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jueves, 4 de julio de 2013

LA SALVACIÓN DE LOS INFIELES: ¿ERRORES DE SAN FRANCISCO JAVIER, o DEL VATICANO II?


Por Hirpinus

El hecho

30 Giorni, abril del 2006: entrevista al prepósito general de la Compañía de Jesús, Peter Hans Kolvenbach, con ocasión del quinto centenario del nacimiento de San Francisco Javier:
«Javier era, en muchos aspectos, hijo de su tiempo -dice Kolvenbach-. La teología que había aprendido en París y el ambiente religioso en que había vivido consideraban que el bautismo constituía una necesidad absoluta para la salvación. Javier sufría muchísimo al ver llorar a los japoneses después de decirles que sus antepasados se habían ido al infierno por no estar bautizados. Más tarde, Javier hizo más hincapié en la misericordia de Dios, quien, según decía, había hallado aceptas las vidas rectas de los que ignoraban, sin culpa alguna por su parte, la necesidad del bautismo. Hoy sabemos, guiados por la Iglesia y el Vaticano II, que la semilla de la verdad no puede por menos de encontrarse en todo hombre, y que Dios brinda también la salvación a los que no llegan a conocer a Cristo.
Pero ésta no era la doctrina de los tiempos de Javier».

La tradición apostólica

No sabemos con exactitud qué teología aprendió San Francisco Javier en París (pero seguro que no era la “neoteología” del Vaticano II), ni en qué ambiente religioso vivió, mas tenemos por imposible que él y sus maestros parisienses ignoraran (o no se cuidasen de saber) que «la Iglesia considera desde la antigüedad que al bautismo de agua (baptismus fluminis) pueden suplirlo tanto el martirio por Cristo (bautismo de sangre: baptismus sanguinis) cuanto el deseo del bautismo si va acompañado de la contrición perfecta (baptismus flaminis)» (*).
Los Padres de la Iglesia, testigos de la tradición apostólica, combatieron el abuso de quienes, porque contaban con el bautismo de deseo, dejaban el bautismo de agua para el final de la vida. San Gregorio Nacianceno, p. ej., dice que quien se contentare en esta vida con el bautismo de deseo habrá de contentarse en la otra con desear la bienaventuranza (Orat. 40, 23), mientras que San Agustín pone de relieve, al aducir el caso del centurión Cornelio como ejemplo del bautismo de deseo (Hechos 10), que éste, con todo, recibió el bautismo de agua a renglón seguido (De Bapt. 4, 22).
Ahora bien, el abuso que combatían los Padres atestigua la antigüedad de la doctrina del bautismo de deseo, al paso que la lucha de éstos contra el abuso en cuestión testimonia, por su parte, lo antiguo de la doctrina según la cual debe recibir el bautismo de agua todo el que pueda hacerlo: el deseo del bautismo no puede suplir al sacramento cuando, pudiéndolo uno recibir, se desentiende, sin embargo, de su recepción. Mas donde no se dé rechazo o negligencia, sino una auténtica imposibilidad (física o moral) de recibir el bautismo de agua, los Padres reconocen unánimemente que el bautismo de deseo posee la virtud de suplir al bautismo de agua. Así lo dice San Ambrosio en la oración fúnebre en honor del emperador Valentiniano II, que Arbogastes asesinó cuando era todavía catecúmeno:
«Sé que lamentáis que no recibiera el sacramento del bautismo. Pero decidme, ¿qué está en nuestra mano allende el deseo y la súplica? Y el deseo de hacerse bautizar lo había concebido él hacía tiempo: un deseo tan grande, que se había hecho iniciar incluso antes de venir a Italia, y aun me dijo hace poco que quería recibir de mí el sacramento de la regeneración [...] ¿Hemos de decir, pues, que no obtuvo la gracia que había deseado e invocado? Lo cierto es que, pues la pidió, la recibió» (De obitu Valent. 51).
Y también: «Yo lo he perdido a él, a quien estaba a pique de regenerar; pero él no ha perdido la gracia que había pedido» (ibídem).
Añadamos que a la doctrina del bautismo se liga la del limbo de los niños, que hoy se quiere echar en olvido; en efecto, el bautismo de agua es de necesidad absoluta para los niños precisamente porque, al hallarse privados aún del uso de razón, son incapaces del bautismo de deseo, como lo corroboró Pío XII en su célebre discurso a las comadronas.

