En cada cónclave, el surgimiento de la "fumata bianca" en la
chimenea de la Capilla Sixtina marca el momento en que el mundo católico propaga
la noticia, siempre llena de alegría y de esperanza, de que la barca de Pedro
tiene un nuevo timonel, así como alimenta la expectativa del solemne anuncio de
"Habemus Papam", hecha por el Cardenal Protodiácono, cuando todo el
mundo conoce finalmente el nombre elegido para ocupar la cátedra de Pedro. Este
poder divino de la Santa Iglesia que este evento crea una comprensible emoción incluso
entre muchos de los que no dicen profesar ninguna fe religiosa.
El anuncio de la elección del cardenal D. Jorge Mario Bergoglio, como el Papa Francisco, repitió una vez más todo este ritual solemne en que se mezclan
esperanzas, oraciones confiadas y gestos y solemnes. Es fácil percibir que esta
elección ha causado una especial conmoción y alegría entre los católicos
latinoamericanos. Ver por primera vez, en el Trono de San Pedro, un Pastor
oriundo del llamado Continente de la Esperanza es un factor de orgullo
comprensible.
Esta elección de un primer Papa argentino reconoce el papel central de
América Latina en la vida de la Iglesia y el mundo contemporáneo y, más aún, el
papel fundamental que le cabrá en la edificación de la civilización cristiana.
Vienen a nuestra memoria, sobre este particular, las palabras proféticas
del director del periódico “El Legionario”, el joven delegado Sr. Plinio Corrêa de Oliveira, en un
artículo del 15 de octubre de 1933, titulado precisamente "La misión de
América Latina":
"Este ocaso de la
civilización que amenaza con ser el ocaso de la propia humanidad, nosotros
vemos sólo dos factores realmente capaces de abrir para el hombre una ventana salvadora
para el futuro: en el plano espiritual, la Iglesia Católica, y en el plano
terrenal, América Latina.
Una antigua leyenda nos cuenta que al borde de un cierto lago había un
acantilado de piedra que crecía a medida que las olas lo acometían, de suerte
que nunca era sumergido, incluso en las mayores tempestades. Hoy en día, este
es el acantilado de piedra, es la Cátedra de Pedro, que tiene en ciernes
grandes revoluciones, burlándose de las herejías, creciendo en fuerza a medida
que sus opositores crecen en rencor. [...] Fue testigo del nacimiento de todos
los países de Occidente. Los ve morir sin temor por sus propios días, que no se
cuentan con la brevedad de los días de una nación. [...]
Para actuar, además, ella también
se sirve de factores humanos. Y de estos, el más promisorio es América Latina.
Aunque los católicos
latinoamericanos hayan pecado como pecaran, no pesa sobre los hombros de sus
naciones, incluso en la infancia, la culpa aplastante de la que [otros
continentes] son reos. [...] Es cierto que a nosotros, como naciones, se nos
podría aplicar la frase de San Agustín: “tantilus puer, et tantum peccator!” – “Tan
joven y ya tan gran pecador!”
Sin embargo, nunca partió de aquí
un grito de herejía. [...] A pesar de las dificultades, nuestras costumbres
conservan mucho de aquella suave urbanidad que es la característica de índoles
cristianas. [...] cuando, por tanto, de la inmensa caldera en que hierven los
restos de nuestra civilización emergieran los primeros principios de un nuevo
orden de cosas, teniendo por base el respeto a la Iglesia, a la propiedad y a
la familia, , sólo la América del Sur ofrecerá al mundo un camino que se
construirá, con sus regiones inmensas, que las crisis económicas no agotan, y
sus pueblos de reservas morales sólidas, que para entonces habrán pasado por el
crisol del sufrimiento, y en ello tendrá formado su temple de pueblos fuertes.
América del Sur será, por tanto,
el gran laboratorio donde la nueva civilización católica se levantará”
Numerosos analistas apuntan a la elección y acción del Papa Wojtyla como
uno de los factores decisivos para el derrumbe del Comunismo moribundo en la
Europa del Este. ¡La elección y la acción del Papa Francisco puede echar por
tierra a su sucedáneo criollo, el neosocialismo populista del siglo XXI,
también él moribundo después de la salida de Hugo Chávez de la escena
latinoamericana!
El Instituto Plinio Corrêa de Oliveira, en las sendas de su inspirador,
no puede dejar de anhelar al nuevo Pontífice, en quien reside el poder de las
llaves, gracias especiales que inspiren sus decisiones soberanas –independientes
de los juicios de los hombres- y su misión pastoral, atenta a las aspiraciones
y necesidades auténticas del rebaño de Nuestro Señor Jesucristo: “Oremos para
que su actuación llene de claridad los espíritus, dé fortaleza a los espíritus,
y de gloria a la Iglesia santa de Dios”.
Fue con este ánimo que el Instituto Plinio Corrêa de Oliveira dirigió al
Papa Francisco el siguiente telegrama:
São Paulo, 14 de marzo de 2013.
A Su Santidad
el Papa Francisco,
Palacio Apostólico
00120 Ciudad del Vaticano
Vaticano
Santidad,
En este momento de júbilo para los católicos, por la elección de un
nuevo Pontífice, el Instituto Plinio Corrêa de Oliveira, sus directores,
miembros y simpatizantes, dirígense a Vuestra Santidad, luego de su elección al
Trono de San Pedro, para prestarle el filial homenaje de su fidelidad.
Vuestra elección llena de especial orgullo y alegría los corazones de
los latinoamericanos, al ver por primera vez en el Solio Pontificio un hijo de
este Continente de la Esperanza, tan amado de Dios y que a lo largo de sus cinco
siglos de historia enriqueció a la Santa Iglesia con el vigor de su Fe y de su
devoción.
Elevemos a Nuestra Señora de Guadalupe, Emperatriz de América,
fervientes oraciones a fin de que Ella obtenga de la Divina Providencia para
Vuestra Santidad sus más escogidas gracias, con vistas a conducir la Barca de
la Santa Iglesia con la sabiduría y la firmeza que las tormentosas
circunstancias del mundo contemporáneo imponen.
Animados por esa esperanza, rogamos a Vos, Santo Padre, nos concedáis
Vuestra Bendición Apostólica.
Instituto Plinio Corrêa de Oliveira
Adolpho Lindenberg
Presidente
Fuente:
Traducción de Diario Pregón de La Plata
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