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miércoles, 8 de junio de 2011

EL TALENTO PUEDE RECUPERARSE Y SER VERDADEROS PATRIOTAS

Cosme Beccar Varela contrapicada

Por Cosme Beccar Varela

Buenos Aires, 08 de Junio del año  2011 – 1045

La falta de talento que nos está matando podría subsanarse con un gran amor  de Dios. "Intelectus apertatus discurrit" ("la inteligencia  cuando está exigida, razona con agilidad") decían los latinos. La  inteligencia urgida por el amor de Dios o sea "apretada" por un  intenso y efectivo amor a la Justicia, la Verdad, el Bien y la  Belleza, que son otros tanto nombres de Dios, discurriría ágilmente y  encontraría los medios para vencer todos los obstáculos que impiden la  recuperación de la Patria

  Si el talento faltara totalmente, la cosa sería irremediable. "Lo que  natura non da, Salamanca non presta". Sin embargo yo estoy convencido de  que todos los hombres son inteligentes, unos menos y otros más, pero todos  tenemos un alma espiritual igual y todas las almas tienen dos potencias,  también espirituales, que son la inteligencia y la voluntad. Por eso,  cuado alguien carece de talento es en una gran medida, por su culpa, por  pereza en ejercitar esas potencias espirituales con honestidad y diligencia y  por falta de humildad al no querer dedicarse a desarrollar aquella capacidad  en la que especialmente puede ser eximio.

  Tratando de ser lo que no está llamado a ser no lo conseguirá y entretanto  desperdiciará el talento que Dios le haya dado. Todos los hombres tienen  talento para hacer muy bien alguna cosa, aunque sea un oficio sencillo. Y es  común a todos los talentos la seriedad con que se actúa, la serenidad con que  se analizan las cosas, la firmeza con que se persiguen los objetivos  legítimos y el amor a la perfección de lo que se hace.

  Por lo tanto, la falta de talento que está matando a la Argentina es culpa de  los argentinos que en un momento dado de su historia dejaron de usar el que  tenían y fueron decayendo cada vez más hasta llegar a esta lastimosa carencia  de talento en que nos ha sumido la conjura masónica dedicada a promover los  peores y postergar los mejores, el igualitarismo peronista, el odio de la  izquierda, la frivolidad centrista, la mediocridad irrecuperable del  radicalismo y por encima de todo, la apostasía de una gran parte del clero  cuya misión es, precisamente, encender el amor de Dios en las almas de lo  cual hubiera resultado la derrota de todos esos morbos nefastos que han  destruido la Argentina.    

  * * *

  ¿Cómo se recupera el talento? Como decía en la primera frase de este  artículo, se recupera amando a Dios sobre todas las cosas porque el amor de  Dios nos hace diligentes en Su servicio de lo cual se sigue necesariamente un  crecimiento del talento.

  Dice el Evangelio que el Niño Jesús "crecía en sabiduría, en edad y en gracia  delante de Dios y de los hombres" (S. Lucas, 2,52). Salvando las  infinita distancia que hay entre el Niño Dios y nosotros, puede decirse que  el amor de Dios haría que los jóvenes al crecer en edad, crecieran en  sabiduría en vez de creer apenas en tamaño, en sensualidad y en ambiciones  paganas hasta convertirse en esa calamidad que es la juventud actual. Y a  todos, nos haría crecer en sabiduría, es decir, nos haría talentosos.

  Si reconociéramos humildemente que hemos caído muy bajo en el nivel  intelectual y nos avergonzáramos noblemente de esa caída, y si  comprendiéramos que amando a Dios podríamos recuperarnos y ser un pueblo  talentoso capaz de barrer la roña que cubre nuestro país de norte a sur,  hacer reinar la Justicia, ser capaces de realizar obras notables, productos  de calidad  (no esas cosas ordinarias que ostentan en mala hora el  rótulo de "industria argentina") y expulsar de todo cargo público a  la recua de bandidos que nos dominan para lograr el bienestar general.

