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viernes, 12 de mayo de 2017

DEL PARTENÓN DE PERICLES A LOS PARLAMENTOS DE HOY ¡Qué diferencia de calidad!



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Por Patricio Lons
Con motivo de la reciente visita de la ex presidente argentina Cristina Kirchner a Grecia, me entrevistaron de MDZ Online de Mendoza y eso me inspiró estas líneas para mis queridos lectores. CFK, en su visita al Partenón de la Acrópolis dijo que su personaje preferido era Pericles, el constructor de este magnífico templo de la antigüedad. Hace bien un político en estudiar a los griegos. Mejor sería que lo haga antes de asumir sus funciones para gobernar con virtud y evitar la mayor cantidad posible de errores.
Pues bien, ante esta observación, me viene una pregunta. ¿Qué tiene que ver Grecia con Argentina?  Pues muy simple, nuestra identidad argentina e hispanoamericana, se sostiene sobre las bases que colocó como cimientos, la España de los Reyes católicos en estas tierras que amamos y habitamos. Y esas bases fueron el coraje numantino de los españoles, que los impulsó a descubrir y conquistar el mundo, con todos los valores que trajeron consigo como son el orden romano, la filosofía griega y la fe de Tierra Santa. Esos cuatro pilares forman la columnata de nuestra civilización. Tanto en Argentina en particular, como en occidente en general. Sin esos valores, no existiríamos, solo habría una tierra yerma y sin espíritu.
¿Y qué parecido hay entre Pericles y Cristina Kirchner o cualquiera de nuestros gobernantes contemporáneos? La respuesta es más simple todavía, ninguno; no hay paralelo posible entre la grandeza griega, entre este gran estadista con visión de futuro y la pobreza moral de nuestros dirigentes, elija el color político que elija, ninguno sobresale por su vocación civilizadora y sentido del honor.  El genial griego gobernó convenciendo, no amenazando, persuadiendo a su pueblo para impulsarlo adelante. Tomó lo mejor de su mundo y lo llevó al progreso. A Pericles, el pueblo le pidió perdón luego de enojarse con él. Nuestros políticos se retiran del poder portando sobre sus conciencias el odio de buena parte de los pueblos.
El Partenón es una obra maestra de la arquitectura clásica y del mundo antiguo. Un testimonio de la sabiduría que todavía permanece en pié. Una sombra del logos spermatikos que Dios reparte por el mundo. Su arquitectura forzada y sus famosas columnas, han sido inspiración de numerosos edificios y en iglesias, tanto en Europa como en Estados Unidos; aquí podemos apreciar su influencia en las facultades de derecho y de ingeniería de la Universidad de Buenos Aires.
Por eso, si un argentino u otro hijo de occidente viajan a Grecia, en realidad vuelven a ella. Somos hombres del oeste, como nos señalaba el imaginario rey Aragorn; aquel oeste cuyo camino abrió en surcos sobre el azul de las aguas de la Mar Océano, las carabelas del Gran Almirante, don Cristóbal Colón, intrépido navegante que nos señalaba: “El mar le dará esperanzas a los hombres como sueños al dormir”.
Vaya aquí mi recuerdo y reconocimiento al capitán Pedro Samuel Spiro, nacido en Hidra, Grecia y oficial de nuestra marina de guerra.
Amigos, las piedras del Partenón, como nuestras antiguas catedrales románicas y góticas,  tienen memoria, con la sabiduría calada entre sus grietas. Esa sabiduría es un legado eterno para nosotros. Y la memoria de esas ruinas griegas es una espina apuntada a los malos gobernantes. Y los señala con dureza. Y los condena como culpables.
Nosotros, hombres de a pié, tengamos memoria para vivir la virtud y para no olvidar tampoco, aquella verdad, bien y belleza que nos dejaron.

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