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domingo, 10 de junio de 2012

MONS. AGUER: DENUNCIÓ LEYES INICUAS QUE SE APRUEBAN, DIJO QUE EL MANDO "DIMANA DE DIOS", E INSTÓ A “OBEDECER A DIOS ANTES QUE A LOS HOMBRES”



En su reflexión semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (América TV), Mons. HÉCTOR AGUER, Arzobispo de La Plata y miembro de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, expresó su preocupación por leyes que calificó como “inicuas” indicando que ese adjetivo puede parecer duro” y que “significa, en realidad, injustas, contrarias a la equidad”.
Comenzó agradeciendo a los cientos de mails semanales de los televidentes que “manifiestan su adhesión a través del correo electrónico de Claves” y que le “impresiona” y “conmueve” que “adhieran a lo que digo y especialmente cuando identifico los problemas reales que afectan a la sociedad contemporánea, en concreto a la Argentina de hoy. Los mensajes recibidos expresan coincidencia y satisfacción por mis comentarios críticos  a las leyes que han sido aprobadas recientemente”
Fundamentando su precisión sobre las “leyes inicuas” comentó un “texto del Beato Juan XXIII, que ha sido llamado “el Papa Bueno”, acerca de lo que pasa cuando un Parlamento sanciona una ley contraria al orden natural”.
Recordó que  “en la EncíclicaPacem in Terrris”, de 1963, decía: “El derecho de mandar constituye una exigencia del orden espiritual y dimana de Dios. Por ello, si los gobernantes promulgan una ley o dictan una disposición cualquiera contraria a ese orden espiritual y, por consiguiente, opuesta a la voluntad de Dios, en tal caso ni la ley promulgada ni la disposición dictada pueden obligar en conciencia al ciudadano, ya que es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres; más aún, en semejante situación, la propia autoridad se desmorona por completo y se origina una iniquidad espantosa”.
El prelado platense manifestó que cuando una ley “se aparta de la recta razón, es una ley injusta, y así no tiene carácter de ley, sino más bien de violencia y comentó que a esto se refiere cuando habla “de leyes inicuas; son aquellas que van contra el orden natural, obra del Creador  y, en definitiva, contra la voluntad de Dios”.
“Juan XXIII dice que esa ley es como si no existiera. En el acto de promulgarla la autoridad deja de ser autoridad. El legislador no tiene autoridad para hacer eso y entonces lo que se origina es un acto de violencia, una iniquidad espantosa”, aseveró.
Además precisó que  “tal es la situación creada en la Argentina con algunas leyes que se han venido dictando en los últimos años, y aun recientemente, y con las que por desgracia se sancionarán si prosperan algunos proyectos”.
También dijo que “llama mucho la atención que ciertas leyes sean obtenidas casi por unanimidad.  Estoy pensando en una declaración del Papa Benedicto XVI, una exhortación a los políticos y legisladores católicos en que les recordaba que hay “valores no negociables”.
Mons. Héctor Aguer comentó que entre esos “valores no negociables” el Papa señala “la defensa del derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural, la familia fundada en el matrimonio entendido como unión estable de un varón y una mujer, la libertad de los padres respecto de la educación de sus hijos y la promoción del bien común en todas sus formas”.
La unanimidad que a veces se logra en la sanción de leyes inicuas da a entender que no hay políticos católicos en la Argentina o bien que los hay  pero no se muestran coherentemente como tales, no piensan ni actúan como católicos en su desempeño público”, culminó.

Adjuntamos el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:
“Amigos televidentes, hoy quiero comenzar diciéndoles muchas gracias a los cientos y cientos de ustedes que, cada semana, me manifiestan su adhesión a través del correo electrónico de Claves”.
 “Sobre todo me impresiona, y me conmueve, que adhieran a lo que digo y especialmente cuando identifico los problemas reales que afectan a la sociedad contemporánea, en concreto a la Argentina de hoy. Los mensajes recibidos expresan coincidencia y satisfacción por mis comentarios críticos  a las leyes que han sido aprobadas recientemente. Las he calificado con un adjetivo un poco fuerte: he dicho que algunas de ellas son leyes inicuas. Si algún medio de prensa recoge el comentario, suele titular: duros conceptos de Aguer. El adjetivo inicuas  puede, en efecto, parecer duro; significa, en realidad, injustas, contrarias a la equidad.  A propósito, quiero leerles hoy un texto del Beato Juan XXIII, que ha sido llamado “el Papa Bueno”, acerca de lo que pasa cuando un Parlamento sanciona una ley contraria al orden natural”.
 “Vean ustedes cómo se expresaba el Papa Juan XXIII en la Encíclica “Pacem in Terrris”, de 1963. Decía: “El derecho de mandar constituye una exigencia del orden espiritual y dimana de Dios. Por ello, si los gobernantes promulgan una ley o dictan una disposición cualquiera contraria a ese orden espiritual y, por consiguiente, opuesta a la voluntad de Dios, en tal caso ni la ley promulgada ni la disposición dictada pueden obligar en conciencia al ciudadano, ya que es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres; más aún, en semejante situación, la propia autoridad se desmorona por completo y se origina una iniquidad espantosa”.
 “Además cita inmediatamente un texto de Santo Tomás de Aquino y concluye diciendo: “en cuanto se aparta de la recta razón, es una ley injusta, y así no tiene carácter de ley, sino más bien de violencia”.
 “A esto me refiero yo cuando hablo de leyes inicuas; son aquellas que van contra el orden natural, obra del Creador  y, en definitiva, contra la voluntad de Dios”.
“Juan XXIII dice que esa ley es como si no existiera. En el acto de promulgarla la autoridad deja de ser autoridad. El legislador no tiene autoridad para hacer eso y entonces lo que se origina es un acto de violencia, una iniquidad espantosa”.
 “Tal es la situación creada en la Argentina con algunas leyes que se han venido dictando en los últimos años, y aun recientemente, y con las que por desgracia se sancionarán si prosperan algunos proyectos”.
“Llama mucho la atención que ciertas leyes sean obtenidas casi por unanimidad.  Estoy pensando en una declaración del Papa Benedicto XVI, una exhortación a los políticos y legisladores católicos en que les recordaba que hay “valores no negociables”. Entre ellos citaba la defensa del derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural, la familia fundada en el matrimonio entendido como unión estable de un varón y una mujer, la libertad de los padres respecto de la educación de sus hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. La unanimidad que a veces se logra en la sanción de leyes inicuas da a entender que no hay políticos católicos en la Argentina o bien que los hay  pero no se muestran coherentemente como tales, no piensan ni actúan como católicos en su desempeño público”.
 “No se trata, entonces, de que las calificaciones sean duras o blandas. Se trata de llamar a las cosas por su nombre, de decir la verdad. Creo que ustedes aprecian que se hable con claridad. Después de todo, ése es el lenguaje del Evangelio; como dice Jesús debemos hablar: sí es sí, y no es no”.

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