  La falta de amor de Dios de que somos culpables puede remediarse porque  Nuestra Señor Jesucristo conquistó en la Cruz gracias abundantes para que ese  amor reine en nuestras almas. Y esas gracias pueden conseguirse a raudales  por la infalible intercesión de la Santísima Virgen  a quien debemos pedirlas sin cesar.  

  Cuando la Virgen se apareció a Santa Catalina Labouré para pedirle que  predicara la devoción a la Medalla Milagrosa, le mostró un modelo de la  Medalla superpuesto sobre un altar lateral. De las manos de la Madre de Dios  salían innumerables rayos de luz que se perdían en la tierra. La Virgen  le explicó a Santa Catalina: "Esos rayos de luz que ves son las gracias  que estoy dispuesta a dar pero que nadie me pide."

  ¿Por qué no pedimos la gracia del talento para recuperar nuestra Patria, por  amor a Dios? ¿Por qué Mons. Casaretto, por ejemplo, en vez de felicitar al  gobierno por los subsidios que reparte a manos llenas entre su clientela  política y de quejarse de que no se dé "respuesta" a las  "villas" (aguantaderos delictivos y focos de corrupción para los  verdaderos pobres que viven allí) no se dedica a predicar el amor de  Dios y al amor al prójimo por amor de Dios y a condenar el obvio  ateísmo de esta tiranía, causa de casi todos los desórdenes y miserias que  afligen al país?  Sin embargo, Mons. Casaretto, uno de los  "obispos estrella" que goza de gran repercusión de prensa, prefiere  hablar como cualquier político demagogo y no como un sucesor de los Apóstoles  ("Clarin", 7/6/2011, pag. 19). "Vosotros sois la sal de la tierra. Y si la sal se  hace insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Para nada sirve ya sino  para ser arrojada y pisada por las gentes." (S. Mateo. 5,13).

  * * *

  El amor de Dios tiene formas menores de las que pueden participar aún quienes  no son católicos o siéndolo no son devotos practicantes de la religión. Como  decía al principio, la Justicia, la Verdad, el Bien y la Belleza son otros tantos  nombres de Dios. Es posible que un hombre que no ama a Dios "en espíritu  y en verdad" le ame a través de Sus manifestaciones de Justicia, Verdad,  Bien y Belleza. Si ese hombre ama sincera y firmemente esos trascendentales  divinos de los que participan las cosas creadas, tendrá talento y será capaz  de grandes cosas. Y es de esperar que Dios mismo se hará amar por él algún  día por medio de la gracia que no falta a ningún hombre que viene a este  mundo, como dice el comienzo del Evangelio de San Juan ( S. Juan 1,9).

  ¿Cómo se reconoce al hombre que ama a Dios verdaderamente? En el celo  ardiente con que intenta servirlo en la lucha por la Justicia, la Verdad, el Bien y la  Belleza y al que pudiera aplicarse aquella respuesta que San Elías dio al  Ángel: "Me abraso de celo por el Señor de los ejércitos, porque los  hijos de Israel han abandonado su alianza, han destruido tus altares, han  pasado a cuchillo a tus profetas, he quedado yo solo y me buscan para  quitarme la vida" (1Reyes 19,10).

  Ese recobrará el talento y si muchos argentinos fueran así la Argentina sería  lo que siempre estuvo llamada a ser: una gran Nación, fuerte y respetada, en  la que reine la Justicia y el bienestar general.

  Si nos seguimos amoldando a esta argentina degradada, aunque luchemos un poco  por alguna que otra  causa justa, pero sin intentar derribar todo  el poder de los tiranos, sólo seremos unos tristes caudatarios del dragón al  cual nuestros pequeños dardos arrojados sin talento no harán ni la más mínima  mella. Seremos el hazmerreír de los malos y, verdaderamente, unos pobres  tipos….  

Cosme    Beccar Varela

NOTA: Lea la sección "Correo del Lector" en www.labotellaalmaar.com

e-mail: correo@labotellaalmar.com

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