El genocidio perpetrado por los nazis fue uno más de los tantos cometidos en el Siglo XX, tampoco fueron solamente víctimas los judíos. No fue ni el primero, ni el más numeroso ni el más cruel. Fueron muchos más las víctimas del genocidio soviético, por ejemplo, o limitado a un espacio geográfico a Ucrania con el Holodomor, y fue mucho más cruel, violento y despiadado al grado de una visión infernal el perpetrado por los islámicos turcos otomanos contra los armenios, que fue además el primero del Siglo XX y el primer genocidio científico de la humanidad.

LA RESISTENCIA DESARMADA
La Biblia se tradujo al alemán y la vida intelectual y social prosperó en los años 30 a pesar de las persecuciones en aumento. Después del comienzo de la guerra, y especialmente en los grandes guetos de Polonia -pero no sólo allí- se formaron redes de organizaciones sociales, económicas y culturales, para mantener la moral y una apariencia de vida civilizada a pesar del hambre, las epidemias, las golpizas y el peligro de las deportaciones con destino desconocido. No había posibilidad de resistencia armada puesto que los judíos eran una minoría pequeña -incluso en Polonia eran apenas el 10% de la población general-, no tenían acceso a las armas y no habían desarrollado una clase militar; además, en la mayoría de los países europeos estaban excluidos del resto de la población y no contaban con el apoyo de los Aliados. Por eso, la resistencia desarmada era la única opción posible, y muchas comunidades judías eligieron esta opción. Por lo que sé, esto nunca ocurrió con otras poblaciones que hayan sido o sean actualmente víctimas de crímenes genocidas. Sugiero que la resistencia desarmada judía sea uno de los temas centrales de la educación sobre el Holocausto.
Por supuesto, la resistencia desarmada no se dio en todas partes. Bajo la tremenda presión de los nazis y sus colaboradores locales, hubo muchos casos de desintegración social, de colaboración forzada con el enemigo y de traiciones. Pero esas cosas son comunes en la mayoría de los casos de genocidio. Hay que tener cuidado de no catalogar de colaboradores a los Consejos Judíos, instituidos por los alemanes para facilitar las políticas alemanas relativas a los judíos. Es cierto que algunos cedieron a la presión alemana sin oponer resistencia -en Ámsterdam por ejemplo, o en Salónica o, posiblemente, en Lodz-. Pero en la mayoría de los lugares, según sabemos ahora, trataron de proteger a sus comunidades lo mejor que pudieron sin iniciar una resistencia abierta contra un poder imbatible. Siempre que se intentó oponer resistencia -y se intentó en muchos lugares- los Consejos Judíos fueron depuestos y en la mayoría de los casos, sus miembros fueron asesinados.

¿A qué llama Bauer una “resistencia desarmada”? Por otra parte, considera que fue la única “resistencia desarmada” del planeta y de la Historia, en lo cual se equivoca. El genocidio islámico turco otomano contra los armenios de 1915 tomó a muchísimos por sorpresa, no dando posibilidad de defensa propia. Con el avance del tiempo, hubo quienes pudieron armar una defensa de tipo militar, mientras duraba el genocidio, sobre todo en la parte oriental (que terminó configurando los límites de la actual Armenia de fines del S. XX).

Ahora bien, ante gobiernos tiránicos, hay dos tipos de resistencia que son la activa (tomando acciones concretas para derrocar al Gobierno) y la pasiva (que implica una desobediencia a las órdenes que sean impartidas). El autor aclara que sus dichos no gozan de una veracidad absoluta, ya que “hubo muchos casos de desintegración social, de colaboración forzada con el enemigo y de traiciones”.

LA RESISTENCIA ARMADA
Sin embargo, en muchos lugares estos Consejos trataron de resistir a pesar de todo, y en algunos pueblos y comunidades organizaron rebeliones armadas. Los alemanes también establecieron unidades policiales judías en los guetos, y la mayoría de estos oficiales hacían lo que les ordenaban los nazis, y en algunos casos, como es ampliamente conocido, entregaron judíos a los alemanes. Pero es un error generalizar. En la mayoría de los lugares, tanto en el este como en el oeste, los alemanes no pedían la colaboración de los Consejos ni de la policía sino que se ocupaban ellos mismos de los judíos, con brutalidad y sadismo. La imagen de la policía judía entregando a otros judíos es verdadera si hablamos del gueto de Varsovia, por ejemplo, pero no en el caso de Kaunas, y la mera noción de esa imagen es irrelevante si hablamos de Bélgica o los Países Bajos.