La doctrina tradicional, defendida y profundizada por la escolástica

La doctrina de los Padres la defendió la primera escolástica, precisamente en París, contra Abelardo, a quien impugnaron Hugo de San Víctor y San Bernardo. Este último escribe: «el hombre puede justificarse con sola la fe y el deseo del bautismo» (Ep. 77, 8).
A continuación, la gran escolástica ahondó, con Santo Tomás sobre todo, en la doctrina patrística relativa al bautismo de deseo: «En tanto se dice que el bautismo es necesario para salvarse en cuanto que nadie puede obtener la salvación si no recibe el bautismo al menos con el deseo, el cual „vale ante Dios tanto como la obra realizada (San Agustín, Enarrat. In Psalm. 57, 3)» (Summa Th., q. 68, a. 2 ad 3).
El bautismo de deseo estriba esencialmente en esto, en que «uno puede obtener el efecto del bautismo, por virtud del Espíritu Santo, no sólo sin el bautismo de agua sino también sin el bautismo de sangre, en cuanto que el Espíritu Santo mueve a su corazón a creer en Dios, a amarlo y a arrepentirse de sus pecados» (Summa Theologiae III, q. 66, a. 11). Y Santo Tomás apela aquí a la autoridad de San Agustín:
«Que el martirio haga en ocasiones las veces del bautismo lo argumenta válidamente San Cipriano con base en el caso de aquel ladrón no bautizado a quien se le dijo: „hoy estarás conmigo en el paraíso. Y yo, pensándolo bien, encuentro que no sólo el padecimiento por el nombre de Cristo puede suplir lo que falta por parte del bautismo, sino, además, la fe y la conversión del corazón si acaso no pudiera uno recurrir, falto de tiempo, a la celebración del sacramento del bautismo (4 De Baptismo contra Donatist., c. 22)». Pedro Lombardo, por su parte, concluye lo siguiente de este mismo pasaje agustiniano: «Es evidente, pues, que algunos pueden justificarse y salvarse sin el bautismo de agua» (4 Sent., d. 4, c. 4).
Así que la Iglesia ha enseñado siempre la necesidad del bautismo, pero no ha enseñado nunca la necesidad “absoluta” del bautismo de agua para la salvación cuando se dé una verdadera imposibilidad, física o moral, de recibirlo (excepción hecha de los niños carentes del uso de razón).

El Magisterio

Inocencio II, llamado a resolver el caso de uno que había fallecido sin bautismo, echa mano de San Agustín y San Ambrosio y recomienda se custodie la doctrina transmitida por los Padres sobre el bautismo de deseo (Denzinger, n. 388).
Inocencio III declara a su vez que nadie puede administrarse el bautismo a sí propio, ni siquiera en caso de necesidad, pero que, en caso necesario, el hombre puede salvarse mediante la fe en el sacramento aun sin el sacramento de la fe: propter sacramenti fidem, etsi non propter fidei sacramentum (Denz., n. 413).
Dicha doctrina la definió el concilio de Trento, el cual enseña que no puede uno justificarse «sin el lavatorio de la regeneración [bautismo] o su deseo (sine lavacro regenerationis aut eius voto fieri non potest)» (Denz., n. 796).
Si se dio una novedad en tiempos de San Francisco Javier, fue ésta: hasta que llegó la época de los grandes descubrimientos geográficos se pensaba que el evangelio se había anunciado a todo el orbe; pero se descubrieron, por el contrario, muchos pueblos a los cuales no se había predicado aún el evangelio. No era cuestión, sin embargo, de mandar al infierno a todos sus antepasados, sino de aplicar la antigua doctrina sobre el bautismo de deseo, que ya los Padres de la Iglesia habían aplicado a los paganos que no habían podido oír hablar de Cristo. En tales casos, en efecto, no puede hablarse de negligencia, ni de desprecio al sacramento, sino de ignorancia invencible y, por ende, de una auténtica imposibilidad moral de recibir el bautismo de agua, por lo que ha de reconocerse al bautismo de deseo (cuando se verifique éste por obra de la gracia) la virtud de suplir al bautismo de agua. Dicho deseo del bautismo puede ser explícito, como en el caso de los catecúmenos muertos antes de ser bautizados, pero puede estar asimismo implícito en el deseo general de cumplir en todo la voluntad de Dios (Pío XII, Carta del Sto. Oficio al arzobispo de Boston, 8 de agosto de 1949). Como quiera que sea, no deja de constituir un secreto de Dios el número de los que se salvan por este camino extraordinario (la senda ordinaria es la de la fe recibida mediante la predicación: fides ex auditu, de donde se deriva la necesidad de las misiones). Por otra parte, es cierto que los que se salvan por este camino extraordinario no pueden estar seguros de su propia salvación y carecen, además, de los medios ordinarios de que dispone la Iglesia para conseguirla (Pío XI, Singulari quadam; Pío XII, Mystici Corporis).
Se condena así, por igual, sea a los que excluyen de la salvación a los hombres que están unidos a la Iglesia por solo el bautismo de deseo (explícito o implícito), sea a los que afirman que todos los hombres pueden salvarse, por su rectitud natural, en todas las religiones (indiferentismo). Ahora bien, al decir del padre Kolvenbach, San Francisco Javier pasó, ante las lágrimas de los japoneses, del primer error al segundo, el cual constituye -y aquí sí que no podemos negarle la razón- el “buen fruto” que ha llegado hoy a su sazón con el Vaticano II, cuyo ecumenismo extiende en la práctica el bautismo de deseo indiscriminadamente y sin condiciones a todos los infieles, con lo que vuelve inútiles el bautismo de agua y las misiones.

