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sábado, 10 de noviembre de 2012

¿QUIÉN ESTABA CONTRA EL GOLPE DE ESTADO DEL 24 DE MARZO DE 1976?




Por Emilio Nazar Kasbo

Muchos olvidan la historia. Personalmente no la he vivido, porque en esos tiempos era sólo un infante. Sin embargo, quedan muchos rastros en los diarios de la época, y en los libros que no reproducen la “versión oficialista” actual.
Los grupos subversivos que actuaban en el país, verdaderos regimientos infiltrados en la sociedad que trabajaban ocultos en la clandestinidad, con una composición y jerarquía militar, comenzaron a producir actos de terrorismo primero con la excusa del retorno del General Juan Domingo Perón a la Argentina.
Tras el regreso de Perón, o mejor dicho el mismo día de su regreso, los tiros y los actos terroristas se continuaron. Cámpora dejó en libertad a todos los terroristas presos, que continuaron haciendo lo que sabían hacer: actos de terrorismo.
Después Perón volvió a presentarse en las elecciones, y volvió a ganar por tercera vez… y los actos terroristas no cesaban. Los mismos Montoneros, que se decían peronistas, desarrollaban su accionar contra el gobierno de Perón, y él mismo los trató de “estúpidos imberbes”.
Los Montoneros querían instaurar un gobierno comunista, al igual que el resto de los grupos armados que operaban en el país. Para ello, pretendían asustar a la población, amedrentar a todos los personajes públicos del país, producir un vacío de poder y asumir el Gobierno. En particular, esperaban asumir ellos tras producir el vacío, o que asumieran los militares tras un golpe de Estado para luego derrocarlos y asumir el gobierno.
Sin embargo, el “vacío de poder” no existe. Los militares asumieron el 24 de marzo de 1976, en un hecho anunciado y hasta pedido por Héctor Timerman desde el periódico que él mismo dirigía, así como por los diarios de la época. El dirigente radical Ricardo Balbín había reconocido que ya no se podía hacer nada. Todos esperaban el golpe militar.
La ciudadanía esperaba que el nuevo gobierno militar pusiera orden, y que ya no hubiese más actos de terrorismo por parte de los ejércitos subversivos. Pero a su vez, el golpe de Estado fue aplaudido por los mismos subversivos, ya que se presentaba como la real excusa para sus actos, contra un gobierno “de facto”, como si ellos no hubiesen producido actos de terrorismo con anterioridad, durante gobiernos “democráticos”.
¿Quién estuvo en contra del golpe militar del 24 de marzo de 1976 en Argentina? Los militares estuvieron de acuerdo, al punto que ellos asumieron el gobierno. La ciudadanía aguardaba orden y que ya no se produjesen más muertes y explosiones por actos terroristas. Los subversivos tenían la excusa para justificar su accionar, y para tratar de derrocar al nuevo régimen para implantar un gobierno comunista. ¿Quién estuvo entonces, contra el golpe militar? Todos hallaban un beneficio en él.
Recientemente, el Coronel Rodolfo Aníbal Campos declaró en el juicio del “Circuito Camps” que "De los muertos yo me hago cargo. A partir del 14 de diciembre de 1977 me hice cargo de la policía y estoy orgulloso porque paró la subversión en la provincia de Buenos Aires", y agregó: "Torturamos y asesinamos para sacar información, en cualquier guerra pasa eso. Entregamos una nación ordenada en 1983”.
Es cierto que en toda guerra hay excesos. Sin embargo, no son justificables. Pueden tener sus atenuantes, pero ellos deben ser analizados a la luz del Catecismo de la Iglesia Católica.
Por otra parte, no es cierto que los militares hayan entregado “una nación ordenada en 1983”. Lo que dejaron fue un país sin actos de terrorismo, que es otra cosa.
Cuando los militares se fueron, dejaron una enorme deuda externa, que es atribuible a José Alfredo Martínez de Hoz, quien consideraba que el límite del endeudamiento es la posibilidad de abonar los intereses de una deuda, criterio que deja a cualquier Nación o Empresa funcionando con vida vegetativa y sin posibilidad de crecimiento genuino. Dejaron un país con seguridad, pero también con miedo. Dejaron una generación educada en la escuela pero con debilidades culturales y espirituales. Dejaron un país que ocultó a los héroes de Malvinas, y que los militares mismos comenzaron a desmalvinizar a pesar de haber recuperado las Islas. Dejaron un país con una incipiente pornografía que acabaría en el destape de Alfonsín, en la ley de divorcio para disolver las familias, en la posterior apertura a las drogas con impunidad del narcotráfico en la sociedad, a la imposición abortista, al impulso de la eutanasia, y la imposición homosexual. Dejaron librado el país a la impunidad de politiqueros cuya arma siempre fue la mentira para llegar al poder. Dejaron el país a merced de gobiernos que destrozaron las Fuerzas Armadas, los Sindicatos y dañaron y dañan a la misma Iglesia. Dejaron el país merced de los grupos económicos de poder mundial, mientras la sombra del hambre y la miseria se expande por todo el país. Dejaron el país en manos de la ultraizquierda y del liberalismo más crudo, en una extraña síntesis predicada por la Escuela de Frankfurt.
Lo mejor del Proceso Militar no fue el golpe de Estado. Lo mejor fue el 2 de abril de 1982. Lamentablemente, hoy pocos conservan su verdadero espíritu: católico y patriótico a la vez.
Sí, los militares dejaron al país desarmado. Subsistimos hoy, sólo por Milagro y Gracia de Dios.

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