Va centrándose la atención de Bauer en los años de la II Guerra Mundial. Reconoce que hubo comunidades judías que se armaron, y que en los ghetos hubo autoridades policiales judías, que incluso entregaban judíos a los alemanes.

El autor no aclara si los judíos entregados por los propios lo eran por delitos, por merecer sanción, o por el simple hecho de ser judíos. En este último caso, sería indistinto que se entregara uno u otro, y al parecer no sería razonable. Da por ejemplo el gheto de Varsovia.

VINCULACIÓN EDUCATIVA

Las reacciones de las víctimas judías se deben enseñar vinculándolas con el contexto general de las relaciones entre judíos y no judíos. Obviamente, estas relaciones eran diferentes en los distintos países. Como bien sabemos, los judíos daneses eran tratados como daneses por la población de Dinamarca y en consecuencia muchos de ellos fueron llevados de contrabando a Suecia, país neutral. En Bulgaria, los judíos fueron rescatados por una inesperada coalición de miembros del Partido Fascista, la Iglesia Ortodoxa y los grupos clandestinos comunistas y socialdemócratas, o sea, por representantes de la mayoría de la población búlgara. Otras actitudes menos drásticas pero marcadamente pro-judías fueron las que demostraron los serbios, italianos, belgas y franceses. Había poca simpatía por los judíos en Rumania, Ucrania y los Países Bálticos. En los últimos años, textos revisionistas de Polonia y de la diáspora polaca acusan en cierta medida a los judíos de haberse matado ellos mismos o de haberse negado a ser rescatados por un gran número de polacos dispuestos a ayudarlos. Esto es no sólo una distorsión total de un hecho histórico sino que además minimiza el heroísmo real de miles de polacos que, a pesar de ser una minoría entre sus connacionales, hicieron todo lo posible para rescatar a los judíos, y en muchos casos lo pagaron con su vida. También ignora diferencias regionales: había una marcada actitud antisemita en el noreste y el centro-sur de Polonia, donde las poblaciones locales traicionaron a los judíos entregándolos a la policía alemana y polaca. Las razones precisas de esto todavía no han sido investigadas. Por otra parte, la minoría polaca en la Galicia del Este y Volinia era mucho más amigable hacia los judíos, y en algunos casos los judíos se unieron a ellos en la defensa contra los nacionalistas ucranianos y los alemanes. Para los educadores es importante señalar el peligro de las generalizaciones fáciles. Reitero, es imposible para los docentes entrar en detalles, pero se debe subrayar la amplia variedad de reacciones y se deben mencionar los motivos: los pasados diferentes de cada uno de los lugares habían creado bases diferentes para las actitudes que definieron las posibilidades de supervivencia de los judíos. En definitiva, las actitudes de los vecinos no judíos fueron en gran medida responsables de la muerte o la supervivencia de la minoría judía.

Bauer sostiene que “para los educadores es importante señalar el peligro de las generalizaciones fáciles”, pero es precisamente lo que él ha hecho en su exposición. Desmerece el auxilio que los no judíos han dado a los judíos perseguidos, pero a la vez reconoce que por ejemplo en Bulgaria el Partido Fascista rescató a judíos del peligro.

No especifica el autor qué es ser “pro-judío”, si es salvar la vida de quien injustamente se halla en un peligro, o si es compartir el ideario sionista.

De muchos de los temas que aborda el autor, él simplemente especifica la orientación para los que difundirán la información (docentes, instituciones o gobiernos), pero no indica los contenidos. “Las víctimas judías se deben enseñar vinculándolas con el contexto general de las relaciones entre judíos y no judíos”, es decir, estableciendo una discriminación previa y victimizando a los primeros a la vez que se resta todo mérito a los segundos.

