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sábado, 1 de octubre de 2011

LA VISITA AL CONVENTO DE ERFURT Y EL DISCURSO DE BENEDICTO XVI



Por Cosme Beccar Varela
Buenos Aires, 30 de Septiembre del año 2011 - 1060


Ofrezco a continuación las frases más relevantes del discurso que el Papa Benedicto XVI pronunció el viernes 23 de septiembre del 2011 a su llegada al Augustinerkloster de Erfurt, al reunirse con los quince representantes del Consejo de la EKD – Iglesia Evangélica Alemana. El texto completo está  publicado por la revista "Humanitas" de la Pontificia Universidad Católica de Chile. e mail: humanitas@uc.cl.

* * *

"Lo que le quitaba la paz (N: a Lutero) era la cuestión de Dios, que fue la pasión profunda y el centro de su vida y de su camino. *¿Cómo puedo tener un Dios misericordioso?*: Esta pregunta le penetraba el corazón y estaba detrás de toda su investigación teológica y de toda su lucha interior. Para él, la teología no era una cuestión académica, sino una lucha interior consigo mismo, y luego esto se convertía en una lucha sobre Dios y con Dios.

"*¿Cómo puedo tener un Dios misericordioso?* No deja de sorprenderme que esta pregunta haya sido la fuerza motora de su camino. ¿Quién se ocupa actualmente de esta cuestión, incluso entre los cristianos? ¿Qué significa la cuestión de Dios en nuestra vida, en nuestro anuncio? ..... La pregunta: ¿Cómo se sitúa Dios respecto a mí, cómo me posiciono yo ante Dios? Esta pregunta candente de Martín Lutero debe convertirse otra vez, y ciertamente de un modo nuevo, también en una pregunta nuestra. Pienso que esto sea la primera cuestión que nos interpela al encontrarnos con Martín Lutero.

"Fue un error de la edad confesional haber visto mayormente aquello que nos separa, y no haber percibido en modo esencial lo que tenemos en común (N: con Lutero) en las grandes pautas de la Sagrada Escritura y en las profesiones de fe del cristianismo antiguo. Éste ha sido el gran progreso ecuménico de los últimos decenios: nos dimos cuenta de esta comunión y, en el orar y cantar juntos, en la tarea común por el ethos cristiano ante el mundo, en el testimonio común del Dios de Jesucristo en este mundo, reconocemos esta comunión como nuestro fundamento imperecedero.

"Por desgracia, el riesgo de perderla es real. Quisiera señalar aquí dos aspectos. En los últimos tiempos, la geografía del cristianismo ha cambiado profundamente y sigue cambiando todavía. Ante una nueva forma de cristianismo, que se difunde con un inmenso dinamismo misionero, a veces preocupante en sus formas, las Iglesias confesionales históricas se quedan frecuentemente perplejas. Es un cristianismo de escasa densidad institucional, con poco bagaje racional, menos aún dogmático, y con poca estabilidad. Este fenómeno mundial nos pone a todos ante la pregunta: ¿Qué nos transmite, positiva y negativamente, esta nueva forma de cristianismo? Sea lo que fuere, nos sitúa nuevamente ante la pregunta sobre qué es lo que permanece siempre válido y qué pueda o deba cambiarse ante la cuestión de nuestra opción fundamental en la fe.

* * *

Al leer este sorprendente discurso de Benedicto XVI durante su igualmente sorprendente visita al convento cuya única significación histórica difundida es haber sido el convento en el cual vivió Lutero, me parece oportuno recordar qué hizo Lutero y cómo destruyó la unidad de la Iglesia Católica apartando de ella a una gran parte de los fieles alemanes e impulsando el surgimiento de otros "reformadores" que hicieron lo mismo en otros países de Europa.

Para eso, nada mejor que transcribir el artículo que escribió el brillante y recordado pensador y profesor católico Dr. Plinio Correa de Oliveira en el diario "La Folha de Sao Paulo", el 27 de Diciembre de 1983 titulado "Lutero, no y no".

* * *

"Tuve la honra de ser, en 1974, el primer firmante de un manifiesto publicado en los principales diarios del Brasil y reproducido en casi todas las naciones en las que existían las entonces once TFP. Su título era: "La política de distensión del Vaticano con los gobiernos comunistas, para la TFP: ¿excusarse o resistir?".

