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lunes, 3 de diciembre de 2012

LA TENDENCIA PIQUETERA REVOLUCIONARIA ADHIRIÓ A LA PROTESTA DE GENDARMERÍA Y PIDIÓ LA REINCORPORACIÓN DEL CAPELLÁN


A continuación se transcribe un fragmento de la agrupación de ultraizquierda "Tendencia Piquetera Revolucionaria", extraído de la web (http://tpr-internet.blogspot.com.ar/2012/12/la-tpr-adhiere-al-acto-en-plaza-de-mayo.html):


LA TPR ADHIERE AL ACTO EN PLAZA DE MAYO CONTRA LA BAJA DE RAÚL MAZA

El gobierno  de Cristina no es “de izquierda”, es un gobierno que persigue a los que defienden su derecho a protestar y reclaman un sueldo mínimo de $7000. Desde la Tendencia Piquetera Revolucionaria (TPR), a todos los uniformados les decimos: la salida es por izquierda, nunca por derecha.

“LA TENDENCIA PIQUETERA REVOLUCIONARIA ADHIERE AL ACTO EN PLAZA DE MAYO CONTRA LA BAJA DE RAÚL MAZA, PLANTEA LA ANULACIÓN DE TODAS LAS SANCIONES IMPUESTAS POR EL KIRCHNERISMO Y DENUNCIA LA COMPLICIDAD DE LA DERECHA Y EL FAP CONTRA EL JUSTO RECLAMO DE TODOS LOS GENDARMES, PREFECTOS Y CAPELLANES QUE PARTICIPARON DE LA PROTESTA SALARIAL”

Desde la TPR planteamos poner en pie una reunión abierta de todos los uniformados que sufrieron represalias junto a los partidos de izquierda, los sindicatos y todas las organizaciones populares que quieran dar su apoyo para defender los derechos democráticos de la tropa y exigir:

1.       Reincorporación inmediata de Raúl Maza y del capellán Gerónimo Fernández Rizzo. Basta de persecución contra los 40 gendarmes que fueron pasados a disponibilidad por adherir a la protesta salarial
2.       Salario mínimo de $7000 para todos los uniformados. El sueldo igual a la canasta básica familiar es un derecho de todos
3.       Sindicalización con derecho a huelga indefinida sin restricciones y sin miedo a sufrir  persecución o sanciones. La única forma de conquistar los reclamos es tener un verdadero sindicato junto al movimiento obrero y con pleno derecho a huelga. No queremos una nueva burocracia sindical que negocie con la cúpula, queremos que la tropa pueda organizarse y protestar contra las arbitrariedades de la cúpula.
4.       Repudiamos la persecución de los oficiales identificando a quienes protestaron a partir de las filmaciones. Defendemos el derecho democrático de los uniformados a quebrar la cadena de mando para protestar y negarse a reprimir o espiar a las organizaciones populares
5.       Basta de humillaciones y condiciones de absoluta precariedad. Basta de prestar servicios sin agua, sin baños químicos y sin luz 
6.       Libre derecho a la agitación y organización política de los uniformados. Proponemos largar una campaña pública de los uniformados afectados, la izquierda y los sindicatos de cara a todas las fuerzas exigiendo el derecho democrático a la libre deliberación en asamblea para discutir estos 6 puntos al interior de todos los cuarteles, cárceles y comisarías del país


Luego de más de una semana de protesta en octubre contra el recorte salarial y por un salario mínimo de $7000 para todos, la histórica revuelta contra la cúpula militar terminó con un acuerdo precario: en noviembre no se iba a aplicar ningún ajuste y se iba a dejar de lado el decreto 1307 para reestructurar la escala salarial.

El kirchnerismo, de esta forma, apareció formalmente como dando un paso atrás con la denuncia de que la protesta era “destituyente” y terminó aceptando la renuncia del hermano de Nilda Garré y removiendo a los titulares de Gendarmería y Prefectura. De hecho, incluso hicieron la maniobra de plantear que el problema no era el decreto sino “cómo se aplicó”. Con lo cual se reconoció la injusticia del ajuste y la fuerte desigualdad interna donde un cabo cobra $4500 y la cúpula más de $50.000 – desproporción de 1 a 10 que incluso es mayor si se tiene en cuenta el curro de los suplementos y compensaciones.