El naturalismo

Éste es, de hecho, el otro error que el padre Kolvenbach atribuye a San Francisco Javier, el de pensar que «Dios [...] había hallado aceptas las vidas rectas de los que ignoraban, sin culpa alguna por su parte, la necesidad del bautismo».
También sobre este punto hay una doctrina constante de la Iglesia: puesto que el fin del hombre es sobrenatural, resulta imposible salvarse en virtud de sola la rectitud natural (la cual, no cabe duda, dispone al hombre para recibir la gracia, pero no puede substituirla): para salvarse es menester la fe sobrenatural; de ahí que mientras el bautismo de agua puede ser suplido, en determinadas circunstancias, por el bautismo de sangre y de deseo (incluso implícito), la fe sobrenatural, en cambio, no puede suplirse en los adultos en ningún caso (sólo en los párvulos bautizados suple la fe de la Iglesia).
La Sagrada Escritura y el magisterio son categóricos: «Sin la fe es imposible agradar a Dios» (Heb. 11,6). San Clemente Romano declara que nadie se justifica nunca sin la fe sobrenatural (Epist. I ad Cor., c. XXXII). Idéntica doctrina sostienen San Cipriano, San Ambrosio, San Juan Crisóstomo, San Cirilo de Alejandría, San Gregorio Magno,. etc. El concilio de Orange (año 529) exige para nuestra regeneración una fe sobrenatural que sea obra de la gracia desde el principio (Denz., n. 178), y el concilio de Trento afirma que «sin esta fe [la sobrenatural] jamás a nadie se le concedió la justificación» (Sesión 6, cap. 7), y anatematiza a quien ose sostener que la fe que se exige para la justificación es obra de los esfuerzos humanos y no procede de la inspiración preveniente del Espíritu Santo (can. 3).
Se halla al respecto en el concilio de Orange una definición que condena por anticipado al modernismo actual: «Si alguno dice que está naturalmente en nosotros lo mismo el aumento que el inicio de la fe y hasta la propia inclinación a creer [...], no por don de la gracia -es decir, por inspiración del Espíritu Santo, que dirige nuestra voluntad de la infidelidad a la fe, de la impiedad a la piedad-, se muestra enemigo de los dogmas apostólicos, como quiera que el bienaventurado Pablo dice: „(...) De gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, puesto que es don de Dios (Eph. 2, 8). Porque quienes dicen que la fe, por la que creemos en Dios es natural, definen, en cierto
modo, que son fieles todos aquellos que son ajenos a la Iglesia de Dios» (Denz., n. 178) (¿y no es ésta, acaso, la anormal conclusión que el ecumenismo saca hoy de su naturalismo de fondo?). Dicha necesidad de la fe sobrenatural -ésta sí que es una necesidad absoluta- la corroboró el concilio dogmático Vaticano I (Denz., n. 1793): «Mas porque „sin la fe ... es imposible agradar a Dios (Heb. 11, 6) y llegar al consorcio de los hijos de Dios, de ahí que nadie obtuvo jamás la justificación sin ella, y nadie alcanzará la salvación eterna si no „perseverare en ella hasta el fin (Mt. 10, 22; 24, 13)» (adviértase que el concilio prosigue afirmando que la Iglesia se instituyó precisamente para dicho fin: «para que pudiéramos cumplir el deber de abrazar la fe verdadera y perseverar constantemente en ella»).
Por otro lado, es cierto que Dios da a todos los infideles negativi (los infieles negativos, aquellos que son infieles sin culpa alguna por su parte) la gracia suficiente para salvarse. La universalidad de la voluntad salvífica divina y la universalidad de la redención hacen inadmisible que a una grandísima parte de la humanidad se le nieguen las gracias necesarias y suficientes para la salvación; de ahí que Alejandro VII condenara en 1690 las proposiciones jansenistas según las cuales los paganos, judíos, herejes y los demás de esa laya no reciben de Cristo ningún influjo de la gracia (Denz., nn. 1294-1295). El Espíritu Santo obra también, pues, fuera de los confines visibles de la Iglesia para conducir las almas a ésta, al menos con el deseo, con tal que no resistan.
Esta doctrina católica sobre la necesidad de la fe sobrenatural para la salvación de los adultos la corroboraron y defendieron los Romanos Pontífices hasta el Vaticano II:
- Pío IX, p. ej., precisa, al hablar de los infieles que por desgracia, sin culpa alguna por su parte, ignoran invenciblemente nuestra santísima religión y observan diligentemente la ley natural, precisa, decíamos, que pueden alcanzar la vida eterna, no en virtud de esa rectitud natural suya, sino «en virtud de la luz y de la gracia divinas», para cuya recepción los dispone su rectitud natural (Quanto conficiamur moerore, 10 de agosto de 1863).
- Pío XII, asimismo, puntualiza lo siguiente al referirse al bautismo de deseo en la Carta del Santo Oficio al arzobispo de Boston (8 de agosto de 1949):
«No ha de creerse, sin embargo, que baste para salvarse cualquier clase de deseo de entrar en la Iglesia. El deseo con que alguien se adhiere a la Iglesia debe estar vivificado por la caridad perfecta. Un deseo implícito no puede producir su efecto si no se posee la fe sobrenatural».
Pero ¿cuál es, al decir del padre Kolvenbach, la novedad que nosotros hemos descubierto “hoy”, “guiados (...) por el concilio Vaticano II”? Es ésta: “la semilla de la verdad no puede por menos de encontrarse en todo hombre” y “Dios brinda también la salvación a los que no llegan a conocer a Cristo”.
Ahora bien, si esto quiere decir que el infiel posee en sí una luz natural (moral y religiosa) que si no la apaga con sus pecados personales, sino que conforma su vida con ella, ya lo encamina a la salvación porque Dios, que quiere que todos se salven, no niega su gracia a quien hace cuánto está en su mano para salvarse, no se sale de la senda de la Tradición, por lo que el Vaticano II no nos enseñó nada nuevo (pero no es esto lo que se quiso decir); mas si, por el contrario, esto quiere decir que el infiel de buena fe se salva en virtud de su propia rectitud natural (sin gracia, sin fe sobrenatural, sin Espíritu Santo), el Vaticano II nos enseñó algo nuevo, pero no bueno, algo que la Iglesia había condenado antes varias veces y que por eso no es de recibo, algo que San Francisco Javier no podía enseñar sin traicionar su misión (y que no enseñó, a buen seguro).


