MONS. HÉCTOR AGUER, Arzobispo de La Plata y miembro de la
Academia Nacional de Ciencias
Morales y Políticas, que esta semana fue uno de los 36 Padres Sinodales designados expresamente por el Papa
Benedicto XVI para participar de la XIII Asamblea General Ordinaria
del Sínodo de los Obispos que tiene como tema “La nueva evangelización para la transmisión de la fe
cristiana”, y se realizará en
el Vaticano, desde el 7 al 28 de octubre, destacó en su reflexión
televisiva semanal, en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (América
TV), que este mes, para la Iglesia , es el mes de La
Biblia .
Cabe destacar que el
nombramiento es una valiosa distinción para el Arzobispo de La Plata pues el Santo Padre nombró sólo 36 Padres sinodales, de los cuales 12 son
cardenales, 20 arzobispos y obispos, y 4 sacerdotes. Entre ellos está Mons. Héctor Aguer y otros 7 latinoamericanos, que participarán junto
con los obispos que representan a los distintos episcopados del mundo (más datos en www.ucalp.edu.ar).
En su columna
televisiva, hoy, manifestó que este mes de
septiembre “es conocido en la Iglesia Católica como el mes de la
Biblia ” porque “el 30 de
este mes se celebra la fiesta litúrgica de San Jerónimo”, quien “vivió
entre los años 340 y 420, orientó la mayor parte de su trabajo personal, como
intelectual que era y como sacerdote, al estudio de la
Sagrada Escritura”. Y recordó que “el
Papa Dámaso, del cual fue secretario, le encargó una
versión latina de la
Sagrada Escritura que, como ustedes saben, está escrita
originalmente en hebreo y en griego. San Jerónimo realizó esa traducción latina
que ha pasado a la historia con el nombre de Biblia Vulgata. Por eso la
Iglesia venera a San Jerónimo y nos lo propone como patrono
en la lectura y en el amor a la Sagrada Escritura”.
Señaló que hay dos traducciones hechas en nuestro país: “la
llamada “El Libro del
Pueblo de Dios”, debida principalmente
al trabajo de un sacerdote platense, Mons. Armando Levoratti, y la que elaboró en La
Plata Mons. Juan Straubinger,
un sacerdote alemán que, él solo, tradujo la
Biblia entera, con
abundantes notas explicativas muy útiles para una lectura espiritual”.
Además explicó que “la Sagrada Escritura
es como una carta que Dios nos ha dirigido” y afirmó que nos encontramos “en
los libros bíblicos con un despliegue literario y cultural admirable. Desde el punto de vista literario, artístico,
podríamos decir que no hay libro en toda la historia de la humanidad que tenga
la belleza y la variedad de la Biblia ”.
Además destacó que para los cristianos “tiene un valor superior porque
allí encontramos la Palabra
de Dios. Por eso en este mes
de septiembre la Iglesia quiere exhortarnos
a que hagamos de la lectura bíblica la fuente de nuestra oración, de nuestra
meditación, de nuestra reflexión, de nuestro crecimiento en la fe”.
Mons. Héctor Aguer indicó que “para acercarse cristianamente a la
Biblia hay que tener en
cuenta que esos libros constituyen una unidad. El Antiguo y el Nuevo Testamento
están íntimamente vinculados entre sí. San Agustín decía
que en el Antiguo Testamento el Nuevo está latente, y en el Nuevo el Antiguo se
hace patente”.
Pidió tener en cuenta, al leer la
Biblia , “que
lo que tratamos de buscar en ella es a Cristo. Siempre buscamos a Cristo: en el Antiguo Testamento
porque profecía de Cristo y en el Nuevo porque es expresión, testimonio de
Cristo, de su vida, de su muerte y resurrección, de su enseñanza. Allí tenemos entonces la fuente de la más auténtica
espiritualidad cristiana”.
Por último comentó que “existen muchos comentarios de la
Biblia ” con “los comentarios exegéticos, obras que ofrecen
explicaciones científicas desde el punto de vista lingüístico, histórico,
cultural, etc.; pero lo que nos
importa es leerla con el espíritu con que fue compuesta. Es decir invocando al Espíritu Santo para que nos ayude
a hacer fructuosa esa lectura y ayudándonos, sobre todo de las notas que
ilustran el texto en las ediciones católicas con comentarios doctrinales y
espirituales que proceden de la tradición de la Iglesia y especialmente de
los Santos Padres”.
