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domingo, 9 de junio de 2013

HORRIBLE CAIDA I



El pensamiento de Mons. Richard Williamson
Obispo seguidor de Mons. Marcel Lefebvre
Número CCCVIII (308) - 8 de Junio de 2013
La caída de la Fraternidad San Pío X desde lo que era bajo el Arzobispo Lefebvre entre 1970 y 1991 hasta lo que ha devenido durante los últimos, digamos, 15 años, es poco menos que horrible. En una pequeña serie de “Comenti” veamos primero por qué el horror es normal en el pobre mundo que nos rodea, ya que comprender es perdonar y todos estamos necesitados de perdón; segundo, encaremos al horror, no para llevarnos al desánimo sino por el contrario para aprestarnos para la acción debido a lo peor que casi con seguridad se viene; y tercero veamos qué podemos hacer para aprestarnos para la acción, porque abajo del Cielo de Dios, Él no puede habernos dejado sin nada que podamos hacer (pero en conexión a esto es importante no volcar en la arena la poquita agua que tenemos). Para comprender cómo el horror hoy en día puede ser tan normal, comencemos con tres refinadas mentes Católicas que calibran el desafío de nuestra época.
En su gran carta Encíclica de 1884 sobre la Francmasonería, el Papa León XIII advierte cómo sus perversos principios avanzan desde (#13) despreciando a (#14) injuriando a (#15) destruyendo a la Iglesia Católica, para luego avanzar desde (#16) la ruina de todas las religiones positivas a (#17) la ruina de toda religión natural a (#18) la ruina de las grandes verdades naturales tales como la Creación y la de Providencia Dios y la inmortalidad del alma. En el siglo XXI hemos ido, lógicamente, aún más lejos, a saber, hasta incluso la ruina de la propia noción de verdad. Las mentes han sido transformadas en una papilla, incluso las de Papas, Cardenales y Obispos.
En su gran carta Encíclica de 1907 sobre el Modernismo, el Papa San Pío X vio claramente la ruina de toda verdad y pensamiento por los modernistas. Está por indigno de los Papas gritar, pero en Pascendi, Pío X usa las expresiones más enérgicas que tenía a su disposición, para castigar la pudrición mental por la cual los modernistas pudren por completo la Fe Católica. Implícitamente él dice que el modernismo es el fin del recorrido. Su dramática advertencia obtuvo para la Iglesia un respiro de medio siglo, pero con el Vaticano II la pudrición de la Fe, pudrición que él había arrojado fuera de la Iglesia, ¡fue hecha doctrina oficial dentro de la Iglesia por Juan XXIII y Paulo VI! Si los Papas pierden la mente, ¿cómo no van a perderla meros Superiores?
Una tercera mente Católica calibrando el estrago obrado sobre la Doctrina católica por el Vaticano II, fue la de Romano Amerio, un laico italiano cuyo análisis de los errores modernos, Iota Unum, era sumamente apreciado por Mons. Lefebvre. En un punto Amerio dice que si las cosas continúan en el mismo sendero que hasta ahora, eventualmente devendrá imposible hablar o escribir más, ¡todo lo que quedará será guardar silencio! Esto puede parecer inimaginable, pero solo recientemente un muy buen comentarista en Estados Unidos, el Dr. Paul Craig Roberts, casi dejó de escribir porque le había parecido que no existía ya más ningún público capaz de, o dispuesto a, pensar.
Verdaderamente, en este ensayo general para el Anticristo, si estos días no fueran acortados, como dice Nuestro Señor (Mt. XXIV, 22), todos podríamos perder nuestras mentes y nuestra Fe. Entonces, ¿quién todavía puede sentirse inclinado a tirar la primera piedra a un Papa u Obispo que están perdiendo su mente hoy día?
Sin embargo, mientras que Nuestro Señor nos prohíbe juzgar-condenar (Mt.VII,1) porque solo Dios tiene aquel perfecto conocimiento de todas las circunstancias que es necesario si uno tiene que juzgar sin error, al mismo tiempo Nuestro Señor nos ordena juzgar-discernir entre los verdaderos pastores y los mercenarios, o sea entre las ovejas y los lobos disfrazados de ovejas (Mt.VII,15). Tal es nuestra responsabilidad como católicos para salvar nuestras almas, y es por ello que echaremos pronto otra mirada al horror que está ocurriendo ahora dentro de la Fraternidad San Pío X.

Kyrie eleison

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