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miércoles, 13 de junio de 2012

EL SILENCIO DE LAS CACEROLAS




Por Carlos Belgrano

Amigos:

Oscar Wilde, fue un consumado invertido, pero no por ello debemos de desdeñar su impecable pluma.

A él debemos atribuirle la célebre frase: "La mejor forma de vencer a la tentación es cediendo".

Y sobre este acápite, es mi propósito formatear esta entrega.

Para poner a la elevada consideración del Lector, este anagrama sobre los espasmos de esta Sociedad de quejosos, pero con las señales propias y características de los ¿interruptos?

Y es ésa y no otra la arquitectura de nuestro dilema social.

¿Por qué nos unimos precipitadamente para repudiar a estos cleptócratas y nos desperfilamos tan velozmente como nos juntamos?

Muchas pueden ser las respuestas sociológicas, que pueden responder a este enigma.

Arriesgaré la mía.

Se debe a la ausencia de un Líder, un conductor, que guíe a estos enormes bolsones de protestantes, que pese a la falta de conducción, utilizaron a las redes sociales, para llevar a cabo una Gesta, que ninguno de estos políticos de albañal, fueron capaces de convocar.

Estos eunucos, radicales, macristas, aristas, peronistas apóstatas y demás gente de muy dudosa moralidad, carecieron incluso de las agallas para sumar sus arengas en las multitudes.

Porque nunca aprendieron a conectarse con el Pueblo en la llanura callejera.

Solo son aptos para los actos de campaña, que no fueron, son y serán sino una suerte de refritos vulgares y reiterados en la verba y en la gestualidad.

Ni siquiera tienen el mínimo ingenio, para captar este desasosiego popular, para incorporarlos a sus filas.

Lo que a las claras, nos exhibe, la orfandad de referentes que puedan metabolizar esta inconexa forma de expresar la furia de cientos de miles de nuestros Compatriotas.

Existe además un vacío, dentro del discurso de la Gente Común, que propicia esta vacancia de Caudillos.

Las consignas vertidas por quienes nos quejamos de este tumor maligno, que abreviamos con la letra K, que proyecta el reclamo hacia un horizonte de banalidades, es que no hay un atisbo del vocablo que se impone como necesario y es el de clamar al unísono "la renuncia de la Presidente".

Si insistimos con genéricos como la corrupción y la inseguridad o la imposibilidad de adquirir dólares, iremos descendiendo hacia el inexorable abstracto.

Porque estos chusmas, aleccionarán a su lumpen que nuestro reclamo, es nada más que puntual y meramente burgués.

Nos debemos a nosotros mismos, la oportunidad de consociar una sola voz: "La Destituyente".

De nada servirá que impetremos que cese la falta de seguridad, porque la corruptela policial y su asociatividad con la delincuencia dejó de ser un secreto a voces.

Tampoco lo será que la ingenuidad se apodere del imaginario social, respecto de la corrupción del gobierno, porque sería como anhelar que el infierno se congele.

Y menos aún que se allane la adquisición de divisas, porque los K, no los tienen en el BCRA, sino en un veinte por ciento a lo que declaran oficialmente.

Amigo Lector, las cosas han llegado ya demasiado lejos, como para enmendarlas, dentro de los cánones electorales, porque el fraude electrónico nos ha exhibido su destreza.

A esta gentuza K, no se la acobarda con el trepidar de utensilios de cocina.

Hay que rodearlos, encerrarlos, ponerlos bajo sitio, hasta que la atmósfera mute a irrespirable.

Vacuidades generalizadas, como esperar que la conducta de un gobernante varíe de ilícita en lícita, a estas alturas es un quimera; una especie de humorada tan ingenua como infanto juvenil.

Rompamos definitivamente

EL SILENCIO DE LAS CACEROLAS.

Atentamente Carlos Belgrano.-

laautopsiadelbicentenario@yahoo.com  

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