Por Cosme Beccar Varela
Buenos Aires, 30 de Septiembre
del año 2011 - 1060
Ofrezco a continuación las frases
más relevantes del discurso que el Papa Benedicto
XVI pronunció el viernes 23 de septiembre del 2011 a su llegada al
Augustinerkloster de Erfurt, al reunirse con los quince representantes del
Consejo de la EKD – Iglesia Evangélica Alemana. El texto completo está publicado por la revista
"Humanitas" de la Pontificia Universidad Católica de Chile. e mail:
humanitas@uc.cl.
* * *
"Lo que le quitaba la paz
(N: a Lutero) era la cuestión de
Dios, que fue la pasión profunda y el centro de su vida y de su camino. *¿Cómo
puedo tener un Dios misericordioso?*: Esta pregunta le penetraba el corazón y
estaba detrás de toda su investigación teológica y de toda su lucha interior.
Para él, la teología no era una cuestión académica, sino una lucha interior
consigo mismo, y luego esto se convertía en una lucha sobre Dios y con Dios.
"*¿Cómo puedo tener un Dios
misericordioso?* No deja de sorprenderme que esta pregunta haya sido la fuerza
motora de su camino. ¿Quién se ocupa actualmente de esta cuestión, incluso
entre los cristianos? ¿Qué significa la cuestión de Dios en nuestra vida, en
nuestro anuncio? ..... La pregunta: ¿Cómo se sitúa Dios respecto a mí, cómo me
posiciono yo ante Dios? Esta pregunta candente de Martín Lutero debe convertirse otra vez, y ciertamente de un modo
nuevo, también en una pregunta nuestra. Pienso que esto sea la primera cuestión
que nos interpela al encontrarnos con Martín
Lutero.
"Fue un error de la edad
confesional haber visto mayormente aquello que nos separa, y no haber percibido
en modo esencial lo que tenemos en común (N: con Lutero) en las grandes pautas de la Sagrada Escritura y en las
profesiones de fe del cristianismo antiguo. Éste ha sido el gran progreso
ecuménico de los últimos decenios: nos dimos cuenta de esta comunión y, en el
orar y cantar juntos, en la tarea común por el ethos cristiano ante el mundo,
en el testimonio común del Dios de Jesucristo
en este mundo, reconocemos esta comunión como nuestro fundamento imperecedero.
"Por desgracia, el riesgo de
perderla es real. Quisiera señalar aquí dos aspectos. En los últimos tiempos,
la geografía del cristianismo ha cambiado profundamente y sigue cambiando
todavía. Ante una nueva forma de cristianismo, que se difunde con un inmenso
dinamismo misionero, a veces preocupante en sus formas, las Iglesias
confesionales históricas se quedan frecuentemente perplejas. Es un cristianismo
de escasa densidad institucional, con poco bagaje racional, menos aún
dogmático, y con poca estabilidad. Este fenómeno mundial nos pone a todos ante
la pregunta: ¿Qué nos transmite, positiva y negativamente, esta nueva forma de
cristianismo? Sea lo que fuere, nos sitúa nuevamente ante la pregunta sobre qué
es lo que permanece siempre válido y qué pueda o deba cambiarse ante la
cuestión de nuestra opción fundamental en la fe.
* * *
Al leer este sorprendente
discurso de Benedicto XVI durante su
igualmente sorprendente visita al convento cuya única significación histórica
difundida es haber sido el convento en el cual vivió Lutero, me parece oportuno recordar qué hizo Lutero y cómo destruyó la unidad de la Iglesia Católica apartando
de ella a una gran parte de los fieles alemanes e impulsando el surgimiento de
otros "reformadores" que hicieron lo mismo en otros países de Europa.
Para eso, nada mejor que
transcribir el artículo que escribió el brillante y recordado pensador y
profesor católico Dr. Plinio Correa de
Oliveira en el diario "La Folha de Sao Paulo", el 27 de Diciembre
de 1983 titulado "Lutero, no y no".
* * *
"Tuve la honra de ser, en
1974, el primer firmante de un manifiesto publicado en los principales diarios
del Brasil y reproducido en casi todas las naciones en las que existían las
entonces once TFP. Su título era: "La política de distensión del Vaticano
con los gobiernos comunistas, para la TFP: ¿excusarse o resistir?".
