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miércoles, 21 de marzo de 2012

DE HÉROES Y DE TUMBAS




Por José Luis Milia


Triste destino éste, el de las Provincias Unidas del Sur. Hoy en ellas todo se reduce a eliminar u obligar a olvidar aquellas cosas que nos dieron una identidad, esa suma de lealtades, sacrificios y dolores que al igual que un martillo y un cincel van modelando  el carácter de una Nación. Los ejemplos de esta malevolencia sobran, más aún, pareciera que se tratara de una competencia para ver quien derriba más banderas, para ver quién de ellos se lleva la cucarda que le permita avizorar un día solo las ruinas de esta Nación.

Días atrás, un concejal de salta elevó, acompañado por sus “pares”, un proyecto para obligar al Ejército Argentino a destruir el monumento a los Bravos de Manchalá, ¿Por qué este rapto de iconoclastia?, ¿Por qué querer olvidar un combate donde se jugaba nuestro destino como Nación? En el autor del proyecto era una cuestión de ideología- ¿Cómo aceptar que el Ejército Argentino cumpliendo el mandato de un gobierno Constitucional había combatido, y vencido, a una guerrilla apátrida- y en los que lo acompañaban solo ignorancia.

Tiene la ciudad de Salta cientos de problemas irresueltos, pero un concejal entiende que esos problemas son menos importantes que destruir un monumento y que como consecuencia de esto es mejor relegar al olvido a once salteños que combatieron a pura bravura.

No nos confundamos no es- el concejal de marras- un irresponsable, es alguien que ha entendido muy bien la lección, que si la presidente de la República puede desairar al Regimiento de Granaderos a Caballo en el Bicentenario de su creación, por que razón no puede él, so pretexto de ideologías encontradas, humillar a once salteños que combatieron bajo la Bandera Nacional.

Ejemplos como estos, el de la presidente y el del concejal, se suceden todos los días. Hay que- para la salud de un modelo político, cuya política manifiesta es el odio y la desunión- tirar abajo cuantos héroes sean posibles, más si llevan uniforme, Sean estos los generales San Martín y Belgrano, sean estos los once humildes colimbas de Salta.

Y mientras esta caza sigue, vemos que día a día se acumulan muertos. Muertos que no llegan a mojar con su sangre o los deudos con sus lágrimas las alfombras de la señora. Desde los solitarios y cotidianos muertos por la inseguridad, hasta los chicos marginales, que marginados del modelo, terminan su vida desnutridos antes de los dos años. Desde los apagados por el subsidiado libertinaje de la droga hasta aquellos que la desidia, el robo y la irresponsabilidad terminó con su vida en la masacre de Once.

 Apasionados del odio- sean concejales, legisladores o la propia presidente- no saben que hubo demasiada enjundia y que por ello hay demasiada herencia de quienes, llamados por el deber, combatieron por estas Provincias Unidas del Sur, desde la Reconquista a Maipú, desde Río Bamba a Ituzaingó, desde Obligado a Manchalá desde Curupaytí a La Tablada, desde El Juncal a Monte Longdon o el estrecho de San Carlos como para que a su resentida tarea la corone el éxito. Preocupados por derribar héroes solo siguen abriendo- sepultureros vocacionales en su ineptitud perversa- nuevas tumbas en la República.

JOSE LUIS MILIA

Josemilia_686@hotmail.com

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