RESISTENCIA ARMADA

Es importante señalar que si bien no había posibilidades objetivas de resistencia armada judía, a pesar de esto y al contrario de toda lógica, la resistencia armada judía existió, y fue de una magnitud mucho mayor de lo que podría esperarse. La historia de la Rebelión del Gueto de Varsovia es importante y no debe ignorarse, pero no fue en absoluto el único hecho de esas características. Hubo rebeliones o intentos de resistencia armada en Vilna (Vilnius), Kaunas (Kovno), Bialystok, Svencionys (Svenciany), Cracovia, Baranowicze, Lachwa, Tuczyn y en otros lugares del este. De hecho, sólo en Bielorrusia Occidental fueron cerca de 63 los pequeños poblados donde se intentó o se concretó la resistencia armada. Se calcula que entre 20.000 y 30.000 judíos fueron a los bosques a luchar junto con los partisanos soviéticos, aunque no muchos sobrevivieron. Hubo luchadores y partisanos judíos en Francia, Bélgica, Italia, Yugoslavia, Bulgaria y las áreas de Ucrania ocupadas por Rumania. En todos estos casos los grupos fueron pequeños, y lo importante no es el daño infligido a los alemanes y sus colaboradores sino el hecho de que existieron intentos de resistencia armada. Se trata de una importancia moral.

Ahora Bauer reconoce lo que antes había negado. Hubo según él numerosos poblados en que los judíos se armaron. Es más, llega a afirmar que unos 30 mil judíos se plegaron a los partisanos soviéticos, es decir, al comunismo. Menciona que hubo partisanos judíos en varios países, y en una actuación internacional.

La mención de que esto es algo con “una importancia moral”, contrasta con lo que antes había destacado de judíos pacíficos desarmados que fueron solamente víctimas llevados por la sola injusticia, por el solo hecho de ser judíos. Ahora que con las armas destaca todo lo contrario: hace suponer que fueron valientes y aguerridos en el frente. Pero… ¿un partisano es lo mismo que un militar? En realidad, un partisano es lo mismo que un delincuente usando un arma al servicio de una ideología revolucionaria, porque eso es lo que lo caracteriza.

¿Armados o desarmados? Ambas cosas. ¿Víctimas o militantes partisanos? Ambas cosas. Pero Bauer se queja cuando se afirma que hay identidad entre el dinero manejado en el sistema liberal por las multinacionales y el Poder Internacional del Dinero, que manejara a su vez las finanzas y el dinero de los países soviéticos y comunistas. Debemos aquí reafirmar también ambas cosas.

Es decir: hubo judíos con los aliados, del lado de los ingleses, franceses y estadounidenses, y también del lado soviético.

GUERRA MUNDIAL Y GENOCIDIO

Cuando abordamos el tema del mundo exterior, los poderes occidentales y la Unión Soviética, en realidad estamos hablando del presente, porque los grandes poderes de hoy están ante una situación parecida: son observadores pasivos de genocidios constantes. Las diferencias entre las distintas formas de genocidio son muchas. Una de ellas es que, con respecto al Holocausto, hablamos de la conducta de los países poderosos en una conflagración mundial, lo cual difiere evidentemente de la situación actual. Es innegable que si bien hoy vemos el Holocausto como uno de los eventos principales -si no el principal- de la guerra, no era más que un tema marginal en el momento en que sucedió. Los Aliados sabían, al menos en términos generales, lo que estaba pasando, pero estaban luchando por su vida contra un enemigo formidable. Muchos líderes simplemente no creían las informaciones que recibían. Además, y este es tal vez el punto principal, los oponentes al nazismo no comprendían la importancia central de la ideología nazi; la veían como un medio para ganar y retener poder y no como una convicción firme y profunda, que los nazis harían realidad si podían. Hoy en día estamos en una situación similar, cuando muchos creemos que la propaganda genocida del islamismo radical no son más que palabras y no nos damos cuenta de que es una ideología a la que muchos adhieren incondicionalmente y que los llevará a actuar si tienen la oportunidad.

Habla Bauer de “los grandes poderes de hoy”. ¿Cuáles son esos poderes? ¿Quiénes lo ostentan?