"En él, las entidades declaraban su respetuoso desacuerdo frente a la "ostpolitik" conducida por Paulo VI y exponían pormenorizadamente sus razones para eso. Todo -dicho sea de paso- expresado de manera tan ortodoxa que nadie levantó a su respecto objeción alguna.

"Para resumir en una frase al mismo tiempo toda su veneración al Papado y la firmeza con la cual declaraban su resistencia a la "ostpolitik" vaticana, las TFP decían al Pontífice: "Nuestra alma es Vuestra, nuestra vida es Vuestra. Mandadnos lo que queráis. Sólo no nos mandéis que nos crucemos de brazos ante el lobo rojo que ataca. A eso, nuestra conciencia se opone."

"Me acordé de esta frase con especial tristeza leyendo la carta escrita por Juan Pablo II al Cardenal Willebrands (cfr. "L*Osservatore Romano", 6/11/1983), a propósito del aniversario del nacimiento de Martín Lutero, cinco siglos antes, y firmada el 31 de Octubre (N: de 1983) fecha del primer acto de rebelión del heresiarca, en la iglesia del castillo de Wittenberg. Ella está impregnada de tanta benevolencia y amenidad, que me pregunté si al Augusto firmante se habría olvidado de las terribles blasfemias que el fraile apóstata lanzó contra Dios, Cristo Jesús Hijo de Dios, el Santísimo Sacramento, la Virgen María y el propio papado.

"Lo cierto es que el no las ignora, puesto que están al alcance de cualquier católico culto, en libros de buen quilate, los cuales todavía hoy no son difíciles de obtener.

"Tengo in mente uno de ellos. Uno nacional (N: brasileño) que es "La Iglesia, la Reforma y la Civilización" del gran jesuita Padre Leonel Franca. Sobre el libro y el autor, los silencios oficiales van dejando caer el polvo.

"El otro libro es de uno de los más conocidos historiadores franceses de este siglo (N: el siglo XX), Funck-Brentano, miembro del Instituto de Francia y, por otra parte, un protestante insospechable.

Comencemos por citar textos citados en la obra de éste último: "Luther" ( Grasset, Paris, 1934, 7ª ed. 352 pp.). Y vamos directamente a esta blasfemia sin nombre: "Cristo -dice Lutero- cometió por primera vez adulterio con la mujer de la fuente de que nos habla Juan. (N: ver S. Juan 4, 7-26). ¿No se murmuraba en torno de Él? ¿Qué hizo entonces con ella? Después con Magdalena, enseguida con la mujer adúltera, que Él absolvió tan livianamente. Así Cristo, tan piadoso, también tuvo que fornicar antes de morir" ("Propos de table", nro. 1472, ed. Weimar 2, 107- conf. op cit. pag. 235).

Leído esto no nos sorprende que Lutero piense -como lo señala Funck-Brentano- que "ciertamente Dios es grande y poderoso, bueno y misericordioso (...) pero es estúpido- *Deus est stultissimus* " ("Propos de table", nro. 963, ed. de Weimar, I, 487) “Es un tirano. Moisés actuaba movido por su voluntad, como su lugarteniente, como un verdugo que nadie superó, ni nadie igualó en asustar, aterrorizar y martirizar al pobre mundo." (op.cit. pa. 230)

Eso está en estricta coherencia con esta otra blasfemia, que hace de Dios el verdadero responsable por la traición de Judas y por la rebelión de Adán: "Lutero -comenta Funck-Brentano- llega a declarar que Judas, al traicionar a Cristo, actuó bajo la imperiosa decisión del Todopoderoso. Su voluntad, (la de Judas) estaba dirigida por Dios. Dios lo movía con Su omnipotencia. El propio Adán, en el Paraíso terrenal, fue constreñido a actuar como actuó. Estaba colocado por Dios en una situación tal que le era imposible no caer." (op. cit. p. 246).