Hirpinus


(*) Así se expresa B. Bartmann en su magnífico Manuale di Teologia Dogmatica, ed. Paoline, vol. III, pág. 89. Lo de “magnífico” no atañe, sin embargo, a las añadiduras que efectuó Natale Bussi en la edición italiana de obra.

SEÑORA PRESIDENTE: COMIENCE APRESTOS PARA SU PROPIO FUNERAL.


Por Carlos Belgrano

Señora:

Es mi propósito dirigirme a Usted, a los efectos de aconsejarle, desinteresadamente por supuesto, que haga los arreglos pertinentes, respecto a su pronta desaparición como conductora, referente y va de suyo, como Primera Mandataria de nuestra deshilachada Argentina.

Y esencialmente, para que medite, acaso por primera vez, en su tenebrosa y azarosa existencia, y sobre su incierto e ineluctable futuro.

La invito, para que mediante un titánico esfuerzo, esboce una reflexión que no este asociada a sus alhajas, guardarropas, ni cuestiones vinculadas a lo doloso de su accionar en el plano crematístico.

Si lo ensaya con esmero, advertirá Usted, el gran e insondable vacío que la rodea.

Y si lo profundiza con arrojo, percibirá su desastrada conducta, que será materia de estudio, por parte de quienes analicen su período de gobierno.

Cuando sus propios biógrafos, no encuentren ningún acicate, para encubrir su falsa condición de Letrada, ni de hija biológica de quien dice ser, ese prefacio será el inductivo para la comidilla que secundará el análisis del resto de sus criminógenas actividades, que le aseguro, pronto cesarán de manera intempestiva.