"En él, las entidades
declaraban su respetuoso desacuerdo frente a la "ostpolitik"
conducida por Paulo VI y exponían
pormenorizadamente sus razones para eso. Todo -dicho sea de paso- expresado de
manera tan ortodoxa que nadie levantó a su respecto objeción alguna.
"Para resumir en una frase
al mismo tiempo toda su veneración al Papado y la firmeza con la cual
declaraban su resistencia a la "ostpolitik" vaticana, las TFP decían
al Pontífice: "Nuestra alma es Vuestra, nuestra vida es Vuestra. Mandadnos
lo que queráis. Sólo no nos mandéis que nos crucemos de brazos ante el lobo
rojo que ataca. A eso, nuestra conciencia se opone."
"Me acordé de esta frase con
especial tristeza leyendo la carta escrita por Juan Pablo II al Cardenal Willebrands
(cfr. "L*Osservatore Romano", 6/11/1983), a propósito del aniversario
del nacimiento de Martín Lutero,
cinco siglos antes, y firmada el 31 de Octubre (N: de 1983) fecha del primer
acto de rebelión del heresiarca, en la iglesia del castillo de Wittenberg. Ella
está impregnada de tanta benevolencia y amenidad, que me pregunté si al Augusto
firmante se habría olvidado de las terribles blasfemias que el fraile apóstata
lanzó contra Dios, Cristo Jesús Hijo de Dios, el Santísimo Sacramento, la Virgen María y el propio papado.
"Lo cierto es que el no las
ignora, puesto que están al alcance de cualquier católico culto, en libros de
buen quilate, los cuales todavía hoy no son difíciles de obtener.
"Tengo in mente uno de ellos.
Uno nacional (N: brasileño) que es "La Iglesia, la Reforma y la
Civilización" del gran jesuita Padre Leonel
Franca. Sobre el libro y el autor, los silencios oficiales van dejando caer
el polvo.
"El otro libro es de uno de
los más conocidos historiadores franceses de este siglo (N: el siglo XX), Funck-Brentano, miembro del Instituto
de Francia y, por otra parte, un protestante insospechable.
Comencemos por citar textos
citados en la obra de éste último: "Luther" ( Grasset, Paris, 1934,
7ª ed. 352 pp.). Y vamos directamente a esta blasfemia sin nombre: "Cristo
-dice Lutero- cometió por primera
vez adulterio con la mujer de la fuente de que nos habla Juan. (N: ver S. Juan
4, 7-26). ¿No se murmuraba en torno de Él? ¿Qué hizo entonces con ella? Después
con Magdalena, enseguida con la mujer adúltera, que Él absolvió tan
livianamente. Así Cristo, tan piadoso, también tuvo que fornicar antes de
morir" ("Propos de table", nro. 1472, ed. Weimar 2, 107- conf.
op cit. pag. 235).
Leído esto no nos sorprende que
Lutero piense -como lo señala Funck-Brentano-
que "ciertamente Dios es grande y poderoso, bueno y misericordioso (...)
pero es estúpido- *Deus est stultissimus* " ("Propos de table",
nro. 963, ed. de Weimar, I, 487) “Es un tirano. Moisés actuaba movido por su voluntad,
como su lugarteniente, como un verdugo que nadie superó, ni nadie igualó en
asustar, aterrorizar y martirizar al pobre mundo." (op.cit. pa. 230)
Eso está en estricta coherencia
con esta otra blasfemia, que hace de Dios el verdadero responsable por la
traición de Judas y por la rebelión
de Adán: "Lutero -comenta Funck-Brentano-
llega a declarar que Judas, al
traicionar a Cristo, actuó bajo la imperiosa decisión del Todopoderoso. Su
voluntad, (la de Judas) estaba
dirigida por Dios. Dios lo movía con Su omnipotencia. El propio Adán, en el Paraíso terrenal, fue
constreñido a actuar como actuó. Estaba colocado por Dios en una situación tal
que le era imposible no caer." (op. cit. p. 246).
Coherente todavía en esta
abominable secuencia, es un panfleto de Lutero
titulado "Contra el pontificado romano fundado por el diablo", de
Marzo de 1545, en el que llamaba al Papa, no *Santísimo*, según es costumbre,
sino *infernalísimo*, y agregaba que el Papado se mostró siempre sediento de
sangre (conf. op. cit. pags. 337/338)
No espanta que, movido por tales
ideas, Lutero escribiese a Melanchton (N: otro de los
*reformadores* protestantes), a propósito de las sangrientas persecuciones de Enrique VIII contra los católicos de
Inglaterra: "Es lícito encolerizarse cuando se sabe qué especie de
traidores, ladrones y asesinos son los papas, sus cardenales y legados.
