Por Emilio Nazar Kasbo
El principio del corporativismo nacional católico tiene como célula a la familia. Pero no definida por su núcleo como “familia nuclear”, sino por su integridad como “gran familia”, que abarca toda la descendencia de un tronco común.
REUNIR A LA GRAN FAMILIA
Es la familia además de todo aquello que define el Código de Derecho Canónico, una unidad económica básica. Pero ha sido tan cambiada la concepción de la familia contrariando su propia naturaleza, que esto no se llega a comprender en su real dimensión.
El grado de desnaturalización familiar lleva incluso a convertir a sus integrantes en desconocedores de sus orígenes, de sus raíces, no solamente familiares sino de la Patria que han recibido y que deben transmitir a futuras generaciones.
Uno de los grandes daños que se ha provocado a la familia es el desastre económico que produce stress, intranquilidad e incluso rupturas personales en muchos matrimonios, de modo directo o indirecto.
Por eso, nos centraremos ahora exclusivamente en el aspecto económico de la cuestión, para comprobar lo que hemos dicho: que la familia es la célula básica de la sociedad, incluso en el aspecto económico.
Podemos preguntarnos: ¿Qué puede hacer una familia en el sentido tradicional, una “Gran Familia”, cuando hay una crisis económica prolongada?
DIEZ PASOS INICIALES
Responderemos de modo concreto y efectuando una clara propuesta, que es exclusiva para familias católicas o que se acercan al Catolicismo:
1- Iniciaremos por el primer centro de atención, que es la familia católica. Toda familia católica tiene necesidades económicas que debe satisfacer, y entre ellas hay tres que son básicas y que implican ir al mercado para satisfacerlas: comida, ropa, artículos de limpieza de la casa y útiles escolares.
2- El principio de organización económica parte de una autoridad familiar, en el marco de la Gran Familia, que unifique todas las necesidades de los familiares que viven en las cercanías, ya sea el bisabuelo, el abuelo, el padre de familia o el hermano mayor. Para ello debe organizarse una reunión familiar que permita plantear las necesidades económicas que tiene cada “familia nuclear” integrante de la Gran Familia.
3- Se debe confeccionar una lista de la cantidad de productos que utilizan mensualmente, considerar los ingresos mensuales de la Gran Familia en su totalidad, y además considerar quién de todos es el que mejores dotes de administrador posee.
4- El segundo centro de atención es la Parroquia. Toda familia católica por lógica concurre a Misa en su Parroquia, o está vinculada de algún modo a una Parroquia. Debiera contactarse el encargado de la familia con el Párroco, y plantearle la cuestión, para ordenar y conocer las necesidades de otras familias católicas, trabajando del mismo modo. Claro que todo depende del Párroco (quien tal vez deba consultar incluso con el Obispo acerca de esta cuestión).
5- La tarea en la Parroquia sería trabajar con otras familias católicas para determinar en conjunto cuáles son las necesidades económicas mensuales de varias familias (mientras más sean, mejor). La unificación de sus necesidades, permitirá hallar una solución común a todos, y siempre en respeto del trabajo personal y de la propiedad privada.
6- El tercer centro de atención es el almacén. La Parroquia es un lugar espiritual donde asisten familias que tienen necesidades materiales, pero no es para convertirla en un comercio ni algo parecido, ni debe intentarlo siquiera. El sacerdote puede orientar, aconsejar e incluso bendecir la acción, ya que se trata de una asociación entre sus propios feligreses, pero no es de su competencia intervenir en una cuestión que es comercial. Pero el paso siguiente es la adquisición de los bienes, su depósito y distribución.
7- La concurrencia a supermercados que pertenecen a capitales extranjeros tampoco es una buena opción, ya que sus precios son fijos y sus ganancias no quedan en el país. En el ámbito de la Parroquia deben existir almacenes o supermercados pertenecientes a vecinos, que han de tener sus depósitos y sus listas de proveedores para comprar al por mayor. Dado que exige mucho esfuerzo localizar una lista de proveedores, organizar un depósito y luego fraccionar los bienes adquiridos por cada cual, implicando además un esfuerzo económico adicional, lo más práctico es contactarse con un almacenero o propietario de un supermercado local que no pertenezca a una cadena, para canalizar por su vía las compras, ayudándolo además en la selección de productos.
8- Las compras comunitarias de ese modo reúnen a grupos de varias “Familias Grandes”. A su vez, el almacenero podrá conseguir precios mejores y competir con las grandes cadenas de supermercados e hipermercados que han fundido la economía nacional. Los feligreses a su vez lograrán beneficios en sus adquisiciones al por mayor, y otras familias podrán acercarse por el costo bajo de la mercadería que necesitan.
9- Reunirse para adquirir productos al por mayor no es nada difícil, y de ese modo se logra bajar los costos en más de un 30 %, con respecto a los precios que se ven en las góndolas de los grandes supermercados. Respecto de la carne, se debiera adquirir directamente ante un frigorífico, canalizándola por el carnicero del barrio, como es lógico, pudiendo adquirir la res completa fraccionada. O por ejemplo el azúcar y harina, se pueden adquirir por bolsas del modo en que son vendidas a panaderías y comercios del gremio (en el caso de la harina, por ejemplo, una bolsa de 50 kilos la que luego es fraccionada). En el caso de las verduras, se da también el mismo ejemplo: fortalecer la verdulería de la Parroquia para que pueda adquirir más cantidad y conseguir mejores precios. Los gremios son de mucha importancia en todo esto que se sugiere. Reuniendo a los comercios de una que participen con las Parroquias en un emprendimiento semejante, se organizarán los correspondientes gremios y asociaciones empresarias, que permitirá aumentar aun más la escala económica, y además planificarla tal como se hacía en ¿“oscura”? Edad Media.
10- En algunas oportunidades habrá que ayudar a los comerciantes a regularizar su situación ante los impuestos, o en su organización, en su contabilidad y en su gestión del negocio. Esto es un principio de organización, pero luego se constituyen en parte de un grupo que se organiza y puede llevar adelante acciones concretas para ayudar a la sociedad, sobre todo en estos momentos de colapso espiritual, moral, humano e incluso económico.
Todo esto que hemos enunciado es la base económica para la organización corporativista de la sociedad.
¿Habrá quien pueda implementar esto en la práctica? ¿Será aceptada socialmente la propuesta?