Coherente todavía en esta abominable secuencia, es un panfleto de Lutero titulado "Contra el pontificado romano fundado por el diablo", de Marzo de 1545, en el que llamaba al Papa, no *Santísimo*, según es costumbre, sino *infernalísimo*, y agregaba que el Papado se mostró siempre sediento de sangre (conf. op. cit. pags. 337/338)

No espanta que, movido por tales ideas, Lutero escribiese a Melanchton (N: otro de los *reformadores* protestantes), a propósito de las sangrientas persecuciones de Enrique VIII contra los católicos de Inglaterra: "Es lícito encolerizarse cuando se sabe qué especie de traidores, ladrones y asesinos son los papas, sus cardenales y legados. Pluguiese a Dios que varios reyes de Inglaterra se empeñasen en acabar con ellos." (op. cit. pag. 254)

Por eso mismo exclamó también: "Basta de palabras: ¡el hierro! ¡el fuego!" Y agrega: "Castigamos a los ladrones con la espada, ¿por qué no hemos de agarrar al papa, cardenales y toda la caterva de la Sodoma romana y lavarnos la manos con su sangre?". (op. cit. pag. 104)

Ese odio de Lutero lo acompañó hasta el fin de la vida.  Afirma Funck-Brentano: "Su último sermón público en Wittenberg es del 17 de Enero de 1546; el último grito de maldición contra el papa,  el sacrificio de la misa, el culto a la Virgen" (op. cit. pag. 340)

No espanta que grandes perseguidores de la Iglesia hayan festejado la memoria de él. Así "Hitler mandó proclamar fiesta nacional en Alemania la fecha conmemorativa del 31 de Octubre de 1517, cuando el fraile agustino rebelde fijó en las puertas de la iglesia del castillo de Wittenberg as famosas 95 proposiciones contra la supremacía y las doctrinas pontificias." (op. cit. pag. 272)

Y, a despecho de todo el ateísmo oficial del régimen comunista, el Dr. Erich Honnecker, presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Defensa de la República Democrática Alemana (N: Alemania oriental comunista) aceptó la jefatura del comité que, en plena Alemania roja, organizó las aparatosas conmemoraciones de Lutero este año (N: o sea 1983) (conf. "German Comments", de Osnabruck, Alemania Occidental, Abril de 1983).

Que el fraile apóstata haya despertado tales sentimiento en un líder nazi, así como más recientemente en un líder comunista, es lo más natural.

Nada más desconcertante y hasta vertiginoso que lo ocurrido en la recentísima conmemoración del quinto siglo aniversario del nacimiento de Lutero en un escuálido templo protestante de Roma, el 11 el corriente (N: Diciembre de 1983)

De ese acto festivo, de amor y admiración a la memoria del heresiarca, participó el prelado que el Cónclave de 1978 eligió Papa. ¡Y al cual cabría, por lo tanto, la misión de defender, contra heresiarca y herejes, los santos nombres de Dios, de Jesucristo, la Santa Misa, la Sagrada Eucaristía y el Papado!

"Vertiginoso, espantoso" -gimió por esa causa- mi corazón de católico. Que, sin embargo, con eso redobló su fe y veneración por el Papado.

En el próximo artículo me resta citar "La Iglesia, la Reforma y la Civilización" del gran Padre Leonel Franca."

Plinio Correa de Oliveira.

* * *

Creo que este artículo que recuerda algunos de los muchos dichos y hechos de Lutero como enemigo feroz de la Santa Iglesia, es suficiente como para causar la mayor perplejidad ante las frases citadas más arriba del discurso de Benedicto XVI pronunciado en su visita al convento de Erfurt, hace pocos días. Sin embargo, como escribió el Dr. Correa de Oliveira en 1983, termino ratificando mi fe y mi veneración por el Papado y dejo el misterio de este acontecimiento en manos de Dios, sin intentar resolverlo ni ocultar su existencia.

Muchos lectores quedarán asombrados de que haya publicado esto. Pero mas deberían asombrarse si yo dijera que no veo en este hecho ningún misterio y que Lutero ha quedado reivindicado ante mis ojos, cosa imposible porque tan sólo con una cultura apenas general como la mía, no puedo dejar de saber muchas cosas horribles dichas y hechas por ese agustino apóstata y hereje, y sabiéndolas o debiéndolas saber, eso sería de una repudiable frivolidad de mi parte y demostraría muy poco amor a la Santa Iglesia, a la Cátedra de Pedro y a la Santa Fe Católica que son, sin embargo, el alma de mi alma.

Cosme Beccar Varela 
e-mail: correo@labotellaalmar.com

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