Pluguiese a Dios que varios reyes de Inglaterra se empeñasen en acabar con
ellos." (op. cit. pag. 254)
Por eso mismo exclamó también:
"Basta de palabras: ¡el hierro! ¡el fuego!" Y agrega:
"Castigamos a los ladrones con la espada, ¿por qué no hemos de agarrar al
papa, cardenales y toda la caterva de la Sodoma romana y lavarnos la manos con
su sangre?". (op. cit. pag. 104)
Ese odio de Lutero lo acompañó hasta el fin de la vida. Afirma Funck-Brentano:
"Su último sermón público en Wittenberg es del 17 de Enero de 1546; el
último grito de maldición contra el papa,
el sacrificio de la misa, el culto a la Virgen" (op. cit. pag. 340)
No espanta que grandes
perseguidores de la Iglesia hayan festejado la memoria de él. Así "Hitler mandó proclamar fiesta nacional
en Alemania la fecha conmemorativa del 31 de Octubre de 1517, cuando el fraile
agustino rebelde fijó en las puertas de la iglesia del castillo de Wittenberg
as famosas 95 proposiciones contra la supremacía y las doctrinas
pontificias." (op. cit. pag. 272)
Y, a despecho de todo el ateísmo
oficial del régimen comunista, el Dr. Erich
Honnecker, presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Defensa de la
República Democrática Alemana (N: Alemania oriental comunista) aceptó la
jefatura del comité que, en plena Alemania roja, organizó las aparatosas
conmemoraciones de Lutero este año
(N: o sea 1983) (conf. "German Comments", de Osnabruck, Alemania
Occidental, Abril de 1983).
Que el fraile apóstata haya
despertado tales sentimiento en un líder nazi, así como más recientemente en un
líder comunista, es lo más natural.
Nada más desconcertante y hasta
vertiginoso que lo ocurrido en la recentísima conmemoración del quinto siglo
aniversario del nacimiento de Lutero
en un escuálido templo protestante de Roma, el 11 el corriente (N: Diciembre de
1983)
De ese acto festivo, de amor y
admiración a la memoria del heresiarca, participó el prelado que el Cónclave de
1978 eligió Papa. ¡Y al cual cabría, por lo tanto, la misión de defender,
contra heresiarca y herejes, los santos nombres de Dios, de Jesucristo, la
Santa Misa, la Sagrada Eucaristía y el Papado!
"Vertiginoso, espantoso"
-gimió por esa causa- mi corazón de católico. Que, sin embargo, con eso redobló
su fe y veneración por el Papado.
En el próximo artículo me resta
citar "La Iglesia, la Reforma y la Civilización" del gran Padre Leonel Franca."
Plinio Correa de Oliveira.
* * *
Creo que este artículo que
recuerda algunos de los muchos dichos y hechos de Lutero como enemigo feroz de la Santa Iglesia, es suficiente como
para causar la mayor perplejidad ante las frases citadas más arriba del
discurso de Benedicto XVI
pronunciado en su visita al convento de Erfurt, hace pocos días. Sin embargo,
como escribió el Dr. Correa de Oliveira
en 1983, termino ratificando mi fe y mi veneración por el Papado y dejo el
misterio de este acontecimiento en manos de Dios, sin intentar resolverlo ni
ocultar su existencia.
Muchos lectores quedarán
asombrados de que haya publicado esto. Pero mas deberían asombrarse si yo
dijera que no veo en este hecho ningún misterio y que Lutero ha quedado reivindicado ante mis ojos, cosa imposible porque
tan sólo con una cultura apenas general como la mía, no puedo dejar de saber
muchas cosas horribles dichas y hechas por ese agustino apóstata y hereje, y
sabiéndolas o debiéndolas saber, eso sería de una repudiable frivolidad de mi
parte y demostraría muy poco amor a la Santa Iglesia, a la Cátedra de Pedro y a
la Santa Fe Católica que son, sin embargo, el alma de mi alma.
Cosme Beccar Varela
e-mail: correo@labotellaalmar.com
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