Como es sabido, que nada tiene más fuerza que la ignorancia, es probable que esta suerte de anticipo que le formulo, no lo alcance a decodificar adecuadamente, por lo que le trazaré una viñeta de un pasado muy remoto, en un lugar muy distante.

Promediando el año 60 de nuestra era Cristiana, una joven viuda y Madre de dos pequeñas, inicio la rebelión de su tribu -Los Isenos- contra las Legiones Romanas, que implacablemente estaban sometiendo a todo el mediodía de las Islas Británicas.

Ese alzamiento, tan cruento como breve, finalmente cayó en un inevitable fracaso, pero la hidalguía de esa Reina tribal, que culminó sus días, recurriendo al suicidio, antes de caer en poder de sus perseguidores, galvanizó el carácter de esos ingleses primarios, que luego de casi tres siglos, pondrían en retirada al Imperio en su apogeo.

Como mucho me temo en su caso, sobre la inexistencia de su mínima formación cultural, no aguardo que se encuentre Usted, en aptitud para metabolizar adecuadamente esta histórica semblanza, pero supongo que alguien, en algún momento de su inexorable futuro penitenciario, le abonará sobre ello.

Pero sin necesidad de ahondar tanto en paralelismos, debe Usted asimilar en su precario cociente intelectual, que los excesos de los que hace sórdida gala, están a punto de concluir.

Ya que por aplicación de ciertos principios del orden cósmico, que seria tedioso e inútil de explicarle, la gente de su categoría que dice abogar por los carenciados y que en el contrapuesto, no hace mas que mofarse de esas promesas, que finalmente las reemplaza con sus inefables y tóxicas lujurias, no llevan a los de su clase, a otro meridiano que el de la cárcel, sin desdeñar otros como el ajusticiamiento de las propias masas.

Es probable que estas simples reflexiones, antes o después, lleguen a sus oídos.

Y si tal evento, tuviese lugar, haga un acto constrictivo y deduzca el absurdo sentido de haber amasado una incalculable fortuna, que no podrá disfrutar en el averno que la aguarda como su morada final.

Aunque sus acólitos, merced a los previsibles manejos fraudulentos, triunfen en octubre, su derrotero será idéntico.

Con resignación, acepte que su destino no será mas que un horizonte de tragedias, que principiarán para Usted, en el momento que menos lo espere.

Probablemente sus captores emergerán de las entrañas de sus propios pretorianos.

Por todo ello, y mucho maás

SEÑORA PRESIDENTE: COMIENCE APRESTOS PARA SU PROPIO FUNERAL.

Atentamente Carlos Belgrano
lacuchillanacional808@gmail.com

EL CAMPO DEBE DEFENDERSE: CARTA ABIERTA A UN PRODUCTOR RURAL


Por Juan José Guaresti (nieto)

Estimado amigo: Le adjunto en forma de “carta abierta a un productor rural” la quinta nota de la saga que denomine: “El campo debe defenderse”

La filosofía del artículo es que los productores deben crear un sistema que defienda sus intereses y que parta de los pueblos próximos a su establecimiento. En cada pueblo debe haber uno o más personas que sean referentes de sus colegas rurales y que expliquen en sus comunidades que entre los impuestos, el tipo de cambio y el papeleo burocrático, el campo esta siendo saqueado y que eso perjudica a toda la comunidad. En cada pueblo se debe organizar esa defensa. Debe entenderse y difundirse  que los precios en el sector agropecuario no los forma la oferta y la demanda sino el lapicero del mandamás de turno. Los productores europeos y americanos del Norte tienen organizaciones que intervienen en política para defenderlos y es por eso que reciben una adecuada retribución por su labor. La denominada “lista sábana” que se usa en nuestras contiendas electorales es una enemiga del productor porque impide que los distritos rurales tengan sus propios y auténticos representantes en los cuerpos legislativos. Espero que le agrade. Guaresti