Sigue diciendo que esos “grandes poderes de hoy"… son observadores pasivos de genocidios constantes”. Veamos: si son poderes, tienen autoridad, y si tienen autoridad su pasividad es un consentimiento, por acción u omisión. Luego, no son observadores pasivos, sino activos. ¿Podemos identificar esos poderes? Sí: es la plutocracia internacional (a manos de sus autoridades) y la delincuencia internacional (a manos de los que lucran con ella). Organizaciones internacionales genocidas con explícitos planes antivida de masacrar a bebés concebidos por nacer, a ancianos con la eutanasia (a la que llaman “consentimiento informado”), difusores de lo antinatural, inventores de una religión sincrética naturalista, o los traficantes de armas y de drogas.

¿Es el caso de las víctimas judías del genocidio perpetrado por los nazis el único que acaeció durante una conflagración mundial? De ninguna manera. El caso armenio fue durante la Primera Guerra Mundial. Ambos casos difieren de otros que son focalizados dentro de un determinado país. En el caso del islámico Imperio Turco Otomano, iniciado el conflicto mundial que comenzó en 1914 se comenzó con la aplicación del plan genocida el 24 de abril de 1915, con hechos sistemáticamente omitidos al abordar cualquier texto común sobre la Gran Guerra como en ese entonces se la denominaba.

Bauer reconoce que la muerte de los judíos era un tema marginal en el contexto de la guerra. Afirma que los aliados sabían lo que sucedía, que había muchos líderes (judíos) que no creían las informaciones recibidas. Esa ceguera es desmentida por la primera voz que se alzó en la condena del nazismo de modo público en 1937: la voz del Papa y de sus encíclicas condenando los errores del nazismo y del fascismo, y augurando la caída de esos regímenes cuando estaban en lo más sólido de su apogeo y nada hacía pensar en su desaparición.

Bauer quiere asimilar y adaptar cada hecho nacional a los judíos y su situación en el denominado “Holocausto”… excepto con la cuestión palestina. Habla de la “propaganda genocida del islamismo radical”, que asimila al pensamiento nazi, pero no mira a la propaganda del sionismo que en Israel comete también genocidios contra los palestinos. ¿Cómo explicar estas contradicciones del sionismo, en un marco donde los judíos deben ser presentados como víctimas, cuando acaban siendo los verdugos victimarios?

¿CAMPOS DE EXTERMINIO?

Hay otro aspecto en esta cuestión: en muchos libros se ha acusado a los poderes occidentales de mantenerse en silencio frente al genocidio que sucedía frente a sus ojos y de no usar su poderío militar para el rescate de los judíos. Pero los hechos son muy diferentes. No hubo silencio. Cuando en noviembre de 1942 finalmente fue confirmada la información sobre la aniquilación masiva de los judíos, los Aliados -incluyendo a la Unión Soviética- declararon, el 17 de diciembre de 1942, que los alemanes estaban asesinando a los judíos y que los responsables serían castigados. Por supuesto, el castigo fue impuesto en una pequeña proporción. No se censuró ninguna noticia llegada de Europa sobre estos temas -que la gente creyera o no lo que leía es otra cuestión-. Un segundo tema es que los alemanes comenzaron a asesinar en masa a los judíos tras la invasión a la Unión Soviética en junio de 1941. Estados Unidos era neutral, y los ingleses se habían visto obligados a retirarse a sus islas, donde luchaban por su propia supervivencia. Los soviéticos estaban siendo derrotados, y de todos modos no tenían interés en los judíos como tales. Estados Unidos no declaró la guerra a Alemania; lo que ocurrió fue que los estadounidenses se vieron obligados a entrar en la guerra a causa del ataque japonés a Pearl Harbour, y luego Alemania le declaró la guerra a Estados Unidos, no al revés. Si esto no hubiera ocurrido, no hay forma de saber si Estados Unidos habría intervenido en la lucha, ni cuándo. Durante el período de las grandes operaciones de exterminio, en 1941, 1942 y varios meses de 1943, no había ejércitos aliados cerca de los sitios de destrucción, y los ejércitos alemanes controlaban la mayor parte de Europa. Los únicos bombarderos occidentales que podrían haber llegado a los campos de exterminio de Polonia eran los Lancaster británicos, pero no había aviones de combate para acompañarlos a esos lugares. La situación recién cambió cuando los Aliados ocuparon los campos de aviación italianos cercanos a Foggia en noviembre de 1943. Llevó algunos meses preparar esos campos para que fueran utilizables, y por eso no fue posible bombardear los campos de exterminio hasta 1944. Para entonces, sólo Auschwitz-Birkenau seguía funcionando. Birkenau podría haber sido atacado después de mayo de 1944, especialmente luego de conocerse, en junio de 1944, un informe detallado sobre Auschwitz de dos judíos eslovacos que habían escapado, Alfred Wetzler y Rudolf Vrba. Pero entonces los líderes militares occidentales consideraron que el sitio era un blanco civil, y sólo estaban dispuestos a usar sus fuerzas aéreas contra blancos militares.