Sin embargo, como denunciamos en su momento desde la TPR, el acuerdo no era una solución (ni siquiera precaria) porque encubría una ofensiva fortísima del kirchnerismo contra todos los gendarmes, prefectos y capellanes que participaron de la protesta salarial. El acuerdo no era “ganar tiempo” sino bajar la guardia por confiar en un kirchnerismo y una oposición patronal que en ningún momento quiso dar respuesta al reclamo – como se vio en la conferencia de prensa de Abal Medina y Lorenzino y en la hipócrita declaración política de todas las fuerzas parlamentarias “en defensa de la democracia” (o sea, la reivindicación formal de la democracia en todo el país menos al interior del aparato represivo donde según estos falsos demócratas debería haber una dictadura permanente).

Por todo esto, nuestra opinión como TPR era que no había que aceptar el acuerdo y que, por el contrario, había que transformar la protesta en una huelga indefinida peleando por el reconocimiento sindical y uniendo la protesta de los uniformados con la lucha de los trabajadores contra el ajuste. Ese fue el camino que no se quiso seguir para “no meternos en política”, “dejarle en claro a Cristina que no estamos en contra de ella” y no denunciar las provocaciones de la oposición derechista como Macri que dijo “váyanse a sus casas”, es decir, ese fue el camino tomado por no querer ligarse a la izquierda y el movimiento obrero. Hoy, la realidad es que la protesta de los uniformados está en franco retroceso porque el kirchnerismo está metiendo miedo para reforzar a la nueva cúpula militar y ni la derecha ni el FAP dijeron una sola palabra en su contra. La razón se encuentra en que todos los partidos capitalistas se escudan en "la defensa de la democracia" para oponerse a una sindicalización de los represores que eventualmente pueda llegar a cuestionar la verticalidad y la cadena de mando al interior del propio aparato represivo del Estado. Por lo tanto, para estos supuestos "demócratas" los represores deben estar privados de cualquier derecho político y sufrir una dictadura permanente dentro de los cuarteles, comisarías y cárceles. En esta contradicción evidente se basa la posición hipócrita de la derecha, el kirchnerismo, el FAP y la propia burocracia sindical que "apoyan el reclamo"... pero no la protesta. Por el contrario, sólo la izquierda que pelea por el desmantelamiento del aparato represivo, somos los que defendemos consecuentemente el reclamo salarial y el derecho a protestar por él.

Para que la protesta por el sueldo de $7000 continúe, por lo tanto, no sólo se trata de qué medida concreta tomar sino, sobre todo, de cuál es su perspectiva política. Para los militantes de la TPR la salida es por izquierda y por eso llamamos a todos los uniformados afectados a largar una campaña pública en común con los sindicatos para reagrupar y extender la organización de cara a todas las fuerzas.

LA RESPUESTA DEL KIRCHNERISMO A LA PROTESTA DE GENDARMERÍA Y PREFECTURA POR UN SUELDO MÍNIMO DE $7000: MÁS REPRESIÓN Y MÁS PRIVILEGIOS PARA LOS QUE MÁS COBRAN

Dos meses después, por lo tanto, la política del kirchnerismo quedó desnuda en toda su hipocresía: sólo quedó en pie la represión y la defensa de los privilegios.

Entre estas medidas de persecución política se encuentran, también, la expulsión del capellán (cura militar) que realizó una misa en apoyo a la protesta, y los planes de llamadas para prestar servicios en condiciones de absoluta precariedad (sin agua, sin baños químicos y en algunos casos hasta sin luz) En oposición a estas arbitrariedades contra la tropa, desde la Tendencia Piquetera Revolucionaria (TPR) denunciamos estas medidas del gobierno de Cristina como sanciones reaccionarias cuyo único fin es reforzar a la cúpula y al aparato represivo. 

