En la foto: El ex presidente uruguayo Jorge Batlle, involucrado en la causa Feldman
El ex presidente uruguayo, Jorge Batlle, declara ante la Justicia sobre sus posibles conocimientos del caso Feldman. Se difundieron declaraciones de Batlle en las cuales señala que le llamó la atención que el subsecretario del Interior, Ricardo Bernal declarara que esta maniobra no tenía ninguna conexión política, sin que nadie se lo cuestionara.
"¿Cómo sabía que no tiene conexión política ninguna si el asunto estaba en el pleno proceso y no había tenido tiempo de investigar absolutamente nada? Lo mismo se pregunta sobre las declaraciones del propio juez Jorge Díaz "¿Cómo sabe si tampoco tiene el más mínimo conocimiento ni siquiera de cuánta es la cantidad de armas, ni cuál es la naturaleza y el origen de las armas?"
Batlle desmiente tales afirmaciones, y asegura que el fallecido Feldman tenía desde hace dos años vinculación con el líder tupamaro Jorge Marenales.
El ex presidente uruguayo Batlle continúa preguntándose cómo fue posible que ingresara este tipo de armas por la aduana, con qué documentación de importación lo hizo, y por qué acusan a Brasil de estar relacionado con el caso. "¿Dónde está la prueba? ¿Dónde está la documentación? ¿Y por qué dicen que tenía un cáncer terminal?".
Otros cuestionamientos que se plantea el líder colorado son cómo y quién inició el incendio y de qué manera se llevó a cabo para que no afectara los elementos explosivos que albergaba la vivienda. Batlle incluso se pregunta si fue un "incendio para que alguien descubriera o un incendio artificial y accidental".
Batlle también resalta la importancia de definir el origen de las armas. "Las armas tiene todas un origen en el mundo. Pero si no tienen origen y son Kalashnikov, es todavía mucho más grave. "¿Son hechas especialmente sin origen para que nadie sepa de dónde vienen ni quién las manda?"
"¿Desde cuándo precisan pólvora, detonadores y mechas los narcotraficantes? ¿Y desde cuándo precisan rifles con bazookas antitanque? ¿Cuántos arsenales similares a éste hay? ¿Será el único? ¿Y por qué este tipo tenía una barra de oro?"
"¿Por qué lo mataron al tipo? ¿Por qué le metieron 18 tiros? ¿Y por qué a un tipo que tiene 500 armas como mínimo y que tiene seguramente más como me han dicho a mí de fuentes veraces, le mandan a un policía simplemente a golpearle la puerta, como si fuera a dar una notificación? ¿Por qué el tipo mata al policía de entrada? ¿Lo mata porque no se puede entregar, porque si se entrega tiene que decir muchas cosas que no tiene que decir?"
"El único tipo que puede tener más de 500 armas acá, o más, se llama Marenales. No hay otro. ¿De qué alto jerarca del Frente Amplio era amigo (Feldman)? ¿No sería amigo de Marenales? Hay un silencio absoluto. No se permite ver nada, ni dan ninguna información. El gobierno no dice nada, el Ejército no dicen nada, la Policía no dice nada, el juez pidió que lo agarraran vivo y le encajaron 18 tiros", reprocha Batlle.
"¿Por qué el silencio del gobierno y por qué el silencio de los candidatos del gobierno, cuando ellos tienen que pensar que la sospecha principal es contra ellos?", es la última pregunta que se hace el ex presidente.
Historia de los Feldman
Saúl Feldman era socio del Club Uruguayo de Tiro, pero ninguno de sus socios más veteranos lo recuerda.
Miembros con más de 30 años en el club que fueron consultados por el diario uruguayo El País no recuerdan a Feldman en los polígonos de tiro.
"Se ve que no frecuentaba mucho, pero la ficha de socio está", confirmaron miembros de la tradicional institución.
Sin embargo, los socios más añosos comentaron la única anécdota conocida de Feldman: "El padre fue montonero y murió en Argentina en la década de los 60". La anécdota fue comentada en la cantina del club.
El caso al que hacían referencia está documentado en un libro editado en Argentina en julio de 2000: "Por amor al odio. La tragedia de la subversión en Argentina", de Carlos Manuel Acuña.
El hecho de referencia fue la explosión de un arsenal oculto en el primer piso de un edificio sobre la calle Posadas al 1168. Esto ocurrió el 21 de julio de 1964.
El estallido de un explosivo almacenado allí provocó una deflagración en cadena que destruyó siete pisos del edificio.