Bauer hace una interpretación propia de los hechos, alude a que Estados Unidos no habría ingresado a la conflagración bélica, y que hubo un gran exterminio de judíos a partir de junio de 1941 hasta varios meses de 1943. Sin embargo, dice que “no fue posible bombardear los campos de exterminio hasta 1944” ¿Qué significa eso? Supuestamente lo que más había en esos lugares según la “historia oficial” eran judíos, y dice el autor que… ¿había que bombardearlos?

Además, consigna que para 1944 “sólo Auschwitz-Birkenau seguía funcionando” y que se conoció en junio de 1944 un informe de dos judíos eslovacos que habían escapado. ¿En ese momento solamente había dos testimonios cómo era y qué sucedía en ese lugar?

Pareciera que hay muchas piezas faltantes en un rompecabezas mal fabricado… ¿Y esto es lo que se debe enseñar a niños en el aula y en presentaciones ante todo tipo de autoridades?

SIONISMO Y PALESTINA
Si las fuerzas aéreas occidentales -a los soviéticos no les importaba en absoluto- hubieran atacado Birkenau, ¿eso habría hecho que los alemanes dejaran de matar judíos? No lo creo. Los perpetradores alemanes habrían continuado lo que estaban haciendo: fusilar a sus víctimas al borde de zanjas o, como hicieron después, hacerlos marchar hasta la muerte. La idea de que Occidente podría haber salvado a los judíos es popular y populista, pero para nada convincente. Por otra parte, aunque Occidente no podría haber salvado a los millones que murieron, podría haber salvado a miles, tal vez más. Occidente cerró las puertas de Palestina a los judíos que trataban de escapar por los Balcanes y se negó a prometer a los neutrales -Suiza, España, Turquía, Suecia y Portugal- acoger a los refugiados que pudieran llegar a esos países y encontrar otros sitios para ellos después de la guerra, porque los neutrales no querían judíos en sus territorios. La actitud de los soviéticos todavía se está investigando, pero está claro que la cuestión judía era, cuento mucho, marginal para ellos.

El tono académico ha sido dejado de lado, y Bauer dicta pareceres, opiniones. ¿Será o no será? Es un modo de tender un manto de sospechas sin elemento alguno que justifique las sospechas. Habla de millones de judíos muertos, pero después habla de miles, en una contradicción permanente. Que si a los soviéticos no les importaban los judíos, que si Occidente podría haber salvado a los judíos…

Sólo la Iglesia Católica actuó de modo claro defendiendo la vida de judíos inocentes, en una gran obra de Caridad cristiana. Es más, hubo conversiones a raíz de la ejemplaridad de los católicos.

Pero el centro del texto no es la salvación de la vida de los judíos, que debería ser el tema central… sino Palestina, el territorio que el sionismo decidió usurpar. “Occidente cerró las puertas de Palestina a los judíos que trataban de escapar por los Balcanes”, afirma contradiciendo la Historia, ya que precisamente fueron los británicos quienes facilitaron la toma de posiciones por tropas israelíes en Palestina, para ocupar de ese modo lo que se convertiría en 1948 en el Estado de Israel, avalado desde las Naciones Unidas.