Querido amigo:
Me he tomado el atrevimiento de dirigirle estas líneas que, desde el afecto, el respeto y en verdad la admiración que le guardo, contienen críticas de algunas cosas que Ud. hace y de otras que Ud. omite.
Seguramente Ud. y muchos otros productores dedican buena parte de su tiempo a cuidar de su campo, a estudiar las novedades que hay en semillas, en razas de ganado, en procedimientos para obtener mas leche, mas carne, mas cereales, con costos menores. Están al día en eso y en lo que concierne a mejores máquinas, nuevos fertilizantes y otras maravillas con el propósito indeclinable de producir más. Lo único que no se han dado cuenta Ud. y sus colegas pese a los años transcurridos desde que aparecieron voces nefastas que se dedicaron a menospreciar a Uds. y a su labor, es que cuanto más eficientes son Uds., les pagan menos por unidad producida o gravan esa carne o esos cereales con mas impuestos. El tipo de cambio al cual se los vende al exterior, les es completamente desfavorable. Ese tipo de cambio o sea la cantidad de pesos que Uds. reciben por cada dólar que percibe el gobierno, es menor a lo que vale el dólar de acuerdo a la realidad económica. No se dieron cuenta Uds. que si viajan al exterior con los dólares que les dan para pagar sus gastos de vacaciones reciben un subsidio de Uds. mismos y que ese subsidio les resulta carísimo, mucho mas caro que si el dólar valiera lo que debería costar. No se han percatado que gobiernos de distinto signo que en algunos casos hasta parecían amistosos, se quedaron con la mayor parte de aquella porción en que Uds. incrementaron lo que se obtenía de su campo hasta el momento en que Uds. comenzaron a explotarlo. No advirtieron que esa “mayor parte” no se la devolvieron en rutas más seguras y más cómodas, ni en ferrocarriles que permitieran bajar el costo del transporte ni en puertos que en lugar de ser la avenida de la riqueza, constituían un gravamen adicional que había que sumarlo a lo que ya pagaban. Cada tanto Uds. oían que algún camión no llegaba a destino porque había sido desvalijado por quienes han sido denominados con alguna gracia “piratas del asfalto” pero Uds. no se fijaron mucho en el tema porque la mayoría llegaba a destino. Además, a veces Uds. contrataban un seguro y la pérdida era menor. Para Uds. estos avatares no eran su problema. Uds. seguían concentrados en producir más y mejor y no se ocuparon de lo que ocurría “tranqueras afuera”. Dejaron hacer, dejaron pasar. Uds. no se dieron cuenta que los agricultores franceses, como los norteamericanos, los alemanes, los ingleses y los de todo el mundo civilizado, no confiaron en el Rey que había antes ni en el Estado que sucedió a éste y se unieron para defender sus intereses. Conservaron su fuente de ingresos porque gastaron algún dinero en conseguir hábiles defensores y medios de difusión que impidieron que los gobiernos los saquearan con gabelas e impuestos más o menos disimulados.
El tipo de cambio sobrevaluado, o lo que es lo mismo decir, el dólar barato, como ocurrió en distintas oportunidades entre nosotros a partir del 4 de junio de 1943, ha sido una de las estratagemas que mejor disimula la sangría inmisericorde a que está sometido el medio rural.
Querido amigo: En cuatro notas previas aparecidas en este mismo medio, hemos desarrollado la tesis que el campo debe defenderse de todos los sectores que en nuestra sociedad por ignorancia o por la razón que fuera, han menospreciado la labor que realizan nuestros productores agropecuarios. Se ha extendido en nuestro país la idea que la agricultura, la ganadería, la silvicultura y demás actividades que tienen al campo como protagonista, no generan valor agregado ni estimulan el conocimiento de los seres humanos. Quienes están en contacto con la ubre, el arado, el hacha y demás enseres, no tienen una mente despierta ni creadora. Pareciera que Uds. fueran seres subalternos en la escala del saber. Eso sostiene gente que en muchos casos tiene títulos universitarios y que sale a pregonar a quien lo escuche que los oficios vinculados a la tierra no son tareas superiores. También dicen que los países como el nuestro que tienen una formidable base agropecuaria están condenados al atraso por esa razón en el orden mundial.
Esas convicciones llevadas al terreno de la política han conducido al desvarío de muchos de sus paladines que cuando han ocupado posiciones cimeras en la conducción del país o de su provincia o en el rango que fuera, se han dedicado a expoliar al campo con toda clase de impuestos y papeleo burocrático, imposibles de afrontar por el productor, sea grande, mediano o pequeño. Ese trabajo de trazar políticas de imposible cumplimiento o imponer directivas disparatadas con total desconocimiento del medio donde se deben aplicar se realiza desde escritorios calefaccionados o con aire acondicionado, a metros de la atención médica y de su salud, contando con la cercanía de la seguridad policíaca. Rodeados de halagos y comodidades, algunos funcionarios se han dedicado a desalentar a aquellos que se enfrentan diariamente, sin protección alguna, con la inclemencia del tiempo, con los riesgos de la labor campesina y la orfandad de médicos o policías próximos.

