Por Carlos Belgrano
Amigos:
Oscar Wilde, fue un consumado invertido, pero no por ello debemos
de desdeñar su impecable pluma.
A él debemos atribuirle la
célebre frase: "La mejor forma de vencer a la tentación es cediendo".
Y sobre este acápite, es mi
propósito formatear esta entrega.
Para poner a la elevada
consideración del Lector, este anagrama sobre los espasmos de esta Sociedad de
quejosos, pero con las señales propias y características de los ¿interruptos?
Y es ésa y no otra la
arquitectura de nuestro dilema social.
¿Por qué nos unimos
precipitadamente para repudiar a estos cleptócratas y nos desperfilamos tan
velozmente como nos juntamos?
Muchas pueden ser las respuestas
sociológicas, que pueden responder a este enigma.
Arriesgaré la mía.
Se debe a la ausencia de un
Líder, un conductor, que guíe a estos enormes bolsones de protestantes, que
pese a la falta de conducción, utilizaron a las redes sociales, para llevar a
cabo una Gesta, que ninguno de estos políticos de albañal, fueron capaces de
convocar.
Estos eunucos, radicales,
macristas, aristas, peronistas apóstatas y demás gente de muy dudosa moralidad,
carecieron incluso de las agallas para sumar sus arengas en las multitudes.
Porque nunca aprendieron a
conectarse con el Pueblo en la llanura callejera.
Solo son aptos para los actos de
campaña, que no fueron, son y serán sino una suerte de refritos vulgares y
reiterados en la verba y en la gestualidad.
Ni siquiera tienen el mínimo
ingenio, para captar este desasosiego popular, para incorporarlos a sus filas.
Lo que a las claras, nos exhibe,
la orfandad de referentes que puedan metabolizar esta inconexa forma de
expresar la furia de cientos de miles de nuestros Compatriotas.
Existe además un vacío, dentro
del discurso de la Gente Común, que propicia esta vacancia de Caudillos.
Las consignas vertidas por
quienes nos quejamos de este tumor maligno, que abreviamos con la letra K, que
proyecta el reclamo hacia un horizonte de banalidades, es que no hay un atisbo
del vocablo que se impone como necesario y es el de clamar al unísono "la
renuncia de la Presidente".
Si insistimos con genéricos como
la corrupción y la inseguridad o la imposibilidad de adquirir dólares, iremos
descendiendo hacia el inexorable abstracto.
Porque estos chusmas,
aleccionarán a su lumpen que nuestro reclamo, es nada más que puntual y
meramente burgués.
Nos debemos a nosotros mismos, la
oportunidad de consociar una sola voz: "La Destituyente".
De nada servirá que impetremos
que cese la falta de seguridad, porque la corruptela policial y su
asociatividad con la delincuencia dejó de ser un secreto a voces.
Tampoco lo será que la ingenuidad
se apodere del imaginario social, respecto de la corrupción del gobierno,
porque sería como anhelar que el infierno se congele.
Y menos aún que se allane la
adquisición de divisas, porque los K, no los tienen en el BCRA, sino en un
veinte por ciento a lo que declaran oficialmente.
Amigo Lector, las cosas han llegado
ya demasiado lejos, como para enmendarlas, dentro de los cánones electorales,
porque el fraude electrónico nos ha exhibido su destreza.
A esta gentuza K, no se la
acobarda con el trepidar de utensilios de cocina.
Hay que rodearlos, encerrarlos,
ponerlos bajo sitio, hasta que la atmósfera mute a irrespirable.
Vacuidades generalizadas, como
esperar que la conducta de un gobernante varíe de ilícita en lícita, a estas
alturas es un quimera; una especie de humorada tan ingenua como infanto juvenil.
Rompamos definitivamente
EL SILENCIO DE LAS CACEROLAS.
Atentamente Carlos Belgrano.-
laautopsiadelbicentenario@yahoo.com
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