Fue el modo sionista de concretar su primer postulado: ocupar Palestina y proclamar la independencia del Estado de Israel. Pero el sionismo se ocupa no sólo de eso, sino de mantener a raya a todo tipo de amenaza… y de continuar con el plan para que sea el sionismo dominador del mundo entero e imponer tiránicamente su dominio a quienes no son considerados como humanos por los sionistas, es decir al resto de la humanidad.

PEDAGOGÍA JUDÍA

Estos problemas, repito, se pueden traducir en preguntas para debatir en clase. ¿Cómo enseñamos el Holocausto? No soy pedagogo profesional ni experto en didáctica. Pero creo que el Holocausto debe, en principio, enseñarse analíticamente, y por otra parte también debe enseñarse como la historia de las personas que se vieron involucradas en él sin remedio. Un historiador es alguien que cuenta historias reales. Si un docente no usa esta herramienta, no causará ninguna impresión ni ningún efecto. Por otro lado, limitarse a contar historias es contraproducente. Se debe estimular a los alumnos a que investiguen los hechos, las relaciones, los contextos. Creo en la combinación de estrategias educativas. Otro punto importante para considerar es la necesidad de adaptar la enseñanza del Holocausto al contexto social, cultural e histórico de los alumnos. Si se enseña en la República Checa se debe tener en cuenta el destino de los gitanos, que sufrieron un genocidio diferente del Holocausto pero paralelo a él, cuando fueron asesinados casi todos los gitanos checos que vivían en lo que actualmente es la República Checa. Habrá que subrayar el hecho de que Terezín jugó un papel central en el Holocausto en tierras checas y que un gobierno colaboracionista checo con autonomía limitada ayudó a los nazis a implementar sus políticas. Si se enseña en los Países Bajos habrá que enfatizar la colaboración de la administración nacional con el genocidio, y al mismo tiempo describir el rescate de unos 16.000 judíos holandeses por parte de la población local. En ambos casos habrá que subrayar las características de las comunidades judías locales y observar la conducta contrastante de los Judenraete en Terezín y en Ámsterdam. Pero en todos los casos y en todos los países donde enseñe, el docente habrá de presentar el panorama total del Holocausto y no ceñirse a la historia local. El Holocausto no fue un acontecimiento checo, holandés ni polaco; fue un acontecimiento global que sucedió en Europa, en toda Europa y más allá de Europa. Esto requiere adaptaciones pedagógicas, y eso es lo que está haciendo el ITF y lo que le corresponde hacer.

Un historiador no es alguien que cuenta historias reales, sino alguien que detalla científicamente la verdad de hechos ocurridos, teniendo pruebas fehacientes de los mismos. Lo contrario es un cuentista literato que inventa una historia en un marco de historia verídica, pero no es más que una ficción literaria, o una ficción histórica imaginativa.

En un genocidio existen historias reales de personas y de familias. Pero también existe la Historia de una Nación en cuyo marco se producen los hechos. ¿Hacia dónde se dirige la pedagogía de Bauer? El mismo lo denuncia: a causar impresión y efecto usando la herramienta del cuento.

“Se debe estimular a los alumnos a que investiguen los hechos, las relaciones, los contextos”, dice el autor, pero si los alumnos abrevan en el Revisionismo Histórico él los condenará. Es decir, lo importante es causar el efecto de que los judíos son las únicas víctimas de un genocidio, y que todos los genocidios pasados, presentes y futuros se deben relacionar con los judíos muertos bajo el régimen nazi, y que ascienden a la científica cifra de 6 millones (ni uno más ni uno menos). Así es la historia oficial. Y aunque Bauer admita que hayan sido menos de 6 millones, su visión no se basa en argumentos científicos sino declamativos. Dice además que “la enseñanza del Holocausto” se debe adaptar al contexto social, cultural e histórico de los alumnos, que se traduce en la práctica por ejemplo, en la República Checa con los gitanos, en los Países Bajos que el Gobierno era genocida pero que la población local salvó a 16 mil judíos holandeses. Exige Bauer subrayar las características de las comunidades judías locales, remitiendo todo a la identidad judía, a la admiración e imposición de su identidad, la cual el alumno jamás llagará a tener, a no ser que efectivamente sea judío. Así, se educará en la inferioridad de todos los pueblos con respecto a la identidad judía, que será conocida y dominará al resto. Por ello, la enseñanza en la línea que indica Bauer no se debe ceñir a lo local, sino que debe describirse “El Holocausto” como un acontecimiento global que sucedió en toda Europa y más allá de Europa”. ¿Se trata de una Guerra Mundial? Pues la Primera Guerra Mundial también lo fue, y Bauer no dice que el genocidio contra los armenios debe gozar de las mismas características. ¿O es que acaso los armenios somos menos que los judíos, inferiores a ellos?