En su interior había varios integrantes de una incipiente organización guerrillera denominada Fuerzas Armadas de la Revolución Nacional, militantes trostkistas y de otras fracciones que más adelante conformarían el movimiento Montoneros.
Entre los militantes que murieron a causa de la explosión se encontraba Lázaro Saúl Feldman, a quien los socios del club identifican como padre del enigmático dueño del arsenal de guerra.
Lo cierto es que, según la descripción realizada por la reseña histórica, las coincidencias son pasmosas.
En el interior del edificio ubicado en pleno Barrio Norte de Buenos Aires las autoridades hallaron bombas y partes para fabricarlas, munición de varios calibres, una ametralladora PAM, un fusil Beretta, varias armas de puño, más de 100 granadas, proyectiles antitanque, elementos de radiocomunicación, abundante literatura marxista, panfletos, y también planos de unidades militares, comisarías e ingenios azucareros de Tucumán y el noroeste argentino, y Córdoba donde los movimientos guerrilleros identificados con la Revolución Cubana habían planeado iniciar acciones.
En la reseña del episodio escrita por Acuña se señala además que el fallecido Lázaro Saúl Feldman era el líder del incipiente grupo guerrillero. Asimismo asegura, según fuentes de la época, que la explosión ocurrió mientras los miembros del grupo manipulaban material explosivo para la construcción de bombas.
Terrorismo por "¿políticas económicas?"
Mujica sostuvo en una entrevista televisiva que estos casos de suma inseguridad y tensión que se están viviendo en Uruguay en este último tiempo, como el caso de Feldman, son producto de las políticas económicas que se llevaron a cabo 30 o 40 años atrás. En ellas "quedaron excluidas muchas personas" y ahora se estamos enfrentando las consecuencias.
Del mismo modo, se refirió al caso del Buceo, en el que una mujer falleció luego de recibir un paquete con un fuerte explosivo. Ya a la salida del canal advirtió que se tratan de "datos de la economía contemporánea", donde el narcotráfico y el tráfico de armas "son todas cosas que vivimos ahora". "A veces confunden que con una restricción dura esto se termina", afirmó en canal 4 de Uruguay, al tiempo que rechazó la idea. No obstante, remarcó que él es partidario de ejercer "la dureza para el delito profesional" y advirtió que quizás se deban rever las leyes existentes.
Por su parte, Danilo Astori sostuvo que en estos casos confluyen dos factores: las políticas económicas y sociales que no fueron inclusivas, y la realidad internacional en la que cada vez surgen más casos de narcotráfico y tráfico de armas.
2 veces clandestino
El camino de la "clandestinidad" era conocido ya en la década de 1960. Y hace poco más de 10 años, el economista Saúl Feldman Szerman volvió a dar un giro radical a su vida, cuando cambió de actividad, vínculos y hábitos.
Quienes lo frecuentaban y lo habían tratado dejaron de saber de él... hasta el fin de semana pasado, cuando su doble vida quedó al descubierto, o al menos una parte.
Especialmente inteligente, reservado, "buen tipo" y sobre todo "normal". Así definen a Feldman personas que llegaron a tratar con él hasta comienzo de la década de 1990, cuando abandonó los negocios forestales. Primero se desempeñó en Paso Alto y luego gerenció el Fondo Forestal.
Era un hombre que no demostraba sus emociones en situaciones complicadas de negocios, donde otros pueden ofuscarse o molestarse. Con un trato gerencial, amable, sobrio. Que, sobre todo, no llamaba la atención ni en su modo de ser ni de comportarse.
"Si digo que en algún momento sospechamos algo, miento. Nunca tuvimos ningún indicio anormal. Nada nos llamó la atención", comentó un compañero de trabajo hasta principios de los 90.
Otro ejecutivo que lo trataba por la misma época lo definió como "introvertido" y "muy reservado" y resaltó: "Nunca un exabrupto. No escuché que nunca tuviera un problema personal con alguien".
Sí tuvo complicaciones comerciales pero que manejó con su carácter "tranquilo", aunque en ocasiones dejó entrever una "ambición" que llamó la atención.
Feldman evitaba detallar su vida privada.
A las reuniones sociales iba sin compañía. "Era un tipo que siempre estaba solo", dijo un conocido. Y en el trabajo no generaba relaciones que fueran más allá del compañerismo.
Practicaba básquetbol en un club y allí sí entabló vínculos que luego se convirtieron en comerciales en el rubro de la forestación.
