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domingo, 17 de marzo de 2013

MENSAJE DE IPCO DIRIGIDO AL PAPA FRANCISCO





En cada cónclave, el surgimiento de la "fumata bianca" en la chimenea de la Capilla Sixtina marca el momento en que el mundo católico propaga la noticia, siempre llena de alegría y de esperanza, de que la barca de Pedro tiene un nuevo timonel, así como alimenta la expectativa del solemne anuncio de "Habemus Papam", hecha por el Cardenal Protodiácono, cuando todo el mundo conoce finalmente el nombre elegido para ocupar la cátedra de Pedro. Este poder divino de la Santa Iglesia que este evento crea una comprensible emoción incluso entre muchos de los que no dicen profesar ninguna fe religiosa.
El anuncio de la elección del cardenal D. Jorge Mario Bergoglio, como el Papa Francisco, repitió una vez más todo este ritual solemne en que se mezclan esperanzas, oraciones confiadas y gestos y solemnes. Es fácil percibir que esta elección ha causado una especial conmoción y alegría entre los católicos latinoamericanos. Ver por primera vez, en el Trono de San Pedro, un Pastor oriundo del llamado Continente de la Esperanza es un factor de orgullo comprensible.
Esta elección de un primer Papa argentino reconoce el papel central de América Latina en la vida de la Iglesia y el mundo contemporáneo y, más aún, el papel fundamental que le cabrá en la edificación de la civilización cristiana.
Vienen a nuestra memoria, sobre este particular, las palabras proféticas del director del periódico “El Legionario”, el joven delegado Sr. Plinio Corrêa de Oliveira, en un artículo del 15 de octubre de 1933, titulado precisamente "La misión de América Latina":
"Este ocaso de la civilización que amenaza con ser el ocaso de la propia humanidad, nosotros vemos sólo dos factores realmente capaces de abrir para el hombre una ventana salvadora para el futuro: en el plano espiritual, la Iglesia Católica, y en el plano terrenal, América Latina.
Una antigua leyenda nos cuenta que al borde de un cierto lago había un acantilado de piedra que crecía a medida que las olas lo acometían, de suerte que nunca era sumergido, incluso en las mayores tempestades. Hoy en día, este es el acantilado de piedra, es la Cátedra de Pedro, que tiene en ciernes grandes revoluciones, burlándose de las herejías, creciendo en fuerza a medida que sus opositores crecen en rencor. [...] Fue testigo del nacimiento de todos los países de Occidente. Los ve morir sin temor por sus propios días, que no se cuentan con la brevedad de los días de una nación. [...]
Para actuar, además, ella también se sirve de factores humanos. Y de estos, el más promisorio es América Latina.
Aunque los católicos latinoamericanos hayan pecado como pecaran, no pesa sobre los hombros de sus naciones, incluso en la infancia, la culpa aplastante de la que [otros continentes] son reos. [...] Es cierto que a nosotros, como naciones, se nos podría aplicar la frase de San Agustín: “tantilus puer, et tantum peccator!” – “Tan joven y ya tan gran pecador!”
Sin embargo, nunca partió de aquí un grito de herejía. [...] A pesar de las dificultades, nuestras costumbres conservan mucho de aquella suave urbanidad que es la característica de índoles cristianas. [...] cuando, por tanto, de la inmensa caldera en que hierven los restos de nuestra civilización emergieran los primeros principios de un nuevo orden de cosas, teniendo por base el respeto a la Iglesia, a la propiedad y a la familia, , sólo la América del Sur ofrecerá al mundo un camino que se construirá, con sus regiones inmensas, que las crisis económicas no agotan, y sus pueblos de reservas morales sólidas, que para entonces habrán pasado por el crisol del sufrimiento, y en ello tendrá formado su temple de pueblos fuertes.
América del Sur será, por tanto, el gran laboratorio donde la nueva civilización católica se levantará”
Numerosos analistas apuntan a la elección y acción del Papa Wojtyla como uno de los factores decisivos para el derrumbe del Comunismo moribundo en la Europa del Este. ¡La elección y la acción del Papa Francisco puede echar por tierra a su sucedáneo criollo, el neosocialismo populista del siglo XXI, también él moribundo después de la salida de Hugo Chávez de la escena latinoamericana!
El Instituto Plinio Corrêa de Oliveira, en las sendas de su inspirador, no puede dejar de anhelar al nuevo Pontífice, en quien reside el poder de las llaves, gracias especiales que inspiren sus decisiones soberanas –independientes de los juicios de los hombres- y su misión pastoral, atenta a las aspiraciones y necesidades auténticas del rebaño de Nuestro Señor Jesucristo: “Oremos para que su actuación llene de claridad los espíritus, dé fortaleza a los espíritus, y de gloria a la Iglesia santa de Dios”.
Fue con este ánimo que el Instituto Plinio Corrêa de Oliveira dirigió al Papa Francisco el siguiente telegrama:

São Paulo, 14 de marzo de 2013.

A Su Santidad
el Papa Francisco,
Palacio Apostólico
00120 Ciudad del Vaticano
Vaticano

Santidad,
En este momento de júbilo para los católicos, por la elección de un nuevo Pontífice, el Instituto Plinio Corrêa de Oliveira, sus directores, miembros y simpatizantes, dirígense a Vuestra Santidad, luego de su elección al Trono de San Pedro, para prestarle el filial homenaje de su fidelidad.
Vuestra elección llena de especial orgullo y alegría los corazones de los latinoamericanos, al ver por primera vez en el Solio Pontificio un hijo de este Continente de la Esperanza, tan amado de Dios y que a lo largo de sus cinco siglos de historia enriqueció a la Santa Iglesia con el vigor de su Fe y de su devoción.
Elevemos a Nuestra Señora de Guadalupe, Emperatriz de América, fervientes oraciones a fin de que Ella obtenga de la Divina Providencia para Vuestra Santidad sus más escogidas gracias, con vistas a conducir la Barca de la Santa Iglesia con la sabiduría y la firmeza que las tormentosas circunstancias del mundo contemporáneo imponen.
Animados por esa esperanza, rogamos a Vos, Santo Padre, nos concedáis Vuestra Bendición Apostólica.
Instituto Plinio Corrêa de Oliveira
Adolpho Lindenberg
Presidente

Fuente
Traducción de Diario Pregón de La Plata

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