Adjuntamos el texto completo de
la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:
“El mes de septiembre es conocido
en la Iglesia
Católica como el mes de la Biblia y eso es porque el 30 de este mes se
celebra la fiesta litúrgica de San Jerónimo”.
“San Jerónimo, que vivió entre
los años 340 y 420, orientó la mayor parte de su trabajo personal, como
intelectual que era y como sacerdote, al estudio de la Sagrada Escritura ”.
“El Papa Dámaso, del cual fue
secretario, le encargó una versión latina de la Sagrada Escritura
que, como ustedes saben, está escrita originalmente en hebreo y en griego. San
Jerónimo realizó esa traducción latina que ha pasado a la historia con el
nombre de Biblia Vulgata. Por eso la
Iglesia venera a San Jerónimo y nos lo propone como patrono
en la lectura y en el amor a la Sagrada Escritura ”.
“En la Biblia , junto con la
tradición tenemos la fuente de la revelación de Dios. Dios nos ha hablado con
palabras humanas. A lo largo de siglos ha ido inspirando a los autores bíblicos
para poner por escrita lo que él quería comunicarnos”.
“Algún Padre de la Iglesia ha dicho que la Sagrada Escritura
es como una carta que Dios nos ha dirigido. Nos encontramos en los libros
bíblicos con un despliegue literario y cultural admirable. Desde el punto de
vista literario, artístico, podríamos
decir que no hay libro en toda la historia de la humanidad que tenga la belleza
y la variedad de la Biblia ”.
“Pero para nosotros tiene un
valor superior porque allí encontramos la Palabra de Dios. Por eso en este mes de
septiembre la Iglesia
quiere exhortarnos a que hagamos de la lectura bíblica la fuente de nuestra
oración, de nuestra meditación, de nuestra reflexión, de nuestro crecimiento en
la fe”.
“Para acercarse cristianamente a la Biblia hay que tener en
cuenta que esos libros constituyen una unidad. El Antiguo y el Nuevo Testamento
están íntimamente vinculados entre sí. San Agustín decía que en el Antiguo
Testamento el Nuevo está latente, y en el Nuevo el Antiguo se hace patente.
Efectivamente es así; todo el Antiguo Testamento es una gran profecía de
Cristo. Y la revelación del Nuevo Testamento, los cuatro Evangelios y los
escritos de los Apóstoles, han venido a coronar ese proceso de inspiración
divina por la cual nosotros contamos con esta fuente de nuestra fe”.
“Entonces tener en cuenta, al leer
la Biblia , que
lo que tratamos de buscar en ella es a Cristo. Siempre buscamos a Cristo: en el
Antiguo Testamento porque profecía de Cristo y en el Nuevo porque es expresión,
testimonio de Cristo, de su vida, de su muerte y resurrección, de su enseñanza.
Allí tenemos entonces la fuente de la más auténtica espiritualidad cristiana”.
“Existen muchos comentarios de la Biblia ; además de los
comentarios exegéticos, obras que ofrecen explicaciones científicas desde el
punto de vista lingüístico, histórico, cultural, etc.; pero lo que nos importa
es leerla con el espíritu con que fue compuesta. Es decir invocando al Espíritu
Santo para que nos ayude a hacer fructuosa esa lectura y ayudándonos, sobre
todo de las notas que ilustran el texto en las ediciones católicas con
comentarios doctrinales y espirituales que proceden de la tradición de la Iglesia y especialmente de
los Santos Padres”.
Quiero señalar al respecto dos
traducciones hechas en nuestro país. La llamada “El Libro del Pueblo de Dios”,
debida principalmente al trabajo de un sacerdote platense, Mons. Armando
Levoratti, y la que elaboró en La Plata Mons. Juan Straubinger, un sacerdote alemán
que, él solo, tradujo la Biblia
entera, con abundantes notas explicativas muy útiles para una lectura espiritual”.