Y desde principios de los 90 sus entonces conocidos dejaron de saber de él. Aunque ahora la Justicia sí sabe que Feldman continuó facturando hasta 2007, según los registros de la Dirección General Impositiva.
Atrás también quedaron sus años de "brillante" alumno de la Facultad de Ciencias Económicas, institución a la que ingresó en 1964.
Pocos años después abandonó sus estudios para dedicarse a la militancia, primero a nivel estudiantil y luego político.
Se unió al Movimiento Unificado Socialista Proletario, cuyos integrantes eran conocidos como los "muspos". Se trataba de una escisión del Partido Socialista, de corte violenta.
Además, frecuentaba la Asociación Zhitlovsky, vinculada a corrientes marxistas. Allí también concurrió diariamente de niño a la Escuela Idish. Luego, y hasta fines de los 90, estuvo vinculado institucionalmente a la comunidad judía.
Feldman retomó los estudios universitarios ya en tiempos de dictadura. Sus compañeros de generación dicen que pudo recibirse de economista en poco tiempo porque había adelantado varias materias y tenía mucha capacidad. Instaló su estudio en la Ciudad Vieja, en la calle Buenos Aires, despacho que mantuvo hasta la actualidad.
"Él siempre decía que los economistas eran distintos a los contadores. Por eso me río cuando escucho hablar del contador Saúl Feldman", dijo un conocido.
Historia de la familia Feldman
El 26 de marzo de 1964 en la República Argentina, el Director de Gendarmería Nacional, General Julio R Alzogaray dijo que éste no era "un hecho aislado", sino "el primer paso de una Guerra Revolucionaria" en nuestro país y acotó, que a pesar de que "ciertas autoridades" y el público fueran remisos "a creer la realidad", esa Guerra Revolucionaria ya había comenzado.
El 21 de julio explotaba por accidente la bomba en el primer piso del edificio de la calle Posadas 1168, quedando destrozados por sucesivas explosiones la PB y siete pisos del edificio. Se encontraron, bombas y partes para fabricarlas, munición de varios calibres, una ametralladora PAM, un fusil Beretta, varias armas cortas, más de cien granadas, proyectiles antitanque elementos de comunicaciones, revistas cubanas, literatura marxista, panfletos, planos y croquis de unidades militares, comisarías e ingenios azucareros de Tucumán y del noroeste argentino y Córdoba.
En la explosión murieron terroristas que fueron identificados como Lázaro Saúl Feldman -cabecilla del grupo-, Hugo Pelino Santilli (médico de FOTIA), Raúl Reig y Carlos Schiavello; también murió Angel Bengochea, líder de las FARN (Fuerzas Armadas de la Revolución Nacional), que manifestaba simpatías por el peronismo, aunque su doctrina era trotskista y partidaria del accionar violento.
La documentación hallada permitió establecer la directa relación entre ese grupo y los planes cubanos para el Noroeste Argentino, que desde hacía un año venía montando el EGP de Masetti en Salta, Jujuy, Catamarca, La Rioja, Tucumán, Córdoba y Santiago del Estero, lo que reveló no solamente la existencia de esa célula, sino también una notable capacidad operativa con buena logística, demostrada por la calidad de los trabajos realizados, especialmente en lo referido a los datos de inteligencia de las Fuerzas y de Seguridad.
Con este descubrimiento se pusieron en evidencia no sólo planes estratégicos y tácticos para la guerrilla rural, sino también la urbana, sobre la base del "Manual del Guerrillero Urbano" del brasileño Carlos Marighella, con lo que se estaba anunciando lo que pasaría después con el estímulo, cooperación e instrucción del Partido Comunista de Cuba.
Años más tarde, en 1999, el hijo del "comandante segundo", Jorge Masetti (h), quien pasara por las filas del castrismo y del ERP, se fugó de Cuba con su familia y escribió un libro, titulado "El furor y el Delirio". En uno de sus párrafos dice: "Hoy puedo afirmar que por suerte no obtuvimos la victoria, porque de haber sido así, teniendo en cuenta nuestra formación y el grado de dependencia de Cuba, hubiéramos ahogado el continente en una barbarie generalizada. Uno de nuestras consignas era hacer de la Cordillera de los Andes La Sierra Maestra de América Latina, donde, primero hubiéramos fusilado al enemigo, después a los opositores y luego a los compañeros que se opusieran a nuestro autoritarismo".
Por Fernando Lema, para El Ojo Digital