El campo invertebrado:
Quizás sea por las distancias que median entre un establecimiento y los otros o por la forma de ser de los propietarios rurales o por otras razones, el campo hoy en día es un inmenso cuerpo invertebrado. Existe la Comisión de Enlace, hay distintas organizaciones de productores agropecuarios de alcance nacional o que agrupan distintas regiones pero falta en cada pueblo, por lo menos uno o varios referentes, que se ocupen en cada conglomerado urbano de acaudillar a la dispersa grey rural. Una de sus misiones es la de enseñarle a propios y extraños algunas verdades tan sencillas como dolorosas: Que los precios agrícolas en la Argentina no los forma la conjunción de la oferta y la demanda, sino la lapicera del gobernante. El tramo siguiente del razonamiento es que mientras el agro no sea un poder político que tenga real peso, los productores no tendrán pesos en el bolsillo sino pesares en su alma. No falta mucho para que se den cuenta que no son realmente propietarios de la tierra. Estarán en ella mientras continúen trabajando sacrificadamente para beneficio de terceros.
El sistema electoral no ayuda al agro. La lista “sábana”, que es la favorita de los partidos populistas, impide la representación política del campo en los cuerpos legislativos. Los parlamentarios rurales deben surgir de los distritos rurales. Los partidos populistas necesitan agobiar con gabelas a los productores para subsidiar con ese dinero la vagancia de aquellos a quienes en el fondo desprecian como seres humanos. Dar trabajo dignifica al hombre. Dar subsidios a quien se puede ganar la vida con el sudor de su frente, sencillamente envilece al destinatario, como lo degrada también recibir esos subsidios disfrazados de empleos públicos.
La labor arriesgada y fecunda de la Comisión de Enlace no basta. Es preciso que se articule desde cada pueblo una organización capaz de enfrentarse con las armas de la democracia a todos los que están desde hacen años, queriendo terminar con ese reservorio de cultura ancestral, de amor a la patria y de defensa de la propiedad privada de los medios de producción que es el escenario rural. Cada productor debe salir a buscar sus auténticos líderes locales y si no los encuentra, asumir por sí mismo esa responsabilidad. Se necesitan recursos que todos deben aportar, pero es mejor poner algo de dinero o de tiempo o de ingenio para defender lo propio que no perderlo a manos de quienes quieren salir de la función pública enriquecidos por el esfuerzo ajeno.
Productor amigo: No tengo nada para ofrecerle salvo estas líneas que le avisan que no tiene escapatoria si no se da cuenta que solamente en sus manos está su destino. Ud. puede cambiar el sistema electoral como así puede buscar hombres y mujeres generosos que expliquen en cada localidad, que la demolición del campo que se está llevando a cabo desde muchos años atrás, nos va a dejar sin la República Argentina, cuya estrella polar son la libertad y el derecho de cada individuo a buscar la felicidad de la manera que le parezca más apropiada. Esta es tierra de hombres libres. Nuestros antepasados no se alzaron contra las tiranías ni vinieron a estas playas para cambiar de amos, sino para no tenerlos.
Lo abraza estrechamente,
Juan José Guaresti (nieto)

Vicepresidente 1ero del Partido Demócrata de la Ciudad de Buenos Aires

SEGURIDAD Y/O PRIVACIDAD.



Por Tcnl. José Javier de la Cuesta Avila (LMGS 1 y CMN 73)

     Mientras los argentinos nos debatimos por nuestras diferencias ideológicas, el mundo sigue avanzando en uno de los momentos luminares del desarrollo de nuestra civilización. La Cibernética, es una corriente de acción y saber que invade, apoyada en el conocimiento, cada vez mas actividades de los humanos.  En los últimos tiempos, ha aflorado un problema que se ha convertido en crisis, debido, no tan solo a sus efectos, sino a la aparente imposibilidad de lograr su ajuste y dirección. La inundación en la Web de mensajes, comunicaciones, enlaces, etc. han desbordado la imaginación y destruido ideas de regulación y control básicas hasta ayer, que requieren seguramente una reformulación.

    El debate del presente es si las comunicaciones, en los mas diversos tipos y soportes, deben ser controladas por una cuestión de seguridad o, tienen que ser libres, por el derecho a la privacidad. La realidad es que el escenario, de pronto, ha adquirido una "trasparencia" que pone sobre el mismo y al alcance de cualquiera, no tan solo acciones publicas, sino aquello que aparecía en lo absolutamente individual e íntimo. Se debe saber que, todo aquello que se "digitaliza", desde su concepción analógica, en forma voluntaria, circunstancial o como consecuencia, puede ingresar a "la nube" (WEB) y, una "ve" que se instala, se reenvía, difunde, realimenta y, consecuentemente, está al alcance de todos sin restricción posible. También se sabe que, en forma directa y especifica, los mensajes escapan de los controles, lo que les da una nueva dimensión y abren a cada persona un panorama sobre el cual puede transitar, utilizar e incorporar. Los artefactos, que cada vez tienen menor dimensión física, abren "al mundo el mundo", en un proceso de creatividad, que parece ser ciencia-ficción, pero es realidad concreta tangible, claro está que en forma virtual.