ENSEÑAR DILEMAS IMPOSIBLES
Al final, lo que se enseña son dilemas, dilemas imposibles que nadie debería tener que plantearse. Déjenme darles un ejemplo conocido: en el gueto de lo que hoy es Vilnius en Lituania, había una organización de resistencia llamada FPO, que surgió de una coalición de movimientos juveniles judíos que abarcaban desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha. El comandante elegido fue un comunista judío, Itzik Wittenberg. Las razones de la elección fueron, por un lado, que era un muchacho muy popular y carismático, y por el otro, que la única esperanza de ayuda para la resistencia era el Ejército Rojo. Se creía que elegir a un comunista ayudaría a establecer buenas relaciones con los soviéticos. Los alemanes capturaron a un comunista lituano en el lado ario de Vilnius que, al ser torturado, dio el nombre de Wittenberg como miembro del partido y de la resistencia. Los alemanes no sabían de la existencia del FPO, pero ahora sabían sobre Wittenberg y exigieron su entrega al líder del gueto, Jacob Gens. Gens, que tenía contactos con el FPO, invitó a sus dirigentes a una reunión en el Judenrat a la medianoche, y una unidad colaboracionista lituana que estaba escondida en el edificio irrumpió en la sala y arrestó a Wittenberg. Cuando iban camino a la puerta del gueto, los lituanos fueron derrotados por miembros del FPO, quienes liberaron a Wittenberg y luego lo ocultaron en una pequeña habitación en el gueto. Los alemanes anunciaron que si Wittenberg no era entregado, asesinarían a los habitantes del gueto. Gens apeló a la población para encontrar a Wittenberg, así sus vidas serían perdonadas, y los judíos del gueto, temiendo por la vida de sus familias, buscaron a los miembros del FPO -en el pequeño gueto, no era muy difícil identificar a los jóvenes que pertenecían al FPO- y los atacaron, los golpearon y les exigieron la rendición de Wittenberg a los alemanes. Los dirigentes del FPO debían decidir si iban a entregar a su comandante o a usar sus armas para luchar contra los judíos desesperados. Finalmente recurrieron a la célula comunista del FPO, formada por dos mujeres jóvenes y un hombre, para que tomaran la decisión. La célula decidió que Wittenberg debía rendirse por su cuenta. Le entregaron una cápsula con cianuro y él caminó con orgullo hasta las puertas del gueto ante la población que lo observaba en silencio. Fue arrestado, y cuando llegó a la prisión, se suicidó. ¿Acaso había una manera de salir de este dilema? ¿Cómo juzgamos a Gens, a la población, a los dirigentes del FPO, todos los cuales, excepto Wittenberg, eran sionistas? ¿Qué decimos sobre los tres miembros de la célula que decidieron el destino de Wittenberg? Dos casos paralelos ocurrieron en Minsk y en un pueblo de Bielorrusia llamado Baranowicze. En Minsk, el Judenrat usó el cadáver de un judío en cuyo bolsillo colocó el documento de identidad del comandante de la resistencia, para engañar a los alemanes y salvar al comandante. En Baranowicze, donde la población actuó de la misma manera que los judíos de Vilnius, el Judenrat sobornó al comandante de policía alemán y consiguió así rescatar al miembro de la resistencia. Tenemos aquí tres casos, tres dilemas. Uno terminó trágicamente, los otros dos menos trágicamente. La intención de los alemanes de asesinar a todos los judíos que pudieran encontrar era la misma. ¿Quién tuvo razón? ¿Es posible comparar? Esta es la verdadera historia del Holocausto, y ese es el tipo de historias que deben acompañar su enseñanza.