La responsabilidad del kirchnerismo en esta auténtica persecución política es innegable. "Esto tiene que ver con haberme expuesto en los medios, con haber reclamado un sueldo digno y en blanco, por haber dicho lo que muchos pensaban y no se animaban a decir", relató a LA NACION el propio Raúl Maza pocas horas después de haber perdido el rango. "No estoy arrepentido de nada. El que tiene que arrepentirse es Zach, que no hace más que bajarse los pantalones ante Garré. Evidentemente fue ella la que le pidió que me echara", lanzó Maza (La Nación, 01/12). Nosotros como TPR compartimos esta denuncia de Maza y le agregamos que ningún partido político de Argentina, a excepción de la izquierda que se referencia en el FIT, repudió las sanciones, aprietes y pases a disponibilidad que metió el gobierno de Cristina contra una gran cantidad de uniformados que participaron de la protesta. El movimiento de gendarmes y prefectos tiene que señalar entre a sus enemigos, por lo tanto, no sólo al kirchnerismo sino también a la derecha, el FAP y toda la oposición patronal.

Por otra parte, La Nación hace una descripción demoledora de cuál fue la “solución equitativa de los salarios” por parte del kirchnerismo: “La administración de Cristina Kirchner liquidó los sueldos de octubre de la Gendarmería Nacional y la Prefectura Naval con fuertes aumentos, de más de 10.000 pesos, para altos jefes de las fuerzas, pero con subas muy exiguas para suboficiales, con lo cual reapareció el malestar entre los uniformados de las categorías más bajas.(…) Pero las únicas mejoras fueron para los oficiales de alto rango, con haberes judicializados. Según un informe al que pudo acceder LA NACION, un oficial superior con 38 años de servicio pasó de cobrar 26.000 pesos de bolsillo en agosto a 37.000 en octubre: 42% más. (…) La cara opuesta fue un suboficial subalterno, de 12 años de antigüedad, que pasó de 4500 a 4600 pesos de sueldo neto. La suba fue del 2,2 por ciento. Un marinero de 3 años de actividad percibía 3300 pesos en agosto y cobró 3500 el mes último de bolillo. Una mejora del 6%. (…) Un oficial jefe de 32 años de actividad ganaba 20.000 pesos en agosto y 29.000 en octubre: un 45% de aumento. Los suboficiales más beneficiados fueron también los de alto rango, judicializados. Un suboficial superior de 38 años cobró 17.000 antes y 21.000 ahora, 23,5% más. (…) Sin embargo, los mayores aumentos fueron hacia los haberes judicializados. Un suboficial de la Prefectura aseguró a LA NACION que "sólo algunos suboficiales obtuvieron subas de 1000 o 1500 pesos; otros no tuvieron aumentos". (…) El suboficial Raúl Maza, vocero de los rebeldes de Gendarmería, que fue pasado a disponibilidad, reveló que "el 60% cobró más en octubre, pero con subas de 700, 1000 o 1400 pesos". En la Gendarmería, también los altos jefes fueron beneficiados.” (La Nación, 14/11)

Por eso, el balance que saca La Nación es “En términos de redistribución del ingreso, el reparto resultó regresivo: se les aumentó más a los que más tienen y menos a los más postergados de las fuerzas. En esta decisión, pudo haber pesado el ánimo de castigar a los suboficiales por la rebelión de octubre o de enfrentar a éstos con los más altos mandos de las fuerzas, que negociaron los aumentos.” Todo este operativo político del kirchnerismo va destinado a que los uniformados saquen una misma conclusión "Hay mucho malestar. No hay tanta fuerza como la otra vez. Con todo lo que se peleó, resulta que la plata se la llevaron los altos jefes y nosotros nada” (Idem).

Como se ve, el kirchnerismo no enfrenta la protesta avanzando un programa contra la cúpula militar (el supuesto “revanchismo montonero” de Garré y Cristina) sino que, por el contrario, muy lejos del revanchismo lo que existe es un pacto entre el kirchnerismo con la cúpula militar para reforzar al aparato represivo del Estado.

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