  La cuestión es, si este ingreso al conocimiento cibernético, es una acción de espionaje orientado o  una resultante natural del escenario que brinda la evolución actual. Todos sabemos que la información se puede convertir en acción y que, cuanto mas informado se esté, se encuentra en mayor capacidad para actuar. La cuestión, ya no tan solo aparece en aquellos niveles críticos, como son las cuestiones de estado, sino en la simple y sencilla competencia de las más variadas organizaciones y, como resultado lógico, como siempre ha pasado, aparece la delincuencia, que hace uso criminal y/o ilegal, de estas nuevas capacidades. La pregunta es si los organismos oficiales tienen o no que participar en la materia y hasta dónde tienen que llegar para que su accionar sea de "seguridad" y no de violación de la "privacidad". Bajo las actuales circunstancias, parecería que el desborde es de tal magnitud, que se debe buscar la manera de "sobrevivir" en el mismo, para ser en parte natural, dado que el intento de controlarlo es solo una aspiración de algo irrealizable. Vemos que los poderes individuales (topos) desafían con éxito a los esfuerzos generales, en una especie de nueva "asimetría" cuyos alcances crecen en la medida que aquellos "escapan" y "eluden" superando barreras, controles, etc., cuyos efectos de detención desaparecen.

   La realidad es que aquello que es captado por la WEB deja de ser posible ser controlado y, por lo tanto, es de dominio general, con lo que pierde su privacidad. La única manera de evitar esta invasión, lógicamente, por el momento, es mantenerse en los soporte analógicos y no acceder a las ventajas de lo digital. El tema, por el momento, no tiene solución practica, por lo que lo racional e inteligente, es conocerlo, ser prudente y no correr riesgos, de manera tal que si se avanza,se sepa el porque y el para que, con clara conciencia que se esta  ingresando, en realidad, en el futuro.

INVITACION A LA CIUDADANIA AL 75º ANIVERSARIO DEL LICEO MILITAR GENERAL SAN MARTIN


En adhesión al 75º Aniversario del Liceo Militar General San Martín, los invitamos a disfrutar de una Jornada de Puertas Abiertas al Público que esa querida escuela ha organizado así para el viernes 5-7-2013:

·         09:00 hs: Apertura de puertas al público y escuelas con stands de Jardín, Primaria y varios de Cadetes y Ex-Cadetes (se ofrecerán revistas, DVD’s con la historia del Liceo, pines de solapa y autoadhesivos).
·         11:50 hs: Descubrimiento de una placa recordatoria en el Patio del Sol por parte de 5 Asociaciones de Ex-Cadetes.
·         12:00 hs: Inicio de la ceremonia militar con la participación de autoridades civiles y militares invitadas.
·         12:45 hs: Carrusel de bandas musicales.
·         13:00 hs: Demostración de fusilería con Cadetes de V Curso.
·         13:15 hs: Demostración gimnástica con Cadetes y Alumnos.
·         13:30 hs: Degustación de locro y pastelitos servidos por el Liceo.
·         13:30 hs: Espectáculos de música y danzas.
·         15/17 hs: Segunda parte de las muestras y cierre.
A las 12:00 hs. se iniciará la ceremonia militar, formando los Ex-Cadetes de todos los Liceos Militares con el Cuerpo de Cadetes y Alumnos en la posición que se les asignará a los que deseen participar, sin distinción de Liceos ni Promociones, a fin de que la ceremonia sea lo más corta posible, que los visitantes infrecuentes no se demoren mucho, que se puedan quedar a comer y que observen todas las actividades de un día normal de educación escolar y de práctica militar. Sería conveniente que los Ex-Cadetes pudieran estar presentes de 9 a 17 hs. para atender a los visitantes durante el programa previsto si fueran requeridos (para aquellos que no dispongan de mucho tiempo, sería suficiente que participen de 11 a 14 hs.); si lloviera, este evento será postergado al mes siguiente.

Aguardando que cada uno de los concurrentes aporte lo mejor de su espíritu para aumentar el brillo de la Orden del Sol en los primeros 75 años de los Liceos Militares en Argentina, aprovecho esta nueva oportunidad para saludarlos con mi mayor afecto.