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lunes, 3 de diciembre de 2012

SE SOLICITA LA DEROGACIÓN DE LA ORDENANZA 160/2002 Y LA REIVINDICACIÓN DE HUGO WAST



Por Emilio Nazar Kasbo

El Decreto platense 160/2002 es un error que involucra al actual Intendente de La Plata, Dr. OSCAR PABLO BRUERA (entonces Concejal), en el repudio a las obras del destacado escritor católico y argentino, Gustavo Martínez Zuviría, junto a Iván Maidana y Alejandra Sturzenegger, entre otros. El autor del correo de lectores también manifiesta que no existe “antisemitismo” alguno en las obras de Hugo Wast, solicita la derogación del Decreto y que el mismo sea reconocido públicamente como lo que es: un error.

FALSAS ACUSACIONES
Por este medio se solicita al Señor Intendente de La Plata, Dr. Oscar Pablo Bruera y a los señores Concejales, la derogación del referido Decreto 160/2002, ya que implica una horrenda contradicción. Gustavo Martínez Zuviría no fue "antisemita" ni "antijudío", sino que como católico refutaba el judaísmo, mas eso no es “antisemitismo” alguno, ya que de lo contrario todo el mundo debería ser judío para no ser “antisemita”, y suiguiendo con el mismo razonamiento, si todo el mundo fuese católico todo el mundo sería “antisemita”, lo cual es una contradicción.
Gustavo Martínez Zuviría, conocido por su seudónimo literario Hugo Wast, es el novelista argentino más leído del siglo XX, autor de 61 libros, tres de los cuales: La Casa de los Cuervos, Desierto de Piedra y Valle Negro, merecieron el Premio del Ateneo Nacional, el Gran Premio Nacional de Literatura y la Medalla de Oro de la Real Academia Española, respectivamente. Los libros del novelista católico, excelente pintor de las llanuras y montañas de la Argentina, fueron traducidos a 15 idiomas: alemán, checo, eslovaco, esloveno, francés, holandés, húngaro, italiano, inglés, noruego, portugués, polaco, ruso, vasco y japonés. Hasta la década del 70 sus obras, sólo en lengua castellana habían alcanzado las 471 ediciones, con un total de 2.520.000 ejemplares, una cifra difícilmente alcanzada por otro escritor argentino. “Nunca escribí algo que no pueda ser leído por mis hijos”, dijo en alguna oportunidad el padre de 12 vástagos.

REIVINDICAR A HUGO WAST
Gustavo Martínez Zuviría fue funcionario de los gobiernos anteriores a Perón, y Juan Domingo Perón al acceder al gobierno lo mantuvo a su vez en cargos públicos, un dato que muchos omiten. “Juana Tabor-666” es una literatura que podría llamarse profética, en que plantea inspirado en el Apocalipsis el triunfo mundial del “modernismo” condenado por San Pío X, en el marco de un argentino postulante a Papa que fracasa en el intento de su designación. Se trata de una cuestión Teológica, exenta de la autoridad de los Magistrados en su competencia y jurisdicción, además de que se trata del ejercicio de la libertad de expresión en el marco de una obra literaria. 
Los mismos nazis rechazaron la publicación de la obra porque no se centraba en la cuestión racial, y porque los protagonistas judíos no tenían un final trágico, exigiendo el cambio del final, algo que Martínez Zuviría jamás hizo ni aceptó. Estos argumentos, y muchos otros, justifican el error del Decreto 160/2002, y debe hacerse lugar a tal pedido. 
Pero además debe reivindicarse al autor, en este año 2012, a 10 años de la errónea ordenanza, y a 50 años del fallecimiento de Martínez Zuviría, declarando de interés municipal la publicación de sus Obras Completas, y en lo posible colaborando materialmente con la impresión de las mismas, compensando de algún modo el daño ocasionado a la dignidad y trayectoria de tan eminente escritor, a cuyos efectos el Ejecutivo Municipal debiera contactarse con los editores.

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