La reivindicación del sionismo racista es sistemática en el texto de Bauer. Pero la historia es contada desde una sola campana, y silenciada la otra sólo se contará media verdad. Y la media verdad es una media mentira. ¿Esto entra entre los dilemas que el autor plantea? No tenemos más elementos de juicio que aquellos que brinda Bauer en su texto para analizar, desconociendo la historia puntual y los personajes referidos.

Bauer de este modo ejemplifica el modo en que se debe causar efectos en los oyentes. La historia desgarradora vista desde el judaísmo sionista. ¿Quiénes son las víctimas? Los defensores del sionismo. No los judíos en general. “Esta es la verdadera historia del Holocausto”, afirma al relatar una anécdota de la cual se carece de fuentes y referencias.

El autor ofrece las indicaciones para recrear las líneas del historicismo liberal, en que una finalidad política o ideológica deforma los hechos en el relato histórico, con tendencia hacia los propios fines. ¿Cuál es el fin de Bauer? Ensalzar el sionismo, y esto será aplicado por cada docente inadvertida que siga las instrucciones del texto original sin analizar lo más mínimo la veracidad de los hechos relatados, o la certeza de la orientación impartida dogmáticamente.

COLOFÓN

En la tradición judía, le pidieron al sabio Hilel, unos 200 años antes de la era común, que resumiera todas las enseñanzas de la Torá parado en un solo pie. Su respuesta, ampliamente conocida, fue: "No hagas a los demás lo que no te harías a ti mismo. Esta es toda la Torá, y el resto es comentario. Y ahora", dijo, "ve y aprende". Entonces, amigos, vayan y aprendan.

Disertación de Yehuda Bauer en la Conferencia sobre Bienes del Holocausto (Holocaust Era Assets Conference)
Praga, 29 de junio de 2009

“Vayan y aprendan”, dice Bauer. ¿Cómo resume la Torá? La expresión del sabio Hilel, fue repetida por Jesucristo, pero perfeccionada. ¿Cómo lo resumiría Jesucristo? Con una respuesta, ampliamente conocida: “Sed perfectos como Mi Padre en los Cielos es perfecto”, es decir, con la perfección del Absoluto que es Dios.

Los sionistas debieran saber que existe un reinado espiritual de Jesucristo sobre el mundo, que abre la perspectiva a dos Ciudades: la Ciudad de los hombres con el amor a sí mismo y el desprecio de Dios, y la Ciudad de Dios, con el desprecio de sí mismo y el amor a Dios. No hay muchas opciones en eso.

Los judíos de hoy debieran reconocer al leer las Profecías a Jesucristo como el Mesías, y empezar a cuidar el alma tal como fue revelado en el Evangelio. Los judíos no son las únicas víctimas de genocidio, sino que se trató de un genocidio más en medio de tantos otros. No fue el primer Genocidio, ni el primer Genocidio científico, ni tampoco el único Genocidio perpetrado en el marco de una Guerra Mundial, no fue el más sanguinario, cruel y despiadado, no fue el más numeroso, y no es el único pueblo que quedó en una diáspora por el mundo. Es más, ni siquiera es un genocidio negado, ya que si bien se discute la cifra más aproximada a la realidad, no se niega que en los hechos hubo un Genocidio… Otros pueblos pueden contar su Historia, y es independiente e inconexa con la historia de los judíos.

Mi propia familia fue masacrada en Mardin de múltiples modos, mis abuelos sobrevivieron a la “Caravana de la muerte”, y debieron recomenzar una vida como niños huérfanos sin bienes, y sin sus padres que los cuidaran. Todo se perdió, excepto la vida y la Fe Católica, porque quienes murieron lo hicieron como testimonio, porque no aceptaron negar a Dios que nació como hombre hace dos mil años en Belén de Judea: Jesús de Nazaret. La muerte ha sido vencida, sólo resta a cada persona el intento de vivir en Gracia de Dios en este mundo, para alcanzar la Gloria que Jesús prometió en las Bienaventuranzas. Nuestra Esperanza es Sobrenatural, y por eso hasta la masacre familiar se convierte en un acto de Esperanza que confirma la Fe, para vivir en este mundo abiertos a la Caridad.

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