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martes, 22 de mayo de 2012

LA REVOLUCIÓN NEO-MARXISTA EN ARGENTINA BUSCA CONSOLIDARSE




Por Hugo Reinaldo Abete (Mayor E.A. 1990)

Buenos Aires, 21 de mayo de 2012

En más de una oportunidad hemos dicho y escrito que el fin de la guerra revolucionaria es la toma del poder para, desde allí, imponer la revolución socialista. También que en la Argentina, la guerra revolucionaria tuvo una etapa militar inicial que es la que se libró en la década del 70 y que al no poder alcanzar el objetivo mediante la acción de la guerrilla y la subversión armada, buscó concretarlo a través del sistema democrático.

Desde el mismo instante que Kirchner llega a la presidencia, se da por alcanzado aquel objetivo y comienza la etapa de la imposición de la revolución socialista o neo-marxista, según como se prefiera llamar. Aquí es muy conveniente aclarar que Kirchner no habría podido alcanzar este objetivo si antes no le hubiesen allanado el camino los gobiernos de Alfonsín, Menem y De La Rúa, quienes con diferencia de matices se las ingeniaron para aportar lo suyo en la destrucción de la Argentina tradicional.

Desde 2003 a la fecha han sido innumerables las acciones llevadas a cabo para concretarla y, en tal sentido, la revolución cultural ha sido la que ha ocupado el centro de gravedad. Esa revolución cultural es la que busca destruir el estilo de vida cristiano con el cual nos hemos formado todos los argentinos y que se veía reflejado en la familia tradicional. La promoción oficial del divorcio, del aborto, del matrimonio homosexual, de la eutanasia, etc, son todas acciones tendientes al logro de ese siniestro objetivo.

Favorece la implementación de todas estas medidas, la corriente de opinión mundial que marcha en la misma dirección y también la tendencia masificada de aceptar como correcto y bueno ese concepto de que “si todos van para allá, habrá de estar bien”. A lo que debemos agregar la falta de firmeza para sostener principios y valores religiosos que indican al hombre lo que es ética y moralmente bueno.

Lo cierto es que hoy, a todas las crisis que padece el hombre argentino, se ha agregado una más y de vital importancia, la cultural. En efecto, hoy el argentino está tan confundido que no sabe qué es. El imaginario colectivo ha incorporado el relativismo y ya nada para él tiene valor de permanente, todo está bien, todo es posible. Y para colmo se defiende el error con la pasión que debería defenderse la Verdad. ¿O acaso no es eso lo que vemos en los debates televisivos a diario cuando se habla de aborto, homosexualidad o matrimonios del mismo sexo? Hoy para gran parte de nuestra juventud “todo es posible”. Son pocos los que a este concepto le agregan el “dentro de lo debido”. 

Ya sea por acción de los enemigos del estilo de vida Cristiano (en el caso argentino, sus gobernantes y toda la clase política), por el snobismo de quienes quieren seguir el rumbo que marca el mundo, o por la falta de firmes y sólidas convicciones de la sociedad, lo cierto es que todo parece indicar que la revolución socialista tiende a consolidarse en la Argentina.

Resulta sorprendente cómo gran parte del pueblo argentino se engaña pensando que estamos bajo la conducción de un gobierno democrático y no alcanza a comprender que eso no es cierto. Estamos bajo el yugo de un gobierno revolucionario, totalitario y despótico que aprovechándose de la ignorancia del pueblo y de los intereses espurios del resto de la clase política que negocia poder y dinero con el gobierno, nos hacen creer que estamos en democracia. Hasta periodistas de alto nivel intelectual que forman parte de la oposición y son perseguidos, humillados y denigrados públicamente por otros periodistas afines al régimen, cuando tienen que opinar, lo hacen obnubilados por el 54% de votos que “obtuvo” el gobierno y hasta ellos mismos dicen que estamos en democracia. Esta posición sólo es explicable en las mentes que han endiosado tanto a la democracia como forma de gobierno, que ahora les resulta imposible admitir que esto pueda suceder. Aún, para que se entienda mejor, sería como admitir que, efectivamente, Hebe de Bonafini delinquió en la fundación madres de plaza de mayo. ¿Quién se atreve con doña Hebe?... Socialistas y liberales son incapaces de admitirlo. Los primeros porque se les viene abajo una bandera, y los otros porque no quieren ponerse en contra de lo que le hicieron creer a la mayoría “democrática”… y así se construye la impunidad…

Los que han estudiado algo sobre la guerra revolucionaria bien saben que la democracia es la forma de gobierno ideal para llevar a cabo la revolución socialista. Sin irnos muy lejos en el tiempo y en las distancias, tengamos muy presente lo que ocurre en Venezuela. Cuando los representantes de la guerra revolucionaria alcanzan el poder, siempre, de ahí en más, van a ganar todas las elecciones, sin fraude o con fraude. Y esto es así nomás porque su objetivo no es gobernar al pueblo en función del bien común, sino llevar a cabo la revolución socialista o neo-marxista.

Resta ahora intentar descifrar si esa tendencia a consolidarse que hemos tratado en este artículo logrará el objetivo o, por el contrario, comenzará a aparecer en el horizonte de la Patria alguna acción contrarrevolucionaria que permita revertir la situación.

En tal sentido, ¿será exagerado decir que tal vez aparezca una guerrilla de “jóvenes idealistas”, ahora para recuperar a la Argentina tradicional y el estilo de vida Cristiano?...


¡Por Dios y por la Patria!

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